Hola!
Hace milenios que no publicaba nada que no fuera para un "reto" pero en fin, este (por lo pronto) One-Shot va especialmente dedicado a mi amadisíma portavoz Kikyo Taisho.
Como regalo de cumpleaños.
¡Ojala te lo hayas pasado super bien!
¡Cumple muchos más!
Te quiero.
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Swirl of sand
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Maldice al calor por milésima vez, odia con todo su ser hacer misiones en Sunagakure; lo peor es que al parecer la vieja Hokage lo sabe y por ello lleva más de seis meses dándole misiones a dicha aldea.
Toma su bebida de un solo trago, apenas ha cumplido la mayoría de edad y ya le ha nacido un gusto por las bebidas alcohólicas. No toma mucho ni muy frecuentemente pero en días como este, no podía abstenerse de tomar aunque fuera una.
Frunce el ceño y comienza a pensar toda una serie de improperios sobre su suerte y cierto hombre de cabellos rojos. No necesita darse la vuelta para saber que por la puerta hace acto de presencia el hombre que jodía tanto su existencia.
El Kazekage.
Desde que se había enterado que había sido parte del equipo de Sasuke no ha perdido oportunidad alguna para intentar "hablar" con ella. La primera vez lo había hecho solo por miedo a que una negativa lo molestara y eso fuera a parar a oídos de Tsunade.
No había tardado más de dos minutos en enojarse, la había tratado como una mujer influenciable ¡Cosa totalmente falsa!
Ella es una mujer centrada y con objetivos claros, si alguna vez había seguido a Sasuke era cosa del pasado. El muy bastardo la había abandonado luego de ganar la guerra, había tenido la suerte de que Naruto la defendiera; claro que hacer misiones era molesto pero por lo menos le pagaban y tenía el apoyo del rubio siempre que se metía en problemas.
No estaba tan mal.
Desde ese día evitaba a toda costa quedarse sola con el sujeto. Se queda quieta y sigue tomando tranquilamente, en algún momento se ira y ella podrá hacerlo también. Además tiene el Kagura Shingan, podría ocultar su chakra e irse sin que la viera.
— Karin. — La voz del hombre que tanto intenta evitar la sobresalta, ¿Cómo había podido burlar su Kagura Shingan? No es imposible, se gira lentamente y un leve mareo la ataca. Sus sentidos ya estaban abrumados por el alcohol, chasquea la lengua, eso no era bueno.
— Tenemos cosas de que hablar — lo mira con fastidio, quiere gritarle que la dejara en paz, que lo que haga de su vida debe valerle mierda pero no lo hace; aun está bastante lucida como para empezar un escándalo.
De momento.
Ve cómo se sienta a su lado y pide tranquilamente un trago, suelta un suspiro y decide escucharlo de nueva cuenta. Con un poco de suerte lo olvidará al despertar.
—Bien, escupe ya — dice con un ademan de manos para luego tomar lo que quedaba de su bebida de un golpe — al mal paso darle prisa. — Susurra para sí misma.
Él suelta un suspiro y eso ya es mal comienzo, ella es la que debería estar fastidiada.
— Me gustaría saber más de ti. — Lo ha dicho tranquilo como si en verdad ese fuera su propósito, su vista esta fija al frente como si hubiera algo más interesante que mirar ahí — quisiera conocerte mejor y sé que va a ser difícil debido a ese rencor que consume tu alma — casi suelta una carcajada ante eso, es casi como escuchar al estúpido Naruto, piensa. — Me gustaría poder ayudarte — Me ve directamente con unos ojos tranquilos pero con un brillo de empatía.
Bufa por lo bajo, no entiende realmente su afán por salvarla, el encargado le sirve otro trago justo como se lo pide. Está cansada y no quiere lidiar con él pero sabe que es perseverante y no la dejará en paz.
Jodida… estaba realmente jodida.
— No necesito que me ayude Kazekage-sama — no ha necesitado la ayuda de nadie y no iba a empezar ahora. — Estoy bien, más que bien de hecho. — Ignora su presencia, esperando que se dé por vencido.
— Puedo ver en tus ojos que eres un alma pura que ha sido corrompida por el sufrimiento — siente su mirada, fija, de pronto sus nervios se hacen presentes. Culpa al alcohol, sin más, porque eso que siente ahora no es atracción… ¡No lo es! — Tienes esperanzas de salir de esa oscuridad que te cubre. — Le acomoda un mechón de cabello tras la oreja y un escalofrió recorre su columna, sin pensarlo voltea a mirarlo. — Solo debes de darte la oportunidad de ser mejor.
Por primera vez se pierde en el color de sus ojos, siente sus mejillas arder y la boca seca. ¿Acaso le está pasando de nuevo?, no.
¡Es el maldito alcohol!
— No quiero ser mejor — le dice mientras recuesta su cara en su hombro — solo quiero ser yo… —y que me amen así, piensa sin decirlo porque aun cuando esta ebria no lo dirá. Tiembla un poco y una lágrima cae por su mejilla. Había hecho tanto por Sasuke y aun así no había ganado ni un poco de su aprecio.
¿Era tan mala?
Tal vez no fuera perfecta pero aun así… quería ser querida por lo que era.
Aún en su estado puedo notar como algo en él se remueve.
— ¿Tu vida es tan mala como la mía? — Pregunta con curiosidad insana.
— No sé si mi vida sea igual o peor que la suya pero lo que si le digo es que el dolor ha sido mi maestro desde que yo recuerdo — dice tranquilamente, como si eso ya no le afectara, sin notarlo esta ya recargada en su hombro mientras él rodea su cintura. — Yo no sé lo que has sufrido pero se lo que se siente, y no deberías reprimirte. — La abraza con delicadeza y ella muy en el fondo se enternece por gesto. — Se tu misma sin restricciones, solo se libre. Yo sé que no es tan malo mostrarse como realmente es. — La separa un poco y toma su mentón obligándola a verlo, su aliento choca con su rostro, quizá si no estuviera tan embelesada hubiera podido notar el olor a alcohol que también desprende el Kazekage.
Se miraran a los ojos, cada uno queriendo descubrir lo que pasa por la mente del otro. Quizá era este el resultado que buscaba el pelirrojo y quizá era lo que la ojirroja necesitaba.
— Es realmente hermosa y es un desperdicio que guardes todo lo malo en tu corazón — susurra quedamente, como si hubiera querido decirlo solo para él o como si lo hubiera pensado en voz alta.
Si Gaara estuviera sobrio se hubiera retirado pero en el instante hay algo en aquella chica que lo atrae… que lo incita a besarla, por lo menos para comprobar si sus labios son tan suaves como parecen.
Guiado por el sentimiento acorta la distancia entre ellos aun a pesar de la voz en su cabeza que le pide no hacerlo. El contacto solo dura un segundo, el pelirrojo espera que ella reaccione, que diga algo pero no lo hace.
Por su parte, ella sigue en trance, aquel beso casto y puro ha removido más en ella de lo que se pudo imaginar, porque le ha gustado.
Ahora es ella quien arremete contra sus labios.
Ambos se pierden en aquel acto, saborean sus cavidades como si dulces fueran. La intensidad sube y aun así ninguno para. Cuando por fin se separan se hacen consientes de las miradas ajenas, un rubor cubre el rostro de la Uzumaki y él sabe la razón de eso. Se levanta y extiende su mano hacía ella.
— Deberíamos irnos a otro lugar. — Tal vez estuviera ebrio pero aún tiene un poco de conciencia y sabe que no puede estar dando ese tipo de espectáculos. Ella simplemente asiente y toma su mano, nadie dice nada al verlos partir, ni siquiera el dueño aun cuando se están yendo sin pagar.
Los orbes carmesí contemplan la silueta del Kazekage bajo la luz de la luna, su cabello rojo brillante un poco más oscuro que el suyo, sus ojos claros y su piel tostada. En ese instante se da cuenta que por mucho que lo niegue si tiene una atracción por él.
No se ha dado cuenta cuanto tiempo han caminado pero cuando escucha la voz del pelirrojo invitándola a pasar lo hace sin más. Ambos se sientan en la sala, el silencio se vuelve un poco incómodo pues ningún sabe cómo actuar.
¿Seguir con lo que han dejado o detenerse de una vez?
Ella traga duro y lentamente se quita los anteojos, con los nervios a flor de piel los coloca sobre la mesita del centro de la habitación. Lo mira una vez más solo para cerciorarse de que no habrá culpas.
Se acerca lentamente hasta que sus labios se juntan, él corresponde el beso sin pensarlo. Karin rodea su cuello con sus brazos, apegando más sus cuerpos.
Él coloca su mano sobre su nuca profundizando el beso, poco a poco la recuesta sobre el sofá sin romper el contacto. Muerde ligeramente su labio, introduce su lengua en su boca buscando la suya, no necesita incitarla pues la fémina responde de inmediato.
Sus lenguas danzan en sincronía, ella suelta un gemido, el pelirrojo baja por su cuello entre besos mientras la ojirroja se dedica a disfrutar del tacto, echa su cabeza hacía atrás dándole más libertad.
Las manos del hombre recorren su cuerpo desde sus rodillas hasta su cintura deleitándose con la suavidad de su piel. Sus dedos se ciernen al borde de su blusa, comienza a levantarla lentamente mientras sigue besando su cuerpo, la blusa sale y termina botada en algún lugar.
Ella imita su actuar deshaciéndose de su camisa, recorre su pecho con sus manos. Besa su cuello y pecho mientras lo escucha gruñir. Se dejan caer de nueva cuenta sobre el sillón, las manos del pelirrojo vuelven a descender por su cuerpo, acariciándola, lo siguiente que sabe es que su short termina de la misma forma que su blusa.
Él se detiene un momento para contemplarla, su cabello revuelto, su rostro jadeante y su delgada anatomía cubierta solo por la ropa interior y las largas medias negras que lo provocan a un más.
Besa el espacio entre sus pechos mientras sus manos deslizan los tirantes de su sostén, ella se arquea un poco y el pelirrojo aprovecha para desabrochar la prenda. Se inclina para besarla, en la boca y cuello, junto a su oído le dedica unas palabras.
— Eres hermosa. — Dice con voz ronca y la despoja de aquella prenda que cubría sus pechos. Sus labios llegan a uno de sus pechos y se dedica a atenderlo, besando, lamiendo y succionando. Ella enreda sus dedos en su cabello en una silenciosa petición. La mano derecha del pelirrojo masajea su otro pecho, los gemidos de la pelirroja se vuelven más intensos a medida que el tiempo pasa.
Él la besa de nuevo en la boca mientras las manos de ella recorren su pecho hasta llegar a sus pantalones y los desabrocha, el pelirrojo se incorpora y se deshace de este. Vuelve a acariciar su cuerpo, ella rodea su cintura con sus piernas. Sus sexos se frotan aun sobre la tela de sus últimas prendas.
Él suelta un gemido ahogado ante aquella fricción, se inclina sobre su cuello para besarlo y dejar algunas marcas, sus manos liberan sus cuerpos y se deshace de sus bragas. Abre sus piernas y con su mano derecha recorre su intimidad.
Ella esta húmeda y deseosa por lo que no retiene el gemido que aquella caricia le provoca. Frota su clítoris con su dedo pulgar haciendo pequeños círculos, desciende hasta quedar a la altura de su sexo. Usa su lengua para saborearla por dentro, los gemidos salen de ella al instante, eso hace que su entre pierna se endurezca aún más.
Regresa a tomar sus labios, ella prueba su propio sabor y eso la excita de sobremanera. Baja su mano hasta su entre pierna e introduce su mano en su bóxer, toca su virilidad y comienza a masajearla lentamente, él gruñe en respuesta. Besa su cuello mientras sigue con su caricia.
Ella lo empuja suavemente para intercambiar de posiciones, le saca el bóxer y lo acaricia una vez más. Baja hasta su miembro y lo lame tímidamente, su sabor le parece delicioso; se lo lleva a la boca chupándolo y lamiéndolo, deleitándose con los gemidos que le provoca.
Extasiado coloca sus manos en su cabeza marcándole el ritmo que le complace, ella lo deja hacer, luego de unos minutos la detiene, parece que quiere protestar pero se ve acallada por un beso. Las sostiene de la cadera y terminan sobre el sillón, coloca su duro miembro sobre su entrada y se introduce en ella de una sola estocada.
Ella muerde su labio silenciando su gemido, pero su placer es evidente. Comienza a mover las caderas con lentitud, disfrutando de la sensación de tenerlo dentro; él toma su pecho entre sus labios, acariciándolo con la lengua. Aumenta el ritmo un poco mientras sus gemidos se vuelven más audibles, enreda su cintura con sus piernas como antes lo había hecho para que las estocadas sean más profundas.
Se besan nuevamente mientras sus lenguas batallan dentro de sus bocas, los gemidos de ambos se pierden en aquel acto. En un momento el pelirrojo se levanta y la recuesta sobre el sillón, lleva una de sus piernas por encima de su hombro penetrándola profundamente, su ritmo se vuelve más fuerte y salvaje pero procurando no lastimarla – nunca había estado con una mujer pero tenía noción de lo que debía hacer – la sigue embistiendo de la misma forma, ella lleva sus manos a sus pechos acariciándolos ante su mirada.
Aquello lo termina de enloquecer, por lo que aumenta un poco más su velocidad. Siente como ella se contrae sobre su miembro, ambos cierran los ojos ante el inminente final.
El orgasmo les llega, fuerte y delicioso; sus respiraciones se vuelven agitadas mientras el placer baja uniforme. Él sale de su interior y ella le besa suavemente.
Se observan mutuamente durante un segundo, se acerca a ella y la carga ante su sorpresa. Camina por el pasillo y la pelirroja enrojece de inmediato; abre una puerta y entran a lo que cree, es su habitación. La recuesta en la cama y se acuesta junto a ella, la abraza y se cubren con las sábanas blancas.
Ella se acomoda sobre él y termina profundamente dormida. El pelirrojo se queda mirándola un poco más mientras intenta ignorar la voz en su cabeza que le dice que lo que ha hecho es un error.
Sin darse cuenta termina igual de dormido que ella.
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N/A: Si eso fue todo por ahora jaja si alguien (Andy) se pregunta porque el mundo ninja diré que es... Porque me gusta hacer este tipo de historias en el mundo ninja, porque incluso en el deberían pasar este tipo de cosas (Los ninjas no eran santos jaja).
En fin, ¿habrá más capítulos? Si, si los habrá, ¿Cuantos serán? No sé, quizá uno quizá dos, depende de que tan largos me salgan.
Eso es todo, mi amada portavoz ojala te haya gustado.
¿Me regalan un review?
