"He aquí la gran incógnita que no he podido resolver, a pesar de mis treinta años de investigación sobre el alma femenina: ¿Qué es lo que quiere la mujer?"
-Sigmund Freud
'Mujeres… ¿qué haríamos sin ellas?'
Es una pregunta que ha rondado por la cabeza de todo hombre en algún momento de su vida, principalmente de su adolescencia.
Ahora bien, la importancia del papel de la mujer en las sociedades humanas es extremadamente variado, yendo desde ser incapaces de siquiera mostrar su rostro en público, hasta llegar a ser sus gobernantes absolutas.
En la sociedad japonesa, sin embargo, no se llega a ninguno de estos dos extremos.
La educación es una de las principales razones para esto, basándose en valores morales y humanos de igualdad de género, respeto por la integridad física y del alma, etc.
De cualquier manera, estos ideales (como todos las demás), son aplastados en algún momento y lugar, siendo este contexto, en su gran mayoría, las calles.
No hablo solo de los callejones oscuros y abandonados que hay en cualquier ciudad del mundo y que sería una imprudencia total visitar, debido a los retorcidos seres que allí habitan, (alias ladrones, secuestradores, violadores, asesinos, etc.) sino a todas las calles.
Sí, esos lugares abarrotados y ruidosos en los que apenas puedes moverte sin chocar, eran tan o más peligrosos que aquellas sucias callejuelas.
¿Qué por qué pienso eso?
Simple, los peores ladrones y asesinos, son las personas que caminan a tu lado.
Ah, pero me estoy desviando del tema, lo siento.
¿En qué iba? Oh si, la mujer.
Bueno, como iba diciendo, a pesar de que la sociedad las trate como títeres, las mujeres son lo más sagrado del mundo para el hombre a nivel individual; son sus compañeras, sus amigas, sus amores...
Aunque por supuesto, no es que algo de eso me importe realmente.
