Ok, primer fic de durarara, no es el primero de mi vida, pero pocos han visto la luz, tambien es mi primer fic en esta pagina,asi que me acostumbro a usarla. cualquier duda o cosa solo dejen un review y lo sabre ( si quieren ayudrame igual, se gradace siempre.

mmm que decirles, probablemente en el futuro esto sera un Shizaya, pero eso sera con el tiempo, antes habra mucho sufrimiento y mucho OoC.

Disclaimer: Drrr no me pertenece, si no que ha Ryogo Narita. Ni sus personajes ni la historia original mas es en mi cabeza que nacio esta cosa rara y algunos personajes son de mi propiedad

Bueno, aqui va la historia, espero les guste y la disfruten. Criticas, ayuda, fruta podrida, lo acepto todo.


- Tengo un favor que pedirte. Solo por un rato ¿podrías tomar una siesta?

- Ehh - Un sorprendido informante caía al suelo luego de ser apuñalado

- Oh, olvide decirte algo, mi nombre es Yodogiri Jinnai, me encantaría que lo tuvieras en cuenta

- Maldición, lo he subestimado ¿eh?


¿Qué es eso?...ese color, como sus ojos, sus ojos eran como la sangre. No, sus ojos eran como el océano a veces turbulento y a veces calmo…Sus ojos, así es, el izquierdo era igual a la sangre, el derecho era como el océano, entonces, se podría decir que sus ojos eran como un mar de sangre, que lo inundaba todo, que se llevaba todo.

¿Cuantos años habían pasado desde la ultima vez que había visto aquellos ojos…desde que escucho por ultima vez aquella dulce risa?, entonces… porque ahora que su cuerpo se sentía débil, que sus ojos se nublaban, podía escuchar aquella melodía….


- ¿Izaya?, despierta Izaya, la lluvia se acerca – al abrir sus ojos la vio, con sus ojos y aquella sonrisa, era dulce, pequeña, pero por sobre todas las cosas era real. Una sonrisa sincera que escapaba de sus labios.

- ¿One-san?

- Izaya, ya te lo he dicho antes, no me agrada que me llames de esa forma, tres minutos, solo tres minutos – una pequeña de no mas de diez años, larga cabellera azabache, piel pálida y vestido blanco se ponía de pie y le ofrecía su mano al muchacho que yacía en el césped.

- Frío – pronuncio el niño al estrechar su mano – tus manos están frías

- Ya lo se. Vamos Izaya, debemos despedirnos antes – Así ambos muchachos entraron a aquel edificio.

El edificio era antiguo, no tanto como representaba, pero si era antiguo, era un hospital, la mayor parte de el albergaba a pacientes psiquiátricos, el resto era ocupado por personas con enfermedades extrañas. Quien lo había mandado a construir era definitivamente un amante de la arquitectura gótica, porque a grandes rasgos así era como lucia aquel lugar; estaba en el medio de la nada, lejos de la ciudad y sus ruidos infernales, ellos caminaron desde el patio interior hasta encontrar la habitación que buscaban.

- Esta durmiendo – Izaya fue el primero en acercarse y acariciar los cabellos del frágil cuerpo que dormitaba

- Es normal, ya que ha perdido mucha sangre – la muchacha de vestido blanco permaneció en la entrada de la habitación observándolos a ambos – Pronto dejaremos de ser solo los tres, las gemelas llegaran pronto. Keiko-san dijo que si las cosas salían bien , mañana mismo le darían el alta, en unos meses nacerán las gemelas, entonces podremos estar al fin juntos los cincos –Izaya tomo entre sus manos una de las del pequeño – Nos iremos a casa

- Sus manos también están frías, al igual que las tuyas, cuando tomos sus manos siento que podrían desaparecer, que me quedare solo, pero tu dices lo contrario…

- No estarás solo, si de alguna forma, si nosotros llegáramos a desaparecer por alguna razón, tu tendrías a las gemelas y ellas a ti.

- Mairu, Kururi…

- Iza-nii - el pequeño apretó la mano de su hermano – si nosotros desaparecemos, tu…debes cuidar de las gemelas, Nee-san y tu son gemelos, entonces tu mejor que nadie debes cuidar de ellas, debes enseñarles como es esta vida. Si yo desaparezco ¿lo prometes? – en sus labios una sonrisa triste apareció, una que combinaba con el color de aquella mirada.

- ¿Lo prometes? Izaya, también debes prometer que si eso sucede, si desaparecemos, nunca, en tu memoria nunca debes recordar como desaparecimos, si alguna vez nos recuerdas debe ser como en los días felices que pasamos juntos, como cuando Keiko-san nos llevaba a escondidas a la playa en días de lluvia, así debe ser, pero si no es posible que nos recuerdes de esa manera, entonces, olvídanos

- ¿Que dices?

- Olvida que alguna vez nosotros estuvimos aquí, que existimos, que tuviste una gemela y un medio hermano…

- Iza-nii , nosotros estamos destinados a desaparecer, el viento nos llevara lejos algún día, con cada estación que pase, con cada nuevo viento que llegue, tu deberás dejar ir nuestros recuerdos, hasta el día en que nada de nosotros quede en ti

- Tuve un sueño Izaya, un sueño que no termino bien

- Yo también soñé; yo también lo vi.

- ¿Qué cosa?

Tanto el pequeño niño como la muchacha se miraron y respondieron al mismo tiempo

- Nuestro mundo ardiendo en llamas

- ¿Qué significa eso? – pregunto un sorprendido y asustado

- Significa que debes cuidar de ellas, de las gemelas, sin importar que pase, debes protegerlas para que el mundo que ustedes compartirán no arda en llamas. Iza-nii es verdad que aquel sueño no puede ser mas que solo eso, pero, si no fuese así, si algo malo pasase, debes prometerlo

- Izaya, por favor promételo – la suave pero a la vez triste voz de su hermana, le estremecieron

Soltó la mano de su hermano pequeño y se giro hacia donde se encontraba su gemela, ella se acerco hacia donde ellos se encontraban y decidió darle un largo y calido abrazo a su gemelo

- esta bien, es solo un sueño, después de todo estaremos juntos los cinco – decía mientras aun le abrazaba – siempre juntos, solo los cinco – aun abrazada de su hermano giro su rostro hacia la cama de en lado – vuelve a dormir pequeño, que debes descansar y recuperarte.

- Si. Oyasumi nasai , Rei-nee, Iza-nii – Rei se aparto lentamente de su gemelo y deposito un tierno beso en la frente de su hermano – Iza-nii – el pequeño tomo la mano de su hermano y este se giro para mirarle mejor – todo estará bien –Izaya apretó fuertemente la helada mano de su hermano

- Ustedes – Tanto Rei como el pequeño sonrieron sincera y felizmente a Izaya – es mejor que vayamos a dormir nosotros igual Rei – el también sonrió de manera sincera a sus hermanos, observo el rostro de su pequeño hermano y como sus ojos, aquellos extraños ojos violeta iban se cerrando lentamente –

- Oyasumi nasai Eien….


Los ojos húmedos del informante chocaron con el techo, estaba en un hospital, lo supo enseguida. Otra vez, el mismo sueño, pero el problema es que no era un sueño, era uno de los pocos recuerdos que le quedaban de aquellas personas. Al final el no había sido capas de cumplir aquella promesa.

"…Todo el mundo tiene secretos, todo el mundo tiene un secreto que proteger de los de más y de si mismos…", ella le había dicho esas palabras, poco antes de desvanecerse por completo y era verdad, ellos eran su secreto, el guardaba en secreto a quienes mas había amado, el guardaba en secreto lo poco que amaba, porque aunque no quisiera admitirlo, todo lo que el amaba se desvaneció, se destruía. Aquello que había podido amar, no de la forma en que amaba a los humanos, si no de aquella forma pura y sencilla, un amor puro, verdadero. Orihara Izaya siempre se mentía así mismo y a los demás, pero no esta vez.

Estaba solo, completamente solo en aquella habitación, las gemelas no estaban, Rei no estaba, Eien tampoco estaba. Completamente solo, sin nadie a su lado, las cosas no eran como antes, hace muchos años que todo cambio, y el estaba solo, lo peor de la situación es que no podio culpar a nadie de eso excepto a el mismo. El era el culpable de su soledad, el la eligió, era la única forma de estar a salvo del dolor de perder a alguien, el no quería perder a nadie, no de nuevo, entonces, el no dejo a nadie entrar, bueno casi nadie, Shinra y las gemelas, Mairu y Kururi, ellos eran importantes, así que el los protegería, al menos el trataría de hacerlo, protegerlos del mundo, de aquello que es oscuro y siniestro, de el mismo. Si, proteger a los pocos a quienes quería significaba quedarse solo entonces lo haría. Porque el era un peligro para ellos, era un peligro para su único amigo Shinra, no como Shizuo, y es que aunque el monstruo los podía herir físicamente, la verdad es que el era capas de destrozarle la vida a quienes amaba.

Y el no quería volver a herir a quienes amaba, el no quería destruir nuevamente a su familia. Si algo de esa promesa podía cumplir es que no dejaría que nadie le hiciera daño a sus hermanas, el las cuidaría, el las protegería, el las apartaría lo mas que pudiera, para protegerlas del mundo, para protegerlas de su propio hermano…

Entonces por primera vez en muchos años lloro, el dolor y el miedo que el escondía salieron a flote. Simplemente lloro, y cuando todo era oscuridad de nuevo el aun así lloro.