Declaimer todos los derechos sobre Zootopia son para Disney y sus creadores. Yo sólo hago uso de sus increíbles personajes para crear una historia puramente de entretenimiento.
Espero que esto les guste, disfrutenlo.
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Capítulo
1
Petición
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Había transcurrido cerca de un año y ocho meses desde el caso de los aulladores, la ciudad por fin había regresado a la normalidad, o casi por completo, aún quedaban algunos rastros de aquellos que habían simpatizado con la campaña anti-depredadores, que solían darles algunos problemas a los miembros del departamento de policía de Zootopia. Sin embargo no representaban un gran problema cuando los dos oficiales, Judy Hopps y Nicholas P. Wilde, mejor conocidos como "La dupla de Oro del ZPD" ponían sus patas en el caso, solucionándolos de manera casi inmediata y mágica, dirían algunos. Si, la defensa de la paz pública no podría tener mejores guardianes que esos dos.
Y eso lo sabía perfectamente el jefe del departamento, Thomas Bogo, el búfalo de gran tamaño y con una perenne mueca de enfado sabia el valor que sus dos subordinados tenían, además de las habilidades que les valía el título de "La dupla…" por ello cuando aquella petición había llegado a su oficina, portando los sellos, no solo del ayuntamiento de Zootopia, sino además del Departamento de Defensa Nacional, y el órgano Internacional de Especies en materia de Seguridad, sus nombres habían sido los primeros en figurar dentro de la lista de los cuatro candidatos que le solicitaban.
A paso firme se dirigió a la sala de reuniones, respirando hondo y escuchando el bullicio que los oficiales producían dentro, seguramente haciendo sus usuales juegos y bromas matutinas, decidió entrar.
—Cállense todos— ordenó firme— No tengo tiempo suficiente para hacer la repartición de sus misiones esta mañana por lo que los siguientes oficiales se quedaran aquí y el resto irá con Clawhauser por sus carpetas, ¿Entendido?
—¡Sí señor! — exclamaron todos al unísono sintiéndose confundidos y curiosos por la palabras de su superior.
— Parece que alguien se despertó del lado equivocado de la cama hoy, ¿Eh?— murmuró sonriendo de lado cierto zorro, recibiendo una risita general por parte de todos.
—Wilde, que bueno que hablas eres el primero, tú, Hopps, Fangmayer y Wolford se quedan, el resto largo de aquí— a Nick le extrañó que el Jefe no le tirase una de sus usuales miradas de reprimenda, pero lo dejo pasar puesto que le daba más curiosidad saber por qué él, Judy y los otros dos tenían que quedarse, dirigió una mirada inquisitiva a su compañera de ojos amatista que le recibió con la misma expresión.
Una vez que todos los demás oficiales se retiraron de la sala, Bogo colocó encima del estrado el sobre que había llegado a su oficina la noche anterior.
—Presten atención, el día de ayer por la noche, llego esta petición al recinto, con nivel cinco de importancia, el Departamento de Defensa Nacional, y el Órgano Internacional de Especies en materia de Seguridad o ISOS (International Species Organ on Security) — los cuatro miraron sorprendidos los sellos y firmas del documento que el búfalo les mostraba— pide al Departamento de policía de Zootopia la colaboración de cuatro agentes, en la integración a un equipo especial para un asunto de clasificación rango A, por ende no puedo decirles todos los detalles, ya que no los conozco sin embargo, ustedes cuatro han sido elegidos para ir a este operativo, el cual se extenderá por dos meses y se llevará a cabo en el Reino Animalia Unida.
— ¿Qué? Eso es en otro continente— inquirió Judy sin poder creerlo.
—Es prácticamente al otro lado del mundo Zanahorias—habló bastante sorprendido Nick.
— ¿Por qué nosotros señor?— se aventuró a preguntar Fangmayer, el enorme Tigre estaba comenzando a sentirse nervioso, por tan grande responsabilidad que se les estaba encomendando. Wolford permaneció en silencio pero apoyó la pregunta de su compañero.
—Me han pedido a los mejores agentes bajo mi mando, y que no se les infle el ego, pero ustedes son quienes cuentan con las mejores habilidades del departamento, por ello fue que los escogí. Y bueno para finalizar, después de que hayan arreglado sus asuntos pendientes, a las 6:00 pm se reunirán conmigo en mi oficina, para darles los detalles de su traslado, ¿Lo han captado?
—Sí.
— Eso es todo— y se marchó a paso firme.
Un silencio inundó la sala de reuniones cuando se quedaron solos, los cuatro se miraron, podían sentir, la adrenalina, emoción, sorpresa y miedo presentes en los rostros de los otros.
— Tengo que llamar a mi esposa— el lobo fue quien rompió el hielo, con una sonrisa nerviosa se despidió de sus compañeros y salió por la puerta.
—Yo, debo arreglar unas cosas sobre mi caso, nos vemos luego, Hopps, Wilde— Fangmayer fue el segundo en irse.
Amatista vs Jade.
Nick y Judy se miraron por un largo rato sin decir nada hasta que la hembra habló.
— ¡Oh Nick! Esto es grande. Tenemos una misión importante— musitó entusiasmada hasta los huesos sonriendo y abrazando al zorro.
—Ya lo oí, cálmate, estas pisando mi cola— Wilde apretó la quijada para no gritar.
— ¡Lo siento!— se apartó rápidamente de él.
—Ya, ya. Bueno Zanahorias, parecen que por fin han reconocido tu talento los altos mandos— profirió cruzándose de brazos y sonriendo de medio lado— bastante bueno para una torpe coneja de campo.
— Lo mismo para ti, no es así zorro bobo— ella le devolvió el gesto, levantando elegantemente una de sus cejas.
— Nadie puede ignorar mis grandiosas habilidades de detective, cariño.
—Wow que ego tan grande Oficial Wilde, debió haber sido un estafador en el pasado. Oh espera, si lo eras.
Él sonrió aún más y ambos se echaron a reír.
Esa era su peculiar manera de bromear, se dirigieron un par de miradas cómplices y Nick paso uno de sus brazos por detrás de los hombros de la pequeña coneja.
Aquel tipo de interacciones eran ya muy comunes entre ellos dos, después de todo llevaban ya casi dos años conociéndose. La cercanía del otro era natural, muy por el contrario de la naturaleza de sus dos especies.
—Bien Oficial Hopps, ¿A dónde deberíamos ir a cenar para celebrar esta oportunidad de oro?
— ¿Qué le parece una cena en el nuevo departamento de su mejor amiga esta noche?— musitó emprendiendo junto al macho, hacia sus respectivos escritorios.
—Perfecto. Por cierto, ¿Has terminado de acomodar todo Zanahorias?— indagó curioso el zorro, rememorando que el fin de semana pasado había ido a ayudar a Judy con la mudanza al nuevo lugar.
Un edificio departamental llamado Bernard Apple, no muy lejos del recinto.
— Claro, mi antiguo departamento era mucho más pequeño, por lo que en realidad me sobra espacio. Creo que ahora sí debería comprar un par de muebles. No sé algo así como un sofá— dijo colocando su pata bajo su mentón en ademan pensativo.
—Cuando lo hagas iré contigo, se dónde y con quien conseguir unos sofá bastante económicos y cómodos— Judy le dirigió una mirada escrutiñadora, a sabiendas de la clase de contactos con los que contaba su amigo— todo legal, tranquila.
Si, sin duda los mejores amigos.
La noche finalmente llegó a la gran metrópoli de Zootopia, las luces se encendieron justo al momento en que estaban programadas, algunos rayos de sol aun desgarraban el cielo, coloreándolo de purpura y tonalidades azules y naranjas; había sido un día relativamente sereno, sin ningún exabrupto importante. La reunión con el jefe Bogo sobre los detalles del traslado se llevó a cabo sin muchos contratiempos, su enorme jefe les había entregado un montón de papeles que debían de leer y llenar además de sus pases de abordaje, que por cierto tenían fecha para pasado mañana a las 10 pm y por lo tanto a los cuatro se les había otorgado el día siguiente libre para arreglar lo que tuviesen que arreglar y partir sin muchos problemas.
—Buenas noches Hopps, Wilde— se escuchó la cantarina voz Benjamín Clawhauser desde su estación, recogiendo algunas carpetas esparcidas todavía por su escritorio. La coneja y el ex-estafador se acercaron al Cheeta.
—Buenas noches para ti también Clawhauser— habló primero la de orejas largas.
—He oído por parte de Wolford y algunos chicos de administración, que ustedes han sido elegidos para una misión especial en el extranjero. Felicidades chicos.
Nick sonrió por la "confidencialidad" que se tenía de aquella información en los pasillos.
— Bueno si, nos iremos durante algún tiempo. Así que espero que las cosas no se pongan problemáticas por aquí— continuó Hopps.
—Descuida incluso si es necesario, me colocare el chaleco e iré yo mismo— el recepcionista la miró orgullosamente inflando el pecho y haciendo resaltar sus regordetas mejillas felinas— Todo estará bien, así que pueden irse sin preocupación.
— Entonces todo está en tus manos Ben— Nick extendió el brazo para chocar los puños con el Cheeta— y bueno este astuto zorro y esta torpe coneja, se marchan, ya que tenemos pendiente una cena de celebración. Ciao.
—Hasta pronto, Clawhauser— se despidió Judy siguiendo al de mirada verde— ¿A quién llamas torpe? Zorro bobo.
El macho de zorro se rio mientras caminaba rumbo a la puerta.
—Hasta luego chicos— comentó enternecido viendo al par marchándose por la entrada— Esos dos tan unidos como siempre.
De eso no había duda.
El zorro y la coneja caminaron un par metros desde el gran edificio, hasta que el más alto rompió el silencio. Sintiendo en sus pieles la calidez del ambiente, los veranos en Zootopia no eran bochornosos, gracias al cielo, en realidad eran bastante agradables.
— Bueno, señorita Chef ¿Qué cenaremos?— indagó él metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón. Ambos continuaban vistiendo sus respectivos uniformes de oficial.
—Eso mismo me pregunto yo…— Judy lo miró pensativa— Por mientras deberíamos de ir al supermercado, mi nuevo refrigerador está casi vació salvo por lo arándanos que me enviaron de casa. Estando ahí se me ocurrirá algo.
—Y esos arándanos servirán para calmar mi estómago mientras cocinas. — acotó entusiasmado, ya que él era un gran fan de los arándanos de la granja de la familia Hopps.
Doblaron en la esquina del Boulevard y tomaron la 5ta avenida, para dirigirse al supermercado. Nick paseo su vista con desinterés en los demás peatones, muchos de los animales vestían sacos y trajes de oficina, unos llevaban maletines, otros mochilas y así podía llenar una lista gigante de los objetos que distinguía, después observó que algunos viajaban en parejas, dos antílopes, dos lobos, dos elefantes, dos jirafas, todos de la misma especie, aquello que era natural, sin embargo si prestaba más atención podía observar algunas parejas peculiares, un león y una loba, una hipopótamo y un elefante, hasta un jaguar y una gacela, ciertamente en aquella enorme y diversa ciudad no eran de extrañar las parejas inter-especie, las cuales no eran mal vistas, como se pensaría, tan solo eran más llamativas que las demás, vio a una familia de cebras pasar junto al león y la loba y por un momento distinguió una mirada triste en los ojos de ambos, si eran normales, sin embargo se veían privadas de algunas cosas como la procreación, claro cuando las especies y ramas eran muy diferentes, como era el caso de las anteriores.
Entonces miró de reojo a su compañera que caminaba con una sonrisilla en su rostro, brincando cada dos pasos con sus pequeñas pero fuertes patas inferiores. Algo se removió en su pecho cálidamente.
Pero prefirió ignorarlo.
En menos de 10 minutos llegaron a Cat-Mark el supermercado más grande y económico de Zootopia, Judy tomó una cesta y se dirigió directamente al pasillo de las verduras, no sin antes pedirle a Nick que fuese a escoger algunos bollos a la panadería. El zorro distinguió una lata de carne de tofu con extra proteínas cuando la de pelaje grisáceo regreso.
—Creí que odiabas el olor de la carne de tofu— inquirió el macho dejando en la cesta la bolsa de papel que contenía los bollos.
—Es cierto que su aroma no es de mi agrado, pero esta cena es para celebrar este nuevo paso en nuestras vidas, ¿Qué clase de amiga sería si solo preparo cosas que me gustan?— lo miró ladeando ligeramente la cabeza con inocencia— Sin embargo no te garantizo que quede como plato de restaurante de cinco estrellas, no suelo preparar comida para depredadores.
—En realidad no esperaba nada más de dos estrellas— se burló cariñosamente y en respuesta recibió un golpe en las costillas.
Entre otro par de bromas y juegos se dirigieron a pagar a la caja.
La noche transcurría con calma, el par de amigos caminaba hasta el departamento de la de ojos amatistas, haciendo uno que otro comentario sobre el nuevo barrio.
El edificio de 12 pisos de altura resaltaba por su fachada coloquial, Hopps saludo a Garph un oso panda que trabajaba como portero del edificio en el turno nocturno, Wilde cargaba las bolsas con las compras mientras ambos subían por las escaleras, Judy vivía en el tercer piso en la habitación 309, por lo que ella consideraba innecesario el utilizar el ascensor, de su bolsillo sacó sus llaves y abrió los dos cerrojos de la puerta.
—Por fin en casa— exclamó la hembra de conejo, dejando las llaves en la mesita junto a la entrada y levantando los brazos para estirarse— ya sabes dónde poner las cosas, iré a cambiarme.
Y desapareció por una de las puertas, el de pelaje rojizo-anaranjado miró el departamento mientras se dirigía a la cocina para dejar las bolsas, ciertamente todo se veía más ordenado y espaciosos desde el fin de semana, dejo las escarcelas sobre el lavaplatos y extrajo la bolsa de papel con los bollos para colocarla sobre la estufa, acto seguido se dirigió a sacar los arándanos del refrigerador y se llevó un par al hocico, saboreando su dulzura. No pudo evitar sonreír felizmente.
—Listo— dijo la más pequeña reapareciendo, llevaba puesta una remera gris clara y unos pantaloncillos cortos de camuflaje militar, el de mirada jade debía admitir para sí, que ella estaba hermosa y radiante— dame uno, porque será la última vez que yo también los coma hasta dentro de dos meses— demandó ella con diversión y reclamo mezclados en su voz, tomando un puño de arándanos y yendo a sacar los ingredientes para la cena.
—Oye y… ¿Ya has llamado a tus padres?— la miró recargándose en la puerta y a sabiendas de los instintos sobreprotectores de los progenitores de su amiga.
—Eso haré después de cenar, ya les he enviado un mensaje durante el día para decirles que les hare una video llamada— suspiró ella lavando algunas verduras. Adivinando perfectamente la idea que el mayor tenía en mente.
Mentiría si no dijera que estaba algo asustada de decirle a sus padres que viajaría por trabajo, y además por dos meses, pues bien entendía, ella, Nick y los otros dos agentes que una misión de ese calibre obviamente tenia cierto grado de riesgo y peligro para sus integridades físicas. Y no quería imaginar la angustia que dejaría en los corazones de su familia, sobre todo de sus amados padres, al darles la noticia.
—Sabes que tienes mi apoyo ¿Mhh? Tus padres lo entenderán. — le dirigió una mirada solidaria, para así tratar de transmitirle algo de confort, ella le devolvió un sonrisa cálida y llena de agradecimiento por el apoyo que su mejor amigo trataba de comunicarle— Por cierto, Tesoro, ¿Todavía tienes mi ropa? La que deje en tu antiguo apartamento… Quiero cambiarme apesto a tóner, sudor y macho— inquirió en su usual tono bromista, no le gustaba andar de sentimental.
Ella soltó una pequeña risa que para Nick fue muy dulce.
—Sí, está en la caja junto a la puerta del baño, aun no le he hecho un espacio en el armario, así que no lo desordenes, Nick.
—Estupendo, ya regreso.
Si, ellos dos eran tan cercanos que incluso cada uno tenía un espacio en el armario para alguno que otro cambio de ropa del otro, dado que a veces debían acudir a sus domicilios de emergencia en los casos y durante las investigaciones.
Tan cerca, pero a la vez tan lejos, con una clara, gruesa y marcada línea divisoria entre sí. Solo simplemente, un par de mejores amigos.
Aunque en un rincón dentro del corazón de Nick algo deseaba silenciosamente superar y traspasar dichas líneas con Judy.
Pero.
Jamás lo admitiría, todo estaba bien así.
De la caja saco un pullover oscuro de tela delgada ideal para la estación y unos pantalones de chándal caqui, se cambió rápidamente dejando en el cesto de la ropa sucia su uniforme. Al salir se dirigió a lo que en el futuro sería una sala completa, cuando fuesen a comprar el sofá y que ahora ostentaba tan solo unos poof en forma de zanahoria, que cabe decir habían sido su regalo de navidad para la coneja el año pasado. Se sentó cómodamente sobre una de las mullidas zanahorias, no sin antes haber ido rápidamente por sus arándanos y cogió el control remoto que se encontraba cerca.
—Encenderé el televisor, pasaran "Un trote para recordar" en ZBC en 15 minutos— exclamó el cánido encendiendo el aparato y cambiando los canales.
La oficial Hopps sonrió con ternura por el gusto de películas de su compañero. Y decía que lo conejos eran sentimentales.
—Vale. La comida estará lista para entonces.
Dos lagrimas surcaron por sus mejillas, hasta sus bigotes, mientras observaba la escena en la pantalla, no necesitaba girar la cabeza para saber que su acompañante estaba igual o peor.
—["Jenny y yo pasamos un verano juntos, con más amor del que muchos conocen toda su vida… y luego, ella se fue, con su fe inquebrantable…"]
Más lagrimas tras los diálogos de la película.
La cinta trataba de un joven corcel, Lander que no acataba las reglas y que terminaba por enamorarse de su compañera de clase, una yegua, hija del reverendo, Jenny, y como ella sufre de una enfermedad que los separa, no sin antes vivir su amor.
A Judy le parecía una hermosa película, y sabía que Nick era un fanático acérrimo del escritor del libro en el que estaba basada la cinta. Se levantó de su sitio, limpiándose las lágrimas con la manga de su remera y recogió los platos en los que ambos habían comido y los llevo al fregadero.
Regresó y en la pantalla aparecieron los créditos.
—Hay tu especie, son tan sentimentales— musitó acercándose por detrás de él, ofreciéndole un pañuelo desechable.
—Oh calla, Zanahorias.
Ella negó con la cabeza y levanto un par de botellas de cerveza.
—Bebamos un poco.
—Oh pero señorita Hopps, no puedo llegar alcoholizado a casa, mis padres me mataran— fingió una vocecilla escandalizada de colegiala.
—Entonces no vayas a casa, Tesoro— le siguió el juego, usando el tono más masculino y pícaro que podía emitir.
Ambos estallaron en carcajadas y el cánido tomó entre sus dedos el recipiente de cristal, bebiendo un sorbo de la amarga pero refrescante bebida.
Se quedaron en silencio un rato, simplemente disfrutando de la compañía del otro y escuchando los comerciales de la Tv.
— Hey Judy…— interrumpió él y su compañera lo miró atentamente, dado que era inusual que le llamase por su nombre y no uno de los usuales motes que acostumbraba, vio como él posaba sus ojos verdes sobre la botella un par de segundos antes de mirarla— ¿Tienes miedo? Sobre la misión quiero decir.
Ella guardo silencio, sopesando lo que diría.
—Veamos, iremos no solo a otro país, sino que a otro continente, en donde nunca hemos estado, a formar parte de un equipo que llevara a cabo una misión de la cual no contamos con ningún detalle y que se nos avisó hoy con un plazo de 48 horas para partir… ¿Estoy asustada?— colocó su pata sobre su hocico, bajando las orejas, en ademan de concentración— Yo diría más bien aterrada— confesó con una risa tenue y nerviosa.
—Si lo pones así…—asintió haciendo lo mismo—Es verdad, suena bastante mal.
—Sin embargo comprendo que esta es una oportunidad para aprender mucho y crecer en nuestro ámbito laboral, mi curiosidad y emoción por afrontar esta nueva situación, supongo que es más grande que mi terror y por ello no logra afectarme— se llevó a los labios la cerveza dándole un sorbo— Además estarás conmigo, eso me da mucho valor Nick.
Decir que aquella sonrisa y las mejillas sonrojadas por el alcohol o por el cumulo de emociones y momento de sinceridad de Judy Hopps no le hicieron latir a mil por hora el corazón y sonrojarlo, seria mentir tontamente.
—Lo mismo es para mí, tú eres mi soporte, Judy.
Ambos hicieron un brindis con sus bebidas. Y el mítico momento fue roto tan solo cuando la hembra se dio cuenta de la hora.
—Oh, debo llamar a mis padres.
—Tú puedes coneja torpe, convéncelos de nuestro éxito.
Y la dueña del departamento se dirigió a su habitación para hacer el video llamado a Bunnyburrow.
El zorro termino su bebida y se quedó quieto pensando concienzudamente en su charla con la fémina. Una sonrisa se dibujó en sus labios, y se burló de sí mismo por ser tan sentimental, ciertamente convivir con su saltarina amiga le había hecho cambiar en ciertos aspectos, pero estaba bien, él creía en las palabras antes dichas con toda su alma y sabía que ella igual.
Escuchó un poco de alboroto proveniente de la habitación de la coneja torpe y decidió ir a ver.
—Papá, Mamá, en serio no se preocupen, todo saldrá bien, cálmense, por favor.
—Oh Dios, Judy ¿Cómo me pides eso, que padre en su sano juicio dejaría ir a su hija al otro lado del mundo a hacer sabe-Dios-que-cosas peligrosas?— exclamó Stu Hopps casi comenzando a hiperventilar.
—Cariño y ¿No pueden enviar a otro agente con más experiencia? ¿Por qué tienes que ser tú?— continuó Bonnie.
—Me han escogido y a Nick también, papá, mamá, nos han dicho que somos de lo mejor del departamento de policía de Zootopia— atajó sintiéndose algo herida por las palabras de su madre.
El mayor sabía que su pequeña amiga lloraría en cualquier momento, aquello le estaba resultando muy difícil a simple vista.
—Judy Laverne Hopps podrías…
Pero no termino su frase ya que cierto cánido astutamente se interpuso en la imagen.
—Hola señores Hopps, buenas noches ¿Cómo están?
—Oh eres tú Nicholas—exclamo la señora Hopps no demasiado sorprendida.
Después de todo ya se había acostumbrado al hecho de que su hija fuese así de cercana con aquel zorro.
—Oye tú Zorro mañoso por favor, dile a mi hija que decline de esa misión—demandó un alterado Stu.
—Lo siento señor Hopps, pero es nuestro deber como oficiales, no podemos declinar, y menos cuando es de categoría internacional, sin embargo, si puedo prometerle una cosa, a los dos. No importa que, no importa cómo, hare que su hija regrese sana y salva a Zootopia para tomar el primer tren a Bunnyburrow y que puedan abrazarla y reprenderla todo lo que deseen, sé los juro por mi vida ¿Les parece bien?
Ninguno de los integrantes de la familia Hopps se esperaba aquella promesa tan seria de parte de él.
Bonnie y Stu se miraron durante varios minutos.
—Está bien, Nicholas, pero por favor cuida a nuestra bebé, no dejes que nada malo le pase ¿Si? Confiamos en ti— aceptó la hembra mayor.
—Ni aunque muera los defraudare, yo la protegeré.
— Nick…
El macho coloco sus patas sobre los hombros de la coneja.
Diciéndole silenciosamente que todo lo que había dicho era verdad. El pecho de Judy estallo en calor.
Él sin lugar a dudas cumpliría su promesa.
Lo haría o su nombre no era Nicholas Piberius Wilde.
El día siguiente transcurrió bastante rápido, entre los por menores de tener que arreglar el equipaje, el quien cuidaría de sus casas, por suerte la de Judy no necesitaba tanta supervisión y su correspondencia sería guardada en la administración del edificio, Finnick había aceptado vivir en el departamento de Nick por los próximos dos meses tras ser convencido por este que de vez en cuando necesitaba dejar su furgoneta/casa-rodante y vivir en un sitio más espacioso. Así mismo tuvieron que salir a hacer algunas compras, por ende ambos fueron juntos al gran centro comercial cerca de la plaza Sahara, encontrando una estupenda oferta en los juegos de baño, un kit para parejas que incluía dos toallas grandes, dos batas, dos toallas pequeñas, un cepillo para acicalar y algunos productos de belleza, todo a juego por lo que la Coneja de grandes ojos logró convencer al zorro, a punta de suplicas y chantajes, de comprarlo entre los dos y llevarlos al viaje. Más tarde en ese mismo sitio se encontraron con Fru Fru y la pequeña Judy quienes también estaban de compras, la musaraña ártica se sorprendio por la repentina misión fuera del país de sus dos amigos y algo preocupada les pidió que se cuidasen mucho, también diciéndole a Hopps que mantuviera contacto con ella durante su estancia en aquel lugar, después de todo era la madrina de su hija y su mejor amiga y quería asegurarse de que estaría bien, la Oficial aceptó diciendo que dentro de lo que les permitiesen en cuanto a comunicación llegando, lo haría.
El resto de la tarde lo pasaron ordenando algunas cosas en el recinto, y en la noche cada quien fue a su respectivo hogar dado que Wilde ayudaría a su amigo a instalarse en el departamento y ella habló de nuevo con sus padres, que esta vez se veían mejor que la noche anterior.
La promesa de Nick parecía ser que les había dejado más tranquilos.
La hembra no pudo evitar sonreír al rememorar las palabras que su amigo les había dicho a sus consanguíneos, su corazón saltó dentro de su pecho bastante contento de darse cuenta, otra vez, de cuanto significada en la vida de su compañero de aventuras, ese zorro astuto a veces resultaba muy trasparente y en otras ocasiones muy denso en cuanto a sus sentimientos.
Pero eso le encantaba de él.
Sin duda alguna ella había encontrado a un buen amigo para toda la vida.
El día siguiente pasó casi de la misma manera, hasta el momento en que los cuatro habían quedado de encontrarse en el aeropuerto internacional de Zootopia.
—Zanahorias, ¿Has traído todo?— exclamó el de mirada jade bajando el equipaje de ambos del taxi.
—Sí, ¿Tú también?—la emoción y el éxtasis podían percibirse en sus cuerdas vocales.
—Claro, por quien me tomas— cerró la cajuela del auto y se despidió con un movimiento de cabeza del conductor, un viejo conocido de él.
Aunque era de noche se apreciaba una buena cantidad de animales en el aeropuerto, todos esperando la salida de sus respectivos vuelos.
Al primero que vieron en cuanto ingresaron fue a David Fangmayer, el tigre vestía ropa casual y llevaba dos maletas, la más pequeña la tenía colgada del hombro.
—Wilde, Hopps, ¿Han traído todo?— preguntó una vez llegaron a donde él.
—Sí, ¿Terminaste de llenar los papeles que el jefe Bogo nos dio?— Habló primero Judy.
—Ayer los he terminado— le enseñó una carpeta.
— ¿Y Wolford?— Nick buscó al lobo pero no pudo encontrarlo, parecía ser que aún no había llegado.
—Oh, ahí viene— le contestó David visualizando a su compañero faltante en la entrada, cargaba una sola maleta bastante grande y era seguido por una preciosa loba, los tres lo observaron y saludaron.
—Muchachos—dijo el cánido de pelaje gris.
—Buenas noches oficiales— les contestó la hembra, Marina era su nombre, la bella esposa de Sean Wolford, que además mostraba un abultado vientre, muestra de su estado avanzado de embarazo.
Charlaron un poco antes de decidirse a registrar el equipaje para abordar.
—Cariño aquí está bien, ya puedes volver al auto con Warren— musitó Sean quedándose atrás, Nicholas los observó.
—Mi amor asegúrate de cuidarte, ¿Sí? No tomes riesgos innecesarios ¿Ok?— pidió ella con las emociones a flor de piel, debido a las hormonas, el macho de ojos ámbar la tomo con ambas patas y recargo su frente con la de su adorada esposa.
—Está bien, no te preocupes volveré justo para el nacimiento de los cachorros, un futuro padre no puede darse el lujo de ser descuidado— le sonrió con ternura y la beso.
Al ex-estafador esa escena le pareció bastante emotiva. ¿Cuánto amor se podía apreciar? Probablemente una mínima cantidad del que en realidad era. Eso en verdad era una muestra del infinito cariño y devoción que seguramente su compañero y su esposa se profesaban.
—Es bueno tener a alguien que te amé y te espere— profirió el felino y Nick se dio cuenta que este se encontraba a su lado.
—Tienes toda la razón— concordó.
—Bueno ahora tenemos una razón más para tener éxito ¿No es así Wilde? Los solteros debemos ayudar a los afortunados a cumplir sus promesas — murmuró Fangmayer sonriendo de lado y observando la conmovedora despedida, el de menor estatura estuvo totalmente de acuerdo— Oh si, Hopps está haciendo fila para registrar el equipaje por cierto.
—Deberíamos de ir, o se impacientara, ya de por sí está muy emocionada por viajar en un avión, no vaya a ser que cabe un hueco en el suelo con su pata— comentó el de pelaje rojizo-anaranjado y en un principio David no comprendió pero al acercarse se percató de aquel tic motriz que su compañera mostraba, su pata golpeaba incesantemente el suelo.
Vaya era verdad, Nick Wilde conocía perfectamente a Judy Hopps.
—Nick, ¿Dónde estabas?— pregunto ella sin perder su sonrisa animada.
—Oh bueno solo estábamos haciendo cosas de machos ¿No?— codeo al tigre y este asintió, poco después llegó Sean.
— ¿Todo listo amigo?— le cuestiono el Wilde sonriéndole de lado.
—Sí, ella esta sensible por el embarazo, así que lo siento por el retraso.
—No te preocupes aquí nuestra compañera Zanahorias hizo el favor de hacer fila para registrar el equipaje— se cruzó de brazos.
—Si, además estaremos de regreso antes de lo que tu esposa piense— el de pelaje anaranjado y rayas negras le paso amistosamente un brazo por los hombros al cánido más alto.
—Eso espero.
La coneja los miró algo confundida. ¿Qué era toda esa camarería entre machos?
Sin más preámbulos se dirigieron al hangar donde deberían de abordar su vuelo, Judy estaba totalmente fascinada con todo lo que sus ojos podían apreciar, era su primera vez subiendo a un avión, por lo que todo era nuevo y emocionante para ella, por su parte su mejor amigo trataba de mantenerla quieta pues se movía por todos lados igual que una cría, esto le causo algo de gracia pues ese comportamiento era natural en los de su especie.
Una vez subieron al vehículo alado, a la Dupla de Oro les toco en la sección de animales pequeños por lo que se separaron de sus otros dos compañeros que fueron a la zona de animales de tamaño medio.
—Bien Zanahorias dame tu maleta para colocarla en el guarda equipaje— requirió el zorro extendiéndole ambas patas para que le pasase la bolsa de tela. Ella acató la orden mirando con ojos iluminados por la curiosidad dicho lugar donde él dijo que lo guardaría.
Ambos tomaron asiento.
Definitivamente el tren y el autobús no se comparaban a un avión.
—Esto es maravilloso Nick, tú, zorro astuto, esto es mejor de lo que me habías contado— afirmó entrecerrando los ojos para mirarle con una ceja alzada.
—Dime eso después de que hayamos despegado conejita campesina— dijo con una sonrisa maliciosa, después de todo, no sabía todavía si la altitud afectaría a la rabito de algodón o no.
—Sí, claro, nada me hará cambiar de opinión— reiteró revisando el tablero de botones sobre su cabeza, preguntándose para que serviría cada uno.
—Como sea, sólo despiértame cuando lleguemos, ¿Si?— y se colocó el protector de ojos que la azafata le había dado al subir.
Sería un largo viaje de 10 horas a Reino Animalia Unida, mejor conocida como la Gran Britanimalia, no estaba de más tratar de descansar durante el trayecto.
Continuará
Espero que les haya gustado, estaré publicando cada Domingo.
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Nos vemos.
