Una vez más la gran ciudad estaba nublada y bochornosa. Se suponía que ya estaba llegando la primavera, pero aún nada se presentaba para darse cuenta de ello, es más, parecía aún un día común de otoño en la metrópolis. Calles repletas de gente y etnias circulaban por las veredas de cemento. Todos con la mirada apagada, acostumbrados a la inmensidad de la capital, sin sueños, pero llenos de ocupaciones. Entre toda la masa un joven se distinguía de la multitud homogénea, como si un rayo de luz lo siguiera donde fuera al igual que un foco de algún teatro. Era apuesto, sin duda, pero su belleza era extraña, ya que varia gente lo seguía con su mirada por pura inercia, como un imán.
- ¿Dónde quedará esa dirección? – Se preguntaba así mismo el chico, mientras fruncía el ceño constantemente. Su nombre era Lovino Vargas, tenía 19 años y un atrayente acento italiano. Vino a la gran ciudad de New York por un sueño que desde pequeño se había prometido cumplir… ser reconocido. Aunque no tuviera ningún talento en perfección o suerte alguna aún así lo intentaría, porque él sabía que al menos ya tenía ángel. ¿Pero por qué se vino a New York? Una respuesta fácil de responder, aquí se cumple el sueño americano, además que ya tenía lugar donde quedarse, ya que su hermano gemelo Feliciano vivía allí con su amante, cosa que nunca supieron sus padres y que creen que se fue de casa para conocer el mundo, una mentira blanca tan bien maquinada.
Una ventisca golpeó el rostro del italiano, pero esté no se inmutó contra el viento, mientras que sus cabellos se alborotaron de forma atractiva y casual. ¡Pero aún no encontraba su destino! Tenía diez minutos para llegar a su entrevista de trabajo, probablemente si seguía así de perdido simplemente no llegaría y se quedaría cesante… otra vez.
- Disculpe – paró a alguien desconocido para preguntar la dirección - ¿Sabe dónde está la Academia Moderna Eldestein?
- Por supuesto, de aquí a la otra cuadra – dijo el extraño apuntando hacia el norte de la calle.
- Gracias – dijo y se fue rápidamente hacia el lugar. No le gustaba preguntar direcciones, se sentía estúpido al hacer aquello.
¿Qué trabajo iba a tener el joven Lovino? Pues, un día en el diario vio que se necesitaba ayudante de auditorio y de ensayo. No sabía de qué se trataba el empleo, pero no debía ser difícil, supuso. Además necesitaba dinero para ayudar a su hermano en la renta del departamento en donde estaba, aunque la gran parte la pagaba Ludwig, el novio de su gemelo, ya que era técnicamente el dueño, pero aún así Lovino no quería sentirse menoscabado y decidió también poner una pequeña parte de su sueldo, aunque esté fuera mínimo.
Al caminar el par de cuadras que faltaban se dio cuenta de la inmensidad de aquella academia, realmente impresionante. Los pilares eran tan gruesos y altos que parecían ser parte de alguna obra maestra, ¿Y qué podemos decir de la puerta de entrada? Era totalmente perfecta, de un color de madera ébano, lijada y adornada con metales que la hacían ver aún más magistral. Lovino subió los escalones de entrada encantado con tal arquitectura, y después al tocar la puerta un leve escalofrío recorrió su espalda, fue extraño, pero no lo ahuyentó.
- ¿Y qué mierda es esté lugar? – se cuestionó al ver la misma magnificencia adentro del edificio, sin duda te recordaba a un palacio, con una escalera en el salón principal que te llevaba aun segundo piso lleno de habitaciones y murallas decoradas con arte extranjero.
-¿Disculpe usted no es de aquí cierto? – le preguntó una voz femenina.
- ¿Eh? – Lovino se giró y se encontró con una mujer alta de cabello largo y castaño, de tonalidad suave y unos ojos esmeralda – No… yo vengo por una entrevista de trabajo…
- ¡Oh! – Exclamó la joven - ¡Tú debes el ayudante de auditorio! – dijo más contenta.
- Eh… sí, supongo…. – bajo su mirada el italiano.
- Bueno sígueme, estás justo a la hora… ¡Oh, cierto! lo malo que nuestro director no se encuentra y fue hacer unos trámites, si quieres ve a darte una vuelta, yo te aviso cuando llegue… - El acento de la chica era extraño, también debía ser europea, se dijo así mismo el italiano y asintió con la cabeza dejando ir a la mujer.
Así que sin nada que hacer, Lovino, fue a caminar por los suelos de ébano del lugar. Era elegante y emanaba exclusividad, sin duda aquí él empezaría su sueño. Su cabeza se giraba constantemente, sin duda tenía que verlo todo, era casi como un mundo diferente, pero de pronto un golpe rotundo se avecino en su pecho, fue repentino y le llamó mucho la atención, como si le dijera que parara y se estuviera quieto. Lovino tuvo un poco de miedo, pero después una singular música lo empezó a llamar, era un poco más adelante dentro de un pasillo color carmesí, sin duda esa melodía tan extraña y exótica era bastante atrayente, daban casi ganas de hacer el amor…
- ¿Qué es esto? – se preguntó así mismo, de pronto se encontró caminando solo hacia el origen de la música que cada vez que se acercaba más, se escuchaban pasos fuertes y vigorosos que daban ganas de acompañar con saltos. Al llegar al umbral de la puerta que estaba entre abierta un apretón fuerte en su pecho nació de la nada, pero Lovino estaba tan encantado de lo que veía su retina que no le tomó atención, su boca se secó y no parpadeó por varios segundos.
Roxanne
Dentro de la habitación, que era más bien una sala de ensayo de baile con suelo de madera, habían varias personas bailando aquella música como si sus cuerpos hubieran sido creados para ello.
You don´t have to put on that red light
Walk for streets for money
You don´t care if it´s wrong or if it is right
Todos sudaban, todos se movían, todos magnificaban la canción con piruetas y pasos de tango extravagantes y lujuriosos, cada uno de ellos era importante dentro de la coreografía, pero uno fue el qué hizo estrepitar el corazón del italiano.
Roxanne
You don´t have to wear that dress tonight
Roxanne
You don´t have to sell your body to the night
Sus ojos fulminantes y llenos pasión que se tornaban verdes como una joya, el cabello alborotado y castaño, con la piel acanelada y deliciosa que poseía aquel cuerpo atlético y portentoso, el joven usaba una camiseta roja y apretada con mayas negras que siluetaban sus piernas ágiles y libres.
His eyes upon your face
His hand upon your hand
His lips caress your skin
It´s more than I can stand
Lovino no pudo aguantar sonrojarse, su corazón latía a mil por hora, pero su cuerpo se quedó estático ante tal espectáculo.
Roxanne
Why does my heart cry?
Roxanne
Feelings I can´t fight
You are free to leave me
But just don´t deceive me
And please believe me
When I say you I love you
Roxanne…
El joven se movía tan bien, se veía fuerte y poderoso, pero hubo una única parte que no le gustó al italiano del gran baile, que el joven de ojos verdes empezó a bailar con una rubia delgada igual de ágil que su compañero, apegado cuerpo a cuerpo dejando poco a la imaginación, de pronto para terminar todos hacen un círculo alrededor de la pareja y caen, mientras que estos hacen un maravilloso flit, dejando a la chica en el aire sostenida por una mano del chico. Y fin.
Después todos se paran como si nada y empiezan a recoger sus cosas, el moreno devuelve a la joven al suelo y un cumplido sale de la boca de ambos, después se separan y cada uno por su lado. Lovino, sin darse cuenta, había entrado al salón de apoco entre toda la presentación, avergonzado por sus actos decide salir pronto, pero una voz dulce lo para antes que todo.
- ¿Te gustó? – el italiano mordiéndose los labios de puro nervio giró su rostro lentamente, era el chico que había observado, era el moreno.
- ¿A-Ah? – dijo totalmente sonrojado y sin saber nada que decir.
- Te vi cuando entraste – esbozó una sonrisa de lo más encantadora – Me llamó Antonio ¿y tú? – El joven tenía también un acento extraño, pero no era el del típico europeo, si no uno más hispano, tal vez español.
- Yo… - se quedó en blanco – L-Lo… Lovino… - dijo bajando su mirada para que Antonio no viera los nervios que brotaban sus pupilas.
- Mucho gusto… ¿Lovino? – Dijo extrañado - ¿Eres mi nuevo ayudante de auditorio? ¡Genial! – exclamó con entusiasmo, acto seguido, abrazó muy fuerte al italiano provocándole un quejido y un más fuerte rubor. Su cuerpo empezó hervir de repente, pero se mantenía estático ante el abrazo del español, de pronto, este soltó a Lovino, pero a aún sujetándolo del hombro y le dijo con la misma sonrisa – ¡Vamos a tomar un café! Necesitamos hablar, tenemos muchos proyectos que hacer…
- ¿A-Ah? – Lovino se había metido en un problema muy grande, si tan solo supiera…
Rato después…
El olor a café se distinguía en sus vasos, habían pedido unos fráppe para sentarse a conversar en aquella cafetería tan moderna y distinguida. Lovino al fin había calmado sus nervios, tal vez la cafeína lo recompuso, mientras que Antonio solo sonreía mientras hablaba sobre el trabajo del italiano.
- Ya veo eres italiano, lo supuse por tu acento – habló animado el moreno – Yo soy español, pero me vine a New York para trabajar en la academia de Eldestein, ya que él me invito – hizo una pausa para tomar algo de su copa - ¿Y por qué quieres ser mi ayudante, Lovino?
- Bueno… - no sabía que decirle, pero optó por mentirle un poco – Me encanta el ámbito artístico – Tal vez no sea mentira, pero en verdad quiere conseguir ese empleo – Y ver la calidad de los bailarines es asombroso, pero… -pausó un poco - ¿Qué es lo que exactamente tendré que hacer?
- Fácil… - entrecerró los ojos el español – Ayudarme, aunque sea en lo más inútil… - Con esas palabras describió el oficio que emplearía el italiano.
- ¿En serio? – no podía creer lo fácil que iba hacer.
- Yo no bromeó con el trabajo – se tornó serio Antonio - ¿Y qué dices, te apuntas? – Y agregó – Si yo te acepto no habrá necesidad de que Roderich te entreviste, además sus entrevistas son bastante aburridas…
- ¡Acepto! – Dijo con alegría - ¿Cuándo empiezo?
- Ahora mismo.
- ¿Qué? – ¿Tan pronto?
- Ahora tenemos que volver a la academia, tengo que tomar evaluaciones de los bailarines… - Se levanta de su asiento dispuesto a tomar su chaqueta – Vamos.
- ¡E-espera! – Se levantó precipitado listo para seguirle. Antonio pagó la cuenta y se fueron caminando bastante rápido o al menos para el ritmo de Lovino lo fue. Para el italiano, Antonio era un ser misterioso, tal vez hasta un poco bipolar, ya que cuando bailaba se veía alguien serio, severo, atemorizantemente atrayente, pero fuera del salón, hasta ahora había sido sonriente, relajado y un poco ingenuo… sin duda el tipo era todo un caso.
Los dos chicos entraron al salón que ya estaba de nuevo lleno de bailarines, incluyendo a la chica rubia con la cual había bailado Antonio. De pronto el español le dio un cuaderno con un lápiz adherido a la tapa de este.
- Anota los números que les diré a cada chico - dijo y se volvió hacia sus alumnos.
El español con unas simples palabras hizo que más de los veinte bailarines hicieran unas hileras rectas y ordenadas, de pronto contó un cinco, seis, siete y ocho… y de nuevo los cuerpos se volvían fluidos y empezaron una coreografía sin música, pero aún así daban ganas de imitarla.
- A Bella ponle un nueve coma cinco… - dijo el español casi en susurro mientras miraba a la rubia. En verdad era estupenda, sin duda una obra de arte, y sus pasos tenían un no sé que, te quedabas mirando como idiota todo el tiempo en el cual ella bailaba. Antonio dijo otros nombres con calificaciones menores, y de pronto volvió a decir un calificación casi diez – Gilbert, ponle un nueve coma seis – Lovino miró al tal Gilbert y este si era todo un espécimen. Un cabello tan rubio y blanquecino que ya tenía una tonalidad plateada, mientras que sus ojos eran… ¿rojos? Tal vez Lovino miraba mal, de seguro ese tipo también era extranjero por la piel tan blanca y las cualidades que tenía.
- ¿Un nueve como seis? ¡Vamos Antonio, tú sabes que soy lo más genial de todo el salón! – alegó el de cabello plateado por su calificación.
- Tal vez en la próxima evaluación logres el diez… - dijo calmado el español sin inmutarse ante el muchacho de pupilas carmesí. Gilbert, decepcionado hizo un puchero infantil y luego miró de forma enojada al español descaradamente.
Lovino escribió y escribió todo lo que Antonio le pedía, hasta ahora había hecho un buen trabajo. Rato después, al terminar las evaluaciones de los bailarines, estos, se alinearon para seguir ensayando, mientras que él se encontraba en una esquina sentado con el cuaderno en el regazo. De repente, Antonio le pidió que cambiara el disco del equipo de música, que buscara en una disquetera al lado de este, donde habían discos multicolores, probablemente todos originales. El español dijo algo de un disco que decía Pussycats Dolls, al encontrarlo, lo puso y su nuevo jefe le indico que pusiera la pista número tres. De un momento a otro, el ambiente del lugar cambió drásticamente…
- ¡A sus posiciones! – Dijo con voz ronca el español, aunque no estuviera integrado al baile, al parecer, la siguiente coreografía era netamente constituido por bailarinas y pocos varones - ¡Muévanse! – gritó último, mientras todos corrían a sus lugares, Antonio era bastante duro con sus alumnos en el momento de ensayar – Y cinco, seis, siete, ocho…
Boys call you sexy (What's up, sexy)
And you don't care what they say
See, everytime you turn around
They scream your name
Las chicas de a poco empezaron a soltar sus caderas y a ponerse salvajes. El sonido inunda la sala. Los tipos que no bailaban se les quedaban mirando ansiosos la coreografía, y además eran solo dos bailarines hombres, el ya mencionado Gilbert y uno alto y pálido con el cabello levantado hacia atrás y desordenado con tintes rubios escandinavos.
Now I've got a confession
When I was young I wanted attention
And I promised myself that I'd do anything
Anything at all for them to notice me
De repente el asunto empezó a tomar más ritmo y bailoteo. Esta vez Bella no era la protagonista del escenario, ya que no brillaba como en el otro baile, era extraño, era como si faltara alguien en escena.
But I ain't complaining
We all wanna be famous
So go ahead and say what you wanna say
You know what it's like to be nameless
Want them to know what your name is
'Cause see when I was younger I would say
Volteretas y acrobacias empezaron a surgir, las jóvenes ya habían perdido los estribos y dejaron que la música las dominara. Los muchachos hacían muy buen complemento con las chicas, las seducían de forma candente, no estaba mal
When I grow up
I wanna be famous
I wanna be a star
I wanna be in movies
When I grow up
I wanna see the world
Drive nice cars
I wanna have groupies
When I grow up
Be on TV
People know me
Be on magazines
Lovino le gusto bastante el baile, pero no era como el otro, que sin duda ése si era majestuoso, incluso por un momento fijó su mirada en Antonio, que concentrado en sus alumnos, no se le veía satisfecho ante el esfuerzo de los chicos. En verdad, faltaba algo…
When I grow up
Fresh and clean
Number one chick when I step out on the scene
Be careful what you wish for 'cause you just might get it
You just might get it
You just might get it
Be careful what you wish for 'cause you just might get it
You just might get it
You just might get it
Al terminar, al parecer, ninguno estaba contento, es más, se veían un poco enojados y frustrados, ninguno se dijo nada. Antonio se refregó la frente y miró hacia el techo como si estuviera buscando paciencia de alguna forma. El italiano callado en el rincón en el cual estaba solo se digno a observar lo que iba a ocurrir…
- Sinceramente… - empezó el español con voz cansada – No sé que falta aquí – dijo y examinó a sus alumnos con fulminante mirada – Técnicamente está perfecto – hizo una pausa – Pero no hay brillo en las chicas… lamento decirlo, pero es cierto. – Las jóvenes bajaron más la mirada, era casi como una reprimenda.
- Pero si hemos ensayado tanto… - dijo una de las más jóvenes del salón con tristeza; rubia de ojos verdes y cabello cortísimo.
- Lo sé Lili… - le dijo entrecerrando los ojos el profesor – Lo que digo es que nos falta algo que nos haga brillar, joder.
- ¿Te refieres a otra persona? – Interfirió el muchacho rubio y alto que había bailado con una voz bastante grave.
- Algo me dice que si… - respondió Antonio – En fin, al menos tenemos algunos meses más, pero tampoco quiero descuidarme…
- ¿¡Y yo qué estoy pintada! – dijo de la nada Bella con cierto enojo.
- Tú bailas muy bien Bella, pero esta canción… simplemente no es de tu estilo… - le replico el ibérico y cambió de tema completamente– ¡Así que esto es todo por hoy, duerman bien y mañana vengan con más ganas! – dijo lo último con más animo.
¡Al fin terminó todo! Los bailarines fueron a cambiarse y a ducharse, algunos aún desganados por el comentario de su profesor, al igual que las chicas que se les había bajado el autoestima por aún no poder encontrar ese brillo que se les pedía. Antonio le solicitó a Lovino el cuaderno donde anotó las notas, al verlas río satisfecho, el italiano no había hecho un mal trabajo. Sin duda el día había sido agotador para el español, solo suspiraba reventado por sus mismas exigencias, por lo que notó su asistente. Al final, ambos se fueron juntos
- Has sido de ayuda, Lovino, gracias – le dedicó una sonrisa el ibérico.
- ¿D-De qué hablas? No he hecho nada importante… es solo trabajo – desvío su mirada – Tú eres el que tiene toda la responsabilidad, idiota… - ante tal comentario, Antonio, río de forma estruendosa y despreocupada, aunque su propio empleado le hubiera dicho idiota no le importó.
- Lo tomaré como un cumplido… - Esos ojos verdes, en verdad eran muy brillantes, tenían una viveza exuberante, como si siempre estuvieran alegres, pensó Lovino observándolo serio - ¿Y cómo te vas a tu casa? – cambió de expresión repentinamente.
- Caminando, derecho por la avenida, vivo cerca de la zona de los cafés – dijo el italiano ya dispuesto a irse.
- ¿Enserio? – Dijo incrédulo su jefe – Yo también me voy derecho por la avenida, pero sigo adelante hasta la biblioteca municipal ¿podríamos irnos juntos, no? – le propuso.
- Eh… - no estuvo seguro de su respuesta – Haz lo que quieras, yo me tengo que ir, ya es tarde.
- Entonces vámonos…
Continuará...
Este es el fic de una amiga, se lo estoy subiendo yo, su amada Kano Akira de la vida tomatosa y vikinga(?), porque ella es una suiza tontita que sólo sabe contar dinero y no usar Fanfiction. Bueno, igual es complicado... O no lo es... Bueno, en fin. ¡Déjenle reviews o les mandaré a la mafia a molerles el traste!
