Era ya una temporada en la que por una u otra razón Martin cada vez pasaba mas tiempo con Diana, especificamente en su habitacion.

Una tarde estaba lloviendo, todo estaba tranquilo, los exámenes finales acababan de pasar. Diana estaba orgullosamente relajada ya que obviamente sus resultados habían sido sobresalientes y satisfactorios; Martin por su parte estaba con la tranquilidad que da un 60 y uno que otro 75, para presumir. Sí, el ambiente era agradable, ni siquiera el Centro podria dignarse en arruinarles este momento.

Entre pláticas de recuerdos de su infancia y risas, de repente había uno que otro silencio. En un silencio en el que sólo se escuchaba el golpetear de las gotas de lluvia sobre la ventana del cuarto de Diana, ésta lo invita a sentarse junto a ella en su cama, argumentando que le prestará una almohadita y estará mas cómodo.

"Hey, ven aca, esa silla nunca ha sido comoda, ya sabes que la compré en una tienda de segunda mano."

"Tienes razón, ese rechinido ya me estaba preocupando, je".

Se sienta en el borde de la cama y Diana que estaba acostada incorpora para sentarse también a su lado, con sus piernas cruzadas.

Martin mira hacia el piso, juntando sus manos en una expresión pensativa. Diana también está pensativa y después Martin dice: "Quieres ver una pe-..." al mismo tiempo Diana dice: "Qué te gustaría hacer aho-..." se dan cuenta que se han interrumpido mutuamente y sonríen nerviosamente.

"Ehh... bueno, tal vez será mejor que me vaya a mi dormitorio."

"No!.. quiero decir, pues, no, para que, todavia es temprano."

"Acaso no estoy invadiendo tu privacidad?."

"Martin, no hay algo que yo pudiera ocultarte a ti." ***(Diana Lombard, eres una mentirosa, por supuesto que hay algo...) Pensaba ella***

"Uy, me halagas, Di."

Ella le sonríe.

"Bueno pues, entonces me quedo." Dice Martin acostándose horizontalmente en la cama de Diana, de la cintura para arriba pero con sus piernas aun apoyadas sobre el piso, toma la almohadita y la acomoda debajo de su cabeza, lo mismo que sus brazos y cierra sus ojos.

"Oye, pero no dije que dormido! estúpido!" Y le avienta otra almohadita que le cae en la cara.

"Ouuuh, que agresividad. Así no me siento bienvenido" dice Martin aun recostado y con los ojos aun cerrados.

"Hmmmhf!..." Diana se molesta, se cruza de brazos y cierra los ojos.

Martin abre un ojo, la ve que tiene baja la guardia y pum, la toma de los hombros y la acuesta en la cama. Martin se acomoda encima de ella y observa su reacción.

El estaba con una sonrisa de diablillo, pero Diana se sonroja y esto hace que él se sonroje. Martin se da cuenta que Diana, lejos de querer quitárselo de encima, parece en cierto modo, agradarle esa situación. Entonces él piensa que tal vez sería una oportunidad de hacer algo para quitarse una idea que tenía en su mente casi desde que eran niños. Una idea algo loca y que podría meterlos en muchos problemas, sin embargo quizá nunca más tendría una oportunidad como esta... "Oh Diana siempre haz sido tan bonita y yo..." Diana siente que el tiempo se detiene, su mente está en blanco, sus latidos del corazón se aceleran y solo pueda mirar una cosa, los ojos de Martin. Él siente que se queda sin aliento, su corazón también late fuertemente y tomando fuerzas se decide, cierra sus ojos y la besa.

Era un beso suave y tierno, un beso que se sentía nervioso y al mismo tiempo con miedo. Martin esperaba un golpe o algo asi, pero la suavidad de los labios de Diana era suficiente para bloquear cualquier otro pensamiento. Diana sentía que se iba a desvanecer o algo. El aliento de Martin era dulce y sus labios provocaban en ella una sensación tan placentera...