Capítulo 1
La Visión
Bella
Al día siguiente de la partida de los Volturis, fuimos junto a Renesmee a la mansión blanca. Por extraño que parezca, Jacob no fue a buscar a Nessie como todos los días, me parece que quería dormir un poco más. Cuando llegamos, nos estaban esperando en la mesa de reuniones. Desde que Nessie se convirtió en la única que come, o al menos Carlisle intentaba que así fuera, ocupábamos esa mesa para lo que en un principio era el comedor. Carlisle estaba en la cocina junto a Esme preparando el desayuno, Emmet estaba en la cabecera, a su izquierda estaba Rosalie y al lado de ella estaba Jasper, Edward estaba a la derecha de Emmet, frente al ventanal, Alice estaba cerca mío entre Nessie y yo, junto a ella estaban los dos asientos vacíos que ocuparían Carlisle y Esme.
Carlisle le sirvió el desayuno a mi pequeña Nessie; un poco de avena con leche y fruta, no puedo creer que le gustara, pero sólo se comió un poco.
-Abuelito, ¿por qué me sigues sirviendo desayuno si prefiero ir a cazar?
-Nessie, prefiero que desayunes por los nutrientes -dijo Carlisle- si puedes consumir las proteínas y las vitaminas...
-¿Por qué siempre tienes que hablar de esa manera Carlisle?-lo interrumpió Emmet- siempre desde el punto de vista científico. Nessie, si Carlisle lo hace es para fastidiarte, nada más. Y no vuelvas a preguntarle nada o te dará un confuso sermón sobre cómo funciona el metabolismo.
-Emmet, al único que lo confunde es a ti -dijo Alice- tú eres el único de aquí que reprueba ciencias, cabeza de músculo.
-Sabes que es difícil Alice -dijo Emmet, dándole un abrazo- si fuera porque sabes cómo son las pruebas, ni siquiera a ti te iría bien...
Nessie estaba muy entretenida y no prestaba atención a los adultos, estaba muy concentrada separando todas las frutas de su desayuno para luego comérselas.
-¿Así que te gusta la fruta Nessie? -le dijo Edward, acercándole trozos de manzana- ¿Cómo es eso?
-No lo sé, pero la avena sabe a tierra, y la fruta no. Jacob siempre me da manzanas o peras, y me gustan -dijo con una gran sonrisa... y mucha fruta en la boca.
Cuando dijo el nombre de Jacob, se le iluminó la cara, pero al parecer no fui yo la única en darme cuenta, porque Rosalie gruñó, y se acercó a la niña.
-Nessie, si quieres una mascota, ¿por qué no me lo dijiste antes? Puedo comprarte un cachorro que sea más oloroso...
-Rosalie, por favor, ¿quieres dejar a Jake tranquilo? -le dije con un poco más de educación de lo que quería.
Como Emmet vio que iba a contestar, se adelantó y la abrazó por el hombro para que no pudiera decir nada. De pronto, Jasper estaba al otro lado de la mesa, se puso junto a mí para atrapar a Alice, rápidamente Edward tomó a nuestra hija en brazos y me tomó por la cintura.
-¿Qué pasa? -pregunto Carlisle.
-¿Qué ves Alice? -dijo Jasper, asustado.
-No son buenas noticias -dijo Edward, muy serio.
-Edward, dime que pasa -le dije, y en ese momento, sentí la mano de Nessie en mi mejilla.
¿Nos tenemos que ir de nuevo? me preguntó me hija con su particular forma de comunicarse.
-Me parece que es mucho peor que eso -dijo Edward. Tenía el ceño fruncido y estaba más pálido de lo normal.
-¡Alice, por favor dime algo! -gritó Jasper, desesperado -¡Alice por favor reacciona!
-N-No s-son buenas no-noticias -dijo Alice.
Estaba recostada en el regazo de Jasper, el cabello más alborotado de lo normal y se veía cansada. Nunca le había pasado algo así a Alice y yo jamás había visto a un vampiro reaccionar de esa forma.
-La llevaré arriba... -empezó a decir Jasper, pero Carlisle lo detuvo.
-No, recuéstala en el sofá. Edward, por favor, dinos lo que ve Alice. Ella no va a poder hacerlo.
-Vamos todos al salón entonces. Como dijo Alice, no son buenas noticias– respondió Edward.
Cuando estuvimos en el salón, Edward me pasó a la niña. Alice estaba recostada en el sofá, con Jasper a su lado, sosteniéndole la mano. Emmet estaba con Rosalie cerca del piano, y Carlisle y Esme juntos, al lado de nosotros.
En el momento en que Edward terminó de hablar, todos guardamos silencio. Sabíamos lo que teníamos que hacer, sin siquiera decirlo. El ambiente se estaba poniendo incómodo y fue Nessie quien lo quebró.
-¿Y qué va a pasar con mi Jacob? -preguntó, con tristeza en su voz.
-No te preocupes por él -le dije-. Va a estar mejor sin nosotros.
-Pero yo... -comenzó a decir, pero Edward la interrumpió.
-Hija, no pienses eso ahora -dijo, pero había algo de incomodidad en la manera en que lo dijo.
-Sí Nessie, no te preocupes de ese perro -dijo Rosalie, tomándola en brazos-, piensa en que no es el único hombre en tu vida.
Edward gruñó y Rosalie se detuvo. Como no quise hablar, me concentré en quitarme el escudo y cuanto lo logré pensé:
¿Qué vamos a hacer ahora?, ¿qué va a pasar con ellos?
Y con la misma preocupación que tenía en los ojos, me dijo:
-No lo sé, pero esto es mucho peor que los Vulturis.
