Un regalo inesperado
Todo Fairy Tail está de fiesta, el motivo es el regreso del equipo más fuerte después de haber pasado casi un mes y medio desde que salieron a realizar una compleja misión: una misión múltiple, por eso, cuando el maestro vio a sus hijos atravesar la puerta del gremio, sus ojos derramaron abundantes lágrimas, una mezcla poco convencional entre orgullo y añoranza.
-Dime Natsu-niichan ¿Qué fue lo más difícil de la misión? –preguntaba entusiasmado Romeo.
-Mmm, los gigantes de la montaña, eran inesperadamente ágiles –dijo certeramente el dragón slayer de fuego.
- Yo diría que las sirenas tampoco fueron nada fáciles, sus gritos eran tan insoportables que casi destrozan nuestros oídos – señaló el mago de hielo.
- ¡¿Es que acaso te preguntaron a ti, ojos caídos?! –gritó desafiante el pelirosado.
- Solo estaba dando mi opinión ¡¿Tienes algún problema?! –dijo levantando una ceja como respuesta.
- ¡No es momento de discutir! ¿Es que no ven lo contento que está el maestro? –interrumpió salvajemente Titania.
-¡Aye sir! –respondieron a dúo.
Una carcajada general invadió al gremio, era como en los viejos tiempos. Repentinamente la habitación se llenó de un silencio aplastante cuando la amable Mirajane se acercó a Gray con un papel bajo el brazo.
-Gray, ha llegado una misión exclusivamente para ti- antes de que el azabache pudiera decir algo, ella añadió- A los pocos días que se fueron, llegó una misión a todos los gremios solicitando ser ejecutada por el mago de hielo Gray Fullbuster, la clienta se llama Mary del pueblo Poke, aunque se desconoce de lo que se trata- le entregó el papel que corroboraba lo hablado.
- Mary…- murmuró casi imperceptible- Iré a ayudarla.
- Pero Gray, es muy peligroso, ni siquiera sabes de qué se trata la misión- intervino Lucy
- No me importa, cuando la vea lo sabré. Mira-chan puedes avisar que tomaré la misión, llegaré mañana por la noche- La albina lo miró sorprendida- Iré a comprar mi pasaje ahora mismo-aclaró
-¡Maldito! Se está dando aires de importante- dijo Natsu mientras se desquitaba con un pedazo de carne que tenía cerca
- Lo que ahora me preocupa es cómo se pondrá Juvia con la noticia, a propósito ¿Dónde está?- se le escuchó decir a Lucy
Solo había avanzado tres cuadras cuando el mago de hielo se detuvo de seco y se acercó a uno de los tantos cerezos que había en la calle principal de Magnolia
-No tienes por qué esconderte, sé que estás ahí Juvia
Al escuchar esto, la maga de agua salió de su escondite, un tanto avergonzada por haber sido descubierta
-Discúlpeme Gray-sama, la intención de Juvia no era molestarlo
-No me molestó, solo era un poco incómodo que me estuvieras siguiendo-dijo el azabache y se sorprendió a sí mismo por el calor inexplicable que embargaba a su cara mientras estaba hablando.
Su acompañante no se percató del leve sonrojo que mostraba el chico ya que mantenía su vista fija al suelo y solo se limitó a preguntarle hacía cuánto tiempo se había dado cuenta de que lo seguía
-Desde el principio, me pareció extraño no verte en el gremio cuando regresamos, y después escuché a Lissana decir que te habías quedado en Fairy Hills, aunque creía que nos alcanzaríamos a ver… -El mismo se silenció, había dicho más de la cuenta.
Los ojos de Juvia se iluminaron y sus mejillas se tornaron de un suave carmesí ¿Era real lo que escuchó? Gray-sama se percató de su ausencia y quería verla, de ser así ¿Eso significaba que…? No, no, ella misma detuvo su imaginación, la cual solía jugarle malas pasadas y terminaba alejando a su amado, además recordó la razón por la que estaba allí.
-Juvia ha venido a darle un presente a Gray-sama, por favor, prométale que lo va a aceptar- lanzó una mirada suplicante al azabache.
La verdad es que Gray hubiera preferido declinar amablemente del presente, sin embargo, por un momento su mirada se detuvo en las manos de la peli azul, tan finas, pálidas, delicadas y cubiertas por parches en las yemas, seguramente ocasionados por el dichoso regalo, y el maquillaje bajo sus ojos azules como el zafirino no podía ocultar las ojeras de la maga. Si ella se había esforzado tanto por él, lo mínimo que tenía que hacer era aceptarlo ¿Cierto?
-Lo prometo- en tanto evitaba mantener un contacto visual.
Del bolso que traía consigo, Juvia sacó un muñeco que no era nada más ni nada menos que una Juvia en miniatura, o como ella le decía, una Juvia-chibi, por su parte Gray se quedó petrificado ya que nunca imaginó que su presente sería algo como eso, pero ¡Maldición! ¡Ya había dado su palabra! Mientras que Juvia le explicaba emocionadísima que de esa manera siempre estarían juntos y que si le presionaba el pecho, la muñeca decía "Gray-sama es el mejor" con su voz.
Aquello era demasiado para el mago de hielo, así que se limitó a emitir un descomunal suspiro, alargar su mano y decir –Dámelo, es mi regalo ¿no?
Juvia lo miró desconcertada ¿Normalmente, Gray-sama no era un poco más frío con ella? Pero desde hacía algún tiempo, el muchacho se estaba comportando un poco más amable con ella –aunque a su manera-. Pero eso no le importaba a ella debido a que amaría todas las "versiones" que adquiriera Gray-sama, y desobedeciéndolo no le entregó su regalo, sino que se lanzó alegremente a sus brazos.
-¡Idiota! Me refería a la Juvia-chibi –murmuró avergonzado.
-Lo siento Gray-sama-lo apretaba con fuerza- a Juvia se le olvidó comentarle que la Juvia-chibi venía con un abrazo incluido de la Juvia original.
Permanecieron juntos unos segundos hasta que una fría y tupida nieve comenzó a caer en Magnolia.
Contunuará
