Empezamos con una nueva traducción. Este fic se titula en su idioma original, Un contrat, des consequences escrito por Evilqueen3381. Es un fic AU, es decir, nada de magia. A mí me encantó, es bastante original, y ya veréis por qué, sobre todo llegando al final. Espero que disfrutéis y lloréis, y os enfadéis con las aventuras de nuestras chicas.
Lo de siempre, los personajes no nos pertenecen, y la historia es de la imaginación de su autora, yo solo la plasmo en nuestra lengua.
Una alcaldesa, una prostituta, una propuesta.
Regina Mills era una mujer de treinta años, segura de ella misma. Reinaba sobre su pueblo con justicia y mano de hierro. Era madre de un pequeño muchacho al que quería más que a su vida. Solo había una sombra en su vida, la ausencia de vida sentimental. Nunca había conocido una relación verdadera, porque no consideraba su matrimonio forzado como tal. Nunca había logrado estar cómoda con los hombres, pues sus experiencias con ellos nunca le habían dado nada para sentirse en confianza. A menudo había sufrido y prefería ahora resguardarse y concentrarse en el pequeño. Henry tenía seis años y estaba literalmente enamorado de su madre, y ese amor incondicional era recíproco. Desde el día que lo había traído al mundo, ella no existía sino para él y para nadie más.
En esos días, todo la ciudad estaba en efervescencia ante la cercanía del gran baile anual de Storybrooke, que se celebraría al mes siguiente. Este año, Regina no tenía a nadie para que la acompañara a la fiesta. Ya escuchaba los comentarios sobre que si era frígida y que no había estado con nadie desde la muerte de su marido. Pero, incluso antes de su muerte, ella iba sola, su marido nunca se tomó la molestia de acompañarla, ocupado por lo general con una de sus amantes. La gente siempre cotilleaba, dispersando el rumor de que ella no era capaz de satisfacer a su marido y que él buscaba fuera lo que no tenía en casa.
Pero si había algo que amaba Regina Mills era provocar y cuestionar las certezas de los demás. Así que, una noche en la que Henry estaba en casa de una amiga, ella salió a tomar una copa a un bar para pensar. Casi iba a abandonar cuando la solución se presentó a ella bajo la apariencia de una magnífica rubia.
«Pf, ¡qué noche de mierda!» dijo la joven rubia sentándose al lado de ella «Marco, pone uno doble, por favor»
Regina vio al camarero alejarse y se tomó tiempo para observar a la joven que cortaba la respiración. Esta se despeinaba los cabellos intentando escurrirse el agua de la lluvia que goteaba por sus largos bucles dorados. Estaba vestida con un vestido rojo ceñido, increíblemente corto que hizo latir desbocadamente el corazón de la alcaldesa. Nunca había sentido tal deseo por nadie antes, y aún menos por una mujer. Nunca se le había pasado por la cabeza la idea de intentar con las mujeres, pero sabía que no le gustaba estar con los hombres. Perdida en sus pensamientos, no se había dado cuenta de que estaba mirando descaradamente a la joven.
«Hm…buenas tardes…yo soy Emma Swan» dijo la joven rubia de veinticinco años tendiéndole la mano «¿Ve algo que le guste?»
Regina salió de sus ensimismamiento y sonrió a la joven «Pues sí» dijo ella estrechándole la mano, haciéndole perder un poco su confiada seguridad «Yo soy Regina Mills»
«Wow, ¿Regina Mills? ¿Como la alcaldesa de Storybrooke?»
«Ella misma. Pero llámeme Regina, por favor»
«¿Qué hace en este bar a esta hora, Regina?»
«Pensando»
«¿En los asuntos de su ciudad?»
«No, en los míos» dijo ella frunciendo el ceño.
«¿Cuáles son esos asuntos que le hacen fruncir tanto el ceño, señora alcaldesa?»
«Un deseo de poner patas arriba las convenciones…»
«Entonces…»
«No creo que pueda ayudarme a solucionarlo, así que prefiero mantenerlo para mí»
La joven rubia sonrió y se apoyó con gracia en la barra. Se acercó dulcemente a la morena que no podía evitar comérsela con la mirada.
«Si no puedo arreglarlo, puedo quizás ayudarla a relajarse un poco» dijo con una voz sensual y sin equívoco «Una mujer como usted puede permitirse los servicios de una mujer como yo» le susurró al oído.
Regina abrió los ojos desorbitadamente al comprender la profesión de su interlocutora y sonrió, un plan se maduraba en su cabeza.
«Miss Swan, le ofrezco 200 dólares para que me acompañe a mi casa, tengo algo que me gustaría proponerle en privado. Solo le pido que me escuche y se lo piense durante esta noche»
Eso fue suficiente para que a Emma le picara su curiosidad, aceptó y se encontró en la gran mansión de la alcaldesa, un vaso de sidra en la mano sentada en un confortable sofá. En un primer momento, había pensado que la alcaldesa esperaba sexo por su parte. Y por una vez, su cliente le daba ganas de dejar su profesión de lado y sentir un verdadero placer con una mujer magnífica. Pero al contrario que sus clientes habituales, no la había conducido directamente hacia su habitación, la había conducido al salón y le había propuesto una copa. Emma entonces pensó que era del tipo de cliente que quería establecer un mínimo contacto y seducción, lo que le gustaba. Pero otra vez, se sorprendió cuando su interlocutora se había sentado en el sillón de enfrente y había comenzado a hablar.
Regina le explicó su situación y los chismes que corrían sobre ella. Explicó su voluntad de sorprenderlos y dejarlos callados de una vez por todas.
«¿Y cuál sería mi papel, señora alcaldesa? ¿Relajarla mientras pone en marcha su plan?»
«La idea es totalmente otra» dijo Regina sonriendo «Si usted acepta el contrato, la idea sería que se quedara aquí todo el mes, que aprendiéramos a conocernos para poder presentarnos esa noche como una pareja. Quiero ver sus caras de impresión, verlos murmurar a nuestro paso y preguntarse quién es esa magnífica rubia que va del brazo de la alcaldesa. ¿Son pareja? ¿Ella es lesbiana?»
«Pero, señora alcaldesa, si alguien de la fiesta me reconociera, sé que no soy de Storybrooke, pero es posible que algunos de sus electores hayan sido clientes míos»
«Me da igual, diremos que una noche de lluvia hizo que nos encontráramos, que estoy al corriente de su trabajo, que no hay mentiras entre nosotras»
«Encuentro que su plan tiene muchas lagunas»
«Si acepta, podremos pensar en ello durante el mes»
«¿Y por lo que respecta a…?»
«¿Al dinero?»
«Sí, eso»
«Le ofrezco diez mil dólares por el mes y quinientos más por esa noche»
Emma casi se ahoga al escuchar tal cantidad. «¿Y por lo que respecta al sexo?»
«¿Qué pasa con el sexo?»
«Hay cosas que hago y otras que no hago, sea el dinero que sea»
«No, Miss Swan, yo no…yo no quiero sexo, yo no…no es lo que busco»
«Pero es lo que yo hago»
«No, yo no…no quiero pagarle sus favores Miss Swan, sé que es su trabajo, pero no deseo contratarla para eso»
Emma estaba confusa, el sexo era la parte con la que más cómoda estaba, pero esa oferta era tentadora. Estaba confusa por el tenso comportamiento que había tenido Regina al responderle, como si la perspectiva de cualquier relación física la disgustara completamente.
«¿Es porque soy una mujer?»
«No. No tiene nada que ver, se lo aseguro»
«Entonces, ¿por qué? Si me paga diez mil setecientos dólares en total, ¿por qué no se regala de paso un buen momento? Se me dan muy bien las mujeres»
«¿Ya ha habido mujeres que le han pagado por eso?»
«Es raro, pero ocurre, no somos muchas las que lo hacemos»
«¿Es usted bisexual?»
«Soy prostituta, o "escort girl" como otros prefieren decir. Mi situación es ligeramente complicada, pero para serle sincera, soy lesbiana»
«Oh…Pero entonces cuando está con hombres…»
«Es mi curro, es mecánico, no me hago tantas preguntas»
«Oh…»
«¿Eso no le causa problemas? Que sea lesbiana, quiero decir»
«No, en absoluto. Y…¿está saliendo con alguien?»
«No»
«¿Trabaja sola o tiene que rendir cuentas?»
«Trabajo sola»
«Entonces…¿Acepta mi propuesta? Si quiere, puedo acompañarla a su casa, y dejarle tiempo para que lo piense y mañana me da una respuesta»
«Sí, me parece bien»
Regina la llevó y la paró antes de que saliera del coche. Le dio 500 dólares»
«Me había dicho 200 por la conversación»
«Lo sé, pero los 300 de más, es por la noche. Me gustaría que no cogiera a más clientes esta noche. Si mañana aceptara, no me gustaría la idea de que un hombre la hubiese tocado esta noche»
Emma se sintió aún más confusa que durante toda esa noche surrealista. Los actos de la alcaldesa parecían reveladores de una posesividad malsana, pero al mirar su rostro, ella no pudo sino leer un profundo respeto. Ella no quería que un hombre la tocara, no porque fuera de su propiedad, sino porque ella parecía incómoda ante la idea de una relación hombre mujer, cualquiera que fuese. Como para confirmar sus pensamientos, Regina continuó
«No me malinterprete, no quiero en ningún caso controlar su vida. Simplemente quiero asegurarme que pasará una noche en calma para aclarar su mente. Si realmente quiere coger un cliente y mañana acepta mi propuesta, me gustaría sin embargo no saberlo. Vendría y no hablaríamos de eso»
«No cogeré a nadie, se lo prometo. Pero guárdese su dinero, una noche de reflexión no vale quinientos dólares»
«No, por favor, cójalos, es porque le he hecho perder una noche de trabajo»
Emma subió a su apartamento, el cual comparte con una amiga.
«Vuelves muy temprano»
«He tenido una noche extraña»
«¿Un cliente dudoso?»
«Sí, y no, ven, te necesito para reflexionar sobre ello»
Emma se lo contó todo. Mary Margaret era de lejos su mejor amiga, la había recogido una noche cuando un cliente la había golpeado y desde ese momento nunca había dejado de estar ahí para ella. Le había ofrecido un techo, el alquiler gratuito durante meses antes de que pudiera de nuevo pagar los gastos. Aceptaba su trabajo y la ayudaba a intentar salir de él, era un hombro sobre el que llorar y una amiga con la que reír, era su familia y Emma era la suya. Le contó su encuentro con la alcaldesa, la propuesta y la confusión que había sentido. La joven la escuchó sin interrumpirla y se tomó su tiempo antes de responder.
«Parece un plan a lo Pretty Woman versión gay»
«Estaba segura que dirías eso, lo sabía»
«Bueno…atrévete a decirme que tú no lo has pensado…»
«Por supuesto que sí, es por eso que no sé qué hacer. ¿Y si resulta ser una perversa que quiere atraparme en sus garras?»
«Se puede decir lo que sea de Regina Mills, pero no que sea una perversa. Dirige su ciudad con justicia y rectitud. Ha criado a un adorable muchacho que tengo en clase, Henry tiene seis años y es un encanto, equilibrado, amable, bien educado. Una mala persona no puede haber hecho un trabajo tan bueno con un niño. Sé que ha estado casada, pero terminó mal, ¿quieres que investiguemos?»
«Sí, vamos»
«Eh, voilà…» dijo Mary Margaret colocando a Emma delante de la pantalla «Estuvo con un hombre llamado Leopold Parker, se casaron hace casi siete años y él murió hace ocho meses. Me acuerdo de eso, todos los periódicos hablaban de ello, fue encontrado muerto en su casa asesinado de una bala en la cabeza. El caso fue cerrado, nunca se supo lo que realmente ocurrió»
«¿Crees que ella lo mató?»
«Es una de las hipótesis de las que todo el mundo hablaba, pero si no recuerdo mal, hubo una fuerte ola de simpatía hacia ella porque esa noche se encontraba en un estado francamente lamentable. Pasó dos semanas en el hospital, le habían dado una buena paliza»
«O los dos se agredieron mutuamente, o él la agradeció y ella se defendió, es lo que insinúas»
«¡Sí! Yo creo que hay algo más detrás de todo, pero no sé qué. Mi compañera que tenía a Henry en clase en esa época me contó que él parecía muy perturbado, y a partir de ese momento, comenzó a desarrollar un apego exclusivo hacia su madre. Se cerró a sus compañeros de clase y pasaba el día esperando a que ella lo fuera a buscar. Mi compañera ya no contaba las mañanas en las que ella no pudo dejarlo de tanto que lloraba porque no quería separarse de ella. Este año va mejor, viene a clase y participa, pero se mantiene muy tímido e intenta todo el tiempo hablar con su madre, solo la tiene a ella en la cabeza. Ella intenta motivarlo para que participe en la meriendas de cumpleaños, ella las organiza y lo acompaña para que haga amigos, pero se queda pegado a ella como una mariposa a la luz. Ella vino a verme debido a eso, porque está preocupada de que se cierre al mundo»
«¿Es ella la que lo lleva todas las mañanas a la escuela?»
«Todas, sin excepción»
«Pensaba que una mujer como ella tendría alguien para que se encargara de eso»
«No, cuando se refiere a su hijo, Regina Mills viviría cuarenta horas al día por él si fuera necesario»
«Mañana te acompaño al trabajo para verla y darle mi respuesta, eso me dará la oportunidad de ver de lo que hablas»
«¿Vas a aceptar?»
«No lo sé…Creo…No lo sé, implica tantas cosas…Tengo la noche para pensar»
«¿Emma?»
«Hum…»
«¿Podemos ver Pretty Woman?»
«Sí, yo también la tengo dando vueltas por mi cabeza»
