Declaimer: Por medio de la presente, dejo constancia de que no poseo derecho alguno sobre el libro Harry Potter, incluyendo productos derivados del mismo (Películas, merchandising, música, etc.). Renuncio por medio de este escrito a cualquier intento de adueñarme de dicho libro o argumento, sin alterar ninguno de los mismos para mi propio beneficio, obedeciendo derechos de autor pertenecientes a J.K Rowling.
Harry Potter y el Concilio del Árbol
Capitulo 0
El Castillo del Oso
Y se alza entre el hielo más cruel
La tumba del oso creador
Entre sus rocas se encuentra el Árbol
De donde provenimos todos nosotros
Desde el cuervo hasta el águila majestuosa
Desde la rata hasta el maravilloso león
Desde el pez mas pequeño a las ballenas del Sur
Todos hemos nacido allí, entre las ramas de nuestro Padre
Tus hijos no te olvidamos
Padre Oso, de Arngorn Ursinios
En medio del polo norte, se eleva un castillo hecho de roca sólida, rodeando como un cerco un gran y maravilloso árbol de grueso tronco y talvez infinito largo.
El Castillo del Oso no era precisamente un lugar visitado, ya que los animales y los hombres habían olvidado la bondad del Creador, aunque solían referirse a el como "Dios".
Los animales llamaban a este creador "Karhu", que significa Oso en la lengua finlandesa y en la de los animales salvajes (Aunque de salvajes no tuvieran ni los pelos, según sus conocimientos). Los hombres de Finlandia aprendieron su lengua de la voz de los animales, quienes les enseñaron todas las palabras, incluida la palabra para llamar a su creador. Aunque los humanos lo llamaron Dios.
El árbol era talvez lo mas extraño de esta estructura.
Ancho como una montaña según algunos relatos, y tan alto como el cielo o aun mas, según otros relatos. Su copa, aun así, se dejaba ver para los ojos mortales, y su aspecto derruido era prueba de su antigüedad. Hacia tiempo que no había hojas ni ramas nuevas en su cuerpo de corteza, y un gran agujero estaba partiendo el árbol al medio, como si un gran rayo divino hubiera quebrado al mismo con toda su furia.
El castillo no era tampoco una cosa mínima. Rodeaba como un anillo el árbol, y poseía ventanales y torres iluminadas, y pájaros de todos los colores y tamaños volaban alrededor del mismo. Una sola puerta se abría hacia el exterior del frío cruel del Polo Norte. Una puerta de metal y madera bastante temible, del alto del mismo castillo casi. Dos esculturas en forma de oso protegían dicho portal, y alrededor del castillo se podían apreciar gárgolas de varios animales, y si uno era lo suficientemente atento…podría haber notado que las mismas se movían con lentitud y cautela, vigilantes y expectantes de visitantes indeseables.
Pero no es el exterior lo que nos importa, sino lo de adentro.
En una sala circular, de gran espacio y casi infinito fin, estaba repleta hasta su capacidad (si es que la tenia, ya que parecía profunda) de personas con túnicas blancas sentadas en escalones de piedra. En el centro de la sala, estaba un hombre.
Era un hombre joven, de treinta años, con un frondoso cabello marrón y unos ojos de profundo marrón oscuro como la madera de los bosques. Su cuerpo era fornido, dándole aspecto de un guerrero antiguo, el cual era más acentuado con su vestimenta.
Su túnica era blanca con el diseño de un oso en el pecho y con el dibujo de ramas y entrelazados de color marrón en los bordes de la misma. En su mano, sostenía un bastón grande hecho de madera fuerte y oscura, con el mango en forma de un gran oso con su boca abierta.
Era un día bastante negro para los grandes Señores del Concilio del Gran Árbol.
Talvez se unía bastante a este sentimiento lo oscuro del día exterior a las ventanas de la sala donde se encontraban todos.
El hombre del centro mantenía una discusión con uno de los Señores.
Si mal no recuerdo, fuiste tu, Karhu, el que tuvo la maravillosa idea de crear con el barro del Gran Árbol a ese mago inmundo – Dijo un anciano con una gran túnica blanca y roja, con el dibujo de un pájaro rojo en el pecho, mientras señalaba al hombre del centro de la sala con su mano apergaminada – Siendo tan sabio, creas un monstruo que no hace mas que traer malestar a todos los demás seres de tu tierra. Porque, permíteme recordártelo, la Tierra de los humanos y los animales es totalmente tuya…al menos asi lo dejo en claro el Gran León. – Concluyo el anciano mientras acomodaba su barba larga y roja.
Karhu miro a su compañero y sonrió.
Talvez a los humanos nos extrañe una criatura tan maravillosa como el gran oso Karhu. Las leyendas van desde que puede adoptar cualquier forma hasta que fue el quien levanto las montañas en la tierra e hizo el pozo de los mares.
Ahora mismo, era Karhu la figura central de la vista de todos. Los magos no recordaban que Karhu les enseño la magia en un principio, y los creo con sus poderes.
Decididamente, no se veía amenazante, pero si transmitía el sentimiento de que no era lo correcto meterse en su camino.
Una figura se levanto furiosa ante las palabras del anciano, sin embargo, y los demás guardaron silencio.
- ¡El Gran Oso no tiene que darte explicaciones a ti, Rassiumos! Y no hay que aclarar que deberías cerrar tu pico, antes de que yo te lo cierre con golpes de mi bastón! - Grito una mujer de cabellos rojos y con unas vendas negras en los ojos. Su túnica era de color blanco con un dibujo negro en forma de un pez, y entre ambas manos, se encontraba un bastón de latón bastante amenazante. El anciano suspiro enojado, y la mujer levanto el bastón como demostrando que su amenaza no era falsa.
- Cálmate Olvirena, no es necesario usar tu fuerza para que Rass se calle y lo sabes. Yo cree a ese humano que mis hijos* llaman Voldemort, si. Y cree también a su opuesto, si mal no recuerdan todos. Yo cree con mis propias garras a esos dos humanos, para que nada fallara, pero no esperaba que ese tal Albus Dumbledore se metiera en mis planes. Con la magia del Árbol, generare un cambio tal que purificara la Tierra hasta la llegada del Gran León. – A la mención del Gran León, todos se levantaron, y dijeron en voz baja algo que sonó como a "Gloria eterna al Rey", y luego se sentaron. Karhu miro alrededor y con su bastón señalo a un hombre de túnica blanca que tenia puesta una capucha. – Por favor, Dragadar, habla. Desde hace rato noto que quieres decirnos algo.
El hombre se levanto y se bajo la capucha.
Su piel era clara, y su cabello negro caía como un manantial por sus hombros. Poseía una angosta pero larga barba que terminaba en una trenza y unas cuentillas de plata. Sus ojos, los cuales llamaban la atención, eran como almendras en cuanto a forma, pero su brillo era dorado y su iris poseía forma ranurada, como la de un gran felino que encuentra una presa y la centra en la mira.
En su túnica, se veía el dibujo de una serpiente negra que rodeaba una esfera verde mordiendo su propia cola.
Dragadar tomo aire, aclaro su garganta, y entonces hablo con una voz suave pero al mismo tiempo dura, temible pero también amable.
- He visto al humano que creaste, aquel que los humanos nombraron Harry Potter. Imagínate mi sorpresa cuando vi que las esperanzas para renovar la Tierra era un niño contra el más temible de los humanos con magia que has creado. No dudo, aclaro, que tu magia es más poderosa, y si depositas la confianza en ese niño, yo también lo haré. Desde el principio del mundo, yo estuve ayudándote arando la tierra con mi forma, y yo cree las primeras cuevas y mis hijos aun pasean por la tierra. Pero… - La voz de Dragadar cambio y dio la sensación de que iba a lanzar una flecha directamente al corazón del asunto – Dudo fervientemente que confiar sirva. Yo digo que crees a un humano ahora mismo, sea macho o hembra, para que sea la guía del humano que creaste. Crea varios de estos humanos, o deposita trozos de este barro mágico en algunos. Y que cuando llegue el momento, el humano Harry Potter tendrá ayuda y no deberá temer.
Siguió a la voz de Dragadar un silencio capaz de cortarse con una cuchara, si alguien se hubiera atrevido. El hombre se sentó nuevamente, y los demás asistentes empezaron a murmurar extrañados ante la osadía de aconsejar al mismísimo Karhu, el modelador de la Tierra cuando esta aun era una roca sin vida en medio del universo.
Y para sorpresas de muchos, Karhu sonrió ante estas palabras.
Dragadar era, decididamente, un ser muy especial.
Las serpientes tienen muchas habilidades ocultas, si mal no engaña a la memoria, y tienen entre esas habilidades la inteligencia y la previsión. Son ellas las que mas han sobrevivido de los animales en la Tierra, y eran temidas y respetadas desde que empezaron a reptar. El ouroboros representaba este respeto y miedo, y por ello era el símbolo de su viejo amigo Dragadar.
Talvez muchos de los humanos jamás se fiarían de una víbora... tampoco muchos animales. Pero Karhu sabia que las intenciones de Dragadar eran buenas, y por lo tanto, escucho atentamente y razono.
Decididamente, Karhu escucharía este consejo.
Aunque a muchos nos disguste esta manera de juicio, los Señores…nos consideran sus hijos pequeños, y suspiran exasperados ante nuestras estupideces y guerras.
Para los Señores, nuestros asuntos son plenas molestias, pues consideran a los humanos como los niños de la Tierra, creadores de problemas y siempre en algún conflicto por causas tan entupidas como el dinero o el poder.
Karhu, a pesar de que estas peleas parecieran mínimas, le dolían enormemente, y no esperaba mas conflictos entre sus hijos mágicos luego de la caída del mago Grindewald por Albus Dumbledore. Es mas, trato miles de veces de asegurarse que haya paz entre los seres mágicos, pues eran los de menor población de sus hijos humanos.
A la noche, cuando los demás Señores se fueron, Karhu junto barro del Gran Árbol del mundo, y empezó a moldear figuras con sus manos fuertes y seguras.
Y para asegurar a los hombres la paz, levanto una estrella brillante en el corazón de la constelación Aquila. Los magos notaron al instante esto, pero no lo interpretaron en su momento. Los centauros se dieron cuenta al instante de la intención de Karhu, y sabían que llegarían tiempos de paz en poco tiempo, aunque Marte brillara en lo alto.
Mientras tanto, esa noche, en el Valle de Godric, un niño llamado Harry dormía apaciblemente en su cuna al lado de una lechuza de felpa, y un móvil con unas snitch doradas girando suavemente.
Faltaban tres días para el 31 de octubre.
Nota de autora: Siendo mi primer Fanfic, pido reviews consistentes que me ayuden a iluminar un poco en cuanto a estas cosas, porque deseo mejorar.
De todas maneras, a aclarar puntos se ha dicho!
Karhu: Karhu es parte de una mitología que vengo construyendo desde hace tiempo. El no es ni mago ni humano ni animal, sino que es lo que nosotros llamaríamos un "Semidiós". Fue creado por el hijo del Emperador, León, para cuidar y proteger la tierra. En la historia aparece nombrado varias veces, y esperen más animales maravillosos en este lugar, provenientes de historias anteriores no referentes a Harry Potter.
Gran Árbol: En un principio, existió un árbol en el mundo, creado por Karhu para intentar crear la vida que aun no existía en la Tierra. Este árbol se rompió y de su interior salieron todos los animales y las plantas, desde la más pequeña hormiga hasta los temibles dragones y las tranquilas ballenas de los mares. En su cuerpo crece barro con el cual fueron creados los Humanos cuando Karhu fue mandado por el Gran León para crearnos.
Concilio del Gran Árbol: Los guardianes y protectores de este Árbol tienen como deber reunirse para debatir los temas importantes de la humanidad y los animales. Estos guardianes y protectores son llamados Señores, y son nada mas ni nada menos que algunos de los Primeros Animales en salir del árbol. Los únicos que NO son representados en el Concilio son los zorrinos, los dragones, las esfinges, criaturas semi-humanas como centauros o sirenas, los vampiros y hombres lobo, y nosotros, los humanos.
De mas esta decir que los Señores tienen varios dolores de cabeza con los humanos.
* Karhu se refiere con hijos a todos los humanos, sean mágicos como no mágicos.
