Advertencias: Lenguaje soez, slash establecido (Crenny), OOC, y creo que nada más.

Disclaimer: South Park y todo lo que abarca no me pertenece.


1

Con el paso de los años, de manera increíble, la maldición de Kenny se aplacaba poco a poco. De muertes completamente ridículas pasó a heridas serias, y eventualmente a rasguños que si bien no estaban exentos del dolor no eran más que una ligera molestia. Era normal verle con alguna curita o, si tenía mala suerte, alguna venda.

Ese día, para mala suerte de Tucker, ni venda ni curita habrían ayudado con la extraña situación que se desarrolló.

—¡Auch, mierda!— Gritó McCormick desde el piso del baño, sujetándose la cara con ambas manos. Se había pegado tal golpe que juraría se le movió algo dentro de la cabeza.

Craig se acercó, medio mirando el piso en busca de manchas de sangre, medio mirando su celular. Le preocupaba, por supuesto, pero Clyde llevaba dos meses debiéndole veinte dólares y si no le contestaba juraba que iba a visitarlo solo para agarrárselo a patadas, coger de su billetera lo que le debía, volverlo a patear e irse./p

—¿Es grave?— Preguntó, una vez estuvo en frente de la puerta donde Kenny se retorcía.

—Uh, no. Creo.—

—¿Qué te pasó ahora?—

—Me resbalé... y me pegué un putazo con el pomo de la puerta.— Explicó, levantándose como pudo. Tucker dejó su celular un rato y le observó la cara.

—Eh, ¿Es muy malo?— Preguntó, ante el alzamiento de cejas de Craig. Se le estaba hinchando por la parte derecha de su ojo. Le saldría un moretón monstruoso, de esos que parecen tumor.

—Seehp. Está terrible. Más que terrible. Asqueroso.—

—No jodas...—

—No jodo del todo.—

—Va a parecer que me pegas.— Lloriqueó entre la gracia y verdadero fastidio. Detestaba cuando se dañaba su (desde su punto de vista) bello rostro. —Yo, una esposa dedicada, sufriendo el abuso de su marido.— Tucker rodó los ojos, irritado. No había nada que detestara más que cuando Kenny se ponía en su estado "reina del drama".

—¿Por qué me haces esto, Craig?— Siguió con lo suyo, colgándose de su brazo en lo que él miraba su celular otra vez. Puto Clyde, no contestaba. —Es porque no sé cocinar, ¿Verdad? ¿Es por eso? ¿O porque no te la chupo como antes?—

—Sigue así y te dejaré morado el otro.— Gruñó, alejándose para buscar mejor señal. McCormick no se rindió, siguiéndolo.

—¡Todavía no nos casamos y ya me amenazas!— Volvió a dramatizar, aún medio colgado de él. —Oh espera, ¡Ya me has pegado!— Señaló su rostro, medio verde ya por donde se había golpeado.

—Sabía que debí irme con la gorda esa que me dejaba cartas en el casillero.—

—Y piensas dejarme por una gorda. ¡Mis amigas tenían razón!—

—¿Qué amigas? ¿Stan y Kyle?—

—¡Exacto! ¡Y my best friend forever Clyde!

—Con razón te faltan neuronas; Tanto juntarte con él.—

—¡Hmp! ¡Regresaré con mi madre!—

—¿No estaba en la cárcel por posesión ilícita de drogas?—

—¡Regresaré con mi hermano!—

—Te echará al día siguiente.— (Ya había pasado. Dos veces para ser exactos.)

—Bueno. Me quedaré acá. Sufriendo tu maltrato... y la abstinencia sexual.— Se quejó de nuevo, quitándole la mirada mientras aguantaba las ganas de reírse. —Ni consolarme puedes.—

Craig suspiró. Con él no había manera de ganar.

—¿Qué quieres?—

—Amor... y hielo porque me duele la cara.—

Rodó los ojos, sin más opciones. Le dio un beso rápido, para que no joda más, y se fue a buscar el condenado hielo porque el que tanto teatro había hecho.


Notas/Extras: Basado en una conversación muy rara que tuve con un amigo, ya que tenía un moretón en la pierna y le hice la broma de "¿Tu marido te pega?" que desembocó en... bueno.