Deseo

Por Hibari Zhang

Capítulo 1: "Una vida tranquila"

Aquel día era perfecto, en realidad se refería al tiempo de aquellos últimos días de otoños perfectos: un clima fresco, demasiado fresco debido a sus vientos fríos, las hojas de los árboles caer con suavidad al compás de la brisa, como suele pasar en la estación que se encontraba, pero debido a que este llegaba a su fin para darle la bienvenida al invierno prácticamente todos los árboles estaban ya desnudos. Un ambiente frío y triste pero tenía un encanto especial.

Yahiko estaba meditando y relajándose en el dojo mientras esperaba a los alumnos que tenían que llegar, ya había pasado 11 años desde que Kenru llego al mundo, en este momento Yahiko tenia 24 años y era ya todo un hombre, incluso casado con una esposa muy bella llamada Tsubame, la antigua ayudante del restaurante de Tae, el Akabeko, que además esperaba un hijo de tan solo 1 mes.

Yahiko abrió lentamente un ojo para espiar a Kenru, su mejor estudiante, meditar en silencio frente a él, mientras recordaba cuando ella tan solo tenía 11 meses de edad:

Abrió la puerta despacio y lento, pero no la abrió por completo, solo un poco, lo suficiente para asomar un ojo y ver...

-Ohh, ta... ta... ta...- Kenru estaba sentada en el suelo y con unos cuantos juguetes de madera alrededor suyo y los contemplaba con asombro y de vez en cuando los golpeaba contra el suelo- Ma... ma, ma... ma...

-Debe extrañarla- susurró con melancolía Yahiko que espiaba desde la puerta, con tan solo 14 años en esos momentos, pero de pronto sus ojos se abrieron de la sorpresa, algo semi-transparente flotaba sobre la niña, con alas de ángel, Kenru trataba de alcanzarla, pero sin poder evitarlo, la pequeña mano de la bebita sólo traspasó la figura del ser misterioso- ¿Kaoru? ¿Eres tú? ¿Es tú espíritu?

La mujer sólo le dedicó una sonrisa a la pequeña niña de cabellos castaños y ojos iguales a los suyos: azules y profundos, desapreció ante los ojos de Yahiko aún asombrado. De inmediato la pequeña empezó a llorar, Yahiko tuvo que entrar y tomarla en brazo para consolarla.

La segunda aparición ocurrió cuando la pequeña tenía unos 4 años y se lastimó la rodilla, lloraba y lloraba por el dolor en medio del patio, pero con la presencia de Kaoru dejó de llorar y se levantó para ir en busca de ayuda donde Yahiko, una vez que llegó desapareció, pero el joven logró ver algo e identificar la presencia.

Luego fue cuando unos niños la molestaron y al ver un fantasma salieron corriendo, mientras que Kenru creyó que había sido ella misma quien los había asustado, llegó a casa a donde Yahiko y le contó sobre lo que hizo, mientras Kaoru aparecía nuevamente con una gran sonrisa al lado de ella, posteriormente, como siempre, desapareció.

La última vez fue vista por Megumi, ella misma le contó: Kenru se había fracturado el brazo, en la clínica, justo después de que Kenru se retirara por la llamada de Tae, Kaoru apareció al lado de ella y le sonrió como agradecimiento por la atención.

La puerta se abrió y entraron dos chicas y se sentaron al lado de Kenru, una era de cabello negro y traía el mismo peinado de Kenru, un moño bien arriba, sus ojos eran de color de verde claro, la otra tenía el cabello corto hasta los hombros, rosado, con los ojos pardos, empezaron a meditar, la misma rutina de siempre, cada vez que llegaban debían hacerlo hasta que el resto llegara.

Después de unos minutos llegaron todos, Yahiko se colocó de pie y todos dejaron de meditar, carraspeó un poco y comenzó a pasar la lista:

-¿Kenkura Megu?

-Presente, maestro Yahiko- se paró la de cabello rosado.

-¿Hanayama Shinta?

-Presente, maestro Yahiko- se paró un chico rubio de ojos azules.

-¿Katsura Hikaru?

-Presente, maestro Yahiko- se paró la chica de cabellos negros.

-¿Mikaita Lee?

-Presente, maestro Yahiko- un chico de cabellos azules y ojos castaños se paró.

-¿Kamiya Kenru?

-Presente, maestro Yahiko- y se paró

-¿Usumi Keichi?

-Presente, maestro Yahiko- se levantó un chico de cabellos castaños y ojos negros.

-Bien- cerró el cuaderno y miró la clase- están todos, tomen su espadas de bambú y hoy sólo practicaremos lo que pasamos ayer...- esperaba a que alguien levantara la mano para recordar- ¿Si Kamiya?

-Aprovechar la fuerza del oponente- dijo parándose.

-¡Muy bien! Excelente, ahora formen parejas y a practicar con todo lo que han aprendido hasta ahora y obviamente tratar de utilizar la técnica aprendida, y como verán ya todos saben en que consiste, será difícil hacer que su oponente caiga en ella, así que mucho cuidado y yo los supervisaré poco a poco ¡Empiecen ya!

Kenru formó pareja con Lee, Megu con Hikaru y Keichi con Shinta.

-Sube mas el codo... bien así- Yahiko empezaba a supervisar- bien hecho Kenru- esa chica era la más hábil- debió adquirirlo de su madre- pensaba Yahiko mientras seguía corrigiendo.

-¡Bien te gane!- gritó Kenru victoriosa.

Yahiko se volvió y vio a Lee tirado en el piso con los ojos desorbitados, mientras que la espada de Kenru estaba tirada en el otro extremo del dojo, la joven permanecía de pie con un brazo estirado y la mano apretada en un puño, todos dejaron de combatir y miraron a Kenru con una sonrisa nerviosa, Yahiko se golpeaba la frente con la palma de su mano y se le hinchaba una vena de la sien, era evidente que Kenru había recurrido a sus puños en vez de la espada...

-¡¡CÓMO SE TE OCURRE LASTIMARLO CON TUS PRÁCTICAS DE KARATE MIENTRAS ESTÁS EN CLASES DE KENDO, SE SUPONE QUE DEBES APLICAR LA TÉCNICA KAMIYA KASSHIN?! ¿¿EH?? – Estaba furioso.

-Jejeje- respondió con una risa nerviosa mientras sacaba juguetonamente la lengua- lo siento no fue mi intención lastimarlo así- luego miró el resultado de su desubicada acción y empezó a sentirse nerviosa por el estado del chico.

-Bien- Yahiko estaba un tanto más calmado después de la disculpa de la joven, después de todo jamás había podido enojarse seriamente con ella- sigan, Kenru recoge tu espada y lleva a Lee con Megumi para ver si tiene algo malo- miro de reojo- parece grave, con la fuerza que tiene...- pensó- ¡Ya! ¿Qué esperas?- refiriéndose a la poca rapidez de la joven.

-Si enseguida voy- tomo la espada de ella y del chico, lo levantó y salió corriendo hacia la clínica del doctor Genzai que había muerto el año ante pasado y ahora le pertenecía a Megumi.

-Ya sigan con la clase- ordenó Yahiko, y todos siguieron.

Antes de que saliera de la casa Kenru dejó la espada de Lee y la de ella en el pasillo.

-¡Tía Tsubame iré a la clínica con Megumi! ¡El maestro Yahiko ya sabe...!

-¿Paso algo?- vino corriendo.

-No, sólo que el maestro Yahiko se preocupó mucho por el estado en que dejé a este chico y quiere que lo lleve allí por mayor seguridad.

-Ya veo- mientras esbozaba una suave sonrisa y miraba al chico que todavía tenia los ojos perdidos.

-Bueno ya me voy- cargó a Lee en la espalda.

-¡Ten cuidado!

-¡Claro tía! ¡No te preocupes, estaré bien!- y se perdió de vista.

-Esta chica- suspiró y volvió a sus labores de la casa.

Kenru dejó escapar un suspiro.

-Tal ves no debí lastimarlo así- mientras soltaba una pequeña risa- oye Lee despierta.

-Mmm...- abría lentamente los ojos- ¿Dónde estoy?

-En la clínica de Megumi- lo miro con ternura, mientras se apoyaba con los codos sobre la cama en la cual descansaba minutos antes Lee- ¿Estás bien? Lo siento ¿Sabes?- agachó levemente la mirada.

-No... no... no te... no te preocupes- mientras se sonrojaba por haber descubierto ternura en los ojos que lo estaban mirando- es algo normal, en todas las clases pasa lo mismo y aunque sé de eso, yo mismo me arriesgué a pedirte que seas mi pareja, así que no te preocupes, además ya me siento bien.

-Gracias- se acercó y lo miró fijamente, a unos escasos centímetros de la cara de este, provocando así que el sonrojo del chico aumentara.

-¡Auch! ¡¿Por que hiciste eso?!- se quejó Lee y se subió la mano a la mejilla en donde la chica le tocó y luego descubrir que tenía un gran parche.

-Es que quería confirmar el grado de mi golpe y ver también si mentías, pero ya veo que si lo hacías- y empezó a reír a carcajadas con las manos es su estómago.

-No es de risa esto- dijo en un tono enfadado- ¡Ya para!

-Perdón es que te ves tan gracioso cuando exclamas dolores... y además todas esas vendas, creo que si te golpeé muy fuerte... por casi todas partes- y apenas contuvo la risa.

En ese instante la puerta se abrió y una mujer de cabellos negros pasó.

-¿Ya despertó tu víctima Kenru?- lo dijo con una sonrisa algo maliciosa.

-Jejeje- dejó salir una sonrisa nerviosa- creo que sí, pero...- puso carita de perrito triste- no fue mi intención lastimarlo así.

Lee rodó sus ojos y dejó escapar un suspiro para luego curvar suavemente sus labios en una silenciosa sonrisa.

-Bien, puedes venir cada dos días para verte las heridas y reposa por una semana ¿Entendido?

-Si- respondió obediente.

-Bien pueden retirarse- Megumi les abrió la puerta de la habitación para que los dos chicos salieran.

Lee bajó de su cama y Kenru lo sostuvo.

-Adiós Megumi.

-Adiós Kenru.

-Adiós doctora y muchas gracias.

-De nada es mi trabajo y cuídate, adiós.

Ambos salieron de la habitación.

-¿Por que no vamos a jugar un rato?- sugirió con inocencia la chica fingiendo pasar por alto el estado de su compañero.

-¡¿No ves que estoy herido por tú culpa y tu me pides que juegue contigo?!- exclamó preocupado el joven de ojos marrones con parches y vendas.

-Oh, sí tienes razón, se me había olvidado- le mostró una risa juguetona a su compañero, este a la vez se sonroja.

-Kenru...- fue casi un susurro.

-¿Si? Dime- la chica miraba hacia delante mientras caminaba sujetándolo un poco.

-Este... este... yo... yo... yo quiero...- estaba todo rojo- yo quiero decirte... ¡Yo quiero decirte que tú me gus...! ¡Auch! ¡Por que me soltaste!- estaba tirado en el piso y trataba de sentarse y se rascaba la cabeza con un ojo cerrado.

-¡Mira que hermoso!- la joven apegó su rostro en el mostrador de la tienda llena de joyas y extraños artilugios.

-¿Qué?- mientras se paraba.

-Esto- le indicó algo con el dedo- ¿No te parece hermoso?

-¿Un collar? ¿Qué tiene eso de hermoso?

-¡No seas tonto! ¡Ese collar no, ese otro!- era un collar de color dorado, tenía unas letras las cuales se entrelazaban a través de una cinta de oro.

-Chicos ¿Desean algo?- salió una señorita que a simple vista parecía muy simpática.

-Es que vi ese collar, es muy lindo.

-¡Ah! Ese collar, pues tiene una leyenda, se dice que si se lo regalas a la mujer que más amas en la vida, junto a las iniciales de los nombres de cada uno, ella te será correspondida para siempre, se amarán mucho y serán felices por toda la eternidad, pero si se lo regalas a alguien que odias o detestas, la persona que recibirá el collar morirá...

Los dos palidecieron ante las últimas palabras de muerte.

-Pero solo es una leyenda, no se preocupen- aclaró la joven con una risa exagerada.

Pero los dos ya habían desaparecido...

-Sigue caminando... ¡Más rápido!- Kenru empujaba por detrás a Lee quien no tenía la menor idea porque se habían retirado tan rápido.

-Oye, oye Kenru, tranquilízate ¿Qué te pasa? Y ¿Por qué nos fuimos tan pronto? Ni siquiera dejaste a la señorita terminar de decir la última frase.

-¿Que no ves que ese collar tiene algún tipo de maldición o algo? ¡Era peligroso!

-Ay, no creo que sea para tanto...- mientras pensaba en la primera parte de la leyenda.

-Oye ¿Tienes fiebre? Estas todo rojo ¿Qué te pasa?- pero este sacudió rápidamente la cabeza y dejó de pensar en lo que pensaba.

-No... no, no me pasa nada- respondió Lee.

-Bueno si tú lo dices, pero vamos a dejarte a tu casa y yo vuelvo...- las tripas le sonaron- Lo siento, es que quiero volver pronto a casa, tengo hambre...- confesó avergonzada.

-Este... esta bien- la miró divertido para luego partir a sus hogares.

-¡Ya llegué!- exclamó la chica al entrar.

-Kenru ven pronto a almorzar- le contestó la voz de una mujer.

-¡Claro tía Tsubame!... bbbrrrr... esta algo helado- la joven de cabellos castaños se frotó los brazos.

-¿Cómo está Lee?- preguntó Yahiko al verla entrar al comedor.

-Bien- respondió mientras se arrodillaba y empezó a comer- mmm... esta riquísimo esto.

-Gracias- sonrió Tsubame.

-No hay de que, mmm... y esto también, y esto, y esto otro, y también esto mmm... que cocinas bien tía todo esta exquisito- mientras que tenía los palillos en la boca con una cara de tristeza...- ¿Por que yo no puedo cocinar tan bien? La otra vez que lo hice el maestro Yahiko estuvo enfermo por una semana del estómago...

Los otros dos rieron nerviosos al recordarlo.

-Kenru querida, no te preocupes que con la practica lo superarás- la consolaba Tsubame mientras se servía.

-¡Bien! Tienes razón tía, pero ahora sólo hay que disfrutar esta comida, ñam, ñam, ñam, mmm...

-Eso de cocinar mal, debe de haberlo adquirido de Kaoru- pensó Yahiko, pero luego reaccionó y pinchó sus palillos sobre el pesado.

-¡Este pescado es mío! ¡Yo lo tomé primero!- exclamó la voz de Kenru.

-¡Pues claro que no! ¡Tú ya te comiste casi todo, mira!- le mostró Yahiko.

-¡Pues no me importa, es mío!- reclamó Kenru.

-¡Claro que no! ¡Este va a ser mío!- peleó Yahiko. Parecía un niño de 11 años también.

-¡No mío!

-¡Mío!- respondió él.

-¡Mío!

-¡Tú ya comiste demasiado! ¡Así que mira como te lo quito y me lo como!- y con un hábil movimiento se lo arrebató de los palillos de Kenru y se lo comió soltando una carcajada de triunfo- ¿Ves? Te falta mucho aún Kenru para estar a mi altura.

-¡Eres un malvado!

Tsubame se limitó a observar la competencia de comida entre aquellos dos chiquillos, sí, su esposo a pesar de la edad que tenía, con Kenru seguía siendo un chiquillo de vez en cuando, continuó comiendo tranquilamente con una sonrisa, cerró los ojos y dejó escapar un suspiro, luego tosió para mostrar su presencia y la pelea paró, cuando abrió los ojos la sorpresa se asomó a su rostro: Kenru tenía la mitad del cuerpo sobre la mesa, mientras que Yahiko tenía la rodilla izquierda encima, entre sus palillos tenía un rábano y en la boca unas verduras mientras que Kenru tenía entre sus dedos de la mano libre una mejilla de su marido y los palillos en su otra mano a unos escasos centímetros del rábano sostenido por Yahiko.

-Lo siento- dijeron los dos y se ubicaron en sus puestos nuevamente y con una actitud más civilizada.

-¡Kenru tu profesor de Karate ya llegó!- le avisó la voz de casi madre, desde pequeña siempre la había cuidado junto con su maestro y casi padre también: Yahiko.

-Enseguida voy tía Tsubame me estoy poniendo la cinta- se la amarró firmemente en su cabeza y se arregló un poco el uniforme. Desde chica que le gustaba y le interesaba mucho el Karate a parte del Kendo, y salió de su habitación.

-Aquí esta- indicó Tsubame dando a entender la llegada de Kenru- los dejos, cuídate- se dirigió a la joven que crió desde pequeña como si fuera su propia hija- saldré un momento, vuelvo en unos minutos.

-Claro señora no hay problema ¿Verdad pequeña?- respondió educadamente el maestro de Karate de Kenru.

-Si tía- asintió son una sonrisa.

-Que bueno entonces adiós- se despidió con la mano y una sonrisa.

-Adiós- dijeron al mismo tiempo el maestro y ella.

-Buenas tardes maestro Hitoriya- y se inclinó.

-Buenas tardes señorita Kamiya ¿Lista para sus lecciones?

-¡Claro! ¡Y con todo el ánimo del mundo!

-Excelente vamos...- y se dirigieron hacia la parte trasera de la casa.

Continuará...

Notas de la autora: Pues como ven, aquí esta, como les dije... la continuación del fanfic titulado "Una vida miserable y una hermosa recompensa", le agradezco michísimo a Crystal por convencerme y darme ánimos para continuarla, es que periodo de colegio ¬¬ dan lata ¿Verdad?, bueno como este es un fanfic dedicado especialmente a la personaje principal, llamada Kenru, hija de Kaoru y ¬¬ ejem (sí, lo puse de malo) Sanosuke..., ¡¡Por favor perdónenme por eso no me asesinen!! Ah y pues este fanfic es menos triste que el otro, pero tiene una ¡¡GRAN!! Sorpresa para el próximo capítulo ah y pues... ¿Que más les digo...? A ver... mmm... ¡Ah! Comentemos sobre este capítulo pues aquí describí algo de la vida de Kenru en estos momentos que ya tiene 11 añitos, jeje y como ven es muy alocada y feliz aunque no tenga a sus padres, con una ¬¬ ENORME fuerza... aaahhh... y pobre Lee... jejejejejeje medio golpe que recibió... Pues tomatasos, amenazas de muerte, cuentas pendientes, etc. REVIEW

Avances del capítulo 2: "Un viaje infernal"

¡Uy!... ¿Suena terrible verdad? Pues ellos ¡¡Van de viaje!! Van a visitar a Misao (que tiene ya ¡28 años!). Viajan de Tokyo a Kyoto (¬¬ claro)... pero no doy más detalles quiero que sea emocionante y los deje con la duda ( ¬¬ jejejejeje que soy mala, además me pregunto: ¿Para qué puse avances entonces?) jajajajaja espero que la disfruten.