Justicia


Sin duda ninguno de los dos lo merecía, ella no merecía morir acuchillada y él no merecía quedarse solo, pero si lo analizabas bien, sus manos estaban manchadas de sangre, tanta, tanta sangre, esa tragedia era la forma de expiar su culpa, eso, era –de la forma más retorcida posible- lo justo.