Esperar
Después de tantos horrorosos fracasos se encontró frente a una espantosa soledad, aferrada a la idea de que él algún día volvería, pero no fue así, por más que lo esperó y el pasar de los años fue cruel. Porque ella no era capaz de sentir las mismas emociones que un humano, pero por él, su inminente creador despertó lo que creyó básicamente imposible, como ir en contra de la implacable naturaleza.
Naomitsu Madaraki, el hombre que todo el mundo admiraba, pero ¿quién era Fran Madaraki? Tal vez solo la quimera de los sueños más incipientes del doctor, quizás solo un montón de tuercas y otros materiales, su existencia en el planeta no importaba, solo causó caos, dejando en la memoria de todos aquellos pacientes la ilusión de que sus problemas fueron solucionados, otra quimera más.
Ahora solo quedaba aguantar, dentro de su soledad, en aquel consultorio abandonado, donde solo podía pasar el tiempo, tan cruel como lento, no podía esperar nada más, el mañana llegará, aquello tenía que ser verdad.
