Carta a Ino.

Querida Yamanaka,

Siempre fue difícil para mí expresar cosas como la dicha. ¿Qué te puedo decir, después de todo? Tú conoces mi pasado mejor que nadie, porque te conté cada secreto que guardo tras este corazón pequeño y lleno de tristezas ocultas.

¿Cómo puedo competir contra tu expresividad? Tú naciste riendo. Tú eres la máxima expresión de la alegría y los sentimientos desde que eres una niña. Eres un libro abierto, siempre diciendo la verdad y hablando con el corazón. Lloras cuando tienes que hacerlo y ríes cuando así lo deseas.

Conoces el amor desde que tienes memoria y viviste rodeada de él en todos los sentidos posibles, abriéndote, dejándolo fluir, aprendiendo a sentirlo… Pero yo no.

Yo aprendí a amar contigo. Tú te convertiste en mi corazón. Me enseñaste tantas cosas, como a reír cuando quiero y por cualquier razón que desee, o a que no tengo que pedir permiso cada vez que quiero besarte o tocarte porque los sentimientos deben fluir, no atenerse a reglas de libros mal escritas. Que está bien llorar de vez en cuando, y que no siempre tiene que ser porque estamos tristes.

Me enseñaste en nuestra primera cita más que todos los libros que leí en años.

Todo esto es nuevo para mí. Cada día descubro que puedo sentir algo diferente contigo. Yo jamás pensé que el amor podía ser tanto al mismo tiempo. Cada vez que me tocas siento que la electricidad me recorre las vértebras como si fuera a explotar, pero nada ocurre. Sólo me siento feliz, como si flotara en el infinito, mejor cuando era un niño y mi hermano todavía estaba vivo.

A veces siento pánico dentro de mi pecho, porque imagino que te pierdo y que todo mi mundo se derrumba alrededor. Tú significas todo para mí.

Eres la musa divina que me inspira a vivir cada día. Trajiste a este mundo el tesoro más preciado que podrías haberme regalado: Nuestro hijo.

Jamás pensé que tú, la chica que estaba sentada en esa mesa del restaurante molestando a Sakura, podría ser quien active en cada centímetro de mi cuerpo lo último que faltaba para que renaciera como ser humano. El equipo 7 me enseñó tantas cosas que nunca habría podido entender sin ellos, pero tú fuiste el último cable que encendió la luz que faltaba en mí. Me diste la vida que necesitaba, y no sé si alguna vez lo que haga pueda ser suficiente para ti.

Siempre me sonríes y me dices lo feliz que eres. Yo quiero proteger esa sonrisa y hacer esa felicidad más fuerte cada día. Tú me dices que no me esfuerce tanto, pero Dios, es que eres tan hermosa que incluso hago retratos de tu rostro cuando duermes. A veces me quedo despierto toda la noche porque me embeleso contemplando tu rostro.

Todos dicen que nos complementamos tan bien porque tú eres explosiva y yo soy tan tranquilo que nuestros caracteres se entrelazan el uno con el otro. Pero ellos no lo saben, no. No saben que mi corazón explota como una bomba atómica cada vez que estoy cerca de ti y que la sangre que recorre mi cuerpo viaja tan rápido sólo porque tú estás presente en mi mente.

Te amo tanto que a veces creo que no lo voy a poder soportar, pero luego miro tus ojos y me llenan de una paz tan infinita que no sé cómo agradecerte el hecho de que hayas nacido para conocerte.

Te amaré por siempre, feliz San Valentín…

Tu Sai.