No soy princesa

Ni lo seré…

Vuelvo a hundirme entristecida en mis piernas, otra vez derrumbada por esos recuerdos que son mi perdición. Tal vez porque esperaba en mi mundo de fantasías un final feliz. En el cual al concluir dicen con esa voz tan mágica, aquellas palabras que tanto anhelo alcanzar "Y vivieron felices para siempre".

En el mundo en el cual mi príncipe se arrodillaría ante mí y me colocaría una delicada zapatilla plateada… ¿Dónde estás príncipe?

No está aquí…

Te marchaste de mi lado, otra vez sola.

Tampoco estará…

Demonios, ¡se suponía que sería mi cuento de hadas!

Él nunca te quiso…

Lo sé, tampoco esperaba que lo hiciera…

¿Perdón?

Está bien ¿A quién quiero engañar? Moría por él.

¿Morías?

Muero…

¿Qué harás?

No lo sé, lo esperaré.


Los cuentos de hadas son sólo eso… Cuentos.

¿Acaso es un delito amar tanto a alguien como para desear morir por estar con él?

Vamos, sécate las lágrimas…

No quiero, no me da pena que me escuchen llorar por él.

No te merece…

¡Ni yo a él!

Te he dicho que no vendrá…

Lo sé, te he dicho que lo sé.

No lo esperes…

¡Puedes callarte!

Tantos golpes que le ha dado la vida para ser quien es. Para que mantenga un orgullo que poco a poco le consumía. Para que buscara una venganza errónea y ver como poco a poco desaparecían esos sueños que tanto anhelaba alcanzar.

¿Acaso no puede ser un maldito normal?

Sakura…

Tal vez no esté en mi cuento de hadas, tal vez él no sea un príncipe azul o tal vez éste escondite no sea mi palacio.

Tal vez yo esté ubicada en mi mundo fuera de órbita pintado con mis gastadas acuarelas de colores, tal vez no.

Tal vez él no esté cuando las iras coléricas acaben con la poca cordura que me queda o simplemente no esté cuando mis palabras irrefutables no tengan nada más que hacer que morir en hojas desgastadas por mis imparables lágrimas.

Lo esperaré, porque sé que al estar a su lado siento que todo tiene sentido y lo pierde cuando no estoy con él y también por la sencilla razón que mi alma sólo la tendrá ese ser que no sale de mi cabeza ni de mi corazón. Y ese ser no es más que él.

¿Puedes dejar de llorar? —Volvió a hablar mi conciencia.

No lo sé, en este momento mis lágrimas gritan lo que calla mi corazón.

Él volverá…

¿Cuándo? —Musité sabiendo que era inútil y que solo lo hacía para poder parar de lloriquear.

No lo sé, sólo te digo lo que quieres oír, mi pequeña.

¿No has escuchado por allí 'Si quieres disfrutar del arco iris, debes soportar la lluvia"?

Sé que tenía razón, pero no sé cómo salir de mis recuerdos, cómo navegar por el mar de agobio que sin fin me agredía. Sólo sé que mis lágrimas rodaban por mis pómulos y caían delicadas y danzantes en aquellas sábanas que se encontraban ubicadas justo debajo de mí, como mis sentimientos y mi esperanza.