hola otra ves otro fic de mi prima de esta serie jejeje oky vamos acomensar !espero que dejen mucho reveiwpara que mi prima sepa si les guto o no le parecio y los demas jeje ----------------------------------------------------------------------------Capítulo 1: Pelea con Naraku
La pelea había comenzado otra vez.
¿Cómo que no me puedo ir?- dijo una joven de cabellos negros, tez blanca y ojos castaños.
Aún tenemos que buscar a Naraku ¿lo olvidaste?- contestó un joven de cabellos plateados, ojos dorados y orejas de perro.
Baka, eso ya lo sé- dijo Kagome furiosa.
¿Entonces?
Kagome trató de explicarle la situación por la que estaba pasando a su muy despistado y poco interesado compañero hanyou.
Según mi calendario, los exámenes que van antes de los finales se acercan y necesito estudiar.
¿Y qué¿Por qué le tomas tanta importancia si tú misma dices que no son importantes?
Por el contrario, son importantísimos porque necesito una buena nota para no tener problemas con los finales. Ya me falta poco para entrar a la preparatoria.
Otra vez con eso.
No tienes idea de los problemas que tengo cuando voy a mi época y me doy cuenta de que estoy atrasada, ser una miko no es gran cosa en mi época.
¿Acaso te gustan más esas cosas que hasta dejas la búsqueda de la Shikon no Tama?- dijo Inu-Yasha cruzándose de brazos.
No es que me gusten, sino que son cosas importantes y necesarias- dijo Kagome ofendida.
Feh.
Kagome había perdido la paciencia al tratar de explicárselo.
Inu-Yasha…- empezó Kagome cerrando los ojos.
¿Eh?- Inu-Yasha volteó a ver a Kagome abriendo sus ojos de par en par y luego percibiendo lo que iba a venir…- ¡Espera Kagome!
¡Osawari!
Un confundido Inu-Yasha cayó al suelo por el peso del rosario que colgaba de su cuello, dejando un gran agujero en el suelo con forma humana, mientras Kagome se alejaba del lugar seguía diciendo el conjuro hasta que fue inalcanzable.
Me voy a mi casa le guste o no- se dijo a sí misma.
Kagome llegó a la aldea de la anciana Kaede furiosa y maldiciendo en su mente lo tonta que había sido al tratar de explicarle a Inu-Yasha sus preocupaciones.
¡Kagome!- gritó un cachorro kitsune-youkai.
Hola Shippo- dijo Kagome abrazándolo.
Señorita Kagome- dijo un monje de cabellos cafés oscuros y ojos azules.
¡Monje Miroku!- dijo Kagome con una sonrisa- ¿Y Sango?
Se fue a ayudar a la anciana Kaede a buscar unas hierbas medicinales.
Ya veo.
Kagome entró en la casa y empezó a empacar sus cosas para regresar a su época.
¿Tiene planeado regresar a su época tan pronto señorita?
Sí, espero no tardar más de lo previsto.
¡Kagome!- dijo una voz de mujer desde el umbral de la puerta.
Kagome volteó y vio a su mejor amiga, una de las mejores exterminadoras de la época.
Hola Sango- dijo levantándose.
Creí que cuando regresara ya no te encontraría.
Ya casi me voy, sólo estoy recogiendo mis cosas- dijo poniendo su mochila sobre sus hombros.
¿Inu-Yasha ya sabe que te vas?- preguntó con cierto temor.
Sí, ya lo sabe- respondió con una mirada triste.
Supongo que no le agradó la noticia- dijo Sango adivinando la mirada de Kagome.
No, pero no me importa, mis estudios son más importantes en esta ocasión- dijo con un dejo de indeferencia.
¿Cuánto tiempo va a quedarse esta vez en su época señorita?- preguntó el monje.
Supongo que serán dos semanas máximo- respondió Kagome calculando.
Esperamos que regrese con bien señorita Kagome.
Y despreocupada- agregó Sango.
Kagome, vuelve pronto- dijo Shippo como despedida.
Trataré Shippo- dijo Kagome cargándolo.
Arregla todos tus asuntos para que te quedes un buen tiempo con nosotros- sugirió Sango.
Hablando de eso, quisiera pedirles un favor a todos- mencionó Kagome bajando al pequeño kitsune.
Lo que sea- dijo Shippo inmediatamente.
Quisiera que mantuvieran alejado a Inu-Yasha del pozo durante mi ausencia, prometo no tardar más de lo que les he dicho, pero cada vez que Inu-Yasha va a mi época me desconcentra y no me deja estudiar tranquilamente.
No se preocupe señorita Kagome, acamparemos cerca del pozo para que así no pueda ir a perturbarla.
Déjanoslo a nosotros- dijo Shippo con el puño cerrado sobre su pecho.
Gracias- dijo Kagome con una sonrisa de alivio.
Kagome estaba saliendo de la casa de la anciana seguida por el resto del grupo. En ese momento llegó a sus oídos el ruido de un golpe fuerte.
Vayamos a ver- sugirió Miroku.
Shippo transfórmate y lleva al monje Miroku hacia ese lugar- ordenó Kagome.
¿Yo y Shippo?- preguntó Miroku incrédulo.
Sí, adelántense ustedes, yo mientras esperare a que Sango se cambie- dijo Kagome.
¿No puedo hacer eso yo?- preguntó con cara de ingenuo.
El monje Miroku recibió una mirada furiosa por parte de Sango, así que optó por hacer lo que le decía Kagome.
¡Ah, ni modo, ya será en otra ocasión!- dijo con resignación y decepción.
Naraku había aparecido justo cuando Inu-Yasha se había recuperado del conjuro de Kagome. Había perseguido a Kykio porque al parecer estaba cansado de su altanería y le iba a demostrar que era capaz de matarla cuando él quisiera. Inu-Yasha al ver a Kykio trató de protegerla interponiéndose entre ella y Naraku, justo antes de que Naraku le diera el golpe final y la arrojara por el precipicio que se cernía detrás de ella. Kykio se sentía débil por falta de almas, así que cayó semiconsciente, mientras Inu-Yasha aplicaba la técnica del viento cortante para tratar de destruir a Naraku y protegerla.
Miroku y Shippo llegaron al campo de batalla, pero Miroku sólo vio a Naraku, sin embargo, el pequeño kitsune se fijó más en Kykio.
¡Miroku, mira!- dijo señalando Shippo a Kykio.
¡Es la señorita Kykio!- dijo con sorpresa.
Viendo de nuevo la batalla comprendió al instante toda la historia que para él sólo eran conjeturas. En ese momento llegaron Sango y Kagome montadas sobre Kirara.
¿Qué sucede excelencia?- dijo Sango bajándose de Kirara y llevando su hiraikotsu sobre sus hombros. Miroku les cuenta acerca de sus teorías- …y según parece, la señorita Kykio no puede moverse, creo que por falta de almas- terminó su relato.
Kagome sabiendo lo importante que era para Inu-Yasha el que Kykio estuviera a salvo optó por ir ayudarla.
Ustedes ayuden a Inu-Yasha, yo me ocuparé de Kykio- dijo a sus compañeros- Shippo, tú ve a esconderte.
Shippo obedeció inmediatamente, mientras que los demás iban a ayudar a Inu-Yasha. Naraku viendo que los compañeros de Inu-Yasha habían llegado decidió soltar a los youkais que habitaban en su interior. Cientos de youkais salieron de la espalda de Naraku, impidiéndoles el paso a Kagome, Miroku y Sango. Ésta última usó su hiraikotsu para abrirle el paso a Kagome. Aprovechando la oportunidad Kagome corrió hacia donde se encontraba Kykio.
¡Kykio!- dijo Kagome agachándose junto a ella y alzándola para que se sentara.
Kykio parecía estar inconsciente, pero sólo estaba débil, abrió y vio a Kagome ayudándola.
¿Estás bien?- preguntó Kagome.
Creo que sí- respondió con esfuerzo.
¿Puedes caminar?- preguntó Kagome observando la pelea que sus amigos sostenían.
No creo poder- dijo cerrando de nuevo sus ojos- Me siento débil.
Kagome pasó uno de los brazos de Kykio sobre sus hombros y la tomó de la cintura, obligándola a estar de pie y comenzó a arrastrarla hacia un lugar más seguro. Naraku observó esta escena, viendo que las dos mujeres que más lo perturbaban con su sola presencia estaban juntas en ese momento. Decidió aprovechar la oportunidad. Envió a otros cien youkais a atacar a Inu-Yasha, mientras que él iba por las mikos que le ocasionaban tantos problemas. Shippo que observaba la pelea rápidamente trató de advertir a Kagome.
¡Kagome cuidado!- gritó Shippo.
Inu-Yasha volteó a ver y viendo lo que estaba a punto de hacer Naraku quiso ir a ayudarlas pero los youkais no le permitían el paso.
Si uso el viento cortante también puedo lastimarlas- se dijo a sí mismo.
Kagome vio que Naraku se acercaba a toda velocidad hacia ellas.
Kykio sostente un momento de mí- ordenó Kagome.
Juntando todas sus fuerzas Kykio se sostuvo de los hombros de Kagome para no caerse. Kagome tomó su arco y flecha que se encontraban en su espalda y lanzó una flecha a Naraku. La flecha pasó rozando cerca de la cara de Naraku pero con los poderes de miko que la flecha poseía le hizo un rasguño en la cara de Naraku. En la cara de éste se pudo ver el miedo y las sorpresa por este ataque, transformó uno de sus brazos (como no sabía cómo describirlo se puede interpretar de la manera que gusten) y aprovechando que Kagome había fallado les dio un fuerte golpe a ambas, haciéndolas caer por el barranco que estaba detrás de ellas.
Al escuchar el grito de Kagome, todos voltearon a ver hacia esa dirección, pero sólo vieron a Naraku mirando por el precipicio con una mirada y sonrisa de triunfo. Todos comprendieron inmediatamente lo que sucedía y Shippo que había visto todo fue corriendo pero un youkai se le interpuso al cachorro y fue corriendo junto a Kirara para que lo ayudase. Inu-Yasha usó la técnica del viento cortante y Naraku se apartó justo a tiempo, antes de que lo despedazaran. Inu-Yasha fue corriendo hacia el precipicio, pero un brazo extendido de Naraku intervino.
¿Qué pasa Inu-Yasha?- dijo Naraku con un tono tranquilo, como si tuviera todo el tiempo del mundo para pelear- Creí que tu oponente era yo.
¡Hazte a un lado maldito!- gritó Inu-Yasha usando de nuevo el viento cortante.
Naraku ésta vez fue herido pero volvió a reconstruirse de nuevo en cuestión de segundos.
Esas dos ya deben haber pasado al otro mundo a estas alturas- dijo, seguido de una risa cruel.
¡Déjame pasar!- exigió Inu-Yasha en el momento en que movía su Tettsuaiga de nuevo- ¡Viento cortante!
Naraku creó un campo de fuerza para evitar la técnica. El viento cortante rebosó a causa del campo, lo que a Inu-Yasha le pareció perfecto. Cambió el color de su espada a rojo para hacer un último movimiento.
¡Bakuryuha!- gritó agitando de nuevo su espada.
Éste nuevo ataque causó graves heridas a Naraku, por lo que decidió escapar del lugar antes que Inu-Yasha decidiera aniquilarlo por completo. Llamando a sus youkais y a sus insectos se retiró del campo de batalla.
¡Aaaah!- gritó Kagome, mientras caía lentamente.
Parecía que el tiempo se había detenido, por su mente pasaron imágenes de su mamá, Souta, de su abuelo, Sango, Miroku y Shippo, pero sobre todo de Inu-Yasha, ya nunca lo volvería a ver… ¡No, no podía morir! No sin antes haber pasado otro alegre momento junto a sus amigos, no sin antes ver una vez más a su mamá, a su hermano y a su abuelo, y no sin antes haberle dicho a Inu-Yasha que lo amaba… pensando en esto último, utilizó todas sus fuerzas para sostenerse de lo primero que pudiera. Kykio cayó en una roca que sobresalía de la montaña, mientras que Kagome logró sostenerse del borde de aquella roca, pero se sentía tan débil y adolorida que no podía subir por su propia cuenta. Miró hacia arriba y pudo ver a Kykio que se levantaba con dificultad, ya que ésta aún se encontraba algo débil.
¡Kykio ayúdame, por favor!- suplicó con desesperación.
Esto me resulta familiar, ahora que lo pienso- dijo Kykio entornando sus ojos.
¡Kykio, por favor!
Si tú no estás aquí Inu-Yasha no tendrá que elegir entre las dos.
Kagome no pudo creer lo que escuchaban sus oídos y no pudiendo sostenerse más, cayó. Kykio solamente sonrió malévolamente mientras veía como Kagome caía, adentrándose en los más profundos rincones del acantilado.
Inu-Yasha bajó inmediatamente, buscando a las dos personas que más le importaban. "Kykio, Kagome, esperen un poco más". De pronto vio la figura de una sacerdotisa.
¡Kykio!- gritó Inu-Yasha.
Kykio volteó a ver de donde provenía la voz.
Inu-Yasha…
Kykio- volvió a repetir mientras la abrazaba, sintiéndose aliviado de que estuviera bien.
Dándose cuenta de la ausencia de Kagome se separó de Kykio.
¿En dónde está Kagome?- preguntó Inu-Yasha, haciendo que lo vea a los ojos.
Lo siento Inu-Yasha- fue lo único que dijo, mientras volteaba a ver el vacío del acantilado.
Inu-Yasha no queriendo creerlo le dijo a Kykio que regresaría por ella más tarde, se adentro en la espesa niebla, dirigiéndose hasta el fondo del precipicio para buscar a Kagome. Después de un rato tocó tierra firme, lo que suponía que ya se encontraba en el fondo.
Kagome debe de estar por aquí- se dijo a sí mismo.
Trató de localizarla con su olfato, pero…
¿Qué sucede?- se preguntó impactado- No puedo sentir su aroma ¡No, no puede ser!
Comenzó a correr para tratar de percibir el dulce aroma que tanto le gustaba de Kagome.
No es posible que haya desaparecido.
De repente, sus orejas captaron un sonido. Un río corría cerca, entonces a Inu-Yasha se aceleró el corazón al pensar que si Kagome había caído en el agua no podría detectarla con su olfato. Siguió la corriente del río que, según podía percibir se hacía más fuerte.
¡Inu-Yasha!- gritó alguien detrás de él.
¡Miroku, Sango!- llamó Inu-Yasha, mientras el grupo lo alcanzaba.
¿Qué pasó Inu-Yasha?- preguntó Miroku.
¿Dónde está Kagome?- preguntó a su vez Sango.
No lo sé- respondió Inu-Yasha- Al parecer cayó, sin embargo no puedo sentir su presencia.
¿Crees que haya caído en el río?
Eso explicaría por qué no puedo sentir su olor.
¡Inu-Yasha mira!- gritó Shippo.
Todos voltearon a ver por donde señalaba el pequeño kitsune. El pañuelo rojo que Kagome llevaba en el cuello de su uniforme se encontraba en una roca, el río desbocaba una fuerte corriente, que se tornaba en rápidos. Al ver esto, Inu-Yasha quiso continuar, sin embargo, Miroku lo detuvo.
¿Qué haces Miroku?- dijo Inu-Yasha tratando de soltarse- Tengo que ir a buscar a Kagome.
¿Es que no lo entiendes Inu-Yasha?- preguntó Miroku con un semblante que no era característico en él.
¿Entender qué?- preguntó Inu-Yasha como si no comprendiera lo que Miroku trataba de decirle- Lo único que entiendo es que debo encontrarla.
Inu-Yasha se encontraba desesperado ¿Cómo pudo dejar que cayera? Se suponía que él debía protegerla de todo a cualquier costa. No podía desistir, tenía que encontrarla.
Pero Inu-Yasha… ella no… la caída… muy alto…- dijo la exterminadora con lágrimas en los ojos, incapaz de articular bien una oración.
¡No, ella no puede estar… no!- gritó Inu-Yasha a todos, pero más que nada a sí mismo, tratando inútilmente de convencerse- La tengo que encontrar.
Sin permitirle a sus ojos que corrieran lágrimas que amenazaban con salir, muy en el fondo él sabía que tenían razón, después de todo, Kagome sí era poderosa, pero seguía siendo humana, y la caída… era casi imposible que hubiera sobrevivido… -------------------------------------------------------------------------------- contunira nn
