+CLEARLY+

-¡DEJAME EN PAZ!-

Y desde que fallé, empezé a decirte cosas así, cada vez que venías e intentabas consolarme.

Tú no podías solucionar nada, no con esa actitud que tenías y que tantas veces me hizo dudar.

En derrochar mis habilidades e intentar estar a tu altura, a rebajarme contigo y esperarte.

A ESPERAR QUE TÚ, FUESES TAN FUERTE COMO YO...

Y ahora, estaba siendo débil, al fallar en cada práctica y siquiera poder ayudar.

Ni uno de mis disparos daba en el blanco y siempre me exigía de noche, con los resultados que al otro día no se veían.

Y por eso, ese día de la batalla simulada...

-¿Mi entrenamiento, hasta ahora, ha estado tan equivocado?-

Y apenas dijo eso, dolida como defraudada...

Liberé el ataque que pretendí hacerle, alejandome de ella y de ti.

Y me quedé, llorosa y alejada, del mal que le hice y de lo poco que la escuché.

De lo poco que le hice caso y de lo mucho que actué por mi cuenta, para lastimarla.

PARA VENCERLA DE VERDAD...

-¡YO... YA NO QUIERO LASTIMAR A NADIE! ¡YO YA NO QUIERO PERDER NADA! ¡POR ESO... QUIERO HACERME MÁS FUERTE!-

Y apenas dije eso, saltandome lágrimas en el aire...

Me disparó, sin emoción y sin dudas, para que aprendiese a estarme callada.

Y quedé derrumbada, en una caída y con tu voz gritando mi nombre, provocandote tristeza.

Y desde ese día, desde ese gran error...

Nada volvió a ser lo mismo, no volví a ser la misma, ni con ella ni contigo.

Inventé excusas, sólo frente a Fate-san, a quien le expliqué lo que tenía en mente.

IRME DE ESTE LUGAR...

Y ella, se ofreció a cubrirme, a inventar excusas frente a Nanoha-san y las demás.

Pero, a ti...

NO PODÍA ENGAÑARTE...

-¿Qué sucede, Tea?-me cuestionaste, al no verme salir de la cama-¿Por qué estás faltando a las prácticas?-

-¿Podrías callarte un poco?-cambié de tema-Quiero pensar...-

-¿En la próxima excusa que le dirás a Nanoha-san?-me descubriste y yo me estremecí

-¿Eh?-caí, instantanea

-Sé y Fate-san te está cubriendo...-y tal vez, fue casualidad-Hasta que puedas arreglar las cosas con Nanoha-san...-

-Yo... no voy a arreglar nada...-susurré

-¿Eh?-

-Me iré de aquí...-te confesé-Apenas pueda...-

-¡Demo, Tea!-intentaste detenerme-¿Y tu sueño?-

-¡CÁLLATE!-grité, oculta entre las sábanas-¡¿TE CREES QUE ESTO ES FÁCIL PARA MÍ?!-

-¿Eh?-

-¡DEJA DE ENTROMETERTE EN MIS ASUNTOS!-gruñí, para espantarte-¡ESTARÍA MEJOR SIN TI!-

Y apenas eso salió de mi boca, supe y me había pasado de la raya, que exageré y dije cosas que en realidad no quería.

Tanto que hasta te fuiste, lagrimeando mis cosas y lo que yo no podía darte, el mismo sentimiento que tú.

Y seguro no llegaste a pensar, que todo esto había sido un error, que desde el principio no tuvo sentido alguno.

EL HECHO DE QUE YO FUERA TU COMPAÑERA...

Y más aún, que depositases tu confianza en mí, hasta el extremo de compartirme tus sueños.

Y ahora, todo se había ido por la borda, esa por la que yo te tiré y tú te hundiste.

Y nada podía arreglar el mar que se colaba por mis ojos, frío y escaso, apagando mis opacos diamantes.

En una distinta ocasión, hubiese dicho muchas otras cosas, que llorar no serviría de nada y eso no te traería de vuelta.

Pero, esa vez...

NO QUERÍA QUE REGRESASES...

No podía permanecer en este lugar, desperdiciando el tiempo, pero tampoco...

Podía despedirme de ti, con secas y gastadas palabras, que seguramente no serían mías.

Siempre me quedaba muda cuando te veía el rostro y en la despedida sería igual, de alguna manera esto era lo correcto.

Dado quedaríamos así, tú por un lado y yo por el otro, con rencor y desprecio entre medio.

Y por eso, por lo que me habías visto sentir...

No me buscarías, para pedirme disculpas y comenzar de nuevo, jamás quisiste ser una carga para mí.

Y aunque mi pecho doliese, sabía y sola estaba mejor, que a tu lado jamás llegaría a nada y sólo estorbarías en mi camino.

TAL COMO LO HABÍAS HECHO, HASTA AHORA...

Tanto hiciste que me apartaste de mi camino, con palabras y gestos bonitos.

Tanto hiciste que dejé atrás lo que quería, lo que quería cumplir por él y tan sólo por él.

Tanto hiciste que llegué a olvidar quién era, esta yo que se creía ruda y seca.

Como si nadie pudiese interponerse en mi camino y estropearlo todo, con tan sólo un paso.

Y sin embargo...

Tú me lo arruinaste todo, de una manera que hasta me gustó, esa por la que me dejé influenciar.

Aunque jamás compartí tus alegrías y jamás fui tu complice, en tantas tonterías se te cruzasen por la cabeza.

Pero...

Siempre que metías la pata o te descubrían, me reía, bajo y disimulada pero me reía.

Por lo bien que te la pasabas y por lo mucho que a mí me gustaría ser como tú, sin tener que preocuparme por nada.

Por ser tan libre y abierta como tú, sin estar pendiente de lo que pensasen los demás, si fallaba o no lo hacía del todo bien.

Y por momentos...

Llegaste a contagiarme esa felicidad, de oreja a oreja y con mi leve respuesta, que sólo alcanzaba luego a quejarse.

De que siempre era lo mismo contigo, que jamás crecerías, que eras como una niña pequeña...

ESA QUE YO NO PUDE SER...

Y no creí que fuese por envidia, que en realidad tenía celos y de ti, de tu manera de ser.

Según dijo Ginga-san, siempre habías sido así, primero un tanto llorona y luego te reías a carcajadas.

Y yo...

Claramente, no había tenido tu misma suerte, no tuve la oportunidad de vivir igual que tú.

Por eso me esforzé, cuando él dejó mi lado di lo mejor de mí, para alcanzar su objetivo y cumplirlo por mis propios medios.

E iba bien, bastante bien, hasta que te conocí.

Luego de un tiempo, mis habilidades fueron haciendose cada vez más débiles y rara vez uno de mis disparos daba en el blanco.

Y la prueba, de que tú sólo me atrasabas, estaba ahí.

EN LA BATALLA SIMULADA...

A pesar de que lo planeamos todo, no salió, siquiera estuvo cerca.

De vencerla y hacerme sentir merecedora de estar aquí, en este escuadrón de combate.

Y sin querer...

Pedí disculpas frente a tus ojos, dije y no quería lastimar a nadie, dije y quería hacerme más fuerte...

DIJE Y NO QUERÍA PERDERTE...

Pero, luego de caer victima de su ataque mortal, supe y no servía para nada, que no tenía la fuerza ni la capacidad para protegerte.

Que sólo lo arruiné y te forzé a algo que no querías, como fue el atentar contra tu persona más importante.

Y no podía ni mirarte, por sentirme inferior a ti y a todos aquí, por ser "UNA PERSONA NORMAL".

Que no llegaría a ningún lado y mucho menos acompañada, si iba contigo.

Lo único que hacías era distraerme y siempre olvidaba todo, cada vez que sonreías y me llamabas por mi nombre.

Y sin embargo, tú...

De cierta manera, te volvías más fuerte, cada vez que yo te miraba e intentaba verte en combate.

Dabas lo mejor de ti para impresionarme y luego acababas tirada en el suelo, preguntandome que tal habías estado y si lo habías hecho bien.

Y no me quedaba otra, más que sonreír y darte la razón, en tanto te acomodaba un poco el cabello.

Y tu grata respuesta a aquello, se repitió tantas veces caíste derrumbada, haciendo que yo comenzase a preocuparme por ti y más de la cuenta.

Tanto que perdía mis horas viendo tu desarrollo y limitando tu esfuerzo, para que no corrieses peligro y que no te pasase nada malo.

Y ESA, NO ERA YO...

Esta yo que estaba contigo, era débil y frágil, que si te herían se venía abajo y rompía en llanto.

Rogando tu despertar y aliviada con tu mirada, pequeña y borrosa, con esa sonrisa pintada.

Y por eso...

Dije y era lo mejor, irme de aquí y para siempre, para abandonar tu lado de una vez por todas.

Con las maletas a mis pies y la entrada cerrada, con una tú que no regresaría para despedirme.

Y esa vez... cuando tuviese las agallas para marcharme, llegaría a la conclusión, de lo que había representado para mí estar contigo.

Y sólo se bastaría en unas miseras palabras, desde el comienzo y desde la primera que te vi, desde tu primera sonrisa...

CLARAMENTE, ME DEJASTE CIEGA...

+THE END+