+PERDÓN+
-¡NO PIENSO SEGUIR CON ESTO, SI SIGUES ANDANDO CON VUELTAS!-
Y en ese momento, la relación había llegado a un punto terrible, en el que ya no soportabas lo mío.
Lo poco que yo te daba y lo mucho que te quitaba, cada vez que intentaba que nadie nos viese juntas.
Siempre dijiste y era por miedo, porque yo tenía miedo de lo que dirían los demás y era verdad.
Por fin podía darte la razón, desde que dijiste si quería salir contigo y yo acepté encantada.
Todo lo que duró, esquivé el tema tantas veces pude, para no pudrir lo nuestro.
Para no detenerte cada vez que me tocabas y cada vez que me besabas, para no privarme de ti.
Y hasta ese día... lo habíamos hecho bien, nadie sospechaba nada siquiera nuestros padres, pero...
-¿Eh?-se dio cuenta-¿Dónde está Anna-chan?-te buscó por todos lados
-Ella...-apreté los puños-No vendrá...-me mordí los labios
-¿Eh?-me miró-¿Por qué?-
-Discutimos el otro día...-sonreí, fijando mis ojos en ella-Debe estar enfadada conmigo...-me reí, aunque no me salió
-¿Llevas... mucho tiempo así?-casi tomó mi mano
-¿Eh?-
-Preguntandote cuando regresará...-me descubrió-¿Llevas mucho tiempo esperandola?-
-Sora-san...-alcanzé a musitar-Yo...-le aparté la mirada
-Descuida...-sonrió, tranquila-Tu secreto está a salvo conmigo, Mimi-chan...-
-¿Eh?-me volví hacia ella
-Porque...-sacó de una-Estás saliendo con ella, ¿no?-y esa sonrisa, me dio escalofríos
Y ella, fue la primera en darse cuenta, después vinieron los otros: tus amigos y los míos.
Que seguro lo divulgaron frente a ti y por eso, tomaste distancia, de lo que teníamos.
Empezaste a faltar a clases, a dejar de pasar por casa, a abandonar cualquier cosa en la que yo estuviese involucrada.
Fue por vergüenza, fue por necesidad, fue por destino...
Eso jamás lo supe, no supe de ti por un buen rato y siquiera me mandaste una carta. Para explicarme por qué estabamos así o si ya habíamos terminado, antes de que yo me percatase de ello.
ANTES DE QUE CRUZASES PALABRA CONMIGO, POR PRIMERA VEZ...
-¿Estás bien?-tiraste esa vez, tendiendome tu mano
-¿Eh?-te miré
-Eso te dolió, ¿verdad?-remarcaste, mi caída-Es bastante grosero, él...-me pareció que lo conocías de alguna parte
-S-Sí...-recogí mis libros y de una, te pusiste a mi altura
-¿Puedo?-preguntaste, cogiendo una de mis cosas
-Está bien...-y esa vez, traté de esquivar tus manos
-Ano, etto...-te pusiste a pensar, entre tanto-Tachikawa, ¿verdad?-y por eso, me volví hacia ti-Estamos en la misma clase, ¿no?-sonreíste
-Tú eres...-caí, lejos de tu velocidad-La chica nueva...-y que gesto el tuyo
-No podrías haberlo dicho mejor...-te rascaste la cabeza-Es bastante duro, eso...-y sentí un dolor, que comprendía
-Te acostumbrarás...-seguí en lo mío-No es tan dificil cuando lo intentas...-
-Si me ayudas, por supuesto que no lo será...-quebraste, con una sonrisa
-¿Eh?-te miré
-Soy Kyoyama, Anna...-me diste mis pertenencias-Pero puedes llamarme Anna...-resolviste, sonriente-¿Sí?-
Y así fue, como te conocí y como diste conmigo, de la manera más inesperada.
En ese corredor y con lo tosco que era ese chico, que golpeó mi hombro y yo me derrumbé.
Y de casualidad, estabas ahí, para ver mi castigo y mi debilidad en el piso.
Que recogiste amable y te llevaste contigo, desde que hablaste conmigo sin siquiera conocerme.
Día tras día, por cualquier cosa, venías a buscarme.
Estuviese yo sola o acompañada, comenzaste a entrometerte en mis cosas disimuladamente.
Y lo extraño era que a mí me gustaba tu compañía, ese juego que hacías con mis cabellos y como descansabas en mis hombros.
ESPECIALMENTE, ESA VEZ...
-Estoy aburrida...-tiraste esa vez, bostezando en mi oído-¿Hacemos algo?-en el receso, que era bastante largo
-¿Hmm?-seguí leyendo-¿Qué quieres hacer?-y las líneas, comenzaron a difuminarse
-Quiero hacerlo contigo...-susurraste, sensual
-¿¡EH?!-me sonrojé
-Era broma...-te reíste de mí-No te enfades, ¿sí?-
-¡Mou, Anna-san!-me quejé-¡No me asustes así!-volví a mi lectura
-Pero...-sacaste-Sería lindo tener algo, ¿no?-y muchas cosas, significaron esas palabras-Antes de que todo termine...-
-¿Eh?-caí
-¿Alguna vez has pensando que sucederá?-tiraste, algo triste-¿Me iré o me quedaré?-y eso, se hubiese sentido feo-¿Lo has pensando, Mimi?-
-Somos amigas, ¿no?-tomé tus manos-Ya tienes algo de mí, ¿no crees?-
-Quiero salir contigo...-susurraste, en mi oído-¿Podemos tener eso?-
Y sí que lo habíamos tenido, tanto que te colabas en mi casa después de clases, para acostarnos y pasar el rato.
Contigo acariciando mis cabellos y conmigo prendida a tu regazo, en una habitación sucia y vacía.
Que ternura habías tenido conmigo, para luego irte así y no decir nada.
Siquiera dijiste y yo había metido la pata, que te habías ido por mi culpa y porque yo me equivoqué.
Al pensar que sólo importaba verte, alguna vez y cuando pudiese, sin tener que pasar todo mi tiempo contigo.
Y sin embargo... jamás llegué a percatarme, de lo que tú querías y conmigo, simplemente no te esuché.
Cada vez que dijiste algo para hacerme cambiar de parecer, porque tú no le veías el sentido al escondernos.
Y siempre te metí el mismo cuento, que pronto lo arreglaríamos y que tuvieses un poco más de paciencia.
Y aceptaste, unas cuantas veces, hasta que te cansaste y ahí quedé yo.
CUANDO ME GRITASTE...
-Te tardaste...-reclamaste, mi llegada tarde-¿Pasó algo?-
-No, nada...-respondí, algo nerviosa-Tuve que quedarme un poco en casa...-mentí, como siempre-Es todo...-
-Es la cuarta vez en esta semana, que me dices eso...-me controlaste-¿Estás ocultandome algo?-
-Ya te dije...-me senté, en el césped-Tengo algunos problemas en casa...-te invité, con una sonrisa-¿Tanto te cuesta creerme?-
-Pues, sí-cortaste, cruzandote de brazos-Siempre tienes algo que hacer-me regañaste, disgustada
-¿A qué viene eso?-fruncí, el ceño
-Tienes miedo...-me leíste-Y te entiendo...-me diste compresión-Pero, si hay algo más...-lo diste como posibilidad-Sabes y puedes confiar en mí...-
-Ya te lo he dicho, ¿verdad?-repetí-Que se los diré pronto...-y sí, venía siendo un secreto-¿Te molestaría esperarme un poco más?-
-¡LLEVAMOS DEMASIADO TIEMPO ASÍ!-levantaste la voz-¿¡NO CREES QUE YA TE ESPERÉ LO SUFICIENTE?!-
-Ten un poco de paciencia, ¿sí?-sonreí, amable-Prometo y la próxima vez, se los diré...-
-¡DEJA DE JUGAR CONMIGO!-gritaste, tirandote sobre mí
-¿Eh?-
-¿¡POR QUÉ SIEMPRE TENGO QUE HACERLO TODO YO?!-reclamaste, la responsabilidad que tenías de mantener la relación-¡TÚ NUNCA HACES NADA!-
-¿¡ESTÁS BROMEANDO O QUÉ?!-insistí, tratando de liberarme de la presión en mis hombros-¡TE HE DICHO QUE...!-me cortaste
-¡SÍ, CLARO!-me interrumpiste, para burlarte-¡ESO ES LO ÚNICO QUE SABES HACER!-y yo, que creí otra cosa de ti-¡HABLAR!-
-¡SI TANTO TE MOLESTO, DEBERÍAS...!-alcanzé, a hacerme la mala
-¡SÍ, POR SUPUESTO QUE LO HARÉ!-gritaste, sacandome los dientes
-¿Eh?-
-¡NO PIENSO SEGUIR CON ESTO, SI SIGUES ANDANDO CON VUELTAS!-y tus sentimientos, salpicaron mi rostro
Y en ese momento, creíste que te golpearía, creíste que te giraría el rostro de una bofetada.
Pero no, de cierta manera me lo merecía, tu trato tan violento y tan seco.
Después de todo, yo te había arrastrado a esto, a tener una relación que no querías.
No como yo te la había planteado, que cumplía horarios y citas, que no dependía de tus necesidades.
Y hasta ese momento... no había pensado que salir conmigo, te afectaría tanto, que acabarías dependiendo de mí.
Exigiendome lo que yo no podía darte y que no tenía para ti, que no tenía para nadie.
Y seguro por eso te fuiste, porque te cansaste de mí y de mis vueltas, que no te llevaban a ningún lado. Ni a mis labios ni a mis piernas, a nada mío ni a nada tuyo, mucho menos a algo nuestro.
Porque... el "NOSOTRAS" ya no estaba, contigo ausente y yo parada en el mismo punto, esperando tu regreso. Que tardó una vida entera en llegar y tratar de arreglar las cosas, tanto que pensé y te habías olvidado de mí.
HASTA QUE VOLVISTE...
Con el sol que se ponía y mi puerta abierta, tan pendiente de ti como la primera vez.
Me limité a mirar tus ojos, pequeños y opacos, apagados y vacíos.
Y a cada paso que dabas... lágrimas se desprendían de mí, con mis brazos y pies quietos, tan tiesos como una roca.
Y de a poco, sentía que no alcanzarían los segundos, que no llegaríamos a tiempo. Que no podríamos volver a encontrarnos y que así quedaríamos, yo lejos y tú a medio camino.
Y sin embargo... no me movía, era como si esas gemas me tuviesen prisionera, del hechizo que me pusieron desde el primer día.
Y tal vez había sido casualidad, conocerte y tenerte así, tan lejos y tan cerca.
Como la flor que se secaba en un árbol, el agua que se congelaba en el frío, la hoja que se volaba de una rama.
LO NUESTRO, ERA ASÍ...
Y que regresases para arreglar las cosas, lo decía todo, que ambas estuviesemos mudas y a la espera.
Y fue ahí, cuando te detuviste y frente a mí, justo para verme a la cara bien cerca.
Y no alcanzé a nada, siquiera a pedirte disculpas, a decir que yo me había equivocado. Que debí pensar más en ti y en lo que tú querías, de mí y de lo nuestro.
Me confinaste en tus brazos y me aferraste a tu regazo, enterrando los dedos entre mis cabellos.
Y te desesperaste por despeinarme, con tus manos temblando y tu cuerpo alejandose del mío.
Y yo sentí que todo estaba bien, que éramos las mismas de antes y que nada había cambiado, entre tú y yo.
Y sin embargo...tus lágrimas comenzaron a romper contra mis hombros, helados y húmedos, por lo seco que abandonaba tus mejillas.
Y fue ahí, cuando me tomaste con más fuerza y yo respondí, clavando las uñas en tu espalda.
Para sentirme como tú, para hacer lo que tú querías, para ser lo que tú querías.
A estas alturas, era fácil saber lo que yo sentía, que claramente estaba feliz por tenerte aquí y conmigo.
Contigo como culpable y responsable, de la disculpa que pidieron el abrazo y las palabras, para entrelazar nuestros destinos una vez más.
-Perdón...-
+THE END+
+BY: AT+
