Quería volver a escribir hasta final de semestre pero no me pude resistir xD

Bueno, aquí vengo con otro fic perturbador, espero que les guste, le pondré todo el corazón para que quede bonito y lo disfruten :3

También les agradezco mucho por sus reviews en el fin pasado, me inspiran a seguir adelante :D

Para ir aclarando un poquito, este fic estará levemente enlazado con el que acabo de terminar "Lo más importante" principalmente el primer capítulo, sólo será leve, no es necesario leer el anterior porque no habrá mucho pierde. Sólo aclararé (para quienes no hayan leído mi fic anterior) Alcander es el hijo de Máscara Mortal y Helena. Sí, este chamaquito le encanta meterse por todos lados xD.

Esto será un Agasha x Albafica, aclararé antes de que me griten por no haber aparecido mucha interacción entre ellos en este primer capítulo, sólo quiero aclarar que es como una especie de "introducción" o algo así xD

Bueno, ya no los entretengo más vámos con el primer capítulo :D


CAPÍTULO 1: Puerta a los recuerdos

Era un día soleado en el Santuario. Había una agradable temperatura de 36 grados centígrados, aunque, no muy agradable para quienes entrenaban bajo los rayos del astro rey.

En la doceava casa, el caballero dorado de Piscis, Afrodita, había descubierto una puerta situada en una pared de piedra cubierta con sus rosas venenosas. La puerta era de madera obscura, de pino aparentemente. Ya lucía desgastada y algo podrida, seguramente ya tenía muchos años de haber sido instalada ahí. La cerradura era de metal ya oxidado y la llave que la abriría era bastante notorio que sería una de esas famosas llaves antiguas, grandes, hechas de metal y algo pesadas de cargar.

El santo de percató de la puerta cuando estaba podando sus rosales.

-¡Tío Afrodita!- una fuerte voz infantil se escuchó por toda la casa de Piscis. Era del pequeño hijo de Máscara Mortal, Alcander.

Estaba parado frente a la entrada y al no recibir respuesta decidió entrar. Cargaba un libro que trataba sobre almas bajo su brazo izquierdo y una cajita rectangular negra en su mano izquierda. Aquel libro se lo había pedido prestado a Camus para leerlo. Su padre le había dicho que fuera hasta la onceava casa para pedírselo al francés y que lo leyera en casa de Afrodita puesto que el cangrejo le había dicho que necesitaba hablar a solas con Helena sobre un asunto "serio" y ocupaba que él se ausentara porque sería una "plática" de sólo adultos.

-¿Tío Afrodita?- volvió a llamar pero siguió en las mismas.

El oji verde se encogió de hombros y caminó por la gran sala hasta llegar a un bonito sofá de cuero rojo que daba la espalda a un gran acuario que cubría media pared. La pecera rectangular contenía diversas especies de peces de agua dulce.

Tomó asiento. Colocó la espalda en el recarga brazos y subió los pies sin quitarse los zapatos, el libro lo puso sobre sus piernas, abrió la cajita negra sacando sus lentes para leer y dejó el estuche a un lado de él, volvió a tomar el libro para abrirlo e iniciar con la lectura.

Pasaron cerca de diez minutos y Alcander liberó un suspiro de enfado mientras cerraba el libro.

-Me pregunto en donde estará el tío Afrodita- pensó en voz alta- no puedo volver a casa hasta que pasen dos horas ¿qué se supone haré en tanto tiempo?

Se quitó los lentes y los volvió a guardar en la caja.

-Sé que no debo de andar merodeando por los jardines de rosas, pero quizás ahí encuentre a mi tío- dijo convencido.

Dejó el libro y sus lentes en el sofá para más tarde volver por ellos, se puso de pie y cruzó de nuevo por la gran sala hasta llegar a la salida del templo que, posteriormente, se encontraría con el jardín de rosas venenosas y el sendero para llegar a los aposentos del patriarca.

Salió de Piscis y miraba a los alrededores por si encontraba alguna señal del dorado hasta que miró a lo lejos unos largos cabellos celestes revoloteando con el viendo. Alcander miró que había otro sendero libre de rosas por donde había cruzado Afrodita y sin pensarlo, cruzó velozmente por el camino teniendo cuidado de no tocar las mortíferas flores carmesí.

El bello caballero tenía puesto el dedo índice sobre el mentón pensando en cómo demonios podía abrir esa puerta sin hacerla pedazos, hasta que sintió la presencia de alguien y al voltear a la dirección de donde sentía aquel pequeño cosmos, se horrorizó al ver quién era el que arriesgaba su vida.

-¡Te ordeno que te regreses, Alcander!- exigía molesto y preocupado a la vez.

-No pasa nada tío, mientras no me separe de usted, no me va a pasar nada- respondió despreocupado con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Si respiras por mucho tiempo el aroma de las rosas vas a morir! ¡¿Qué no te lo he explicado muchas veces?!- le decía exasperado el de cabellos celestes.

-¡Es cierto!- cayó en cuenta y utilizó sus dedos pulgar e índice para apretarse la nariz y así no oler el perfume mortífero- lidsto- el tono de su voz se escuchaba divertido y algunas letras no podía pronunciarlas del todo bien por la falta de aire.

Afrodita colocó su mano izquierda sobre su rostro en señal de frustración y puso los ojos en blanco. "Pero sí que es igualito a su padre" pensó el santo.

-Tío Afodita- habló el niño percatándose de la puerta- ¿Qué hay ahí adento?

-No lo sé- contestó preocupado cruzando los brazos- es una puerta muy vieja con una cerradura antigua y de la llave no tengo ni la menor idea en donde pueda estar.

El oji verde se quedó pensativo por unos segundos, y sin dar previo aviso, salió corriendo haciendo que Afrodita no quitara la vista en el hiperactivo niño muriéndose por dentro de la preocupación de que fuera a terminar envenenado. A los cinco minutos, volvió corriendo de nuevo con un cuchillo en la mano derecha haciendo que Piscis abriera los ojos como platos. El infante volvió a cruzar de nuevo el sendero no sin antes volverse a tapar la nariz hasta llegar junto al mayor.

-Alcander- habló con seriedad- ¿y tú querido padre?

-Me dijo que ocupaba hablad con mi mamá a solas y me pidió que vinieda pada acá a leer y que dendtro de dos hodas podía vodver- respondió de nuevo de forma chistosa.

-Hablaré seriamente con ese idiota- pensó mientras rodaba los ojos- ¿y ese cuchillo para qué?- indagó algo intrigado.

-Mida y apredne- respondió triunfante colocándose frente a la puerta insertando el cuchillo en la cerradura. Lo movía en círculos aproximadamente dos minutos hasta que logró abrirla- ¡Tadá!- celebró alzando la mano que sostenía el cuchillo.

-A veces me preocupa lo que tu padre te enseña- respondió el sueco quitándole el cuchillo a Alcander.

La puerta se abrió un poco liberando un rechinido. Alcander no resistió la curiosidad y la empujó hasta quedar completamente abierta. Ambos entrecerraron los ojos queriendo mirar bien en la obscuridad de esa habitación. El niño decidió entrar porque su curiosidad pudo más que él y Afrodita entró después de él cuidando que no hubiera alguna trampa en aquel lugar.

-Parece que aquí no penetra el aroma de las rosas- habló el santo mientras retiraba algunas telarañas con su mano derecha.

-Qué alivio- respondió el oji verde liberando su nariz mientras inhalaba profundamente- ya me estaba doliendo la nariz.

-Parece que hay algunas cosas en este lugar- comentó Afrodita- pero no hay mucha luz y no las logro distinguir.

El infante logró divisar una figura cuadrada en la pared donde se filtraban algunos rayos de luz, se acercó y empujó hacia fuera lo que parecía ser una ventana de madera completamente sellada. Después de lograr abrirla, la luz entró agresivamente haciendo que por reflejo cerrara bruscamente los párpados mientras tosía a causa del polvo que se liberó.

La mirada celeste de Afrodita se clavó en un lienzo que era sostenido por un caballete. La pintura estaba llena de polvo pero se distinguía perfectamente lo que tenía plasmado.

-Tío Afrodita ¿Qué pa…?- Alcander no pudo terminar lo que iba a decir porque al mirar el cuadro quedó igual de sorprendido y con la boca abierta- tío Afrodita… ¿eres tú? ¿tuviste novia?- cuestionó aun sin salir de su asombro.

-No… ese no soy yo…- apenas pudo contestar sin dejar de observar aquel retrato.

-Es igual a ti, pero con el cabello más lacio.

Afrodita simplemente no podía dejar de sentirse asombrado ante el descubrimiento de una pintura en donde estuviera retratado alguien parecido a él. Estaba retratado ese hombre de rasgos delicados pero con un semblante frio que podía competir con el de Camus, piel blanca, sus ojos eran de un azul obscuro, su cabello largo y celeste como el firmamento y sobre todo, portaba la armadura de Piscis. Estaba sentado en un sofá de cuero color café obscuro, mirando a una joven que no pasaba de los 16 años. Ella estaba retratada abrazando el brazo izquierdo del hombre, igual estaba sentada en el sofá, su cabello era lacio, largo y castaño amarrado en una coleta baja, su piel era blanca, orbes oliva, portaba un vestido sencillo de color lila que le llegaba a las rodillas con un cordel marrón atado a la cintura y sandalias del mismo color.

El semblante de ella expresaba felicidad mientras miraba en dirección al hombre, que señalaba que se estaban mirando a los ojos, como si estuviesen enamorados.

-Creo saber quién es…- habló seriamente Alcander.

Afrodita no respondió puesto que estaba absorto en sus pensamientos.

-Hace tres días cuando conocí a Manigoldo, me contó que hace más de doscientos años había un caballero de Piscis enamorado de una florista- relataba- no estoy seguro si sea él, el nombre de la chica creo que no me lo dijo, no recuerdo bien- se rascó la nuca- pero el de ese caballero creo que era Albafica.

En ese momento que Afrodita escucho aquél nombre, varias imágenes parecidas a recuerdos golpearon su mente: en una, el caballero de la pintura colocaba su capa sobre la joven de cabellos castaños que se encontraba bajo una fuerte lluvia; la segunda, el caballero le regalaba una bella rosa roja; la tercera, un encuentro contra un espectro.

Como si de una sacudida eléctrica se tratara, el santo de la doceava casa se desplomó cayendo de rodillas colocando ambas manos y mirando el polvoriento suelo, respirando agitadamente haciendo que Alcander corriera a su lado muy preocupado.

-¡Tío Afrodita! ¿Qué le sucedió?

-Nada malo, no te preocupes- intentaba disimular su confusión esbozando una pequeña sonrisa poniéndose de nuevo de pie mientras el infante lo miraba con preocupación.

Los orbes de Afrodita se posaron en un sobre blanco que estaba recargado en el lienzo. Lo tomó y en la parte de atrás tenía escrito "Más fácil llegar al sol".

-¿Qué es eso?- preguntó curioso el menor.

-A mi parecer es una carta- respondió.

-Ábrela para ver que dice- animaba el pequeño.

-No creo que deba hacerlo- habló pensativo- será mejor que le informe al patriarca de esto.

-Bueno- dijo el oji verde algo decepcionado arqueando una ceja por no saber que decía el interior del sobre.

Ambos subieron las escaleras hasta llegar al templo del patriarca. Caminaron por el gran salón hasta que llegaron frente a un par de puertas enormes de madera que eran vigiladas por un par de soldados.

Afrodita avisó que ocupaba hablar con el patriarca y ellos le concedieron el paso junto con el niño. Caminaron por la larga alfombra roja hasta llegar frente a Shion. Ambos hicieron reverencia en señal de respeto.

-¿Qué los trae por aquí, caballeros?- cuestionó curioso el rubio

-Esta mañana encontré una puerta secreta a las afueras de mi templo y al entrar, descubrimos que hay un lienzo que retrata, al parecer, a un antiguo caballero de Piscis junto a una joven. Y también encontramos esta carta- estiró el brazo para arrimarle el sobre al patriarca.

Shion abrió los ojos como platos, se levantó de su asiento y tomó el sobre. No le quitaba la mirada de encima y sonrió con melancolía.

-¿Pasa algo?- esta vez fue Alcander quien cuestionó.

-Ese cuadro retrata al caballero Albafica de Piscis y a su amada Agasha- habló en tono nostálgico- esta carta se la escribió aquella joven- acariciaba delicadamente el sobre con los pulgares.

En ese instante, Afrodita volvió a pasar por lo mismo que hace rato, solo que esta vez, a su mente se vino un recuerdo de aquella muchachita escribiendo la carta sobre un viejo escritorio de madera bajo la luz tenue de una vela, así que probablemente la estaba escribiendo en la noche. Inmediatamente, otro recuerdo cruzó por su mente en el momento en que la castaña le entregaba la carta al caballero con un leve sonrojo en sus mejillas. Afrodita cerró con fuerza los párpados y sacudió un poco la cabeza.

-¿Afrodita?- Shion llamó la atención extrañado por el geste del sueco.

-Algo así se puso hace rato Señor patriarca, sólo que esa vez cayó al piso- contó Alcander.

Afrodita rodó los ojos y Shion quedó pensativo.

-Su ilustrísima- habló serio el peli celeste- ¿qué tuvieron que ver ellos en el pasado?

Los ojos borgoña de Shion se iluminaron.

-Muy bien, les contaré la historia- habló con ánimos tomando asiento nuevamente- todo pasó hace más de 200 años…


Los próximos capítulos se pondrán buenos, no se preocupen. La mayoría de los comienzos suelen ser enfadosos xD.

Que cosas las del cangrejito de mandar a su hijo con Afrodita para "hablar" con Helena... si... hablar e.e

Alcander si que está loco, es el vivo retrato de su padre pero versión miniatura xD.

Como que está raro eso de que Afrodita "tenga" esos recuerdos de Albafica. Más adelante encontrarán la respuesta a este enigma xD.

Ya seque había dicho que Afrodita sería el que contaría la historia, pero a último momento se me ocurrió que nuestro querido Shion la contara, es el que sabe que onda a saben xD, pero si estuve indecisa y al final se quedó el como "narrador".

Quizás tarde un poco en actualizar, porque a parte de las clases y eso que ya estoy en finales me trae casi como loca, aun no tengo muy bien estructurada el resto de la trama, sí se más o menos como llevarla a cabo pero me falta pulir algunos detalles y leer los gaidens que me faltan de los dorados de lost canvas xD. No he entrado muy a fondo pero esta pareja la amo y me fue irresistible publicar algo de ellos :').

El detalle del lienzo se me ocurrió cuando hace tiempo leí un fic de está parejita pero no recuerdo bien el nombre, la autora creo que es Goddess Rhiannon, tiene varios fics de ellos y en uno viene un detalle así y pues me inspiré un poco c:

El título de la historia de me vino a la mente cuando estaba escuchando la canción "Rayando el sol" de Maná xD.

Bueno, eso sería todo, espero que les guste este fic :D

Nos leemos luego c: