No sabía donde estaba el stargate, había perdido la noción del espacio y del tiempo, aunque no recordaba cuando había ocurrido eso exactamente. Tan sólo corría o al menos lo había hecho, aunque había dejado de hacerlo en algún momento que ya había olvidado, para seguir andando, pero nunca se detenía, no miraba atrás por miedo a encontrarse con sus captores, no si eso significaba tener que volver a aquel sufrimiento continuo, aquel dolor, aquella tortura que parecía no haber tenido fin y que seguramente no la hubiera tenido, de haberse quedado allí.

Daniel no recordaba de donde había sacado las fuerzas para correr, para escapar y tratar de ponerse a salvo, después de haber sufrido tanto y de haber escuchado lo que les sucedía a los pocos, que todavía suficientemente cuerdos o tal vez extremadamente locos, trataban de escapar o de morir lo antes posible.

Sin embargo lo había hecho, había tomado la decisión de que escapar, correr por esos densos y frondosos bosques y buscar el stargate, era la única forma de que alguien le encontrara y le ayudara, aunque eso significara la más segura y cruenta de las muertes si le encontraban sus perseguidores. Pero ya todo eso le daba exactamente igual.

Finalmente se detuvo, no porque no quisiera seguir escapando, no porque se sintiera seguro y lejos del peligro; sino porque sus piernas ya no podían más, su corazón y sus pulmones estaban a punto de estallar y le ardían demasiado, porque su cabeza le estaba dando vueltas y prefería detenerse antes de perder conocimiento, que caer redondo al suelo en plena carrera.

Sabía que le quedaba muy poco tiempo antes de desmayarse y que era muy probable que si aquellos traficantes daban con él, no volvería a despertarse nunca, pero ya todo le daba igual. Poco importaba no volver a la tierra una vez más, verse de nuevo atrapado en aquellas apestosas y malolientes celdas, cuando todo su futuro se veía igual de negro, muerto que vivo.

Sólo había algo que todavía le entristecía y por lo que realmente maldecía su situación, quería volver a ver al resto del SG-1, hablar con ellos, divertirse a su lado y seguir visitando planetas junto a ellos, pero sobretodo, si había algo por lo que se lamentaría el resto de su vida, que seguramente, no sería demasiado larga, sería por no haberle dicho a Jack, sus verdaderos sentimientos hacia él, lo que sentía cuando arriesgaba su propia vida por salvar la suya, lo mucho que le costaba imaginar alguna misión sin él y aunque no se lo fuera a decir nunca realmente, lo mucho que se reía con sus chistes.

Si, eso le hacía sentir fatal, por no haberlo hecho, por no haber aprovechado el momento y decirlo cuando todavía tenía oportunidad, aunque fuera a ser rechazado por el coronel, al menos, se hubiera sentido feliz de haberle dicho toda la verdad antes de que fuera demasiado tarde, como en ese momento, al borde de sus fuerzas, sabiendo que estaba a punto de morir, sin haberle dicho al hombre al que, en secreto, hacía demasiado tiempo que amaba, lo mucho que le quería.

Cayó al suelo, desplomado, sintiendo un terrible dolor en la pierna, entre deshidratado, agotado y destrozado por las torturas a las que había sido sometido. Se dio la vuelta, quería ver el sol una vez más, por si nunca más volvía a despertarse y no tenía otra ocasión de verlo. Sintió que el corazón estaba a punto de salírsele del pecho y aunque trató de respirar lo más profundamente que pudo, no fue capaz, había dejado de controlar su propio cuerpo.

Se concentró en una imagen que le pudiera hacer sentir mejor por última vez y casi de forma inconsciente, Jack apareció en sus pensamientos. Estaba sonriendo, aunque Daniel no sabía muy bien porque, pero le daba igual, con verlo, le era suficiente y no necesitaba nada más para estar tranquilo, sentirlo cerca, aunque sólo fuera en sus pensamientos, le hacía sentir mejor, incluso le hizo no darse cuenta del momento en el que cerró los ojos, o en el que su cuerpo dejó de luchar, o cuando perdió finalmente el conocimiento, simplemente ver a Jack fue todo lo que necesitó.

- o -

Igual que si alguien le hubiera gritado en el oído, llamándole desesperadamente, Jack se despertó y quedó sentado en la cama, con la respiración entrecortada e incapaz de explicar lo que le acababa de ocurrir.

Sin embargo, se había despertado gritando un nombre. "¡Daniel!" Como si el arqueólogo hubiera estado a su lado tan sólo un momento antes y de repente hubiera desaparecido sin más.

Hacía tres días que Daniel había desaparecido sin dejar rastro, como si nunca hubiera existido, en un planeta extraño durante una misión total y absolutamente rutinaria. Se había separado del grupo para investigar unas ruinas.

"En quince minutos nos vamos Daniel, date prisa." Jack no le había prestado demasiada atención a sus explicaciones de porque eran importantes esas ruinas, Daniel le había dicho algo de unas inscripciones antiguas o algo así, la verdad era que no lo recordaba muy bien.

El tiempo había pasado, los quince minutos que le había dado, más la media hora posterior de margen que siempre le ofrecía para que se "divirtiera" un poco más, pero Daniel no había regresado. Teal'c había ido en su busca, había estado con él en las ruinas y sabía a la perfección donde estaban.

"Daniel Jackson no está." Aunque su expresión, en cualquier otra persona, hubiera sido la de alguien totalmente tranquila, cuando Jack vio a Teal'c supo que no estaba en absoluto tranquilo, sino todo lo contrario.

Habían buscado a Daniel por los alrededores, cada uno en una dirección distinta, pero tal sólo Carter tuvo una ligera indicación de lo que le había podido ocurrir.

"He encontrado esto, señor." Carter mostró las gafas de Daniel, habían sido pisadas con fuerza y tiradas en mitad del bosque. Todos estaban seguros de que no había sido cosa del propio Daniel. "Por lo demás, lo siento señor, no hay ni rastro de él, es como si hubiera desaparecido de la faz del planeta."

"Es probable que hayan sido los Asgard, tal vez necesitaban la asistencia de Daniel Jackson para alguna misión." Teal'c siempre sonaba muy seguro de si mismo, incluso cuando no lo estaba y eso, aunque no todo lo que necesitaba, le hacía sentir mejor a Jack.

"No lo creo, por lo menos hubiera dicho donde estaba y porque se había marchado." Jack miró un momento a su alrededor, con la vana esperanza de poder ver como Daniel aparecía de la nada, alegando, como de costumbre, que se había despistado, que le no había calculado el tiempo y que no recordaba donde había colocado las gafas. Pero no fue así. "Esto no es propio de Daniel, algo le ha tenido que suceder."

Cuando pasaron las primeras veinticuatro horas sin que Daniel apareciera, Jack ya se había recorrido, al menos media docena de planetas, a los que podía haber llegado Daniel si se lo había llevado alguien, los más cercanos al que ellos habían estado aquel día, pero nada le dio nuevas pistas.

Cuando transcurrieron las cuarenta y ocho horas, Hammond no le permitió a Jack salir con más equipos de rescate, le hizo quedarse en la base, dormir y descansar, si no quería que le obligara a quedarse en la enfermería por agotamiento.

Sin embargo, por mucho que todos le habían dicho que no podía hacer nada, más que esperar a que alguno de los equipos de rescate regresara con buenas noticias y que tenía que dormir un poco, Jack apenas había pegado ojo en todo ese tiempo, pensando que si a Daniel le ocurría cualquier cosa, sería por su culpa, él era el líder del grupo, el tenía la responsabilidad de mantener la seguridad de sus miembros y más concretamente, del único miembro del equipo que no disponía de ningún entrenamiento militar; de su mejor amigo.

Al despertarse esa noche, o madrugada, no sabía muy bien en que momento del día se encontraba exactamente y tampoco le importaba demasiado, pensó que no debía de haberse dormido, que si hubieran encontrado a Daniel en ese momento, seguramente, no le hubieran dicho nada y le hubieran dejado dormir y eso le parecía algo completamente imperdonable.

- o -

Cuando escuchó la alarma en la base, pensó que se había tratado de algo dentro de su propia mente, como cuando te despierta la alarma del reloj, pero reaccionó deprisa. Salió del cuarto en el que se había encerrado las últimas horas y llegó hasta el puente de control en el menor tiempo que le había costado nunca.

Carter ya estaba allí, al igual que Teal'c, ambos en silencio, mirando a la puerta, esperando el informe del equipo que había vuelto una vez más, del planeta en el que Daniel había desparecido. Parecían no estar allí realmente, como si el resto del mundo no existiera, incluso parecieron no darse cuenta de que Jack estaba ya allí.

"¿Noticias?" Carter se volvió hacia él, todavía sin pronunciar palabra, pero con un brillo de lo que parecía ser ilusión, en los ojos. "¿Es Daniel?" Sam asintió.

"Dicen que lo han encontrado. Han solicitado un equipo médico, pero que lo traen para aquí en cuanto puedan."

"¿Está herido?"

"No lo sabemos O'Neill, tan sólo esperamos." El silencio volvió apoderarse de la sala de control después del comentario de Teal'c, incluso pareció que todos hubieran dejado de respirar.

"Lo tenemos señor, solicitamos permiso para trasladar al doctor Jackson de vuelta a la base." Si alguien le hubiera preguntado en ese momento, posiblemente, Jack hubiera dicho que esas palabras, habían sido las más hermosas que hubiera escuchado en mucho tiempo. Pero nadie dijo nada, tres días esperando escuchar eso, habían sido demasiados como para hacerse ilusiones ahora, antes de comprobar, que realmente Daniel había aparecido por fin.

- o -

"Doctor Jackson, ¿puede oírme?" Daniel tan sólo quería dormir, que le dejaran en paz y continuar dentro de sus sueños, ¿o tal vez era algo real? "Doctor Jackson." Por más que lo intentaba, las voces no se detenían, aún pensando que estaban dentro de su cabeza, no conseguía hacer que aquel lío de sonidos, que ahora comenzaba a reconocer como voces, se detuviera.

Daniel no contestó, no porque no quisiera, si no porque no podía, su cuerpo hacía demasiado rato que había dejado de hacerle caso y ya no le respondía, por más que lo intentaba. Quiso moverse, hacerse entender con quien fuera que le estuviera hablando, pedir ayuda, que le sacaran de allí. Pero no fue capaz, por mucho que lo intentó.

Ni siquiera podía abrir los ojos, aunque en realidad tampoco quería, se sentía extremadamente bien en sus sueños o tal vez sólo eran alucinaciones, como para pensar en el dolor que le esperaba fuera, en como cada parte de su cuerpo iba a protestar por el daño sufrido esos días. No quería, no era el momento de enfrentarse a la realidad que le esperaba si finalmente se decidía a permitir que su cerebro tomara el control de la situación.

"Doctor Jackson, sin me está escuchando, vamos a sacarlo de aquí y le pondremos a salvo." Sabía que conocía al dueño de aquella voz, que había hablado con él, aunque desde luego, no se trataba de Jack, ni de Sam o Teal'c, pero era alguien familiar, a pesar de no poder recordar su nombre por mucho que lo intentó.

De repente, se dio cuenta que alguien le estaba levantando y que con sumo cuidado, como si ya supieran que cualquier movimiento podría producirle un gran dolor, fue depositado en otro lugar y notó como era transportado. A pensar del cuidado que las otras personas estaban poniendo, el más leve movimiento hacía que su cabeza se quejara, que sus cosquillas le gritaran de dolor y que las piernas, en realidad no sabía si sólo se trataba de una de ellas o de las dos, protestaran con insistencia.

Un sonido conocido llegó hasta sus oídos, aunque parecía venir desde más lejos de lo normal, el stargate se había abierto y cuando quiso darse cuenta, había traspasado el umbral hacía otro lado. Deseó, con todas sus fuerzas y creyó que decía en voz alta, que le llevaran a la tierra, que él era de la tierra y que sus amigos le esperaban allí. Pero las palabras no llegaron a salir de su garganta, estaba demasiado agotado como para eso.

Llegaron al otro lado y una sensación cálida se apoderó de él, los olores le eran sumamente familiares e incluso, creyó reconocer los sonidos, más voces que las de antes, hasta que finalmente, una voz, tan sólo una, hizo que las demás desparecieran por completo.

"Daniel, Daniel, ¿Puedes oírme?" Con las pocas fuerzas con las que contaba, entreabrió los ojos y aunque su visión estaba muy borrosa, pudo reconocer la figura que estaba arrodillada a su lado.

"¿Jack?" Qué difícil fue pronunciar esa pequeña palabra, cuando no había probado una gota de agua en más de un día.

Jack asintió. "Descansa ahora, ya hablaremos cuando te encuentres mejor y hayas descansado." Jack puso una mano sobre su hombro. Cualquier otra cosa, le hubiera hecho daño, incluso el simple contacto con su mano, casi le hizo estremecerse por el dolor, pero no lo hizo, se sentía demasiado bien por volver a notar que estaba en casa, que sus amigos estaban a su lado, que Jack, al final le había encontrado.

Antes de volver a perder el conocimiento, Daniel creyó escuchar la voz de Jack hablando con el resto de soldados. "Llevadlo a la enfermería y decidle a la doctora Fraiser que me diga como se encuentra el doctor Jackson antes que nadie.

- o -

Jack vio como la camilla desaparecía de su vista, aunque no pudo quitarle los ojos de encima a Daniel, hasta que te este hubo desparecido por completo. De buen grado, le hubiera acompañado a la enfermería y hubiera estado a su lado en todo momento, pero después de haber visto en el estado en el que había llegado, se sentía incapaz de estar a su lado, sentía, que de alguna forma, tenía cierta culpa de que Daniel estuviera así, que cualquier cosa que le hubiera sucedido o que le hubieran hecho quienes le hubieran retenido, había sido su responsabilidad por haberle perdido de vista, por no haber sabido la localización de su equipo en todo momento.

Prefirió esperar, dejar que la doctora Fraiser hiciera su trabajo y se encargara de él, que le cuidara y le tratara como debía. Luego, antes de ver a Daniel, hablaría con ella, que le dijera como se encontraba realmente, cual era su estado y que era lo que le habían hecho a su amigo y porque, exactamente, debían pagar.