EL SECRETO DE MICHIRU
CAPITULO UNO
MI REALIDAD
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Esa mañana Ruki Matsuka, un estresado empleado de banco, conducía quebrantando casi todas las leyes de tránsito porque iba a llegar tarde al trabajo y además acababa de dejar a su recién nacido hijo con una fiebre de treinta y nueve grados bajo la responsabilidad de su inexperta madre, ella lo llamaba cada dos minutos para preguntarle cosas como qué podía hacer con el niño, o para decirle que la temperatura no bajaba, sólo estaba esperando su aprobación para llevarlo al médico.
Por otra parte, al otro lado de la ciudad en un costoso y lujoso apartamento de soltera estaban Michiru y Haruka tomando café, Michiru era una chica de cabello azul marino a nivel de los hombros y ojos azules como el mismo mar, de estatura media y un bonito cuerpo, de veintitrés años, se acababa de graduar de arquitecto y ya tenía un buen trabajo, además del auto que le regaló su madre a los dieciocho años y el apartamento que le había regalado al cumplir veintiuno
- Si me vuelve a dejar tirada voy a tener que venderlo, con todo el dolor de mi alma, pero no sé nada de mecánica y no puedo estar llamando a Andrew a cada rato y mucho menos a tu papá – dijo la muchacha en referencia al ya algo experimentado automóvil
- A él no le molesta – contestó Haruka en relación a su papá
- Sí, pero ya me da vergüenza – aseguró Michiru y Haruka le sonrió dulcemente, de hecho, Haruka era una chica bastante dulce, un poco distraída pero una excelente persona, de ojos verdes y cabello rubio corto, un poco más alta que Michiru y con mas cuerpo, aun cuando era dos años menor que ella, paradójicamente estaba estudiando cuarto año de odontología, ni Michiru sabía cómo le iba tan bien con lo despistada que era.
- A él no le importa… eres su nuera favorita – le aseguró la rubia al borde del oído y le dio un beso
- Soy la única – aseguró convencida la aguamarina – espero ser la única – dijo girando la cabeza para verla con esa mirada inquisidora que le causaba mucha gracia a Haruka.
- Eres única – confirmó la rubia con una sonrisa y le dio un dulce beso en los labios
- Ruka, no es por presionarte pero tienes media hora para arreglarte si pretendes llegar temprano a clases – le recordó Michiru cuando la vio de cerca y recordó que una bata de seda sobre una pijama no era el atuendo más adecuado para ir a la facultad de odontología
Hacía unos cuantos meses desde que decidieron vivir juntas. Michiru empezó a vivir sola desde el mismo instante en que su mamá le regaló el apartamento, a su madre no le agradaba mucho la idea pero ella se impuso y se mudó "¿para qué me regalaste un apartamento si no puedo vivir en él?" esa fue su excusa y se mudó lo antes posible, en realidad sólo quería un poco de libertad, su familia no tenía ni idea de que ella era lesbiana y el tener que ver programas referidos a eso escondida o hablar con cualquier amiga y vivir pendiente de que se podía decir o no la sacaba de quicio, pero no estaba dispuesta a confesar lo que realmente era porque su madre muchas veces le había comentado a su tía Yumiko que prefería ser prostituta antes que lesbiana y con eso bastaba para saber que la noticia no le iba a hacer mucha gracia. En fin, a diferencia de Michiru, Haruka estaba más que fuera del armario, su madre lo supo cuando ella tenía cinco años
- Con lo linda que es y la cantidad de niños que quieren tratar con ella y ella no quiere separarse de esa amiguita suya, ha de ser lesbiana, de otra forma no me lo explico – le comentó una noche la señora Nozomi a su esposo Sasuke
- Es una bebé, esa no es edad para tener novio, es comprensible que prefiera jugar a las muñecas con las niñas – explicó su esposo Sasuke, pero las palabras de su esposa regresaron a su mente cuando su hija, ya de quince años, le dijo:
- El hombre que se case conmigo ha de parecerse a una mujer porque de lo contrario no sé cómo podré vivir con él – aseguró dejando a su padre tieso de confusión
- ¿te refieres a los sentimientos y la manera de expresarlos? – preguntó tímidamente con un poco de temor por la respuesta que pudiera darle su princesita
- Bueno, a eso también, en realidad me refiero a físicamente porque aunque pueda valorar la belleza masculina he de confesar que no me atrae ni una décima parte de lo que me atrae la figura de una mujer – confesó Haruka y su papá se recostó del espaldar del mueble - Y… ¿sabes cómo se llama eso? – preguntó el papá pensando que existía la posibilidad de que todo el discurso de su hija hubiese sido un intento de ser sutil al confesar su identidad
- ¿Cómo se llama qué? – preguntó la rubia para la sorpresa de su padre
- Eso… eso que me dices que sientes por las mujeres, se llama lesbianismo, si estás segura de lo que me estás diciendo pues existe un noventa por ciento de probabilidad de que seas lesbiana – le explicó su padre
- No, no lo soy, sólo me gustan las mujeres, es todo – dijo tranquilamente Haruka mientras cambiaba el canal de la televisión, siempre había sido muy despistada y en esa época ella juraba que una lesbiana era una mujer que se vestía de hombre, se comportaba como hombre y deseaba ser hombre, desde su punto de vista no tenía nada que ver con el norte de su atracción, claro que más tarde saldría de la confusión.
Haruka y Michiru se conocieron por un amigo en común, Darien Chiva, él estaba estudiando séptimo semestre de arquitectura cuando Michiru entro a la facultad y como en ese momento existía una política de asignar un estudiante asesor a los alumnos nuevos con la intención de que los de más experiencia los incluyeran en el mundo universitario, a Michiru le tocó Darien como estudiante asesor, a partir de ahí se hicieron muy amigos, Darien y Michiru eran muy parecidos, tenían de todo pero veían poco a sus padres porque trabajaban mucho, cuando la madre de Darien murió, el quedó devastado y se desapareció un semestre de la universidad, se refugió en una familia modesta pero más unida que la suya, los Tenoh, la familia de Haruka, Sasuke era el padrino de Darien y siempre lo quiso mucho, como a un hijo y durante ese tiempo él vivía con ellos como un hijo.
Cuando Darien, por persuasión de Nozomi, decidió volver a la universidad, Michiru estaba en cuarto semestre y él estaba entrando al noveno, unos meses después de reencontrarse al iniciar las clases, era el cumpleaños de Darien y su casi familia sustituta le iba a celebrar el cumpleaños, así que Chiva invitó a su novia, a un par de amigos de su curso y a Michiru. Ahí ella conoció a Haruka, pasarían un par de años antes de que pasara algo entre ellas pero esa noche se conocieron, charlaron y se llevaron muy bien.
Un par de meses después de cumplir los veintiún años Haruka acepto la propuesta de Michiru de vivir juntas y a partir de ahí crearon una rutina matutina inviolable; La aguamarina se levantaba primero, y como la rubia parecía un ángel mientras dormía, a ella le parecía una crueldad levantarla tan temprano cuando la mayoría de los días tenía clases a partir de las ocho y media, así que daba una vuelta por la casa, iniciaba una rutina de ejercicios y luego se arreglaba, hacía café para Haruka que sí tomaba café ya que ella se tomaba una merengada rarísima que contenía un montón de cosas y que no podía preparar frente a su amada rubia porque siempre terminaba en el baño vomitando.
Bastaba con que Haruka percibiera el aroma del café para despertarse, Michiru la tenía bien acostumbrada. Mientras Haruka se tomaba su café las chicas conversaban un rato y luego la mas alta corría a arreglarse y Michiru bajaba a comprar el periódico y algún tipo de pastel en la panadería para desayunar en el camino a la universidad de Haruka y la constructora. En el trayecto hablaban de millones de cosas y luego cada una seguía su camino, a veces se veían para almorzar y otras veces la rubia almorzaba en casa de sus padres y Michiru en el trabajo, a veces salían a cenar y otra veces no, pero a las nueve a mas tardar ya estaban juntas otra vez; los fines de semana eran una incógnita total hasta la noche del viernes o el sábado en la mañana cuando a alguna de las dos se le ocurría alguna locura.
El único problema de su relación era que, ante la familia de Michiru, Haruka era sólo una amiga y había días en que eso le molestaba muchísimo y hasta se acostaban peleadas, Michiru igual le daba el beso de buenas noches porque su madre le había enseñado que la noche podía traer sorpresas y que uno no podía irse a la cama sin hacer las paces con las personas que mas amaba en el mundo, a veces le costaba cumplir con eso, porque entendía los miedos de Michiru pero le parecía muy injusto que su papá la tratara a ella como una hija y que su mamá le mandara el almuerzo a la oficina y que ante la familia Kaioh no podían ni tomarse de las manos
-"¡lo único por lo que mi mamá se opuso a que viviéramos juntas es porque todavía tiene la ilusión de que esto sea más formal! ¿Pero cómo va a ser formal si tu familia ni siquiera sabe que eres homosexual y que vives conmigo? Dime algo Michiru ¿no te da miedo que las excusas para que tus primas no te visiten se te acaben un día?" esa fue una de las peleas más grandes
-"si no puedes vivir conmigo mejor es que nos separemos, así yo no te hago más daño con mi decisión de mantener a mi familia aislada" replicó Michiru y Haruka se sintió muy herida
-"es que ese es el problema, la familia no se puede tener aislada" dijo decepcionada
Y esa misma noche se regresó a casa de sus padres.
Para Michiru fue todo un proceso lograr que regresara, le pidió perdón mil veces y le prometió buscar la manera de terminar de salir del armario para poder vivir una vida normal, La rubia era un poco orgullosa pero no mucho y aunque se muriera de la rabia al admitirlo, un beso de la pequeña mujer bastaba para hacerla cambiar de opinión.
Por otra parte, mientras Haruka se arreglaba y Michiru compraba el desayuno, Ruki Matsuka había tomado la decisión de regresarse y llevar a su hijo al médico, lo había dejado hospitalizado con su esposa Kai y se había ido nuevamente al trabajo, esta vez con la intención de llegar, estando en el carro recibió una llamada de su jefe
- ¿adónde diablos estás? – preguntó histérico el jefe de Ruki y a partir de ahí tuvo que dar mil explicaciones
Haruka y Michiru ya iban camino a la universidad, pero el auto de la aguamarina se averió nuevamente
- Es definitivo, voy a venderlo – decidió Michiru al ver que el auto la volvió a dejar tirada
- Llama a Andrew – le sugirió Haruka mientras Michiru abría el capó y salía una nube de humo
- No, él está en clases – contestó Michiru bastante preocupada
- Si no quieres llamar a mi papá entonces llama a Andrew, no te puedes quedar aquí
- Haruka!, Andrew sabe de mecánica lo que yo sé de astrofísica, vete para tu universidad que vas a llegar tarde, ahí hay una estación de servicio, voy a ver si consigo un mecánico – dijo dándole un beso en los labios muy discreto y rápido, Haruka que odiaba esos besos la tomó por el cuello y le dio un beso apasionado que dejó a Michiru nadando en las nubes
- Eso… si es un beso – dijo sonriendo y le arrancó una sonrisa a la peliazul que iba caminando hacia atrás mientras se despedía de su amor con cara de boba sin darse cuenta de que estaba cruzando la calle
...
Por otro lado, Ruki iba manejando e intentaba explicarle a su jefe porque iba a llegar tarde
- ¡pudiste haber avisado! – le gritaba histérico su jefe
- No sabía qué hacer, discúlpeme, de verdad es primera vez que me pasa esto – se excusó terriblemente apenado Ruki
- No te preocupes, cuando te suceda en tu próximo trabajo ya sabrás que hacer – le dijo tranquilamente el jefe y al verse despedido Ruki volteó a mirar el teléfono antes de colgar, pero olvidó que cuando se maneja se debe ver al frente y su pie seguía en el acelerador, frenó instintivamente cuando el parachoques de su auto se estrelló contra algo que parecía ser una persona, era Michiru, el carro le había dado un golpe y la había impulsado tres metros más adelante.
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Continuara
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Comentarios: jeje...en el espacio anterior como janeth Haruka me dijeron que 5 metros (que era la distancia a la que habia volado Michiru) era un tantin exagerado, jeje...asi que le quite y le puse 3...
