Pareja: IwaOi.
Disclaimer:Los personajes de Haikyuu! pertenecen a Haruichi Furudate, yo los utilizo en esta historia sin fin de lucro.
Resumen: ¿Sabías que cuando un pingüino encuentra a su pareja, permanecen juntos por siempre?
Su domingo había iniciado relativamente bien.
No había práctica, así que pudo levantarse tarde. Tomarse un buen tiempo en la ducha y cambiarse de ropa con calma.
Al salir de su habitación logró percibir el delicioso aroma del desayuno. La cocina estaba vacía, y no escuchaba voces en la sala. Seguramente sus padres habían salido, y eso era mucho mejor.
Vació café en una tasa y en un plato se sirvió el huevo revuelto de una olla. Puso un pan junto al huevo y salió de la cocina. Miraría algo en la televisión mientras comía y así abría pasado la mejor mañana de un domingo.
Pero no contaba con la presencia de Oikawa.
—¿Qué haces aquí?
Oikawa dejó el álbum en el piso y alzó la mirada, molesto.
—Gracias por la cálida bienvenida.
El piso de la sala estaba repleto de álbumes y fotos sueltas. Iwaizumi no tuvo que preguntar para obtener la respuesta.
—Catálogo de aves —informó Tooru—. Le pregunté a tu mamá si aún lo tenía, y me dijo que si lo encontraba me lo podía llevar. Recuerdo que lo tenían aquí, pero…
—¿Y para qué quieres eso? —preguntó, apoyando su desayuno en una repisa.
—Un proyecto.
Se miraron por unos segundos.
—Oikawa.
—Oikiwi —corrigió.
—¿Qué…?
—Es un pájaro que no vuela; son pequeños y están en peligro de extinción —explicó—. Y el "kawa" de mi nombre me sonaba al "kiwi". Oikiwi. Me gusta.
—Eres un idiota.
—Soy un híbrido.
Hajime se pasó una mano por la cara. No podía creer que estaba teniendo esa conversación.
"Mitad idiota, mitad bestia", pensó.
—En el ático —recordó—. Creo que está en el ático.
Oikawa se levantó se levantó del suelo y salió de la sala. Iwaizumi lo siguió con la mirada, cuando terminó de subir las escaleras desapareció de su campo de visión. Y eso no era bueno.
Subió despacio las primeras dos gradas, pero cuando escuchó un golpe seguido de un quejido tuvo que apresurar el paso y subir de dos en dos.
—Duele… —se quedó Tooru, sobándose el final de la espalda—. ¡Iwa-chan, no abre!
—No grites, estoy aquí —gruñó, pasando por su lado.
Miró la manija del ático y tuvo que ponerse de puntillas para alcanzarla, pero a diferencia del otro, Hajime sí pudo abrirla. Tras abrirla, se desplegaron escalones que no inspiraban confianza. Aunque de todas formas subieron.
—No sabes cuidar tu casa, Iwa-chan —indicó, al ver la desastrosa condición del cuarto.
—Mientras no se caiga el techo, no hay problema —respondió, revisando las cajas—. Sólo hay adornos. Revisa la de allá.
—Sólo hay casetes —tarde reaccionó ante ese hallazgo—. ¡Tienes casetes! ¿Quién tiene aún casetes? Ah, sí… tú.
—¿Podrías callarte?
—Claro que puedo.
—Graci-
—Pero no quiero —interrumpió. Pasó un dedo por una lámpara cubierta de polvo —. Oh, te estaba hablando de las aves. ¿Sabías que, además del kiwi, hay más especies que no vuelan?
Iwaizumi se rindió.
—Está el avestruz, el casuario, el emú, el pingüino… —nombró, sonriente. Pero al decir el último se detuvo. Silencio que Hajime agradeció.
—El pingüino… —Oikawa dejó de buscar y se sentó sobre un sillón viejo—. ¿Sabías que cuando un pingüino encuentra a su pareja, permanecen juntos por siempre?
El moreno detuvo su búsqueda y se quedó analizando ese dato. Desde hace unos meses que habían empezado a salir como pareja formal; pero hace mucho que sabían lo que cada uno sentía.
Después de tantos años, le es difícil imaginarse un mundo sin Oikawa a su lado.
Y sonríe, como pocas veces hace.
—No somos pingüinos, Oikawa.
"De todas formas estaremos juntos por siempre", piensa.
—Oikiwi.
Pues nada. Se me ocurrió a las ocho de la noche, y eso. q w p Fic 1/5 que debo subir de HQ! Go, go, go.
¡Gracias por leer!
