Hola a todos! Traigo una nueva historia que se me ocurrió hace un par de días y que no pude sacarme de la cabeza. Se trata de una pareja extraña , lo se pero me han inspirado a volver a escribir y no quería que las ideas se me fueran volando otra vez.
Así que espero que les guste XD El título lo saqué de la canción de X Ambassadors "Unsteady" escuchenla, es hermosa y el fic estaba basado en ella, en uno de los personajes.
Los personajes en esta historia le pertenecen a Susanne Collins y JK Rowling, aquí se los utiliza sin fines de lucro y para expresar mi imaginación.
Unsteady
Chapter 1
Los nervios estaban mirándolo, literalmente. No podía concentrarse en nada que no fuera en su prometida, en la otra habitación del largo pasillo. El día había llegado por fin, ambos se iban a casar después de tantos años de noviazgo. Para Finnick Oddair este sería el mejor día de toda su vida porque Annie Cresta se convertiría en su esposa.
Siete años de novios y dos de prometidos se necesitaron para llegar al altar. Si hubiera sido por Finnick la habría tomado como esposa hace muchos años atrás, en una pequeña capilla en el campo, bajo los rayos del sol, pero a pesar de sus deseos él decidió sucumbir a los de su novia. Le había resultado extraño en un principio que ella rechazará constantemente sus propuestas de matrimonio cuando decía amarlo incondicionalmente, pero Annie le hacía ver todos los contra que tendrían. Empezando por ser muy jóvenes, a la fortuna y fama que la familia Oddair había obtenido los últimos años. Que el primogénito de la familia multimillonaria se comprometiera en matrimonio resultaría un escándalo absoluto y destrozaria la reputación en el círculo de la alta sociedad al ser muy joven. Las revistas y programas televisivos los habrían destrozado. Pero a Finnick eso no le había importado en su momento, había estado resentido con su padre por haberlo obligado a mudarse de pequeño junto con su madre y hermanita Johana a una vida llena de riquezas en la capital de Inglaterra cuando en los suburbios se sintió más feliz que nunca. Aquella vida le parecía muy lejana ya a él. A veces Finnick se preguntaba se había perdonado a su padre por dejar a su familia constantemente solos y sin su amor a cambio de los negocios, y era en ese momento que recordaba en que si no se hubieran mudado jamás habría conocido al amor de su vida Annie Cresta.
Su familia podría tener miles de defectos, y sin embargo él los amaba por sobre todas las cosas. La riqueza no los había cambiado, sus estudios resultaron ser los mejores y aun asi, Finnick veía a la misma Johana berrinchuda, salvaje e indomable de siempre. Sabían muy bien ellos dos que algún día tendrían que tomar el lugar de su padre en el Imperio creado por el mismo, pero eso no les preocupaba para nada, el dinero jamás se interpondria entre la familia. Esperaba que pasara lo mismo con Annie cuando tuvieran sus propios hijos. Imaginar una familia con ella hacia que la felicidad de Finnick continuará creciendo, al igual que sus nervios.
Su padrino y mejor amigo, Peeta Mellark, se había ido hace más de quince minutos al llamado de su hermana Johana, la dama de honor de Annie. Se suponía que en menos de diez minutos empezaría oficialmente la boda, según el reloj de pared. Finnick no podía parar de pasearse por la pequeña habitación, con su esmoquin negro de diseñador exclusivo ya puesto, peinado y afeitado estaba listo para dar el gran paso. Él, se acercó por quinta vez a la gran ventana de ese condominio en el edificio mas alto y valioso de la ciudad de Londres. La ciudad gris, húmeda y monótona no ayudaba a su vista, realmente él hubiera querido hacer la ceremonia al aire libre lejos de allí y simple, pero las mujeres y diseñadores tomaron las riendas de todo. A lo lejos se escuchaba un pequeño estruendo, eran truenos. La tormenta se acercaba mas y mas. Bonito dia para casarse, penso él irónicamente.
Si Peeta no llegaba enseguida a avisarle que ya era la hora para salir, se volvería loco. Sentía como le costaba respirar con normalidad. Finnick tenía miedo de arrepentirse, pero sabía que no lo haría, amaba a Annie y quería vivir con ella para siempre. Mirando allí con atención en la ventana hacia el afuera fue cuando sintió un disturbio en el pasillo, cerca de su habitacion. Las voces parecían discutir, y hablaban una sobre la otra como en un enjambre de abejas. No fue hasta que él se fue acercando a la puerta que reconoció a una de ellas como la voz de su hermana Jo.
Los pasos y tacones se escucharon más fuerte, y tres personas terminaron irrumpiendo en la habitación que se encontraba Finnick. Johana, furiosa en su vestido naranja de dama de honor, Katniss, la reciente esposa de Peeta y una gran amiga vestida de gala preocupada y sería, Peeta, su padrino con una cara pálida y de tristeza, y su madre Effie, llorando silenciosamente.
-¿Qué sucedió? -preguntó Finnick preocupado y asustado por sus caras- ¿Por qué tienen esas caras? ¿Annie esta bien?
Johana bufo grotescamente y soltó una palabrota al aire, dandose la vuelta para no observar a su hermano.
-¡Jo! -la reprendió una Katniss sería como nunca antes la había visto - ¡No es el momento!.
-Díganme qué esta pasando. ¡Ahora! -gritó Finnick frustrado y enojado con todos ellos.
Johana no se volvió a ver a su hermano, Katniss se había quedado callada frunciendo el ceño y evitando su mirada, su madre Effie lloraba silenciosamente en un rincón y su mejor amigo Peeta, que no habia pronunciado palabra desde que irrumpieron en la habitación, se acercó a el lentamente y le sujetó el hombro para darle un apretón de apoyo.
-¿Qué esta sucediendo Peet? ¡Dímelo! -Casi le imploro él.
-Lo siento, amigo -dijo Peeta con sus ojos azules penetrandolo, se podía ver una gran tristeza en ellos y eso era algo imposible ya que su persona derrochaba felicidad al verse junto a Katniss-. Pero debes leer esto.
Peeta le entregó un papel de servilleta blanco y algo arrugado en su mano. Estaba escrita con tinta azul. Definitivamente no era algo bueno.
De repente, Finnick sintió todos los ojos puestos en él, y como un nudo enorme se formaba en su estómago. Las caras de su familia y amigos indicaban una mala noticia, una muy mala y tampoco había dejado de lado el hecho que nadie le dijo nada de Annie. Así que sujetó esa nota, y se dirigió a la gran ventana para darles la espalda. Tomó una gran bocanada de aire y comenzó a leer.
Finnick:
Te dejó esta nota porque no podía irme sin dejarte una explicación. No puedo casarme contigo, no puedo. He intentado engañarme, decirme a mi misma que eres al único que amo y que eres mi vida entera, pero no es así. Te he estado engañando Finnick. Hace cinco años me veo en secreto con tu primo Cato, desde aquel viaje de negocios que tuvimos juntos, algo paso entre nosotros y no pudimos evitarlo. No puedo casarme contigo cuando quiero a otro. Y el me quiere también. Ya no estaremos cuando recibas esto, no trates de buscarnos, no lo hagas, déjame libre, déjame ir. Perdóname Fini.
Annie.
La nota calló de la mano de Finnick hacia el suelo. Y lo único que podía ver él a través de la ventana ahora era la tormenta cayendo implacable sobre una ciudad gris y oscura. Viendo su propio reflejo en el vidrio, se dio cuenta que el día que representaría la felicidad absoluta se habia convertido en la más terrible y siniestra pesadilla que un corazón roto en mil pedazos pudiera llegar a soportar jamás.
Sólo una huida, una nota improvisada y años de mentiras descubiertos sirvieron para destruir la vida que Finnick Oddair una vez tuvo.
