A veces, si estás en el bosque y te detienes a escuchar por un momento, oirás algo. Pero, inútilmente, intentas ignorar el sonido de un niño siendo torturado.
A veces, te sientes tentado a consolar al que produce el llanto. Pero nunca lo haces, y nunca lo harás.
A veces, te sentirás culpable por ignorar los gritos entrecortados. Sin embargo te dices a ti mismo que no es tu asunto, y sigues con tu entrenamiento.
A veces, das un paso en dirección a esos gritos de miedo y dolor, eres un shinobi y tu trabajo es proteger tu pueblo. Pero luego reconoces las voces.
"Maldito demonio, ¿Crees que puedes escapar de nosotros? ¡Pagarás por matar a nuestros amigos! ¡Muere, pequeño bastardo!"
A veces, empuñas tu kunai y surge la tentación de clavarlo en aquel corazón tan frío y sádico. Luego, por supuesto, recuerdas que tú no eres muy diferente y metes el arma de nuevo en tu bolsa. Recuerdos nublan tu mente. ¿Pero qué hay para recordar, a excepción de los vestigios de una amarga batalla y el sellado de un demonio dentro de un niño?
A veces, si te concentras, puedes desaparecer los sollozos. Sabes lo que está diciendo tu juicio, pero lo ignoras por conveniencia.
A veces, si entrecierras los ojos, puedes ver un destello naranja corriendo y, poco después, gritos escalofriantes de personas trastornadas tratando de matar a un inocente. ¿Pero sabes qué haces? Te giras hacia tu objetivo y sigues entrenando, descargando toda la mierda que sientes contra el pobre muñeco.
Y a veces, el niño se acerca a ti sonriendo ampliamente y pidiendo comida. ¡Él tiene que mendigar, por el amor de dios! Te agachas y niegas con la cabeza, tratando de no dejar que la culpabilidad se perciba en tu rostro. Pero frunces el ceño, y él con cautela da un paso atrás.
"¡P-perdón! Lo siento, eso fue grosero, simplemente exigiéndole algo… Usted debe odiarme."
A veces, gritas que se detenga mientras huye. Sin embargo, años de dolor y miedo se han inculcado en él, doblemente alimentados por la confusión y la desconfianza. Ya está fuera del alcance del oído, de cualquier cosa. Reducido a mendigar antes de aprender siquiera a leer.
Podrías perseguirlo.
Podrías perseguirlo e intentar explicarle. Explicarle que no lo odias, que en realidad estás muy orgulloso de que pueda vivir con un maldito demonio dentro de él.
Sin embargo nunca lo haces, y sientes que algo muere dentro de ti. Así que gírate, vuelve a tu entrenamiento, apuñala y corta a tu objetivo hasta que no puedas aguantar más. Luego vuelve a casa, acomódate junto al cálido fuego, disfruta tu comida caliente, e ignora la culpa gritando en tu interior.
Porque a pesar que eres uno de los mejores ninja, a pesar de que proteges tu aldea con cuerpo y alma, no puedes reunir el valor para ayudar a un pequeño niño.
Y, a veces, te das cuenta de que él es el héroe y tú eres un cobarde, tratando de ignorar lo obvio. Es en ese momento en el que te haces una pregunta.
¿Todavía te odias a ti mismo?
No puedo creer que el original tuviera tan pocos reviews, siendo de 2007. Las mejores cosas son las que están escondidas, esperando a ser encontradas.
