Disclaimer: Avatar: la leyenda de Aang no me pertenece, todos los derechos reservados a sus creadores, esta pareja hubiese sido canon si los personajes me pertenecieran…
"Este fic participa en la 'Semana Tokka' del Foro ¡El Cometa de Sozin!"
Instantes perdidos
La primera vez que Sokka vio a Toph no pensó otra cosa fuera del "parece un niño muy sucio y arrogante" y pudieron haber sido esos pensamientos los que lo llevarían a entablar una amistad así de fuerte con la Bandida Ciega, la cual llevaría por años incontables, aún después de que su hermana lo hiciera tío tres veces.
El primer instante en que la joven dejó de parecer "un niño muy sucio y arrogante", fue cuando el muchacho de la Tribu Agua quiso cortarse la cabeza, porque ¿cómo no iba a prever que ella se convertiría en una mujer de bellas curvas, completamente superada de sus amores de la pre-adolescencia?
Quizá por eso se había perdido de ser el padre de su primera hija, de poder amarla él primero antes que nadie y así evitarle las lágrimas que en ese mismo segundo le mojaban el pecho. Podría estar haciendo mil cosas para hacerla feliz, si hubiera visto de antemano el último punto.
—Sabes que te ves más horrible cuando lloras, Toph… —La verdad era que él mismo sentía un nudo horrible en la garganta. Porque pensaba en las millones de "primeras veces" y "primeros instantes" que se perdió junto al amor de su vida por cualquier estúpida razón. Las miles de cosas que hubo entre el primero y el último, todos esos perdidos…
—Cállate, Sokka —sonrió levemente ella, ante su broma, dejándose abrazar entonces por el hombre a su lado, que la envolvía como le encantaba que lo hicieran y la llenaban de una calidez tremenda. Escuchar su corazón tan de cerca le traía el presentimiento y la leve esperanza de haber sido muy real para él en un principio (o de serlo aún, quizá).
Llevaban tres noches sin perderse un instante de cada uno, porque ya él creía que había perdido muchos y ella pensaba que no tenía más para dar.
—También sabes que eres la maestra tierra más hermosa cuando sonríes de esa forma arrogante —concluyó, sintiéndola reír levemente otra vez entre sus brazos.
Hacía tres noches que ella había llegado con el cuento de no querer perder un segundo más, aunque de a ratos la idea la maltratase y se sintiera una pésima madre al completo. Había enviado a Lin a casa de sus abuelos por unos días y, apenas libre, corrió a los brazos de su mejor amigo (aquel que todavía amaba y recientemente le había dicho que sentía lo mismo).
Toph se preguntaba por qué había tenido que esperar tanto y pasar por tantas cosas para lograrlo…
—Es que suelo ser algo idiota…
—¿Solo algo? ¿En serio? ¿Y se supone que siendo solo algo idiota demoraste tantos años en enterarte?
—¡Eh! Podrías agradecer el que me haya enterado…
—No, tú deberías agradecer a que mi ingenuo enamoramiento juvenil fue por tu trasero.
—Bien, ¡te agradezco! —Sokka se ganó un tortazo en la cara, mientras se sobaba lastimero notó las manos de la joven madre sobre su pecho, tumbándolo en el sofá para que ella pudiese acomodarse sobre él. Las blancas manos de Toph ascendieron hasta dar con su rostro.
Los ojos verdes pálidos de la Bandida Ciega estaban ocultos tras su cabello, él sonrió intentando erguirse, para finalmente terminar sentado con ella rodeándolo. Hizo que sus frentes se unieran tenuemente y la vio cerrar los ojos ante un gesto que jamás había visto en su rostro: paz.
Sus labios finísimos y suaves chocaron con los suyos, ásperos.
Y desde ese preciso momento, no tuvieron otro instante perdido.
Fin.
Por favor, ¡qué cosa más poca-cosa he escrito! T_T La semana Tokka se merecería millones de cosas más geniales que este drable apurado. :c
Espero que les haya gustado (si llegaron hasta acá), ¡dejen sus reviews!
Besos a todos.
