NOTAS PARA SEGUIR LA LECTURA:

Los ":::::::::::::::::::" son saltos en el tiempo, equivalentes a unas horas, días o semanas… también son saltos de escenario.

Los pensamientos de los personajes irán entre comillas, de la siguiente manera: – "pensamiento" –

Los Flashback irán con sus respectivas leyendas y en negritas, para distinguirse del resto del texto.

Los recuerdos de frases irán en cursivas, de ser posible centrado el texto: "recuerdos de frases"

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NOTA: En un universo paralelo al que desarrollo mi historia principal, donde Skipper y Hans si se tienen apreció… y lo ocurrido en Dinamarca no fue tan grave como hacen parecer…

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TUYO / MÍO

CAPÍTULO 1.- MI CIELO…

El sonido del aleteo se silenció en el momento en que aquella ave se posaba en la rama más cercana, observando con una mirada profunda y fija en el motivo de su visita.

Sus ojos se entornaron mientras seguían los movimientos realizados por aquel ser... la forma de sus músculos, la manera en que flexionaba sus patas para poder realizar un movimiento que podría considerarse imposible para un ave que tenía las patas demasiado cortas.

Una sonrisa torcida se dibujó en su pico, resaltando los colores que adornaban este.

Abriendo sus alas para emprender nuevamente el vuelo y posarse en la barandilla, aprovechando la ausencia de humanos al no ser abierto aún el zoológico.

Suerte que era lunes…

Sus ojos no podían dejar de mirar el cuerpo perfecto del ave marina… concluyendo que no podía existir ningún tipo de duda…

Eran el uno para el otro…

No importaba cuantas veces el otro le gritara lo contrario, ni cuanto lo negara. Mucho menos importaba lo que creyeran los demás, que suponían conocerlos.

Lo único importante, era lo que su mente, su corazón y su alma gritaban con cada segundo que transcurría observando a la otra ave.

Estaban destinados a estar juntos para siempre…

Su cuerpo tembló, reafirmando que los ojos de aquel macho eran el cielo en el que se reflejaban sus soles… aquel cielo en el que podría flotar libremente, perdiéndose entre el blanco de sus nubes… el cielo en el que amaba volar sin importarle el rumbo que tomara.

Él era su gran obsesión, sin importarle si era sana o no, tal y como le habían gritado en más de una ocasión…

Pero, acaso no era válido obsesionarse con aquello que uno ama? Con lo que hace sentir feliz el corazón?!

Para él, si era válido, era justo luego de años de sufrimiento, luego de perderlo todo…

Sonrió, tomando suficiente aire, antes de pararse en una sola pata para emitir un llamado que estaba seguro que funcionaría, sin importar lo que estuviese haciendo el otro.

– Skipper!~

Llamó con un tono dulzón, observando satisfecho como el pingüino bajito se detenía en su andar bamboleante al anunciar que terminaban los ejercicios matutinos y ordenaba dirigirse al desayuno…

Sin duda, nunca se aburría de ver como el otro apretaba sus puños en una evidente furia que sabía que fingía, por el bien de ambos. O eso se repetía en su mente cada vez que molestaba al otro.

"no deben de saberlo, nunca! Escuchaste frailecillo?!"

"No, no deben de saberlo"

Se habían jurado aquella noche cuando sus verdades habían salido a la luz.

– Hans! Qué rayos quieres?!

Le gritó, mientras se giraba bruscamente, dándole una mirada de furia al tiempo que Cabo bajaba por el plato de comida, dejándole sólo con el frailecillo.

Hans sonrió maniáticamente al ver la reacción obtenida, metiendo dentro de las plumas de su pecho una bomba de humo, que arrojó en dirección del ave no voladora, induciéndola a saltar en dirección del otro lado del barandal.

– Muy bien Skipper! Aunque, podrías ser un poco más rápido – aseguró el ave danesa, observando como los ojos del pingüino brillaban de furia, lanzándose en un vuelo rápido por el pasillo que le quedaba de espaldas, motivándole a perseguirle.

– MALDITO DANÉS! – exclamó Skipper, lanzándose, en dos saltos, para alcanzar el pasillo, deslizándose tan rápido como podía sin importar dejar atrás a su equipo que sin duda observaba aquello con gesto confundido desde las cámaras de seguridad, tal vez dejándole hacer al saber su capacidad de echar al frailecillo del Zoológico sin mayores problemas.

Por algo era el líder…

– Te estas volviendo lento Skipper!~

Aseguró el danés, dando una vuelta en su vuelo por un nuevo pasillo, sonriendo al notar una puerta abierta al final de su camino, sesgando su cuerpo para entrar libremente por la misma, directamente a la bodega de comida del zoológico, motivando al pingüino a seguirle hasta dicho sitio.

Sobrevoló, agitando rápidamente sus alas al posarse en un rincón, ocultándose en las sombras para observar como entraba Skipper y se detenía a mitad del pasillo, buscándole con la mirada con aquella típica pose que tomaba cada vez que estaba listo para pelear.

– "Delicioso" – pensó, pasando la punta de su lengua por encima de su pico, dejando brillar sus ojos amarillos en la oscuridad de la bodega.

Oh! Delicioso momento que le permitía molestar a aquel ser que le había robado su corazón y alma con una sola mirada, cuando era tan joven e inmaduro!

Exquisita situación, que le permitía ver brillar aquellos ojos decididos entre la oscuridad, invitándole a perderse en ellos nuevamente a pesar del peligro que significaba todo eso.

Los ojos del frailecillo se entornaron con un gesto divertido, empezando a reír sin siquiera pensar por un segundo que con eso daba su ubicación a la otra ave.

Su risa resonó en el lugar, mientras el ave no voladora volteaba a los lados buscándole y preparándose para defenderse de cualquier ataque, al tiempo que se cerraba de golpe la puerta de la bodega, provocando que se tensara ante la oscuridad que reinaba en el sitio, apenas dejando ver los rayos del sol que se colaban por las ventanillas de ventilación, que mantenían fresca la paja y demás alimentos de los habitantes del zoológico.

– Hans! Frailecillo cobarde! Sal!

Ordenó, girando lentamente sobre sus patas, entornando sus ojos para poder observar mejor.

Su cuerpo se tensó de golpe al notar una sombra pasar rápidamente por su costado, girándose a ver tan rápido como sucedió…

Dio un salto hacía otra dirección, apretando su pico con fuerza.

– HANS!

Llamo, al tiempo que una nueva mancha pasaba detrás de él, lanzándose al frente en un giro sobre el suelo para evitar un posible ataque en su contra, moviendo sus ojos en todos lados para identificar la ubicación del frailecillo.

– Demasiado lento, Skipper…

La voz grave y oscura del frailecillo resonó en la bodega, creando un aterrador eco que tensó al pingüino al darse cuenta que había caído en la trampa del frailecillo… sintiéndose como un chiquillo, un soldado raso que caía fácilmente en las trampas del enemigo.

Algo, que sólo lograba el frailecillo, sin entender cómo es que, con una simple mirada y un par de palabras, podía hacer retroceder su mente a tal grado que perdía su seguridad y confianza, le convertía en un soldado torpe, distraído, susceptible de ser atacado.

Tragó saliva, retrocediendo al tiempo que afinaba su oído para identificar cualquier movimiento, ignorando que en la dirección a la que retrocedía, aparecía por detrás una sombra con los brazos extendidos a los costados, atrapándole finalmente.

– TE TENGO!

Gritó Hans, con tono grave y profundo, provocando un chillido de parte del pingüino que trato de saltar, siendo sostenido firmemente por el frailecillo que le pego contra su pecho, alzándole en el aire a fin de que no pudiese escapar.

– HANS! SUÉLTAME FRAILECILLO DEMENTE!

Ordenó removiéndose violentamente entre el agarre, mientras escuchaba la risa del frailecillo que le jaló un poco más hacía atrás.

– Oblígame!

Apenas había dicho eso el frailecillo, cuando el pingüino se giró, logrando tomar al frailecillo para girarlo por encima de su cabeza y hacerle caer de espaldas.

– Te he dicho que cuando estén los chicos no vengas a verme!

Reclamó el ave de ojos azules con las aletas cruzadas, al tiempo que el frailecillo adolorido reía divertido y con un gesto nervioso, ante el comportamiento del otro.

– No pude evitarlo… eres mi obsesión – aseguró, estirando un ala para tomar la aleta de la otra ave y jalarle hacía él, obligándole a caer sobre de él, riendo divertido.

– Hans! – gritó Skipper con voz alterada, dejando ver un fuerte sonrojo en sus mejillas al tiempo que trataba de alzarse sin lograrlo, al estar asido por el frailecillo.

– Vamos Skipper, no pensarías que saldría corriendo sólo por un grito tuyo, o si?

Preguntó con un gesto divertido el ave de pico colorido, pasando por un costado del pico del pingüino el propio, dejándole sentir muy apenas su aliento, percibiendo como un escalofrió recorría el cuerpo del más bajito.

– Skipper, no pienso marcharme con las manos vacías…

Aseguró, provocando que el pingüino se sonrojara fuertemente con mayor intensidad, erizando las plumas todo su cuerpo y componiendo un gesto alarmado por lo que empezaba hacer el frailecillo.

– HAAANS!

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::CONTINUARA::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Inspirándome en la canción "Manos vacías" de Miguel Bosé jojojojojo.

Para una de mis más fieles lectoras, por regalarme parte de su tiempo al leerme. MUCHAS GRACIAS KIM!