Dia de fiesta
-¡Vamos Yoru, que llegamos tarde!-Gritó un joven elfo nocturno de pelo azul claro como el cielo despejado.- ¡Se nos va a hacer de noche!-Portaba un largo arco bajo el brazo, en ambos lados de la cadera tenía una daga y una espada de excelentes manufacturas, aunque algo melladas por el continuo choque de las armas, una armadura de cuero prácticamente nueva, un cinturón de tela cubría el otro de cuero. Los pantalones estaban completamente rasgados, ya habían visto muchas batallas en su escasa existencia, a diferencia del peto, que estaba intacto. Una pantera corría a su lado a toda velocidad, mientras aullaba y rugía de contento.
Una elfa nocturna de pelo blanco recogido en una hermosa coleta lo seguía, embutida en una armadura de mallas de varias piezas muy variadas en perfecto estado, la espada era de una manufactura elegantísima, el brillo del sol se reflejaba en ella como si fuese un espejo. Los seguía jadeante, no se podía comparar el peso de la armadura de mallas con la de cuero.
-¡Espera, Terass!-Gritó mientras se apoyaba en una palmera para recuperar aliento. Otro felino caminaba a su lado, aunque este era más grande que el otro, y visiblemente más fuerte… y podía hablar.
-Déjalo, ya sabes lo que le gusta nadar, Yoru.-Levantó un poco la cabeza para mirarla a la cara, mientras ella le contestaba:
-Sí, pero que no se adelante tanto… yo no soy capaz de seguir su ritmo…
-Haberte traído el sable de la noche.
-Debería de haberlo hecho.-Se quejó. Reanudaron la caminata colina arriba, por el camino escasamente empedrado, entre las colinas de la jungla del valle de Tuercespina. Llegaron por delante de una especie de barco estrellado contra una montaña, aunque estaba en tierra firme, guardada la entrada por dos goblins armados con martillos y una rodela cada uno. Por dentro había un túnel que conducía a la ciudad de la Bahía de Botín, lugar donde los bucaneros depositaban sus tesoros y los guerreros de la horda y la alianza dejaban a un lado sus diferencias raciales… por las leyes del lugar. Si no fuera por aquello, en aquel preciso momento estarían partiéndose la crisma los unos contra los otros sin remordimientos. Pasaron de largo de aquel túnel y se adentraron en una especie de puerto pequeño, apenas cabían un par de barcas, aunque estaba lleno de bucaneros, casi todos armados con cuchillos.
-Eh… Yoru, no creo que sea buena idea…-Dijo Terass cuando vio a los piratas.-Son muchos.
-Da igual, entre los tres podemos con todos… Y luego a tomar el sol.-Dijo con una sonrisa. Aquellas palabras parecieron darle ánimos a Terass, que ya cargó una flecha en el arco.
-Pues terminemos con ellos cuanto antes…-Isisnir, al ver que su compañero cargaba la flecha, ya flexionó los músculos para atacar. Yoru también cargó una flecha en su elegante arco, y Tazz hizo lo propio que la mascota de Terass. Ambos cazadores lanzaron una flecha, acertando en dos bucaneros distintos, atravesándoles el cráneo y salpicando la arena de sangre, llamando la atención de los otros. Se lanzaron al ataque contra los tres guerreros y la pantera, mientras que Tazz e Isisnir saltaban sobre otros dos, mordiéndoles en la yugular y arrancándoles la garganta entera. Quedaban dos. Yoru tiró su arco a un lado, desenfundando la espada. Arremetió a uno de los bucaneros, atravesándole sin dificultades el estomago de la estocada propinada mientras Terass daba un corte limpio en la costilla y lo derribaba.
-Tienes razón Yoru, no nos duraron nada.-Comentó Terass con cierto sarcasmo mientras sacaba la espada del cuerpo.
-¿Ves? ¡Tienes que confiar más en mi instinto femenino!-Tazz y Terass la miraron de soslayo como si desconfiasen.-¿Qué?
-Nada… nada…-Contestó Tazz mientras Terass tosía disimulando la risa que le entró.
-Vamos a la playa, por una vez en la vida, tendremos un día de fiesta.-Dijo el joven elfo nocturno.-Isisnir, si tienes hambre tienes total libertad para comerte a estos desgraciados.-Le dijo a la pantera que ya estaba arrancando la carne de uno de los bucaneros.
-¡Al agua patos!-Exclamó Tazz mientras se volvía un elfo nocturno. El pelo era un poco más oscuro que el de Terass y la piel bastante más oscura.
-Tazz… Tápate un poco por favor.-Aconsejó Yoru azorada al ver que el elfo nocturno estaba completamente desnudo. Terass, como si aquello le fuese indiferente, pegó un bufido levantando un mechón de pelo azul. De la mochila quitó un pedazo de tela como si fuera algo de ropa interior y se lo lanzó al elfo nocturno.
-Gracias, Terass.-Dijo mientras se ponía la prenda.-Quitaos la ropa vosotros también ¿no?
-Eh… sí, enseguida…-Dijo Yoru mientras se iba detrás de unas palmeras.
-De verdad, no sé qué complejos tendrá ella para no estar con nosotros si vamos a estar en calzoncillos.-Dijo Terass a Tazz mientras se empezaba a desabrochar las correas de la armadura, dejando al descubierto el musculoso cuerpo que la caza y la lucha le habían proporcionado y la enorme cicatriz del estómago que le había dejado el elfo sangriento en Ventormenta.-Aunque en tu caso creo que… no.
-Bueno, bueno, no puedo hacerle nada, si mi ropa se me cae cuando estoy en forma felina.-Se quejó el elfo nocturno. Al cabo de un rato, Yoru volvió con ellos, en ropa interior. Ambos elfos se quedaron de piedra al ver lo bonita que era sin la armadura, aunque ella parecía disfrutar de su… ¿admiración?
-Venga, al agua, elfitos.-Dijo mientras echaba a correr y empezaba a nadar en el mar. Tazz y Terass echaron a correr y se zambulleron en el agua, buceando intentando alcanzar a la hermosa elfa. Ambos la pillaron por debajo del cuerpo en apenas unos segundos, la levantaron y entre risas, la zambulleron con ellos dentro del agua. Cuando salieron, los tres estaban riendo a carcajadas, mientras Yoru les gritaba:
-¡Sois unos cerdos, haberme avisado!-Terass le contestó:
-¡Oh, venga ya, si no, no sería tan divertido!-Yoru siguió riendo y volvió a Zambullirse, para alcanzar el islote que había unos pocos metros hacia el oeste. Los tres llegaron y subieron a una pequeña colina, sentándose espaldas contra espaldas dejando que el sol calentase su piel. Al cabo de un rato, Terass dijo:
-Vaya, no hay mucho que hacer ahora… ¿No?
-Pues… no, la verdad.-Coincidió Tazz-Deberíamos… no sé, hacer algo.
-Tranquilos, he reservado algo para la ocasión, pero para más tarde.-Dijo Yoru mientras miraba el sol que se ocultaba bajo el mar.
-¿El qué?-Preguntó Terass dando la vuelta a la cabeza.-Anda, bonita puesta de sol.-Tazz parecía haberse dormido.
-Mmmm… Sí.-Dijo Yoru.-Y es una sorpresa.-Le contestó guiñándole un ojo. Entonces Tazz parecía haberse despertado.
-¿¡Qué sorpresa!?-Terass, ante la reacción del druida, y el empujón que le propinó con la espalda, resbaló por la colina y cayó derechito al agua, empapándose de nuevo.
-¡¡Tazz, te juro por Elune que te destripo en cuanto pueda!!-Volvió a subir la colina y se sacudió la cabeza intentando secarla. Tazz y Yoru se quejaron:
-¡Estate quieto!
-¡Pues no haberme tirado al agua!-Cuando acabaron de hacer el tonto, los tres volvieron a sentarse, dejando que el sol volviese a calentarles. Estuvieron allí una hora más, hasta que el sol terminó de llegar hasta el extremo del mar, tiñendo el agua de un dorado espectacular.
-Será cosa de volver…-Propuso Tazz con cierta tristeza.-Ya nos enseñarás la sorpresa, Yoru.
-A fin de cuentas la tengo en la mochila.-Contestó.-Bueno, vamos otra vez.-Se levantó y tiró al agua en un abrir y cerrar de ojos. Tazz y Terass la siguieron, volviendo a hacerle la jugarreta que hicieron al principio. Ésta vez, ella cogió sus cabezas y les zambulló bajo el agua mientras ellos se reían a carcajadas y atragantándose cuando el agua les llegó a la boca. En breves volvieron a llegar a la orilla, mientras los últimos rayos de sol les llegaban, aprovecharon para secarse en la arena. Cuando Tazz pensó que Yoru se había dormido, le dijo a Terass:
-Aprovecha que se ha dormido, vamos a mirarle la mochila…-Yoru lo interrumpió:
-Te he oído, majo.-Tazz se quedó de piedra y calló al instante, volviendo a tumbarse en la arena. Cuando se secaron del todo, volvieron a ponerse la ropa, excepto Tazz, quien tuvo que ponerse ropa de Terass para poder taparse. Yoru trajo su mochila con varias bebidas y abundante comida.
-Hala, aquí la sorpresa.-Dijo mientras cogía una petaca de whisky y se la llevaba a la boca a beber.
-¡Genial, me moría de hambre!-Gritó Terass mientras cogía una pinta de cerveza y un queso enano del fuerte. Estuvieron comiendo y bebiendo hasta bien entrada la noche, al lado de Bahía del botín, encendieron una hoguera y siguieron comiendo y bebiendo. A partir de ahí, Terass lo vio todo borroso, lo único que recordaba, era que habían hecho una pequeña fiesta… y que a la mañana siguiente se despertó en Bahía del botín en una cama de una posada… desnudo y con una humana también desnuda al lado. Era bellísima, pelo castaño, ojos negros como el azabache, unas facciones refinadas como la porcelana… sin embargo, Terass no estaba contento.
-Ay madre… en qué lío me he metido…-Entonces la humana se levantó de la cama, dejando al descubierto sus pechos firmes y hermosos mientras lo miraba con infinita dulzura.
-Hola, cariño.-Terass sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda, estaba metido en un lío del que no sería capaz de escapar fácilmente.
-Ho… hola…-Enrojeció como un tomate sin saber qué hacer.
