Capítulo 1
El Sr. Drovers esperaba pacientemente sentado en su pequeña aunque confortable oficina al hijo de su difunta cliente. La señora no era muy grande y gozaba de buena salud, el único problema era que ella era hipocondríaca y su hobbie era leer el diccionario mágico de enfermedades hasta presentar todos los síntomas, a estas alturas al Sr. Drovers le impresionaba que hubiese aguantado tanto. Lo bueno del caso es que estaba bastante lúcida al momento de redactar su testamento, pensó en absolutamente todas las trabas posibles para que su único hijo no pudiese zafarse por ninguna causa, ni siquiera apelando a su condición hipocondríaca.
Fue entonces cuando el Sr. Drovers vio venir al joven que estaba esperando, supuso que no tenía más de 24 años, moreno y con las mismas facciones y porte de su difunto padre excepto por sus ojos azules, oscuros y penetrantes como los de su madre.
"Buenas tardes Sr. Zabini. Haga el favor de tomar asiento"- dijo el Sr. Drovers estrechando la mano del moreno.
El Sr. Drovers acostumbrado a no perder ni el más mínimo segundo fue directo al grano.
"Es el único que aparece en el testamento de Georgina Zabini por lo que daremos inicio a la lectura del mismo."- la mirada de Zabini se mantenía atenta y serena, pero no se quedaría así por mucho tiempo, pensó el Sr. Drovers.
"Yo Georgina Malfoy en pleno ejercicio de mis facultades mentales…heredo todos mis bienes materiales…la residencia de Goleen Nuts 210, la casa de campo en Yorkshire…a mi único hijo Blaise Dorian ZabiniM; no podrá vender o deshacerse de alguna forma las propiedades antes mencionadas y se verá obligado a mantenerlas en buen estado.
Sin embargo no tendrá derecho a recibir la fortuna Zabini que asciende a… a menos que contraiga matrimonio con una bruja de padres muggles…Si el matrimonio se llegase a efectuar no podrán separarse o divorciarse a menos que: 1) ella fallezca 2) ella deshonre el apellido Zabini: cometiendo adulterio, faltando a las buenas costumbres y tradiciones familiares o abandone su hogar. Por supuesto si mi hijo interviene en alguna de las cláusulas anteriores el divorcio o separación no tendrá validez.
En caso de que se efectúe la separación o el divorcio por alguna de las causas antes mencionadas mi hijo tendrá derecho a volver a contraer matrimonio con quien mejor le convenga.
Si mi hijo no contrae matrimonio con las especificaciones anteriores, en 6 meses luego de haberse leído este testamento, la fortuna Zabini pasará a manos del Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas."
Cuando el Sr. Dovers terminó de leer el testamento pudo ver que en los ojos de Blaise Zabini ya no se reflejaba esa calma que tenía hace unos momentos.
"Su madre también le dejó este sobre"
Blaise solo pudo sentirse aún más enojado con su madre cuando vio lo que decía la carta:
Querido Blaise:
Se que talvez no te parezca lo que haya dicho en mi testamento, pero como siempre te he enseñado, lo primero es el honor y la imagen de nuestra familia y por tanto de nuestro apellido. Sabes que nosotros nunca fuimos partidarios de Quien tu sabes pero las circunstancias han llevado a pensar lo contrario, por eso consideré la medida más adecuada que contrajeras matrimonio con una sangre impura. Supe muy bien que no lo harías por voluntad propia por lo que tuve que tomar medidas drásticas.
Espero que me comprendas y que recuerdes que ningún sacrificio es grande siempre y cuando se trate del honor de nuestra familia.
Atte. Georgina Zabini
"Es obvio que mi madre no se encontraba bien en esos momentos, ella era hipocondríaca, ¿cómo espera que me crea todo lo que dice ahí?"
"Su sanador de cabecera, el Dr. Legan estaba ahí y rectificó el estado de salud de su madre. Hubo otros testigos que corroboraron lo mismo. Si tiene dudas puedo darle nombre y direcciones."
"¿No hay forma de ignorar el testamento?"
"A menos de que quiera quedarse en la ruina me temo que no Sr. Zabini. Todo esta muy claro, este testamento esta sellado mágicamente por la varita de su madre y otros poderosos hechizos de su familia, sabe lo que eso significa, ¿verdad señor?"
"Que nunca podré violarlo sin que ese papel se de cuenta de que lo hice."
"Exacto."
"¿Ya acabamos?"
"Así es Sr. Zabini"
Sin despedirse y con el ceño aún fruncido el Sr. Drovers vio como Zabini salía furioso de su oficina sumido en sus pensamientos.
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Nunca me había gustado verme reflejada al espejo, sin embargo esta vez me enorgullecí de lo que vi; mi cabello castaño ya no estaba enredado y esponjado como antes, ahora las largas ondas bien definidas caían sobre mi espalda perfectamente acomodadas, gracias a la ayuda de varias pociones muy efectivas. Mi maquillaje era muy ligero y mi ropa sencilla; una falda larga blanca de estilo gitano y una blusa de tirantes color azul cielo.
Salí de mi departamento muggle con una gran sonrisa y me dirigí hacia el centro de Londres, específicamente al Caldero Chorreante donde él me había citado.
Hacía tanto tiempo que Ron y yo no nos habíamos visto, desde que él entro al Colegio de Aurores y yo a la Escuela de Leyes Mágicas, estábamos tan ocupados que decidimos que lo mejor era dejar nuestra relación para cuando hubiésemos terminado nuestras respectivas carreras, así le dedicaríamos el tiempo necesario a nuestro noviazgo. Pero habían pasado dos años desde que los dos habíamos terminado, en total 5 años sin vernos, y por fin se había comunicado conmigo. No es que esperara que nuestro noviazgo continuara como si nada, sabía que tendríamos que empezar de nuevo pero este sin duda era el primer paso.
Sin darme cuenta llegué a la calle muggle que separaba al mundo mágico y pasando desapercibida entre al Caldero Chorreante y vi a mi pelirrojo amigo sentado en una mesa del centro y me dirigí hasta él, apartando a la multitud como pude. Él aún no me había visto por lo que pude observarlo detalladamente, no había cambiado mucho desde la última vez que lo vi solo estaba más alto, su cabello largo estaba amarrado en una colita y su rostro ya no era el de un niño pero cuando se giró para verme vi que sus ojos azules decían todo lo contrario.
"¡Hermione me alegro tanto de verte! Te ves muy bonita"- me dijo abrazándome fuertemente – "Qué lástima que Harry no haya podido venir pero esta tan ocupado con su nuevo cargo de jefe de aurores, ¿ya sabías que lo nombraron hace un mes, no?"
"Si lo sé". – le dije sentándome en la silla frente a él.- "Por fortuna he visto a Harry mucho más que a ti Ronald Weasley".
"Lo siento Herm, en verdad traté de darme tiempo para verlo pero no ha sido fácil, esto de ser auror es más complicado de lo que parece. A Harry se le da naturalmente pero a otros como yo no tanto y tenemos que hacer el doble de esfuerzo."
"Ya. No te preocupes, estas perdonado, pero dime ¿por qué no te comunicaste conmigo cuando terminaste tu carrera de auror? ¿Tan ocupado estabas también en tu trabajo?"
"Este…si, y a demás conocía a alguien. Éramos compañeros en el Colegio de Aurores pero no nos conocíamos también como cuando nos tocó trabajar en el ministerio juntos. Su nombre es Samantha Kent, es americana y estudió en la Escuela de las Brujas de Salem y se mudó a Inglaterra al iniciar su carrera de aurora."- al escuchar sus tímidas palabras supe muy bien lo que en realidad significaban: "No te hablé porque conocí a otra, estaba muy ocupada con ella y temía que te enojaras". Muy típico de Ron, ¿que creía? ¡¿Que lo esperaría para siempre y que no saldría con nadie más porque solo estaría pensando en él! Bueno así había sido pero no se lo haría saber iba a salvar la dignidad que me quedaba de la mejor manera y sobretodo le demostraría que no me afectaba en lo más mínimo a pesar de que en realidad estaba llena de ira y desilusión.
"¡Felicidades Ron! Me alegra mucho oír que te ha ido tan bien."
"En serio ¿no estas enojada por no habértelo dicho antes?"
"¿Enojada? Ja, ja, ja, ¿por qué habría de estarlo? Hace mucho que dejamos de vernos y además yo también tengo algo que decirte, también he estado saliendo con alguien"
"¡Esto es genial Herm! ¡Los dos hemos continuado nuestras vidas! De verdad que me has quitado un peso de encima. Y ¿vas muy en serio con él? Te pregunto porque yo y Sam ya nos comprometimos por eso te cite aquí porque quería invitarte personalmente a nuestra cena de compromiso, será el próximo viernes a las 7:00 pm en la Madriguera"- ya a estas alturas mi boca estaba abierta de la impresión, esto si no me lo esperaba, ahora sentía como una espina se clavaba en mi corazón y cómo dolía, pero a pesar de esto no me iba a dejar destrozar, por lo menos no frente a él.
"Ah ¡que casualidad! Mi novio acaba de pedirme lo mismo y estaba por responderle esta noche, obviamente voy a aceptar su proposición."- sabía que me arrepentiría de mis palabras pero en ese momento lo que quería era demostrarle a Ron que no me importaba en lo más mínimo lo que él hiciera con su vida, aunque por dentro yo estuviese llena de dolor y de ira.
"¡Eso si que es una noticia! Vamos a brindar por eso, pero ¿cuándo ibas a decírnoslo? ¿Conozco al afortunado? Tienes que llevarlo a la cena del viernes"
"Iba a darles la noticia cuando ya estuviese confirmado y estuviésemos todos juntos. Espero poder llevarlo el viernes, es un hombre muy ocupado."
Por fortuna Ron no me preguntó nada más acerca de mi novio, al contrario él estuvo hablando todo el tiempo de la linda y buena Sammy, ni siquiera sé como soporte el resto de la velada y Ron no se dio cuenta de cómo me sentía ya sea porque actué muy bien o porque Ron no me prestaba mucha atención. Afortunadamente me pude ir temprano con el pretexto de que iba a ver a mi "novio".
"Nos veremos el próximo viernes a las 7, no faltes" – así nos despedimos yéndonos por lados contrarios.
Mientras caminaba sin rumbo iba pensando en lo que había hecho y en los problemas en que me había metido, ¿cómo demonios le iba a hacer para conseguir un novio en una semana? O mejor dicho a mi "prometido". Podía inventar cualquier excusa para que el no fuese a la cena pero al final se darían cuenta de que todo había sido mentira y que estaba despechada, porque lo cierto era que no iba a encontrar a nadie que se quisiera casar conmigo y que probablemente me quedaría soltera un buen rato y entonces Ron se burlaría de mi al lado de su querida Sammy o aún peor: me tendría lástima. ¿Por qué tuve que abrir la bocota? ¡Ah, si por mi dignidad ofendida y mi maldito orgullo! ¿Qué iba a hacer ahora?
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Acabada de salir del trabajo, me acababan de nombrar asistente del embajador de Gran Bretaña en Alemania y aún así no estaba feliz. Habían pasado tan solo tres días desde la lectura del testamento de mi madre y por supuesto aún no me hacía a la idea de que tenía que casarme, ni siquiera tenía prospectos sangre pura mucho menos sangre impura. Y no es que careciera de mujeres, al contrario, pero no es lo mismo pasar unos cuantos días con una que el resto de tu vida, el solo pensarlo me aterrorizaba.
Caminé sin rumbo un buen rato pensando en lo que podía hacer. No había otra, si no quería quedarme en la ruina tendría que casarme. Hubiese sido mejor si mi madre no me hubiese heredado nada, de todas maneras hubiera vivido cómodamente gracias a mi cuantioso sueldo aunque no fuese rico, pero al heredarme sus propiedades y obligarme a mantenerlas me obligaba a gastarme todo mi sueldo en ellas dejándome sin nada, forzosamente necesitaba la fortuna Zabini para invertirla y seguir manteniendo las propiedades. No eran muchas propiedades por lo menos no tantas como la de los Malfoy pero definitivamente por más que pensaba cómo mantenerlas sin acabarme mi sueldo no se me ocurría ninguna solución. Por otro lado pensaba en con quien me podría casar, ¿qué mujer querría casarse sin llevar propiamente una vida de casados? ¿Me dejaría salir a divertirme de vez en cuando? ¿Sería posible que llegara un momento en que ella por su propio pie me abandonara o me engañara con otro? Yo no podría insinuarle nada porque entonces no tendría validez el divorcio, ella tendría que hacerlo por si sola. Pero ¿y si no me quiere dejar, después de todo yo la mantendría, no tendría que preocuparse por nada, gozaría de buena reputación y de un esposo guapo, ¿qué más podría pedir? ¿Por qué iba a abandonarme o a engañarme? No definitivamente no sería nada fácil encontrar a una mujer para casarme.
Sin saber cómo, llegué a un parque muggle, ya era de noche pero no me importó, decidí recorrer el parque mientras seguía pensando, en un mes tendría que irme a Alemania, en un mes ya debía de tener una prometida, ¿qué hacer? De pronto escuché unos sollozos, provenían de una banca al lado de unos arbustos, me giré a ver quien lloraba solo por curiosidad, y vi a una chica de cabello ondulado castaño que me resultó vagamente familiar, lloraba silenciosamente y tenía las manos tapando su cara. Iba a continuar mi camino cuando la chica descubrió su rostro y reconocí a la chica como Hermione Granger.
"¿Granger?" – le pregunté acercándome. Ya la había visto unas cuantas veces en el ministerio, por lo que sabía trabajaba en el departamento de cooperación mágica internacional al igual que yo pero ella estaba en la oficina internacional de ley mágica y yo en la de confederación internacional de magos, nos habíamos topado unas cuantas veces solo por asuntos de trabajo y gracias a eso ahora nos llevábamos civilizadamente.
"¿Zabini?"- me respondió limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano, yo, como todo un caballero le ofrecía un pañuelo.- "Gracias".
Sin saber porque me senté al lado de ella, me sentí bien al ver que por lo menos otra persona era tan infeliz como yo.
"Una noche triste, ¿no?"
"No creo que para ti sea tan triste como para mi."
"¿Cómo estas tan segura?"
"No te veo llorando"
"El llorar nubla mi mente y ahora más que nunca necesito pensar en una solución clara."
"Tienes razón."- un silencio incómodo se hizo entre nosotros hasta que ella me devolvió el pañuelo.
"¿Por qué llorabas?"
"No creo que te interese además no creo que seas la persona más indicada para hablar de lo que me pasa."
"Como quieras"- estaba a punto de irme cuando escuché su voz.
"Esta bien, te lo contaré solo porque necesito desahogarme"- escuché su historia atentamente, no había nada de interesante ni nada que no supiera, ya sabía que ella estaba enamorada de Weasley y que este seguía siendo tan idiota como siempre, pero hubo algo que captó toda mi atención: su falso prometido. De pronto una idea llegó a mi mente tan veloz como un rayo: ¿acaso había encontrado a la esposa perfecta?
"Sabes creo que esta noche estamos de suerte."
"¿Por qué lo dices?"
"Porque yo tengo la solución a tus problemas y tu tienes la solución a los míos"- le conté lo del testamento de mi madre y como me había obligado a casarme con una sangre impura.
"¿Esperas que yo me casé contigo?"- me preguntó incrédula luego de escuchar mi historia.
"¿Por qué no? Tú necesitas un esposo sino quieres quedar en ridículo, yo necesito una esposa sino quiero quedarme en la ruina"- respondí tranquilamente.
"Si todo eso esta muy bien sino fuera por el hecho de que tendremos que vivir juntos por el resto de nuestros días o ¿podemos divorciarnos?"
"En realidad no, solo podemos separarnos a menos que mueras" – decidí no contarle la otra forma, después de todo si le decía podía contar como que yo le estaba insinuando cómo divorciarse de mi y entonces no sería válido, ya tendría yo que darle ciertas libertades para que ella solita aprovechara la oportunidad después de todo no sería tan difícil; ella no me amaba ni siquiera le gustaba y para mejorarlo todo estaba enamorada de otro hombre eso aumentaba las posibilidades de adulterio.
"¡Entonces como esperas que me case contigo! ¡Apenas y nos conocemos! Es más la conversación más larga que hemos tenido es esta, ni siquiera tenemos los mismos gustos y definitivamente no creo que vaya a funcionar."
"¡Precisamente por eso nuestro matrimonio va a ser todo un éxito! No hay sentimientos que compliquen la relación, de hecho ni siquiera hay una relación verdadera, es como un trato de trabajo, una negociación, solo tienes que firma un papel y vivir en el mismo techo conmigo, ni siquiera tienes que hablarme si no quieres, ni siquiera tienes que serme fiel. Podemos fingir una relación frente a los demás y eso es todo. Tu vida será tan normal como la mía"
"¿Por qué yo y no otra?"
"Porque tú y yo somos tan indiferentes que es imposible que las cosas se compliquen con sentimientos más allá del cariño fraternal"- ella no era nada fea pero simplemente no era mi tipo, yo las prefiero mas liberales y aventureras y mucho menos racionales.
"No estoy segura que esto vaya a ser tan fácil como dices. Tengo que pensarlo"
"Esta bien, tienes un mes para darme tu respuesta. Esta es mi tarjeta, búscame cuando hayas tomado una decisión"- luego nos despedimos y cada quien se fue sumido en sus pensamientos.
Yo rezaba porque ella aceptara, ella era mi única solución.
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Ya había empacado todas mis cosas para irme a Alemania, solo me había llevado lo indispensable después de todo solo sería por un par de años. Aún tenía la tarea de buscar una esposa ya que Granger no me había llamado en todo un mes y no esperaba que lo hiciera ahora.
Decidí tomarme una siesta antes de marcharme y justo cuando estaba por dormirme una lechuza marrón se poso cobre mi estómago dejando una carta y marchándose.
Zabini,
Espero que no sea demasiado tarde para enviarte mi respuesta: Acepto. Nos casaremos dentro de 5 meses, ¿te parece? Prefiero que tú te encargues de los preparativos.
Atte. Hermione Granger.
PD. Hay algunas condiciones que necesito que cheques cuando nos veamos.
No pude evitar sonreír, por lo visto no tenía tan mala suerte como creía. En seguida pensé que Granger era demasiado orgullosa, ¿pero que importaba? Al final su orgullo y dignada ofendida me habían beneficiado, o si, todo se lo debía al bobo de Weasley. Quien lo iba a decir…
