Ok, si, es el tercer fic que publico, y los otros dos no están completos... ¡pero no tengo ninguna idea! Decidí practicar un poco más con la escritura, ya que me cuesta mucho narrar (soy bien rara D:) y siempre estoy metiendo relleno -gruñe ante eso-
He recibido críticas en mis otros fics, algunas buenas, algunas malas, algunas con críticas constructivas... Así que si no os gusta, por favor decídmelo, así podré mejorar en esos aspectos ^^.
Era una noche lluviosa, innumerables truenos alumbraban el cielo, provocando múltiples escalofríos a cierta chica.
— Maldito seas, maldito seas Shuu Sakamaki. ¿Por qué viniste aquí? Siempre estoy salvándote el pellejo. — Pensé enfadada mientras me dirigía hacia la puerta principal de la ¨temida mansión Mukami¨.
Me acerqué sigilosamente. No debía olvidar el hecho de que era de noche, si me descubrían se armaría la gorda. Intenté empujar aquella gran puerta, pero, por más que lo intentara, no conseguía abrirla.
— Vaya, genial. — Gruñí mientras me alejaba de la puerta. Subí por una enredadera que daba a la ventana. La ropa, al estar mojada tiraba de mí hacia abajo, haciendo que me costase mucho más trepar. Mis manos estaban entumecidas, ya no las sentía.
Siempre me tenía que meter en líos, en los que yo acababa la peor parada. ¡Cielos! ¡Si es mayor que yo! Él debería estar haciendo el trabajo sucio ahora, y no yo.
Pero Shuu era como mi hermano, jugábamos juntos desde pequeños, incluso antes de que eso pasase. Aquellos bonitos recuerdos de mi infancia me dieron fuerza para seguir trepando hasta la ventana. Desgraciadamente era vieja, y no podía abrirla a pulso. Miré abajo para buscar algo con que forzarla, pero no había nada. Bajé para inspeccionar los alrededores. Llegué a un enorme jardín de rosas blancas que estaban perfectamente cuidadas. Wow, si que debían de ser ricos si tenían un jardín como ese. Seguí andando entre las largas filas de rosales hasta que ví una silueta en la pared. Nerviosa, me agaché, y momentos después sentí varios pinchazos en mi cuerpo. Agh. La sangre estaba empezando a brotar de todos y cada uno de los agujeros hechos por las espinas de las rosas. Mierda. El olor a sangre me estaba empezando a marear. Espero que se cure rápido.
Minutos después, ya no brotaba la sangre y ya no tenía marcas. El olor a sangre también despareció. Volví a mirar a dónde estaba la silueta, y me fijé más detalladamente. ¡Aquella era la figura de un gatito! Suspirando, salí de entre los rosales y pude ver unas herramientas de jardinería que habían dejado fuera ¡Genial! ¡Eso podría ayudarme a abrir la ventana! Volví sobre mis pasos y trepé de nuevo hasta la ventana. Chirriando, se abrió, después de que hiciera presión con la ¨palanca¨ improvisada.
Una vez dentro, procuré escurrir la ropa, de modo que no dejara rastros detrás mía, además, pillar un resfriado no era la mejor idea. Me puse la capucha y me delicé silenciosamente por la puerta entreabierta de aquella habitación. Había un largo pasillo, con una gran alfombra roja que continuaba escaleras abajo. Bajé por aquella escalera de caracol. Seguía sorprendiéndome conforme cambiaba de habitación ya que en aquella mansión habían muchas cosas que parecían caras. Traté de no tocar nada para no dejar rastro de que estuve allí. Ví actividad, la luz de una habitación estaba encendida, y se escuchaban unas voces. Me asomé con cuidado por la puerta y apoyándome en el marco, procurando que no me vieran, pero que yo si les vea a ellos. Por si acaso me quedé muy quieta.
— ¿Quien eres? — Dijo una voz. Me aterroricé. ¿Ya me habían descubierto? ¿Tan rápido? Pensé que duraría más.
— Tsk. ¿Por que se supone que debería decíroslo? — Contestó una voz muy conocida. Pude soltar el aire que estaba reteniendo, y volver a respirar con normalidad. Tardé varios segundos en darme cuenta de que aquella voz era de... Shuu.
— Ja, recuerda que esta es nuestra mansión, sucio Sakamaki. — Una segunda voz.Ví a Shuu estremecerse ante aquella ofensa.
— Shuu, ¿que haces aquí? — Tercera voz, esta sonaba preocupada.
— Hmp. Yuma, olvídalo. Eso ya es pasado. — Cuarta voz.Ésta empujó a Shuu, y le hizo caer al suelo.
Eso hizo pedazos mi paciencia. — ¡Shuu! — Grité. Un instante después estaba dentro de esa sala, en la que habían otras cuatro personas aparte de Shuu y yo. Le pegué una patada al que empujó a Shuu. Tomé a Shuu de la muñeca, lo levanté y salí corriendo de esa habitación, para sorpresa de los ¨anfitriones¨.
— ¡Espera tío! ¡Esa es nuestra presa ahora! — Musitó a mis espaldas un chico con el pelo rizado y negro. Tenía las puntas blancas. Era la primera voz.
¿Tío? ¿Presa? — Me pregunté mientras seguía corriendo, sin parar a mirar atrás. ¿Me habían confundido con un chico?Debía de ser por la capucha, que cubría totalmente mi rostro. Pero, ¿lo de presa?.
— ¡Corre Shuu! — Dije agarrando más fuertemente su muñeca y tirando de él.
Shuu permanecía en silencio, con el rostro impasible mientras corríamos a ningún lado en especial, tan solo rezando que no nos siguieran, ya que si nos encontraran, ese podría ser nuestro fin. Llamarían a la policía, aunque seguro que yo me escaparía, como siempre que me escapaba del orfanato. Pero ¿y él?. Además, ver policías merodeando por ahí en busca tuya, no es lo mejor.
— Shiori, tengo que decirte algo... Verás yo...-
— Ya me lo dirás luego, por ahora tenemos que salir de aquí. — Dije cortándolo.
— Pero ellos son...
— Shhh. Mira. — Dije s eñalando a un chico rubio, con el pelo rizado, y bastante alto. De hecho, todos los que estaban ahí eran bastante más altos que yo. La verdad, era bastante baja. A mis 1,64 todo el mundo tenía que mirar hacia abajo para poder verme. Eso empeoraba el hecho de q ue ya me miraban con inferioridad.
Lentamente saqué de mi bolsillo izquierdo la daga que me había dado Subaru. Era uno de los cinco hermanos de Shuu, de hecho, él era el más pequeño, pero aún así era más responsable que Shuu. Me entregó la daga diciéndome que se la clavara en el corazón a alguno de sus hermanos si se acercaba demasiado, y me hizo prometer que siempre la llevaría conmigo, aunque nunca me dijo la razón. Subaru era como un hermano mayor para mí...
— Sé que estás ahí. Puedo olerte — Dijo el rubio con desprecio. — Más te vale salir pronto, así haremos esto más divertido~
¿Olerme? ¿Este de que va? — Pensé rodando los ojos.
A mi lado, Shuu se puso tenso. — Joder Shiori, ¡ya no lo aguanto más! Ellos son vampiros, y yo y mis hermanos también. Nuestras familias han estado siempre enfrentadas, aunque tengamos el mismo padre. En cambio nosotros somos de sangre, a ellos cuatro los adoptaron. — Susurró Shuu.
¿V-Vampiros? — Pensé sorprendida. Mis padres, cuando era pequeña mis padres me habían leído innumerables cuentos, pero abundaban los seres extraños. Entre ellos, destacaron los libros de vampiros y shinigamis. Pero eran cuentos, no creía que existieran de verdad.
— Vete a casa, Shuu. — Le dije asegurándome de que la capucha no permitía verme la cara. Sería mejor que pensaran que era un chico, ya que por lo que sabía, los vampiros preferían alimentarse de sangre de mujeres.
Salí de mi escondite mientras sonreía para mis adentros. Aquellos eran unos ¨niños mimados¨, apostaba lo que sea, a que no sabían defensa personal.
— Vaya, vaya. ¿Como es que das tanta guerra, pequeño? — Dijo el rubio acercándose a mí con una sonrisa triunfal. Le iba a bajar esos humos.
Antes de que llegara a tocarme, me agaché y le dí una patada en el tobillo, que le hizo perder el equilibrio y finalmente caerse. Puse mi pierna sobre su estómago.
— Conque pequeño... — Me burlé, poniendo la voz más grave que pude. Sonreí orgullosamente mientras aumentaba la presión de mi pierna en su tripa.
— Ah. ¡Duele! — Me miró sorprendido, y dolido, como asimilando que alguien de mi tamaño hubiera tumbado a uno del suyo en menos de un segundo.
— Vuelve a seguirnos y te despedazaré — Le advertí fríamente mientras le apuntaba con la daga de plata. — Ah~. — Continué. — Hicisteis muy mal en meteros conmigo. Transmite ese mensaje a tus hermanos. — Me fui dejándolo con las palabras en la boca.
Volví donde estábamos, para ver si Shuu se había ido o no. No me sorprendió para nada verlo ahí, frunciendo el ceño, claramente enfadado.
— Eres una mujer estúpida. ¡Podría haberte matado! — Explotó.
— Sí, pero no lo hizo. Ahora vamos. — Tiré de él.
— Shiori, eres una humana, eres muy fácil de detectar. Deberíamos camuflar tu olor. Ponte esto. — Dijo quitándose la camisa y dándomela.
— No soy una humana. — Murmuré.Seguidamente la cogí y me la é a Shuu,quien tenía un leve sonrojo en sus mejillas.
— ¿Y tu...? — Le pregunté mientras miraba su torso desnudo. Podía verlo gracias a los innumerables rayos que iluminaban la mansión, permitiéndome ver con más claridad durante escasos segundos. Aparté la vista incómoda. — Tenemos que irnos. — Dije apurada. — Ya.
Wow, wow, wow. Nunca narré tanto xD. Me alegra ver resultados en este experimento ~. A este paso podré subir capítulo rápido en los otros fics (?)
Si os ha gustado, dejen reviews, por favor, ya que me animan a seguir escribiendo ^^.
Si no os ha gustado, dejen reviews, ya que también me ayudan vuestras CRITICAS CONSTRUCTIVAS. Las ofensas no me ayudan xD.
