Por petición de Haruno, él la había acompañado a la florería Yamanaka en busca de un ramo para Uzumaki, quien por sus excesos en batalla, había terminado herido en el hospital de Konoha. Cuando él aceptó, inconscientemente tenía el deseo de encontrarse con la rival de su compañera, pero se llevó una decepción al ver que ésta no se hallaba.

El pelinegro no reconoció el sentimiento que le invadía, su primer pensamiento fue ir en busca de algún libro que le indicara lo que era lo que sentía, pero antes, tenía que cumplir un pendiente.

—Gracias Sai-kun —sonreía Haruno con un ramo de flores blancas en las manos tras haberse alejado algunos metros del establecimiento—. ¿También me acompañaras a ver a Naruto al hospital?

—Me encantaría pero Yamatto- —quiere verme —no bajaba la curvatura de sus labios—, saluda a Naruto-kun de mi parte por favor.

—Claro, entonces te dejo —dio media vuelta sin notar que una de las flores caía del ramo—. Nos vemos luego.

El pelinegro se había agachado a recoger la flor pero al levantarse, Sakura había echado a correr, sin embargo, encontró frente a él a una chica de cabellos dorados justo cuando estiró la mano con la flor.

—Hola Ino-chan —amplió su sonrisa— ¿Cómo…?

—¿Para mi? —Yamanaka tomó la flor con emoción y entusiasmada, abrazó de la extremidad que había sostenido la planta— ¡Muchas gracias Sai-kun!

—Pero…

La moza depósito un beso en la mejilla del moreno logrando que la palidez de su rostro se pintara de carmín impidiéndole el habla.

El shinobi pintor recordó que en alguno de sus peculiares libros hablaba sobre esa sensación que le recorría el cuerpo al ser rodeado por las delicadas manos de la kunoichi.

—Tomemos un helado —jaló con suavidad el brazo del muchacho para conducirlo en la dirección querida—, estaré encantada de salir contigo.

Sai se dejó llevar haciendo más boba la sonrisa de sus labios. Había llegado a la conclusión escrita en su libro: "Las mariposas en el estómago son la mejor señal para identificar el enamoramiento"

FIN