Capitulo 1: Esperando un milagro.
- Apúrate enana, que se nos va a hacer tarde al primer día, ¿desde cuándo tardas tanto en el baño? – grito el pelinaranja enfadado.
- Ya va Ichigoooooooooo – Le grito la shinigami mientras salía del baño.
Rukia vivía en la casa de Ichigo, su padre y hermanas ya lo sabían. Hasta una vez le ofrecieron una cama en la habitación de Karin y Yuzu, pero ella se quedo en la habitación de Ichigo.
El año acababa de empezar y ellos habían pasado por mucho el año anterior.
Mientras iban creciendo, sus sentimientos iban aclarándose. Y cada vez era más complicado.
- Al fin Rukia.
- ¿Quieres dejar de hablar? vamos a llegar tarde.
- Si serás testaruda ¿Eh?
Sabía perfectamente lo que sentía por Ichigo. Aunque me costó bastante aceptarlo.
Desde que lo conocí sentí algo especial. Al principio casi nulo, pero con el paso del tiempo fue creciendo. Y creciendo. Hasta llegar a lo que siento ahora. A punto de estar completamente enamorada.
- Enana, enana, ¿estás ahí? – Le preguntó el pelinaranja chasqueándole los dedos frente su cara.
- ¿Qué? Si, pensaba…
- ¿en qué?
- ¿Desde cuándo te tengo que contar toda mi vida?
- Tarada.
¿Qué es el amor? Siempre me lo había preguntado. Jamás lo había sentido antes. Hasta que Rukia entro a mi vida.
Lo que siento es algo que jamás sentí. Y algo raro, ¿Por qué no puedo expresar mi amor? ¿Seré yo? ¿O el amor es así?
- ¿Kurosaki-kun? ¿Estás bien?- Sonó una vocecita muy femenina.
- Inoue, si… estoy bien… no te preocupes.
- Bien- dijo sonriente.- Eh, Kurosaki-kun… luego debo hablar co-contigo.
- Claro Inoue.
No pude evitar escuchar, ¿Orihime quería hablar con Ichigo? No, no, no…
Diablos. No quiero que hablen. No quiero, no quiero. Siento que perderé. ¿Por qué? ¿Qué puedo perder?
¿A Ichigo?
- ¡Rukia! ¿Qué no oyes que te estoy hablando ignorante? – Dijo una voz gruesa que reconocería al instante.
- ¡Renji! Imbécil ¿Quieres matarme?
- Bueno, pero si estas en las nubes.
- Si, si, lo sé… Lo siento, ¿Qué decías?
- Nada, te dije Hola, y tú como una zombi no respondiste.
- Ah, Hola.
- Hola Rukia.
Reí. Que Renji estuviera aquí era genial, el había elegido quedarse conmigo, como un verdadero amigo. Cuando yo tome la decisión de quedarme en Karakura, el me acompaño… Renji era un hermano más.
Al salir de la escuela, Rukia siguió a Ichigo.
- Kuro...Kurosaki-Kun… esto… no es fácil… - tartamudeo la pelirroja al ver los ojos de el muchacho acercarse.
- ¿Inoue? ¿Qué sucede?
- Ten…go… Tengo…
- …
- Sentimientos.
- Si… ¿y?
Mi corazón se acelero. No… no puede ser…
- Sentimientos de amor…
- …
- Por… ti.
Genial. Sentimientos de amor. Dile que lo amas y punto, tarada.
Estúpido Ichigo, estúpida Orihime. Al diablo con lo que siento.
De repente, Rukia sintió sus mejillas húmedas.
Volvió su mirada hacia el shinigami. Estaba ruborizado y se lo veía algo incomodo, cabizbajo.
Rukia sollozó un poco más y dio media vuelta, alejándose.
- In… Inoue…
- Esta bien Kurosaki-Kun… te… te entiendo- le dijo la pelirroja sonriente como siempre.
- Solo quiero… que nuestra amistad dure para siempre… ¿sí? Tu amistad me hace muy bien Inoue…
Los ojos de Orihime se llenaron de lágrimas. Pero solo sonrió, como hace siempre…
- Está bien Kurosaki-kun. Está bien. Ahora si me disculpas debo irme a casa a cocinar, tengo hambre.
- Está bien… pero... ¿no quieres que te acompañe? – le dijo ya preocupado, a Ichigo Inoue no lo engañaba… estaba triste.
- No, descuida, está bien. Adiós.
- Adiós.
Diablos… yo… presentía esto, pero… no quería darme cuenta… soy un idiota. Pobre Inoue…
Dirigiéndose hacia su casa, cuando estaba a punto de cruzar la calle, Ichigo volteo y miró a Rukia. Estaba sentada en el banco de la plaza, sus cabellos volaban con el viento. Y, para él, jamás había estado más linda.
Se dio vuelta y decidió ir hacia ella. Pero cuando se dio cuenta, Renji se acercaba. Se sentó a su lado, y él la abrazo fuerte.
Ichigo podría haber jurado que Rukia lloraba. Y que Renji no tenía ni la más mínima intención de moverse.
Ichigo sintió un feo vacio que ya había sentido antes.
Los miro una vez más, luego pego media vuelta y se fue.
- Karin, ¿Rukia vino? – le preguntó al regresar a casa.
- Si, está en el baño...
- Gracias.
- Se veía mal cuando llego. ¿Pelearon?
- No, no la vi después de clases…
La melliza hizo una mueca.
- ¿Rukia? ¿Estás en el baño?
- …
- Bien.
- ¿Rukia? ¿Estás en mi armario?
- Si, me estoy cambiando- Le respondió la muchacha.
- ¿Estás bien?
- Si, ¿Por qué?
- Karin me dijo que no te vio bien al llegar.
Echo un suspiro. Todo está perfecto. En serio- Le mintió.
- ¿Segura?
- ¡Que si, deja de fastidiar!
- ¡Solo me preocupo por ti Rukia!
- Pues, yo ya te dije que estoy bien. ¿Te callas?
- Si, me callo maldita malhumorada.
- Niño idiota.
- ¡Siempre sales con lo de niño! ¡Que no soy un niño te he dicho!
- Pues actúas como uno.
- ¡Solo te pregunte si estabas bien!
- Y lo hiciste dos veces, ¡te dije que sí!
- ¡No se puede hablar contigo!
- ¿Mi culpa? ¿Entonces es mi culpa? ¡Contigo no se puede hablar!
- ¿Conmigo? Tú eres la que me gritas y me tratas mal.
- Yo siempre tengo la culpa de todo ¡Siempre! Eres un idiota.
- ¿Sabes qué? Ya me cansé. Yo no te hice nada malo, adiós Rukia.
- Como sea.
Ichigo se quedo despierto dos horas más, para ver si Rukia se despertaba, o le pedía disculpas.
Pero nada.
Basta Ichigo, debes dejar de esperar milagros… Nunca ocurren.
