El OMNIPRESENTE Disclaimer: El presente trabajo se basa en caracteres creados originalmente por J. K. Rowling, quien ha cedido algunos derechos a ciertas personas/empresas entre las que afortunada o desafortunadamente no me encuentro. No recibo ningún beneficio económico por trabajar en esto. Pero ver que tengo un mensaje en mi correo me haría sentir sumamente feliz. Deja un review y haz feliz a un intento de escritora.
Como mencione en mi perfil, cuando estoy deprimida tiendo a escribir, definitivamente vivo una catarsis.
"La literatura puede ser una buena terapia personal, una especie de psicoanálisis por el que no se paga al psicoanalista."
FRISCH, Max
Perdona los errores ortográficos y de sintaxis, es casi un fluir de conciencia. Disfrútalo.
Soledad y Consuelo.
Un hombre rubio de ojos grises y porte altivo caminaba sin mirar atrás, el pasado era algo innecesario, el futuro era indispensable, avanzar o morir, había tomado ese lema, al igual que la costumbre de ir a una pequeña fuente escondida, a la que no solía ir nadie, más que enamorados en busca de un escondite, quienes al verlo buscaban otro lugar.
Después de la guerra en la cual Harry venció y por suerte ni Narcissa ni él habían ido a Azkabán, aunque su padre no podía decir lo mismo, pero él consideraba necesario ese castigo, quizá así su padre pudiera tener alguna redención ¿si como no?, su padre era un ser desalmado, quien lo había orillado a estar donde estaba en ese momento, acababa de salir de una visita y sus sospechas se habían conservado, su padre seguía creyendo en la supremacía de sangre.
Hacía tiempo que Draco Malfoy había cambiado de opinión desde que Hermione Granger era su jefa en el ministerio, y el casi squib de Longbottom, era maestro de Herbología en Hogwarts, las diferencias de sangre ya no le importaban en lo más mínimo, era una estupidez, la verdadera magia se llevaba en la sangre pura o no.
Sólo faltaban un par de cuadras para llegar a su remanso de paz como había llamado a ese lugar, dio un suspiro, y entonces una cabellera castaña pasó corriendo junto a él, por un momento juraría que era Granger.
Caminó las dos últimas cuadras, pensando en lo que había dicho su padre, exigirle que se casara para poder tener acceso a su dinero o considerarse desheredado y sin familia, el compromiso que tenía con Greengras se había roto tras la guerra, nadie en su juicio hubiera querido como yerno a un exmortífago por muy buena sangre mágica que tuviera, ahora se hallaba entre la espada y la pared, por eso necesitaba llegar a ese lugar, para pensar tranquilamente, sin interrupciones.
Hermione Granger se encontraba tranquilamente sentada en su oficina del ministerio, revisaba algunos archivos, cuando un hombre de unos sesenta años entró, lo conocía de hace tiempo era uno de los jefes, y lo odiaba, esa mirada lasciva la hacía sentir incomoda, no lo soportaba, deseaba sacarle los ojos para darle una lección, pero su conciencia la hacía sentir culpable y solamente lo miraba con todo el odio que podía reunir.
Un día lo que más temía Hermione ocurrió, se acercó a ella, la aprisionó en sus brazos e intentó besarla, ella se liberó rápidamente y le dio una fuerte cachetada, tirándolo al suelo, salió de su despacho y corrió a contárselo a quien más confianza le tenía con la esperanza de encontrar alivio, Ron, ya le había comentado del anciano libidinoso que se la pasaba molestándola, y él sólo quería matarlo, cuando lo que ella necesitaba era consuelo, no más violencia.
Llegó llorando, por la impotencia, después de eso seguro la despedirían de su trabajo, pero no le importaba, deseaba contárselo a alguien, pero como ya dije Ron una vez más empezó a gritar improperios y a pedirle el nombre de ese anciano que se había atrevido a tocar a su mujer, era definitivo, lo mataría, le arrancaría los ojos y lo atormentaría con crucios hasta la muerte, nadie le hacía daño a alguien suyo y quedaba impune, se encargaría de que sufriera, como Hermione.
-¿Quién fue?- bramó Ron- dime para que pueda darle su merecido, nadie hiere a mi novia y queda sin castigo, ya verá cuando lo encuentre, no quedará vestigio de su paso por este mundo, anda Hermione dimé, no trates de protegerlo.
-No- Hermione miraba decidida a Ron- no quiero que le hagas daño, tienes demasiada sangre en la cabeza y no estás pensando correctamente, ya lo hemos discutido antes Ronald- la paciencia de Hermione comenzaba a agotarse.
-Sí y tu siempre lo proteges- contrario a Granger quien hablaba pausadamente la voz del pelirrojo cada vez subía de tono
-Merece protección, sólo esta poseído por sus instintos.-
-No lo defiendas, claro, ya sé porque lo defiendes tanto, si eso debe ser-Ron llevó una mano a u frente y se golpeo- si, es eso, como fui tan ciego, todo este tiempo me has engañado con él y yo no pude verlo- Hermione no podía hablar de la sorpresa que le causaban las palabras oídas.- Claro y cuando él no te satisfacía, entonces venías y me armabas todo este teatrito para que yo te diera lo que aquel viejo seguramente no te había dado ese día, pues bien Granger eso se acabó, lárgate con tu vejete ese a que te de lo que sea que te da para que lo defiendas tanto, olvídate de mí, quedó claro,PUTA,- la voz de Wealey se elevó tanto que seguramente todo Inglaterra sabría lo que era Hermione.
Hermione lo miraba impasible, así que él pensaba que era una puta sólo por defender el nombre de ese hombre, si hubiera sabido en que iba a acabar todo aquello seguramente le habría dicho de inmediato de quien se trataba, pero no su buen y estúpido corazón le había llevado a protegerlo, dio un largo suspiro y le dijo a su ex - novio
-Bien Ronald Weasley, si eso piensas de mí, a pesar de los años que llevas conociéndome, no tengo más remedio que lamentarlo por ti, que te quede claro, no soy una puta y si lo defendí es porque no quiero que termines en Azkaban por una estupidez, pero si tan terrible soy por defender a dos personas, adiós entonces, me voy, y que te quede claro, no quiero volverte a ver cuando te des cuenta del error que cometiste.
Salió del departamento y se apareció en callejón Diagon, necesitaba desahogarse, olvidar a ese hombre despreciable al que alguna vez amó, corrió, sabía a dónde iría, esa fuente abandonada a la que sólo acudían los enamorados, pero en cuanto la veían se marchaban, ese lugar era justo lo necesario en ese momento, corrió con toda la fuerza que tenía, corrió sin ver a la gente y sin importarle si atropellaba a alguien, golpeó sin querer a Malfoy, pero no detuvo su carrera, ansiaba llegar a ese lugar, despejar su mente.
Draco Malfoy se sorprendió al ver a alguien más en su remanso de paz, casi se le desencaja la quijada cuando vio que esa persona era nada más y nada menos que Hermione Granger, y además lloraba desconsoladamente, durante unos minutos pensó en huir y pretender que no había visto nada, pero conocía de sobra a la castaña y sabía que si lloraba de esa forma debía tener una muy buena razón. Se regaño mentalmente por el acto de debilidad que iba a cometer y avanzó hacia la chica.
-¿Estás bien?-
¡Qué pregunta tan estúpida era esa! a todas luces se veía que no estaba bien, segundo regaño mental para Malfoy. La castaña respingó ante la cercanía de ese hombre, en verdad no quería ver a ningún hombre en su vida, nunca más, todos eran unas bestias, ¡ja, evolución sí cómo no!-
-Es obvio que no Malfoy, deberías visitar a un oculista- Hermione definitivamente no estaba de buen humor
-Si eso era una ofensa lamento informarte que no puede ofenderme algo que no conozco, supongo que es algo muggle. Pero puedo hacerme el ofendido si eso te hace sentir mejor, además admito que mi pregunta es estúpida, déjame cambiarla y decir ¿puedo ayudarte?-
Hermione se sintió como transportada a otra dimensión, desde cuando Ron era un patán y Malfoy un caballero, una débil sonrisa se dibujo en sus labios, ¿y si le contaba a él su problema?, como decía su abuela, si lo sabe Dios que lo sepa el mundo y conociendo a Ron a estas alturas, medio mundo mágico ya sabía que era una… bueno eso que dijo Ron, no perdía nada con intentarlo.
-Pues… me ayudarías bastante si lo escucharas, quizá así entienda cuál fue mi error.-
-Granger, no sé que tengas pero dudo mucho que seas capaz de cometer errores y créeme, he cometido muchos.-
-Gracias Malfoy, pero seguro cambias de opinión después de escuchar mi historia.-
-Inténtalo- la retó Malfoy, sentándose a su lado.
Hermione miraba al piso mientras relataba su historia, cuando llegó al momento en que Weasley la insultaba, percibió como Malfoy apretaba los puños.
-…Y entonces salí de su departamento, me aparecí en el callejón y vine corriendo hacia aquí, por cierto, perdón por golpearte.-
-¿Y TU error está en?...- Draco hizo una pausa dramática que provocó que Hermione entornara los ojos.- ¡Ah, ya sé! En que NUNCA debiste andar con esa comadreja. Ahora que lo pienso siempre creí que tú único error en la vida tenía nombre y apellido. Suerte que te libraste de él.
Hermione no contestó nada, se quedó viendo esos ojos grises, como la miraban, con total honestidad y seguridad en las palabras que acababa de decir, la veían, como nadie la había visto jamás, Draco sin dejar de mirarla redujo la distancia entre sus cuerpos y la besó, Hermione sintió ese momento como algo mágico, Draco sintió que si ese era el peor error de su vida entonces seguiría errando.
Es importante saber que la fuente a la que Draco había nombrado "remanso de paz", en realidad se llamaba "la fuente de los enamorados", y la leyenda cuenta que quien llega a esa fuente si su corazón está dispuesto, hallará el amor.
GRACIAS por tomarte tu tiempo para leer.
