Título: Analogía.
Sumary: En retrospectiva ellos eran lo mismo que el chipotle, adictivo pero dañino. Advertencias: Stendy, Kyman, Candy- unilateral, Style-unilateral.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de Trey Parker y Matt Stone.
Notas: ¡Feliz año nuevo!
"Es que no lo entiendo, ¿Por qué seguir comiendo algo que te hace cagar sangre?"
Kyle Broflovski.
En realidad, ninguno se había tomado la molestia de averiguarlo.
Ambos actuaban por instinto, atrayéndose y repeliéndose como dos imanes. Ya no era solo por el sexo, Kyle estaba seguro.
Simplemente cuando sus miradas se conectaban; el profundo verde se inundaba de aquel marrón chocolate, todo el entorno se reducía a nada. Lo único que de verdad importaba era el contacto.
Kyle gemía extasiado por las sensaciones que le embargaban, el fuerte olor a sexo llenaba la habitación. Los jadeos ajenos sofocados por la almohada, e insultos vagos que se perdían en un rumor placentero.
No se trataba de una relación.
Si le preguntaras a Cartman lo negaría, y probablemente Kyle también. Lo suyo solo era sexo, salvaje y sin sentido, pero ambos lo sabían… eran adictos el uno al otro. Cuándo había sucedido, ninguno tenía la más remota idea.
Cartman refunfuñaba contra la almohada, su ceño fruncido se cernía en su frente como una advertencia sobre su próximo desplante. Kyle ni siquiera parpadeó cuando empezó el chisporroteo de su "amigo", sobre su cadera herida y abusada, y sobre lo mucho que los judíos se podían ir a la mierda con su estúpido pene circuncidado.
De alguna forma resultaba gracioso imaginar que segundos atrás ambos follaban como bestias en celo. Aplacar al ex-culo gordo no era tan difícil, pero significaría que Kyle sería quien estaría adolorido. Sin embargo no había de otra.
Ellos no se besaban, no había contacto labial o arrumacos en la cama. Como si se tratara de un acuerdo no escrito, un límite que no debían cruzar, no estaban en una relación. Tan solo dos muchachos rechazados por sus propias elecciones, por haberse enamorado de personas intocables. Kyle y Cartman se encontraron en medio de la mierda, y se usaron el uno al otro para mantener su cordura.
Los dientes de Eric penetraron en la piel blanca salpicada de pecas, tan fuertemente que un delgado hilo de sangre se impregnó entre las sabanas, las caricias eran rudas, los roces toscos y salvajes, ambos eran violentos a la hora de ceder el poder. Pero cuando la excitación y el placer inundaban sus sentidos, las caricias se volvían suaves, los gestos tomaban un enfoque dulce, y el permanecer juntos se convertía en una necesidad.
En retrospectiva Kyle ahora entendía a lo que se refería Cartman. Ellos eran como el chipotle, adictivo; en cada roce, en cada mordida o golpe, su relación se basaba en despecho y tensión sexual.
Y la misma dinámica no duraría para siempre, tarde o temprano habría un final, y los dos cagarían sangre.
Eric Cartman, era un maldito bastardo, incluso él tenía una ligera idea de ello. La pubertad lo había golpeado con fuerza, y sus estúpidas hormonas habían hecho un lio consigo mismo. Cartman no esperaba enamorarse, no creía que hubiese alguien en el universo merecedor de su cariño. Pero él no contaba con la debilidad del adolescente promedio; las hormonas. Pronto se encontró a si mismo masturbándose pensando en ella, en esa maldita perra que siempre había sido una piedra en su zapato.
Wendy, el nombre prohibido, la mujer que nunca miraría en su dirección. Varias veces se llegó a plantear la idea de matar a Stan para que la perra hippie llegara llorando a sus brazos, pero no parecía posible, y Wendy ya había roto una parte de sí mismo. Eric era astuto, pero Wendy también lo era, y sus palabras hirientes calaron profundo dentro de Cartman. Por primera vez él intentó cambiar por cuenta propia: comer saludable, hacer ejercicio, había perdido más peso del que alguna vez pensó. Solo para complacerla.
Pero quien puede ganarle a Stan Marsh, y sus jodidos abdominales de físico culturista. Al igual que el judío, Cartman sabía que aquellos dos seguirían juntos, en aquel eterno tira y afloja que tanto les gustaba.
Eran una jodida mierda.
Cuando sintió el dolor del rechazo por primera vez, hizo algo tan poco aceptable que hasta hoy era su tabú…
Tener sexo con Kenny.
Y aunque el temor a contagiarse de herpes inundó su mente dejándolo sin terminar con un orgasmo placentero, debía admitir para sí, que el sexo era la mejor manera de liberar tensión.
Y quizá en menor medida, celebrar que ya no era un jodido virgen.
El judío no fue algo que estaba en sus planes. Ninguno hasta hoy, sabe cuándo comenzó. Lo más probable es que haya sido en una estúpida excursión al bosque, esas extrañas salidas que de vez en vez se formaban entre los grupos de Craig y Stan, (sí, maldita sea, una vez pisaron el séptimo grado los tres se convirtieron en los segundones de Marsh). Token presumiendo sus virtudes de niño rico, los invitaría a acampar en uno de sus campers de último modelo, con todas y cada una de las comodidades que pudiesen pedir.
Fue de forma abrupta y extraña, Eric solo conserva como recuerdo la sensación confusa que el alcohol dejó en su sistema, y el maldito sueño húmedo de toda su puta infancia viéndose cumplido.
De todos modos siempre supo que Kahl le chuparía las bolas.
Ahora mantenían un acuerdo no hablado. No era una relación, pero los jodidos encuentros sexuales habían tomado demasiada importancia en sus vidas. Recostado en su cama, Eric pensó en lo jodido que estaba todo, y aunque el dolor en su espalda baja lo estaba matando, se incorporó y observo al intruso en su cama.
El judío dormitaba, justo cómo Eric lo había hecho minutos atrás, la piel pálida y desnuda hacía destacar los hematomas y heridas que él mismo había hecho, rizos rojos enmarañados se ocultaban bajo la almohada, pero la sensación de ser observado hizo que Kyle se despertara de improvisto.
Verde brillante contra chocolate fundido, si el dueño de aquellas esmeraldas no fuera pelirrojo, judío y de Jersey, Cartman se permitiría pensar en lo mucho que le gustaba el color. Decidiendo romper la atmosfera gay en la que estaban Eric propinó un fuerte puñetazo que derribó al suelo a su acompañante.
Con una sonrisa observó como la tonalidad de la piel comenzaba a maltratarse por el impacto.
— La próxima vez voy a joder tu judío culo hasta que sangre —, prometió oscuramente. Kyle sonrió con ironía, no era la primera vez que una amenaza así era dictada, y no dudaba que se cumpliría.
De alguna retorcida manera todo empezaba a ser cómodo.
Kyle no olvidaría los primeros días, cuando él gemía el nombre de Stan en sus encuentros, y al mismo tiempo el nombre de Wendy hacia aparición. Pero solo mencionarlo era un tabú para ambos.
Ninguno diría nada, no querían ser consolados. La simple presencia del otro ya representaba un consuelo. Cartman miró a Kyle con entendimiento mientras se cambiaba. De aquí a tres meses, las cosas empezarían a cambiar.
Pronto los caminos de todos se separarían.
Fin.
Reflexiones sobre el Kyman: Lo siento, para todos aquellos que amen a Kyle de uke-pasivo-muerde almohadas, a mí no me gusta que actúe así. Sobre todo cuando es Cartman la otra parte de la relación, de alguna extraña forma veo el Kyman como una relación donde ceder el mando es una eterna batalla (cofoffSadomasoquismocof).
Este oneshot fue inspirado en el capítulo ocho de la temporada trece: Celebridades muertas. De alguna extraña manera, la primera vez que oí la parte de Quita chipotle, no pude evitar pensar en el Kyman.
Por cierto este oneshot se ubica en su último año de preparatoria.
