El Octavo Doctor estaba pilotando la TARDIS, y entonces recibió una señal. En el panel de control aparecieron las palabras "Transmisión de Gallifrey".
-¿Qué querran esta vez esos pomposos?-se preguntó el viajero del tiempo, famoso a nivel universal.
Presionó un botón y en la pantalla en la que apareció el aviso del mensaje, apareció la imagen del Señor Presidente.
-Doctor, si recibiste este mensaje, necesitamos que vengas Gallifrey, esto es una grabacióm, así que puede que ya sea demasiado tarde. Pero necesitamos que nos traigas . . .
Entonces en la grabación, una explosión hizo que la imagen se inundara de humo. Entonces volvió a aparecer el Señor Presidente.
-¡La Mano de Omega, Doctor! ¡Necesitamos que traigas la mano de Omega! ¡Estamos en guerra con los Daleks! ¡Es la guerra! ¡La Gran Guerra del Tiempo!
-Voy para allá-se dijo así mismo mientars apagaba la grabación y ponía rumbo a Gallifrey.
Al parecer había algún tipo de interferencia en el Vortex del Tiempo, pues la TARDIS no paraba de sacudirse.
-Tranquila, amiga, tu puedes.-le animaba el Doctor en voz baja, dando pequeñas palamadas a la consola.
-No debes participar en la Guerra, Doctor.
El Doctor se dió la vuelta, frente a el estaba el Observador.
-Creí que habías desaparecido cuando me regenere.
-No esperes eso, amigo.
-No puedes decirme que no participe en la Guerra, es mi gente.
-Esa Guerra solo consumira y conseguira, traera desgracia, y pena.
-Aún así tengo que evitarlo, soy el Doctor-le dijo como si fuera una excusa valída en cualquier caso.
-Esta bien, amigo, pero podrás contar conmigo en el clímax de la Guerra.
-Bien.-le respndió el Doctor, sabiendo que se iba a arepentir después.
Y el Observador desaparecio.
El Doctor no sabía cuantas consecuencias traería esa decisión.
