Bleach

Ichigo / Rukia

Advertencia: para mayores de 18 años, incluye lemon.


Capítulo I

Inquietud

¿Qué tanto me parezco a él? — le escuché susurrar.

No tuve que preguntarle a quién él se refería, porque hacía días que Ichigo intentaba sonsacarme la respuesta, no obstante él no era capaz de encontrarme desprevenida.

¿Y eso por qué te importa? —le respondí con hastío.

Por primera vez le contesté algo al respecto. Hasta ese momento le hacía pensar a Ichigo que no lo había oído, aún sabiendo que eso ni siquiera era mínimamente posible. Simplemente me hacía la desentendida.

No lo hace —, se defendió.

Lo miré burlonamente, porque era evidente que el asunto era algo que lo perturbaba.

Si no te importara entonces no me asediarías a diario con esa pregunta —, le respondí.

¿Y por qué no me quieres contestar? ¿Es tan difícil? —, insistió nuevamente.

Me percaté que de verdad para él ya no era un juego, ya no estaba midiendo cuál de los dos cedería a la voluntad del otro; para él ya había dejado de ser gracioso, y entonces me di cuenta de que había llegado el momento de responderle, no sin antes, obviamente, hacerle revelar más información valiosa.

Contestaré a tu pregunta sólo cuando reconozcas que si te importa — le concedí.

Yo sabía que esa posibilidad era ínfima con lo obstinado que era. Él me miró con esa expresión de enojo que a mí tanto me encantaba; me gustaba mucho cuando él era empezaba algo y terminaba al final volteándose en su contra…

Ya te dije que no me interesa — musitó él intentando evadir mi imposición.

De acuerdo, como no te importa, no te lo diré — acepté su respuesta.

Volteé y me encaminé hacia la puerta para dejar la habitación, aún no pudiendo creer que él no admitiera lo yo que tenía plena consciencia que se moría por saber.

¿A dónde vas? — me interrogó él al ver que me alejaba.

¿Y por qué necesitas saberlo? Después de todo no te interesa ¿no?… — agregué, sin dejar de acercarme a la salida.

Alcancé a poner la mano en el pomo de la puerta y al instante sentí a Ichigo atrás de mí, abrazándome y dejando reposar en mi vientre sus manos. Dejé caer mi mano del pomo en cuanto me sentí rodeada por él.

Así era cada vez que teníamos ese tipo de acercamiento; siempre comenzábamos con una pelea, era como si no fuéramos capaces de expresarnos sin antes haber tenido alguna diferencia de opinión. Me recargué en él, aliviada; me había asustado porque usualmente no alcanzaba a dar dos pasos antes de que él me impidiera seguir avanzando. En esa oportunidad había tardado un poco más…

Ichigo… — fue lo único que pude decir.

Él mantuvo su abrazo por unos segundos más, pero después se alejó, no sin antes tomarme una mano y guiarme hacia su cama. Él se sentó en el borde, y recién entonces pudimos quedar a una altura apropiada. Él estaba sentado y yo de pie y aún así apenas lo sobrepasaba por unos centímetros. Me aferré a su cuello y no tardé en comenzar a besarlo. Mi respiración se agitó y mis besos eran impacientes y desesperados. No me contuve, y aquella dedicación que le proporcioné hizo que Ichigo me respondiera con exactamente el mismo ímpetu. Aquella no era la primera vez que pasaba, de hecho ya llevábamos en esa clase de relación más de dos meses y todavía no dejaba de temblar cuando comenzábamos a besarnos.

Seguí abrazándolo, pero ya no desde los pocos centímetros que me daban la ventaja al estar de pie, porque en algún momento había comenzado a descender y terminé sentada en una de las piernas de él.

¿No ibas saliendo? — se mofó Ichigo al verme cómoda en su regazo.

Siempre puedo volver a retomar el camino — contesté sin titubear y desafiante.

No obstante ambos sabíamos que nada podría impedir lo que estábamos por comenzar. Liberé uno de mis brazos del prieto abrazo con el que mantenía a Ichigo y permití que mi mano izquierda se colara a través de su camiseta. Mi mano recorrió con detalle el esculpido cuerpo del hombre que tanto me gustaba. No es que para mi fuera poco habitual encontrarme con ejemplares del sexo masculino con un cuerpo bien definido como el de él, todo lo contrario, estaba acostumbrada, pero a lo que no estaba habituada era a cómo mi propio cuerpo reaccionaba ante la visión y el tacto del de él, porque en ninguna ocasión anterior sentí algo parecido a los efectos que Ichigo, con o sin ropa, causaba en mi cuerpo. A él lo quería, a él lo extrañaba…a él lo deseaba.

Habilidosamente me las arreglé para dejarlo sin prendas de vestir en la parte superior de su cuerpo y alejé mis labios, ya hinchados por la intensidad de los besos hasta el momento habíamos compartido, y los dirigí hacia su cuello, bajando lentamente desde la quijada para en segundos llegar a la clavícula, para luego terminar refregando con sentimiento mi rostro contra su cuello; Me quedé quieta observando su manzana de Adán; sólo podía pensar en lo masculino que era él... Mis manos se deleitaron con los músculos de su abdomen y los de su espalda, y él reaccionaba como si mis caricias quemaran, porque contraía los músculos cuando lo recorría.

Él me rozaba sus labios por todo mi rostro, a veces mordiendo suavemente mi labio inferior cuando el recorrido de mis manos lo ponía especialmente ansioso y nervioso, y eso lo sabía porque ocurría cuando bajaba mi mano y la acercaba insinuantemente a su erección.

Deseaba bajar más mi mano, pero cuando estaba cercana a hacerlo, la determinación se evaporaba y terminaba desviándome, y aunque sabía que no pasaría nada si finalmente lo hacía, seguía sintiéndome tímida al respecto, no obstante Ichigo me lo facilitó al guiarme él mismo hacia dónde quería ser estimulado, y para mi poder tocarlo de esa forma era un afrodisiaco en sí mismo porque me gustaba todo de él y cuando me refería a todo, era exactamente eso, todo.

Habitualmente procuraba saciarme todo el tiempo posible mi ávida necesidad de la visión de Ichigo excitado, pero ese día en especial no quería preámbulos, sólo lo anhelaba dentro de mí. No podía explicarlo, pero era imperioso y rozaba peligrosamente el límite de lo tortuoso. Decidí dejar los juegos para otro momento.

Me levanté y desabroché su pantalón, y se manifestó lo que ya había podido tocar por encima; él se encontraba en evidente estado de excitación, levanté la mirada para encontrarme con una sonrisa en su rostro y me sonrojé, porque no importaba cuantas veces hubiésemos hecho lo mismo, para mí todavía no era del todo real el que nos encontráramos de esa forma.

Dejé de vacilar y le quité también su ropa interior, dejándolo expuesto su miembro para mi deleite visual. Él se levantó y terminó de hacer el trabajo por mí, quitándose su ropa por completo, con evidente desvergüenza de encontrarse así frente a mí. Yo traía un vestido, por lo que él me lo quitó con lo que percibí como contención; él no era alguien que fuera delicado, pero conmigo ciertamente lo era. Quedamos de frente, yo con ropa interior aún y él sin nada que lo cubriera; Había llegado el minuto en el cual las inseguridades que me acomplejaban surgieran… me sentía diminuta a su lado e insegura de mi cuerpo poco desarrollado, aunque él en ningún momento hizo algo que me insinuara que yo no le gustara físicamente. Tenía pleno conocimiento de que eso era un tema muy personal.

Él me atrajo hacia él y sentí su piel contra la mía, tocándose; quemando. Él me abrazó y en medio de ese abrazo se las arregló para desabrocharme el brasier que cayó al suelo luego de que Ichigo hiciera los movimientos pertinentes para que eso pasara. Sentí mis pezones completamente erectos y sensibles contra su abdomen y bajo ese estado febril, lo empujé para que se sentara en la cama nuevamente, y por unos instantes volví a sentirme un poco menos pequeña junto a él, que me sonrió, pero que dicha sonrisa desapareció cuando separé mis piernas, y me senté a horcajadas sobre él, rodeando sus caderas con mis piernas, y colocando mis brazos en su cuello, no demorando más mi deseo de juntar mi frente con la de él.

Me acerqué más a él y aún con la ropa interior puesta comencé a moverme contra la erección de Ichigo, frotándome sin pausas y sin más timidez, y a medida que pasaba los segundos sentía como mis labios mayores se separaban por el continuo contacto, por la dureza y el ancho que él ostentaba, y aunque ya me encontraba húmeda, con esos movimientos sólo logré adquirir más lubricación; Además de conseguir desearlo todavía más.

Noté que Ichigo en un arranque de desesperación ante tal estimulación corrió hacia un lado mi ropa interior y cruzando sus brazos en mi espalda para sujetarme bien y acercarme más hacia él, en un movimiento ágil y certero se hundió en mi, dejándonos a ambos sin aire por unos segundos, disfrutando esos primeros segundos de unión. Él se quedó quieto y respirando pesadamente.

Lo sentía dentro de mí, tal como lo había anhelado, pero el sólo tenerlo ahí no era suficiente, porque me había vuelto codiciosa y nunca tenía suficiente de él, por lo que comencé a mover mis caderas lentamente, tratando de llegar al ritmo que bien conocía que era el adecuado para que ambos disfrutáramos, pero él, para mi desconcierto, no estaba colaborando. Lo miré tratando de encontrar una respuesta a una pregunta que en realidad no había llegado a verbalizar, y lo que descubrí fue a él mirando justo donde nuestros cuerpos se unían. Dejé de moverme al instante.

¿No quieres esto? — pregunté insegura.

Quizás ya no era suficiente para él y consecuentemente después de decírselo sentí una punzada en el pecho al imaginar la posibilidad de él teniendo sexo con alguien más; desde que habíamos comenzado a estar juntos íntimamente ese era un pensamiento recurrente, lo quisiera o no.

Él me miró como si no hubiese comprendido mi cuestionamiento. Y luego habló:

Es que todavía pienso que es un sueño y que quizás morí en alguna batalla. Imagino todo el tiempo que despertaré de un letargo y que me daré cuenta de que nada de lo que he vivido contigo es real… que sólo ha sido producto de mis deseos… — confesó él.

Abrí los ojos ante la sorpresa de escucharlo decir eso.

Tú… tú fantaseabas con nosotros… teniendo… ¿haciéndolo? — expresé con asombro.

Nunca pensé en la posibilidad de que él también hubiese experimentado esa clase de pensamientos "impropios" antes de haber tenido relaciones sexuales.

Ichigo contestó besándome fervientemente, con una mano en la espalda y otra en mi cabeza, masajeando y tocando mi pelo, y con esas manos tan grandes consiguió que me sintiera completamente cubierta, protegida, y segura. Todo eso mientras apenas podía pensar coherentemente porque Ichigo buscó mi lengua para que jugara con la suya, distrayéndome, por lo que definitivamente no esperé que además de besarme tan apremiantemente comenzara a mover sus caderas sin darme un aviso previo. Di un respingo al sentirlo, porque esas cosquillas que tanto me gustaban seguían siendo novedad para mi, y esperaba que nunca dejaran de serlo, aunque en realidad no creía que nunca pudiera pasar; jamás me acostumbraría a esa sensación.

Interrumpí el beso y me aferré a él pasando mis brazos por debajo de sus brazos. La posición de horcajadas comenzaba a lastimarme, por lo que apoyé mis rodillas en la cama y aquello me otorgó plena libertar de movimiento. Mis pezones se rozaban con su pecho, su miembro me penetraba sin descanso, y su lengua y la mía se retaban desafiantes. Retiré mis brazos de esa posición y me aferré a su cuello, y con eso él tuvo completo acceso para manipular mis pechos a su antojo y le confié la tarea de intensificar mis sensaciones a través de mis más que dispuestos pezones y él se valió de sus manos, dedos, labios y lengua para conseguirlo. La visión de Ichigo succionándome fue tan poderosa que repercutió donde sentía mayor estimulación, contrayendo mis músculos internos, haciéndome estar todavía más consciente de que él estaba completamente recluido en mi interior. Dejé de mirarlo porque pretendía alargar un poco más mi goce, por lo que me concentré en intensificar los movimientos que hacían que sintiera en mi clítoris la base de su sexo, ya que el vaivén era profundo y circular.

Su respiración comenzó a variar y ser aún menos regular, sus gemidos empezaron a ser más audibles y me incitaron a continuar moviéndome como lo estaba haciendo, aproximándome a mi misma a propio límite. Reemplacé los movimientos lentos por unos más rápidos y no tardé en sentir como Ichigo intentaba fundirse más aún conmigo, tratando de enterrarse aún más profundo de lo que ya estaba, y fue cuando en esos movimientos desesperados de su parte por conseguir lograr su cometido, que llegó justo donde yo necesitaba que lo hiciera y comencé a contraerme, aferrando su erección y sintiendo como los fluidos de ambos se mezclaban al conseguir ambos el clímax. La fina capa de sudor que se había apropiado de nuestros cuerpos por el ejercicio realizado hacia que nos viéramos brillantes, y la respiración jadeante hacía luciéramos más agotados de lo que nos encontrábamos en realidad, pero contrariamente se podía apreciar cuán relajados estábamos luego acabar maravillosamente como lo habíamos hecho. Me levanté de la posición en la que estaba, notando que tenía las piernas casi entumecidas y aún temblaban por los efectos del orgasmo, pero que no me había percatado de ello hasta entonces y de esa forma me separé de Ichigo recostándome bruscamente en su cama. Él no tardó en imitarme y quedar de costado también, frente a mí, me ofreció su brazo para apoyarme y que yo sin dudarlo acepté.

Te pareces a él. Es cierto lo que has escuchado acerca de cierta similitud — reconocí finalmente.

Ichigo se tensó ante mi respuesta, pero no dijo nada. Creí que diría algo al respecto, pero él sólo quitó el brazo que me había ofrecido con la excusa de que lo necesitaba para poder cubrirnos, secretamente deseé que me ofreciera su brazo de nuevo, pero no pasó.

Desperté en medio de la noche, sola y con frío y la razón era que estaba con la sábana cubriéndome apenas desde la cintura hacia abajo. Seguía desnuda por lo que fui al armario que por meses fue mi lugar en esa casa, y busqué una camiseta de Ichigo para usar y encontré mi ropa interior.

Esperé un rato prudente suponiendo que tal vez Ichigo había ido al baño o a la cocina, pero mi espera fue infructuosa porque él no volvía. Salí de la habitación y lo busqué por la casa sin suerte. No debía pasearme por la casa vestida como andaba, por lo que regresé a la habitación de Ichigo y me senté en la cama un tanto descolocada. Recordé las palabras que le dije: "Te pareces a él. Es cierto lo que has escuchado acerca de cierta similitud" y su reacción posterior. Algo me decía que existía una posible relación entre eso y su desaparición. Pensé en dónde podría estar él a esas horas, cuando una fría brisa se coló e hizo que me frotara los brazos con la esperanza de crear calor con aquella acción. Miré la ventana y noté que estaba abierta y deduje rápidamente el por qué no había podido dar con Ichigo. Abrí la ventana y subí al tejado; en mi apuro olvidé abrigarme y lo lamenté tan pronto salté, pero al ver a Ichigo decidí que podía soportarlo.

¿Por qué estás aquí? Te estaba esperando… — dije con timidez, pero con alivio al mismo tiempo.

Él no se sobresaltó con mi irrupción, aún cuando parecía muy concentrado en lo que reflexionaba, pero no me contestó.

¿Ichigo? — insistí.

Él abrió sus ojos y me miró intensamente. Mi corazón latió de una forma extraña. Me senté a lo que estimé era un metro de distancia, evitando mirarlo. Tuve miedo.

Ninguno hablaba. El frío que me había afectado inicialmente ya no lo sentía por el temblor incontrolable que se había apoderado de mis extremidades.

Estás… ¿estás segura de que lo que ves en mi no es su recuerdo? — exteriorizó Ichigo repentinamente.

Esa pregunta no era algo que esperara venir. Me dejó perpleja, por todo lo que conllevaba, pero comprendí entonces lo que él estaba pensando. Él tenía una idea equivocada, pero no sabía cómo explicárselo y no respondí de inmediato intentando poner en orden en mis pensamientos para poder contestarle apropiadamente, sin embargo debí prever que él no lo tomaría así, porque se levantó rápidamente antes de poder siquiera reaccionar para detenerlo...

Continuará...


Hola, es un total agrado escribir sobre Bleach, una serie que amé desde lo más profundo de mi ser. Espero que les guste esta historia y me encantaría que me dieran su opinión, es mi primera vez en este fandom por lo que me siento un poco tímida al respecto.

Muchas gracias por su tiempo, y hasta el siguiente y último capítulo.