Imperfectos
(Para Ammiel)


Recomendación musical: Her morning elegance - Oren Lavie


Percy es estirado, un poco pomposo. Odia las arrugas en la camisa y tener mal acomodada la corbata. Le molesta que le cambie de lugar las medias en los cajones y cada vez que se pone los zapatos los lustra un poco. Lo suficiente para que resplandezcan con el sol aunque no se pueda ver por la túnica.

Desayuna exactamente a las siete y media de la mañana y es un café cargado con azúcar apenas y tres tostadas. No le gusta besarla si acaba de fumarse un cigarrillo y ella siempre termina cepillándose los dientes porque odia que se vaya sin darle un buen motivo para volver temprano.

Percy es muchas cosas y ninguna de esas cosas ella las cambiaría porque le encanta tal como es. Como sabe que a él le gusta Audrey aunque tenga las puntas florecidas y nunca sepa dónde guardan la sal en la cocina. Con su falda manchada de pintura que los niños de la guardería son los únicos culpables o incluso sus aretes de distinto color. Su ropero con resacas de guerra nuclear porque deberías limpiar esto algún día, ¿sabes?

A Percy le gusta Audrey aunque queme las tostadas y sea muggle y pensó que le estaba tomando el pelo cuando le dijo que era mago. Le gusta aunque ella lo haya echado de su casa y tirado sus lustrosos zapatos por la ventana y gritado a todo su vecindario cerca del centro de Londres que eres un imbécil. Idiota, pervertido. Nunca vuelvas a mi casa, hijo de y varias cosas más y lo haya dejado en ridículo, con sólo calzoncillos en plena Bond Street y con un paseador de perros a la vuelta que insistía que eso era lo más normal del mundo mientras sentía que toda la sangre del cuerpo se le concentraba en las mejillas. Pero como a Percy le gusta Audrey, él volvió a su casa esa misma noche, abrió la puerta con un simple Alohomora y se quedó esperándola después de su ducha de ocho y cuarto a ocho y media de la noche, cómodamente sentado en su living. Y cuando salió él levantó la varita, prendió el fuego en la chimenea y parecía que hacía horas que estaba prendido y entonces le dijo, la voz bien suave, tal vez con miedo a espantarla, le dijo

-Soy un mago, Audrey.

Y esta vez ella le creyó un poco, sólo un poco, pero de todas formas terminó desmayada y luego en San Mungo y entonces comenzó a creerle del todo.

A Audrey le gusta Percy porque le explica su mundo con todos sus detalles y vueltas, desnudos entre las sábanas y con los dedos enlazados, con un tono de paciencia tan infinito que sólo le dan ganas de besarlo.

Y a Percy le encanta.


Porque fue Ammiel la primera que me hizo leer Audrey/Percy hasta terminar adorándolos así que bueno, eso.

Gracias!

Si llegás hasta la barrita de letras verdes, te quieroquiero mucho.