~o~ Amigos con derechos ~o~

Estaba totalmente molesta, cansada y sobre todo hambrienta. Eran las seis de la mañana, tenia tiempo de comer lo que se supondria seria su tercera comida en las veintiún horas que llevaba despierta. Se aseguro su bolso bajo el brazo antes de llegar al complejo de apartamentos donde vivia. Bendita independencia, penso. Si bien era la unica hija y por ello heredera directa, adoraba la libertad de ser dueña de su casa, de su apartamento. Aunque a veces extrañaba llegar y tener la comida hecha apreciaba más el hecho de llegar a la hora que le apeteciera, sin tener que dar explicaciones a su padre celoso y sobreprotector.

Ahora era una de las tres medicas en jefe del hospital de Kanoha, su padre se había vuelto a casar con una hermosa y buena mujer la cual estaba embarazada de un niño. Por lo tanto, ella dejaba de ser la responsable de transmitir sus dotes de mentalista. Eso era, en cierto modo, una liberacion.

Puso las llaves en la puertas del edificio y la empujo. Entro en el pasillo que conectaba los cuatro grandes departamentos con la puerta de entrada al edificio. Ino subio las escaleras y llego al segundo piso. Camino hasta la puerta de su departamento, que era la primera, pero se detuvo al olfatear el aroma a comida.

Su estomago gruño y se sonrojo aun con las llaves en la mano. Demonios, tenia muchisima hambre y había olvidado hacer las compras. Ademas tenia mucho sueño y no soportaria mucho más ¿Esperaria un par de horas hasta que las tiendas abrieran o se dormiria hambrienta sabiendo que posiblemente no tuviese tiempo de desayunar?

-¿Eres tu, Ino?- Pregunto su vecino, saliendo por la puerta ya abierta de su departamento.

-Si, soy yo- Respondio ella.

Kiba salio de su apartamento, siempre tenia la puerta sin llave o en su defecto, abierta. Este ultimo era el caso. Escucho a la chica llegar desde la puerta del edifcio y agregu otro par de huevos y carne a la plancha. Ino solia olvidar comprar las cosas entre las idas y venidas de su trabajo. Los horarios de la chica variaban mucho.

-¿Noche ocupada?- Pregunto, apoyandose en el marco de la puerta.

-Maldicion, si ¿Qué esperas para invitarme a desayunar?- La rubia camino hasta el, lo empujo amigablemente y entro al departamento como si fuera propio.

Para ella era usual entrar al departamento de su mejor amigo. Llevaban alrededor de dos años viviendo en el mismo edificio y habían llegado a ser muy buenos amigos. Aunque sus horarios rara vez concidian pues el había escogido entrenar gennins como capitan ella había terminado por escoger la medicina.

El muchacho de veintitrés años sonrio, tomo la bolsa que ella le lanzo y la colgo al lado del sofa. Ino había llegado a la cocina y estaba sirviendo el desayuno, que era en realidad la cena de ella. El muchacho miro como su compañero canino se iba a la pequeña sala, dejandolos desayunar.

-¡Gracias por la comida!- Dijeron al unisono.

-¿Qué tal tus chicos?- Pregunto ella, comiendo un poco de la carne con salsa que su compañero había hecho.-¡Demonios, cocinas increible!

-Gracias.- Conetsto, conteniendo una risa- Todo bien. Solo que… bueno, las niñas de doce años siempre son problematicas.

.-¡Ya te pareces a Shika!- Bromeo, probando los huevos.

-¡Y tu a Chouji!-Ella le gruño y siguio comiendo.

-No hhe comido desde…- Ella lo penso un segundo- Hace más o menos quince horas.

-¿Sigue la epidemia?- Pregunto, medio preocupado.

-Si, no podemos pararla, aunque se ha aminorado.

Siguieron conversando mientras comian. Se habian acostumbrado a eso, llevaban más de un año y medio. Vivian uno en el apartamento del otro, comiendo juntos cuando uno olvidaba cocinar. En realidad había un trato no formulado, Kiba cocinaba pues ella era mala en ello mientras que Ino ordenaba el desastroso apartamento del chico que parecia desconocer la palabra "orden".

-¿Peleaste con… como era que se llamaba?- Pregunto con autentica duda.

Ino rio. Ella no solia durar mucho con los chicos. La mayoria de ellos, por no decir su totalidad, la dejaban por lo mismo aunque ella imponia las condiciones desde un principio. "Pasas más tiempo en el hospital que conmigo", "no quiero una chica que prefiera un enfermo a su novio", "lo siento, eres linda, pero no vale si tengo que hacer un turno para verte".

-Lo mismo de siempre, los horarios, el trabajo y el romance no van juntos- Admitio encogiendose de hombros.

-Eso lo sabias desde antes de comenzar ese trabajo- Le recordo comiendo su carne.

-Si, lo se, no tienes una puta idea de lo estresada que estoy- Ino hizo una mueca y suspiro- Joder, quiero volver a mi casa, relajarme un poco y ya.

-Yo tengo que entrenar a un Hyugga pasado de humos, a una niña tan escandalosa que ni tu y Sakura juntas le ganarian y a otro niño que tiene una pequeña tendencia suicida ¡No te quejes!

Ino lo miro y paso a explicarle que en sus manos estaba la salud de multiples personas, tenia quince medicos a su cargo y que, para colmo, tenia las horas de sueño contadas. No podia relajarse. El chico le recordo que el, además de capitan, era el futuro jefe de su clan y debia entranar a los ocho niños de su clan. Ademas, por supuesto, de acompañar a los niños en sus misiones, dar informes y participar en las actividades de su clan. El tampoco tenia mucho tiempo para el y las horas para dormir no abundaban.

-Detesto esto, antes podia relajarme más- Reconocio el.

-Ni me cuentes- Acepto- No puedo aguantar lios amoorosos con todo los lios que traigo encima, cuando me fastidian, prefiero terminar ahí.

-Yo tambien, pero las mujeres son tan celosas y molestas- Dijo- ¿Acaso no puede haber algo sin compromisos? ¿Dónde quedaron las chicas de una noche?

Ino giro los ojos, aunque en parte tambien anhelaba ser eso. La chica de una noche. Aquella que tenia sexo, se relajaba, se libheraba del estrés y todo los efectos positivos del coito y luego, volvia a su casa y su vida seguia igual. Ella no podia acostarse con un desconocido porque en su villa era conocida por todos y no tenia tiempo de irse a otro sitio a buscar sexo casual.

Entonces una pequeña idea se cruzo por la mente de la chica. No era mala idea, depues de todo no los afectaria mucho. Miro al chico que tenia enfrente cuando el se distrajo y contemplaba la televisión concentrado. Era guapo, tenia que admitirlo. Cabello desordenado, ojos ferocez, hombros bastos, espalda ancha, musculos marcados, piernas fibrosas y sabia por comentarios de sus ex novia que era bueno en ello. Sornio, un segundo pero luego la sonrisa se desvanecio.

¿Cómo iba a hacer semejante sugerencia? Es decir, ella era su amiga, su compañera de edifcio, la vecina. Una sexy vecina, penso. Despues de todo, el solo tenia las horas de sueño y un dia a la semana si no tenia mision. Lo que, lamentablemente, no sucedia muy a menudo. Se concentro en la televisión, Ino tenia buen cuerpo, prácticamente vivia trabajando por lo que no se pondria pesada. No sentiria celos pues no seria nada serio… y ella misma lo había dicho, ambos traian mucho estrés encima.

-Oye, Kiba- Lo llamo, infundiendose valor.

El chico se volteo y vio la decisión en los ojos claros de la Yamanaka. Pero ninguno de los dos prosiguio la conversación. El se levanto, no era bueno con las palabras, por lo que si ella lo rechazaba seria con hechos, no con palabras. Pero sorprendentemente no lo rechazo cuando la beso, incluso se colgo de el.

-Quiero acostarme con alguien, sacarme las malditas preocupaciones y la tension, dormir placidamente y no tener que quedarme a desayunar con ese alguien- Dijo ella aun colgada de su cuello.

-Quiero acostarme con alguien sin que se vuelva pesada, me joda cuando quiero paz y no se ponga en terminos de "eres solo mio"- Dijo y ambos cruzaron la mirada.

-¿Sexo con un amigo?- Pregunto Ino, sin saber como denominarlo.

-Amigos con derechos- Sentencio Kiba, levantandola por las piernas.

Ino se aferro a su cintura con las piernas y se dejo llevar al cuarto del chico. Por primera vez desde que Kiba se mudo, la puerta de entrada del departamento tenia llave.