N/A: Aquí mi primer fic para la batalla de hielo y fuego ¡qué nervios! Espero que os guste.

Discalimer: No, no, no, aunque describa unas cosas que se parezcan a lo que él escribe (o lo intento) no soy el asesino lilterario más famoso.

Aviso: Este fic participa en el desafío de octubre "La batalla de hielo y fuego" del foro Alas negras, palabras negras.


Todo el mundo está atento a lo que va a pasar en la arena. Hay alguna que otra apuesta entre los nobles que más odian a mi madre, pero solo apuestan sobre el tiempo que tardará en morir. Nadie tiene dudas sobre el final de esa…cosa a la que me niego a llamar batalla. Porque no es una batalla. Y mucho menos justa. Es una ejecución. Una ejecución con algo de diversión retorcida para los vencedores de la batalla entre dos Targaryen.

La danza de dragones han empezado a llamarla.

Yo estoy en un sitio seguro, al lado del rey. Que me mira de vez en cuando para ver mis expresiones. Como si fuera a darle la satisfacción de que vea lo mucho que me repugna ver la muerte de mi madre, la que debería ser reina, a manos de un dragón. Sé que voy a tener marcas, puede que incluso sangre, de lo mucho que estoy apretando mis manos. Mis nudillos están blancos, pero siendo un Targaryen no se nota mucho la diferencia, por lo que no me preocupo.

Mi madre está en la arena. Con un vestido negro y rojo y un látigo en su mano derecha. No se mueve. Mira al dragón a los ojos y espera. Si el dragón no tiene prisa ella tampoco.

Fuego de sol, ese es el nombre del asesino de mi madre. Un dragón grande, herido y con una furia en su mirada que no augura nada nuevo. Se acerca lentamente a mi madre, que sigue sin moverse. Y cuando el dragón está lo bastante cerca, ella levanta el látigo y le da con todas sus fuerzas en la cara.

El látigo lame media cara y llega hasta el ojo izquierdo del dragón. Fuego de sol cierra el ojo y se aparta un poco. Cuando abre los dos ojos se acerca y se mete a mi madre en la boca.

Da una fuerte mordida con los dientes y el brazo derecho de mi madre sale volando hasta caer en la arena, donde se llena de sangre. En la mano sigue estando el látigo.

Y ya está.

Mi madre ha hecho que todo sea rápido e indoloro para ella y sin diversión para los demás. Orgullosa hasta el final.

El rey da por finalizado el evento y todos empiezan a marcharse. Yo me voy seguido de mis carceleros. Mirando con odio al rey.

Lo que no sé, ni él tampoco, es que no le queda mucho tiempo de vida. Morirá agonizando de dolor gracias a una copa de vino y una mueca de dolor adornará su cara demacrada por las quemaduras. Y yo seré rey. Aunque eso todavía no lo sé. Ahora solo puedo apretar los puños y odiar al rey.


¿Reviews? ¿Ha sido muy macabro lo de la mano o me lo perdonáis?