Hola! Bueno esta vez vengo con una adaptación del Libro "Casados por la mañana" de Lisa Kleypas, el cuarto libro de la colección Hathaways. Es un libro excelente y me gustó la idea de poder adaptarlo al Ichiruki para que disfruten de esta historia tanto como yo..

El libro no es mio, la autora es Lisa Kleypas, todo el credito es de ella, yo solo quiero presentarles esta genial historia y espero no ofender a nadie.

Aclaración importante : En la historia he mezclado personajes de varios animes, ya que en bleach no encontré personajes que se adecuen a los de la historia, por eso he hecho un crossover de Bleach, Vampire Knight, Kaichou wa maid-sama! Y Full metal alchemist

Espero lo difruten y les dejo la lista de personajes abajo con sus respectivos animes!

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Capítulo uno

Hampshire, Inglaterra Agosto de 1852

Cualquiera que haya leído jamás una novela sabrá lo que se suponía debía ser el comportamiento de una institutriz. Debía tener un carácter humilde y reprimido. Se suponía también que debía ser callada, servil y obediente, por no mencionar respetuosa con el dueño de la casa.

Ichigo, Lord Ramsay, se preguntó, exasperado porque el no habría podido conseguir una de esas. En su lugar, la familia Kurosaki había contratado a Rukia Kuchiki, quien, en opinión de Ichigo, representaba una sombra poco halagadora sobre toda la profesión.

No es que Ichigo encontrara fallas en las capacidades actuales de la srta. Kuchiki. Ella había hecho un excelente trabajo al instruir a sus dos hermanas más jóvenes, Yuuki y Misaki, en los puntos más finos de la etiqueta social. Y había necesitado una enorme cantidad de ayuda, ya que ninguno de los Kurosaki había esperado mezclarse con los altos círculos de la sociedad británica.

Se habían criado en un ambiente estrictamente de clase media, en un pueblo al oeste de Londres. Su padre, Isshin Kurosaki, había sido un estudioso de historia medieval, considerado un hombre de bien, pero difícilmente un aristócrata.

Sin embargo, después de una serie de eventos poco probables, Ichigo había heredado el título de lord Ramsay. A pesar de que había estudiado arduamente para ser un arquitecto, ahora estaba convertido en un vizconde con tierras y arrendatarios. Los Kurosaki se habían mudado a la finca Ramsay en Hampshire, donde habían luchado para adaptarse a las exigencias de su nueva vida

Uno de los mayores retos para las hermanas Kurosaki había sido el de aprender la multitud de normas absurdas y comportamientos que se espera de las jóvenes nobles. Si no hubiera sido por las lecciones de una paciente Rukia Kuchiki, los Kurosaki habrían arrasado con Londres con toda la delicadeza de elefantes en estampida. Kuchiki había hecho maravillas con todos ellos, sobre todo Misaki, que era, sin duda, la hermana más excéntrica de una familia ya excéntrica. Aunque Misaki era más feliz retozando por los prados y los bosques como una criatura salvaje, Kuchiki había logrado imprimir en ella un código diferente de la conducta se exigía en el salón de baile. Les había escrito, incluso una serie de poemas de etiqueta para las chicas, con tales joyas literarias como:

Las jóvenes deben mostrar moderación, Cuando hablan con un extraño, Flirteos, querellas o quejas poner en peligro nuestra reputación.

Naturalmente Ichigo no había sido capaz de resistir burlarse de las habilidades poéticas de Kuchiki, pero tuvo que admitir en privado que sus métodos habían funcionado. Yuuki y Misaki había llevado con éxito una temporada en Londres, por fin. Y Yuuki se había casado recientemente con un hotelero llamado Kaname Kuran.

Ahora sólo quedaba Misaki. Kuchiki había asumido el papel de chaperona y acompañante de la energética chica de diecinueve años de edad. En cuanto al resto de los Kurosaki se refería, Rukia Kuchiki era prácticamente un miembro más de la familia.

Ichigo, por su parte, no podía soportar a la mujer. Ella transmitía sus opiniones a voluntad y se atrevía a dar órdenes a él. En las raras ocasiones cuando Ichigo trató de ser amable, solo lograba ser rechazado con desprecio. Cuando trataba de emitir una opinión racional, apenas si podía terminar una frase antes de que Kuchiki, hubiera enumerado todas las razones por las que estaba equivocado.

Ante el hecho inmutable de su desagrado, Ichigo no podía dejar de responder en especie. Durante todo el año pasado que había tratado de convencerse de que no importaba si ella lo despreciaba. Había muchas mujeres en Londres que eran infinitamente más bellas, atractivas y atrayentes que Rukia Kuchiki.

Si tan solo ella no le fascinara tanto.

Tal vez fueran los secretos que tan celosamente guardaba. Kuchiki nunca hablaba de su infancia o su familia, o por qué había tomado un empleo con los Kurosaki.

Había dado clases en una escuela de niñas por un corto tiempo, pero se negó a discutir su titularidad, o explicar por qué había renunciado a ese puesto. Había rumores, difundidos por los antiguos alumnos, de que tal vez era el pariente pobre de la directora, o una mujer manchada, cuya pérdida de la reputación la había obligado a buscar trabajo.

Kuchiki era tan independiente y tenaz, que a menudo era fácil olvidar que aun era una joven de poco más de veinte años. Cuando Ichigo la conoció, solo había visto en ella a la encarnación perfecta de una solterona amargada, con sus gafas, su ceño fruncido con gesto reprobador y la línea tensa de su boca. Su columna vertebral tan recta y espigada como un atizador, y su pelo, de color café opaco como el de las polillas en una manzana, que llevaba cubierto siempre con una apretada cofia.

Ichigo la había apodado "La Parca", a pesar de las objeciones de la familia.

Pero el año pasado se había presentado un cambio notable en Kuchiki. Su cuerpo normalmente escuálido había ganado peso, ya no parecía esa lagartija pálida y flacucha de antaño, sus mejillas tenían color.

Una semana y media atrás, cuando Ichigo volvió de Londres, había quedado absolutamente asombrado al ver a Kuchiki con sus cabellos negros. Al parecer, había estado tiñéndose el pelo durante años, pero después de un error por parte del boticario, se había visto obligada a abandonar el disfraz. Y mientras que el tono marrón oscuro le había dado siempre un aspecto demasiado severo a sus delicadas facciones y a su piel pálida, el negro natural de su cabello le otorgaba un aspecto impresionante.

¿Qué había hecho a Ichigo darse cuenta de que Rukia Kuchiki, su enemigo mortal, era una belleza?

En realidad no había sido el alterado color de su cabello, lo que la hacía parecer tan diferente... era más que Kuchiki parecía sentirse incomoda sin su disfraz. Se sentía vulnerable, y se lo mostró. Como resultado, Ichigo quería despojarla de más disfraces.

Quería saber.

Había tratado de mantenerse a distancia mientras meditaba las ramificaciones de este descubrimiento. Estaba confundido por la reacción de su familia hacia el cambio de Kuchiki, que lo tomaron tan solo con un encogimiento de hombros colectivo. ¿Por qué seria que ninguno de ellos sentía una minina fracción de curiosidad? ¿Por qué Kuchiki se obligo a aparentar deliberadamente ser tan poco atractiva durante tanto tiempo? ¿Qué diablos era lo que escondía?

Era una soleada tarde en Hampshire, Ichigo comprobó que la mayor parte de la familia estaba ocupada en otras cosas, así que fue en busca de Kuchiki, con el razonamiento de que si la enfrentaba en privado, obtendría respuestas.

La encontró fuera en un jardín cubierto de flores, sentada en una banca al lado de un sendero de grava.

No estaba sola.

Ichigo se detuvo a una distancia de veinte metros, bajo la sombra de un sauce con muchas hojas para mirar con atención la escena.

Kuchiki estaba sentada junto al nuevo marido de Yuuki, Kaname Kuran. Estaba enfrascado en lo que parecía ser una conversación íntima.

Aunque la situación no era precisamente incriminatoria, tampoco era apropiada.

¿De qué en nombre de Dios podrían estar hablando? Incluso desde su puesto de observación, estaba claro que se decían algo de importancia. La cabeza oscura de Kaname Kuran se inclinaba sobre ella para protegerla. Al igual que un amigo cercano, al igual que un amante.

La boca de Ichigo abrió al ver que Kuchiki llevaba por debajo de sus gafas una mano delicada, como para enjugar una lágrima. Kuchiki estaba llorando, en compañía de Kaname Kuran. Y luego este la besó en la frente.

La respiración de Ichigo se detuvo. No supo como logró mantenerse quieto si su corazón era presa de intensos sentimientos... sorpresa, preocupación, sospecha y furia.

Ellos escondían algo o tramaban algo.

Y si Kuran, alguna vez la tuvo como una amante? ¿Era esto un chantaje, o quizá era ella quien lo extorsionaba a él?

No... la ternura entre la pareja era evidente incluso a esa distancia.

Ichigo se frotó la mitad inferior de la mandíbula mientras consideraba lo que debía hacer. La felicidad de Yuuki era más importante que cualquier otra cosa. Antes de ir corriendo a saltar sobre el marido de su hermana y golpearlo hasta convertirlo en una pulpa sanguinolenta, tenía que descubrir cuál era la situación. Y luego, si las circunstancias lo justificaban, bien podía emprenderla a golpes contra Kuran hasta dejarlo convertido en una pulpa sanguinolenta.

Respiro lentamente, observando a la pareja. Kuran se levantó y volvió a la casa, mientras que Kuchiki se quedó sentada en el banquillo.

Sin tomar una decisión consciente, Ichigo se encamino hacia ella lentamente.

No estaba seguro de cómo iba a reaccionar, o lo que le iba a decir. Dependía mayormente de cuanto lograra entender de los sentimientos que en ese momento agitaban su corazón, solo sabía que se sentía frenético, enojado, inquieto.

Era muy probable que le gritara e igualmente probable que la tirara sobre la hierba y abusara de ella. Se encontró respirando para tratar de lograr que su corazón volviera al latido normal, tenía una desagradable sensación de que no le era del todo familiar. ¿Estaba celoso?

Cristo, eso era! Estaba celoso debido a que había encontrado a la peor arpía que lo insultaba y molestaba en cada oportunidad, en compañía de otro hombre. ¿Era este un nuevo nivel de depravación? Había desarrollado alguna atracción por las solteronas?

Tal vez era su reserva, su remilgado comportamiento lo que el encontraba tan erótico... él siempre había estado fascinado pensando en lo que se necesitaría para deshacer ese férreo control.

Rukia Kuchiki, su adversaria poco diabólica... desnuda y gimiendo debajo del. No había nada que lo excitara más. Y eso tenía sentido, en realidad: Cuando una mujer accede de buena manera, no hay ningún problema con ello. Pero tomar a Kuchiki en la cama le daba la deliciosa perspectiva de que si hacía que su tortura durara mucho más tiempo del debido pronto la tendría gimiendo y suplicando por él. Si que era una deliciosa idea.

Ichigo caminó hacia ella de manera casual, sin dejar de notar la rigidez que adquirió su cuerpo en cuanto advirtió su presencia. Su rostro se torno serio y distante, su boca se apretó en un rictus altanero y frio. Ichigo se imaginó a si mismo tomando su cabeza entre sus manos y besándola por largos y lascivos minutos, hasta dejarla lánguida y jadeante en sus brazos. En su lugar se acerco aun mas con los puños en los bolsillos de su abrigo, mirándola sin expresión.

- ¿Me podría explicar a que ha venido todo eso?

El sol brillaba en las lentes de las gafas de Kuchiki, ocultando momentáneamente sus ojos.

- ¿Ha estado espiando, mi Lord?

- Yo no lo llamaría así. Lo que hagan las solteronas con su tiempo libre no me interesa en lo más mínimo. Pero es difícil no sentir curiosidad cuando veo a mi cuñado besar a la institutriz en el jardín.

Había que dar crédito a la compostura de Kuchiki, ya que no mostró ninguna reacción, salvo por la forma que apretó los puños en el regazo.

- Un beso - dijo - En la frente.

- No importa cuántos besos, o donde fueron. Va a explicarme por qué lo hizo. ¿Y por qué usted lo permitió? Y más le vale que me diga la verdad, porque estoy tan cerca - meneo su dedo índice a una mera pulgada de distancia de su nariz – De meter su cuerpo en un coche y ponerlo con destino a Londres.

- Váyase al diablo – espeto en voz baja poniéndose de pie. Había dado sólo dos pasos antes de que él jalara su brazo por la espalda - ¡No me toque!

Ichigo la volvió hacia él, inmovilizándola con facilidad. Sus manos se cerraron sobre sus delgados brazos. Podía sentir el calor de su piel a través de la muselina fina de sus mangas. A medida que la sujetaba, el aroma de agua de lavanda llego hasta sus narices. Hubo un leve espolvoreo de talco en la base de la garganta. La fragancia le recordaba a Ichigo el olor de una cama recién hecha. Y oh, cómo quería dormir en ella.

- Tienes demasiados secretos, Kuchiki. Has sido una espina clavada en mi costado por más de un año, con tu lengua afilada y tu misterioso pasado. Ahora quiero algunas respuestas. ¿De qué estabas hablando con Kaname Kuran?

Sus cejas finas, varios tonos más oscuros que su pelo, se juntaron en una mueca.

- ¿Por qué no le pregunta? –

- Te lo pregunto a ti

Al notar que ella mantenía un silencio obstinado, Ichigo decidió provocarla.

- Siempre creí que eras una mujer diferente, con ciertas reglas y códigos de buen comportamiento en los cuales pensé que no figuraría el tener amistad con tipos como él. Pero al parecer me he equivocado ¿O no?

- Tengo mis reglas, mi lord, pero para tipos como usted

- Vamos, Kuchiki, vamos a intentar sostener una conversación civilizada. Sólo por esta vez.

- No hasta que me quite las manos de encima.

- No, porque si lo hiciera echarías a correr y hace demasiado calor como para perseguirte

Rukia bufó y lo empujó con fuerzas, pero Ichigo estaba preparado para esta reacción puesto que tiro de ella para aprisionarla contra su pecho. Su cuerpo era envoltorio agradable forrado de muselina y encajes. La idea de lo que estaba debajo... la piel rosada y blanca, suaves curvas, y rizos íntimos... sintió que se endurecía al instante. Un escalofrío corrió por ella, como si pudiera leer sus pensamientos. Ichigo la miró fijamente. Su voz se suavizó.

- ¿Tienes miedo de mí, Kuchiki? ? Tú, que me aplastas y reduces a nada a la menor oportunidad

- Por supuesto que no, cerdo arrogante. Solo desearía que se comportara como un caballero

- ¿Te refieres a un noble? - alzó las cejas burlonamente - Así es como se comportan los nobles con las personas que están a su servicio. Me sorprende que no lo hayas notado hasta ahora.

- Oh, claro que me he dado cuenta, estando a su servicio. Un hombre que tiene la suerte de heredar un título debería tener la decencia de tratar de estar a la altura a la misma. Ser un noble es una obligación, una responsabilidad, y parece que usted lo considera como una licencia para dedicarse a la conducta más repugnante imaginable. Por otra parte…

Ichigo la interrumpió hablando con un tono aterciopelado

- Ha sido un intento perfectamente maravilloso para distraerme. Pero no va a funcionar. No te alejaras de mí hasta que me digas lo que quiero saber.

Kuchiki tragó saliva y trató de buscar una salida por todas partes, pero no era tan fácil cuando estaba de pie delante de ella.

- La razón por la que estaba hablando en privado con el señor Kuran ... la escena que presenció ...

- ¿Sí?

- Fue porque... Kaname Kuran es mi hermano. Mi medio hermano.- Ichigo miró fijamente a Rukia Kuchiki, tratando de asimilar la información. La sensación de ser engañado, traicionado, encendió su ira.

- No puede haber un buen motivo – dijo - Para que dicha información se haya mantenido en secreto.

- La situación es complicada.

- ¿Por qué ninguno de los dos dijo nada antes de ahora?

- No era necesario que lo supieran.

- Debería habérmelo dicho. Usted estaba obligada.

- ¿Por qué?

- Por lealtad, maldita sea. ¿Qué más sabe que pueda afectar a mi familia? ¿Qué otros secretos está ocultando?

- No es asunto suyo - replicó Rukia dándose la vuelta, tratando de que la soltara - ¡Déjame ir!

- No hasta que me entere de lo que está tramando. ¿Es Rukia Kuchiki siquiera su nombre real? ¿Quién diablos es usted? - juró cuando ella empezó a luchar en serio. -No te muevas, pequeña diabla. Sólo quiero… ¡ay! – se quejo cuando ella se volvió y clavó un codazo en el costado.

La maniobra de Kuchiki le otorgo la libertad que buscaba, pero sus gafas salieron volando hasta el suelo.

- ¡Mis gafas! - con un suspiro apesadumbrado, se dejó caer en el suelo de rodillas y empezó a buscarlos.

La furia de Ichigo fue sofocada inmediatamente por la culpa. Ella era prácticamente ciega sin las gafas. Y el verla arrastrarse en el suelo le hizo sentirse como un bruto, un asno. Se puso el también de rodillas, empezó a buscar.

- ¿Has visto la dirección en que cayeron? - preguntó.

- Si lo hice - ironizó furiosa – Nunca ha usado gafas, ¿verdad?

Un breve silencio.

- Voy a ayudarle a encontrarlos.

- ¡Qué amable de su parte! – dijo con acritud.

Durante los siguientes minutos, ambos atravesaron el jardín en manos y rodillas, buscando entre los narcisos.

- Así que usted realmente necesita gafas – dijo Ichigo finalmente.

- Por supuesto que sí - respondió Kuchiki de mal humor. - ¿Por qué las usaría si no las necesitara?

- Pensé que podría ser parte de su disfraz.

- ¿Mi disfraz?

- Sí, Kuchiki, disfraz. Un nombre que describe algo que sirve para ocultar la identidad de alguien. A menudo utilizado por los payasos y los espías, y ahora al parecer, por las institutrices. Por Dios, ¿Nada puede ser ordinario para mi familia?

Kuchiki miró y parpadeó en su dirección, su mirada no muy centrada.

Por un momento, parecía una niña ansiosa cuya manta favorita le ha sido arrebatada. Y eso provocó una dolorosa punzada en el corazón de Ichigo.

- Voy a encontrar sus gafas - anunció con brusquedad- Tiene mi palabra. Si lo desea, puede entrar en la casa mientras yo continuo buscando.

- No, gracias. Si tratara de encontrar la casa por mi cuenta, probablemente terminaría en el granero.

Al ver un destello metálico en la hierba, Ichigo extendió la mano y la cerró alrededor de los anteojos.

- Aquí están - Kuchiki se arrastró y se enfrentó a él en una posición de rodillas. Después de pulir las lentes con el borde de la manga, dijo - No te muevas.

- Démelos.

- Déjame hacerlo, cabezota. Discutir le viene tan natural como respirar, ¿no?

- No, no es así - dijo ella de inmediato, el color le subió a las mejillas cuando él soltó una carcajada ronca.

- No es divertido para cebo cuando se hacen tan fácil, Kuchiki. - puso las gafas en la cara con mucho cuidado, pasando los dedos a lo largo de los lados del bastidor, ajustándolos a su rostro mirando el efecto. Tocó suavemente la punta de los auriculares. - No encajan bien. - corrió un dedo explorando por encima del borde superior de una oreja. Ella era muy bonita en la luz del sol, sus ojos violetas que contenían destellos de azul y verde. Al igual que los ópalos. - Estas pequeñas orejas - continuó Ichigo, dejando que sus manos permanecieran suavemente a los lados de la cara de rasgos finos. - No es de extrañar que sus gafas se caiga tan fácilmente - Kuchiki lo miró con desconcierto.

Qué frágil que era, pensó. Su voluntad era tan feroz, su temperamento tan espinoso, que tendía a olvidar que ella era sólo la mitad de su tamaño. El fácilmente le habría dado una palmada en el hombro a no ser porque ella odiaba ser tocada, sobre todo por él. Pero no se movió en absoluto. Dejó que su pulgar delineara su garganta, y sintió la ondulación de su pequeña nuez cuando trago saliva.

Había algo de irreal en este momento, algo de ensueño. No quería que terminara.

- ¿Es Rukia tu verdadero nombre? – Preguntó - ¿Vas a responder a eso por lo menos?

Ella vaciló, temerosa de ceder una parte de sí misma, incluso una pequeña parte de la información. Pero a medida que sus dedos se deslizaron por su cuello, la suave caricia parecía desarmarla.

- Sí -dijo en voz alta se atragantó. – Me llamo Rukia.

Estaban todavía de rodillas juntos, la falda se elevaba mecida por el viento. Los pliegues de flores de muselina impresa habían sido atrapados bajo una de las rodillas de Ichigo. Su cuerpo reaccionó con firmeza a su cercanía, el calor deslizante debajo de la piel y la excitación en lugares inconvenientes.

Tendría que poner fin a esto, o iba a hacer algo de lo que se arrepentiría.

- Yo te ayudaré - dijo Ichigo con brusquedad - Vamos a entrar. Te advierto, sin embargo, que no estoy contento contigo después de lo que he averiguado, hay aun más que…

La sensación onírica se intensificó. Los dos estaban de rodillas en un jardín de rosas, el aire cargado de perfume de hierba, flores y narcisos picante y tibio... y Rukia estaba en sus brazos. Su cabello brillaba a la luz del sol, su piel tenía la suavidad de los pétalos. Sus labios entreabiertos, sonrosados y hermosos, suaves como un caqui maduro. Mirando a su boca, sintió que los cabellos de la parte posterior de su nuca se erizaban.

Algunas tentaciones, pensó Ichigo confusamente, no deben ser resistidas. Debido a que son tan persistentes que continúan presentándose una y otra vez. Por lo tanto la única manera de deshacerse de ellas es sucumbiendo.

- Maldita sea - juro con voz entrecortada - Lo haré. Incluso sabiendo que vas a odiarme después.

- ¿Que va a hacer qué? - preguntó Kuchiki, con los ojos enormes.

- - Esto - Y su boca descendió sobre la suya

La sensación era tan agradable que por un momento Ichigo ni siquiera pensó en moverse, sentía su boca en su boca. Ichigo dejó de pensar por completo e hizo solo lo que ya hacia tanto tiempo quería ... tirando con sus labios del labio superior de ella y luego del inferior, acariciando su boca con sus labios, tocando su lengua a la suya, jugando con ella. Un beso comenzó antes de que el otro hubiera terminado, una cadena de sensaciones eróticas recorrió su piel como si estuvieran dándole descargas eléctricas. El placer fluyo por todos los poros de su piel haciendo eco en cada vena, en cada nervio. Y por Dios, él deseaba aun mucho más. Se estaba muriendo de poner sus manos dentro de su ropa, y sentir cada centímetro de su cuerpo. Anhelaba su piel saboreando cada sendero, cada rincón secreto. Y ella respondía, como si no pudiera evitarlo, curvo su brazo alrededor de su cuello. Se movió contra él, como si necesitara sentirse más cerca de su cuerpo, sentir que lo que estaba pasando era algo real, pegarse contra él, fundirse contra su los duros planos de su pecho.

Los dos lucharon por estar más cerca, por hacer el abrazo más estrecho, sus respiraciones estaban agitadas y sus cuerpos vibraban como si estuvieran ardiendo. De no haber estado separados por tantas capas de ropa habrían terminado haciendo el amor sobre la hierba, su entrega habría sido absoluta.

Ichigo continuo besándola mucho después de haber sentido que ella se había detenido, no sólo por el puro placer que le proporcionaba tenerla en sus brazos, también porque estaba reacio a enfrentar lo que sucedería después.

La relación cascarrabias- patrón que habían mantenido hasta ese momento no podría reanudarse después de algo como esto. Habían dado un nuevo paso hacia algo totalmente desconocido y les iba a gustar lo que vendría a continuación. Ichigo se separo de su boca poco a poco, dejando que sus labios rozaran el borde de la mandíbula, siguiendo el vulnerable hueco detrás de la oreja. Su pulso era rápido y vibrante

- Kuchiki - dijo en un soplo áspero - Tenía miedo de esto. De alguna manera yo sabía... - levantó la cabeza y la miró. Ella miró a través de la niebla que se había acumulado en sus lentes.

- Mis lentes ... he vuelto a perderlos

- No, no. Es solo que están empañados

Kuchiki se quito las gafas para limpiarlas y una vez que las tuvo puestas lo empujó luchando por ponerse de pie. Se miraron el uno al otro. Era difícil decidir cuál de ellos estaba más horrorizado. Pero a juzgar por su expresión, probablemente era ella Kuchiki.

- Esto nunca sucedió - le espetó - Si usted tiene el descaro de mencionarlo, lo voy a negar hasta mi último aliento - golpeo sus faldas agitándolas para quitar los trozos de hojas y hierba, después le lanzo una mirada de advertencia - Voy a la casa ahora. ¡Y no me siga!

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Bueno ese fue el capitulo 1... según sus comentarios lo continuaré o no,, y LES JURO que lo voy a subir completo en caso de que lo acepten! (no sucedera lo mismo q con mis otras historias las cuales nunca continue u.u)

Bueno, como dije antes, aquí les dejo la lista de personajes :D

Leo Hathaway: Ichigo Kurosaki (Bleach)

Catherine Marks: Rukia Kuchiki (Bleach)

Amelia Hathaway: Miyako Shiba (Bleach)

Winnifred Hathaway: Winry Rockbell (Fullmetal Alchemist)

Poppy Hathaway: Yuuki Cross (Vampire Knight)

Beatrix Hathaway: Misaki Ayuzawa (Kaichou wa maid-sama!)

Cam Rohan: Kaien Shiba (Bleach)

Kev Merripen: Hisagi Shuuhei (Bleach)

Harry Rutledge: Kaname Kuran (Vampire Knight)

Esos son los personajes mas importantes de las colección! A medida que vayan apareciendo otros personajes los iré agregando a la lista!

Sayonara! nos leemos en el proximo capitulo! :D