Bueno, es la continuaión (obviamente) de la primera parte. Acá dejo unas pequeñas aclaraciones sobre el pasado fic:
En un momento, Hermione se encuentra dentro de un pub y un hombre le dice esto.
Cita:"- Eres muy valiente, es una suerte que yo no sea un truán o algún asesino en serie; puesto que habrías sido mi primera víctima."
Aquí, era Tom Ryddle quien hablaba. No tenía premeditado todo exactamente, pero allí fue donde el conoció a Hermione por primera vez.
En una de esas fiestas de té, Severus estaba reunido mientras sus compañeros hablaban. Uno de ellos se topó con otro hombre chocando con el mismo, de éste salió una pequeña tarjeta que fue dejada en la mesa por uno de sus colegas. Los datos de Hermione se encontraban escritos por ella misma, así que el hombre a quien conoció Snape era a Cristopher (¿confuso?)
Narcisa Ryddle no es contemporánea con la madre de Snape. En el momento, que el trata de hacer todo lo posible por salvarla, sin él notarlo a ciencia cierta ingresaban a una mujer al hospital; moribunda.
El subjetivismo es uno de mis temas favoritos, la posibilidad de engañar a la mente con hechos que parecen reales. Sin embargo, para creerlos; la persona debe estar dispuesta a hacerlo.
¿Por qué tenía una bala en su hombro y no una cortada por las insiciones que le hacían? Bueno, por que en realidad Tom siempre estuvo parado frente a él. En el momento en el que Snape estaba atado; él tomó su arma y le disparó.
Título: Carlinthom Ville II
Género: Horror/Romance
Pairing: Severus Snape/Hermione Granger
Advertencias: Violencia, contenido adulto.
Disclaimer: Nada excepto mis ideas, me pertenecen. Los personajes son propiedad de JK Rowling.
Capítulo 1: Retrocediendo en el tiempo.
Se encontró afuera, en la sala que; estaba llena de un silencio sepulcral. No vio nada y comenzó a caminar hacia adentro. Ya despierta, Hermione le observaba. Ciertamente era algo espeluznante.
- ¿Me recuerda aún señor Snape?- le dijo, Snape retrocedió un poco por la sorpresa. Iba a contestar pero no su cerebro no trabajó en el momento exacto y se encontró mudo. Hermione siguió allí sonriendo ausente, algo impropio de ella.
Volvió a escuchar otro grito y se devolvió a la sala. Afuera estaba Pansy Parkinson aterrada mientras Bellatrix Lestrange su antigua prometida cargaba entre sus brazos a su hija.
- ¿Qué es lo que está sucediendo aquí?- exclamó.
- ¿No es hermosa nuestra hija Severus? Es idéntica a ti.
- ¿Qué rayos haces aquí Bellatrix? ¡Devuélveme a la bebé en este instante!
- ¿Pero por qué Severus? ¡Una madre debe estar con su hija!
- ¡No es tú hija! ¡Y para que lo sepas, me casé!
- ¡Por supuesto!- le sonrió, dando un paso hacia atrás. Snape actuaba con cautela por propia protección y la de su hija. Bellatrix volvió a enseriarse y miró dulcemente a la bebé.
Tenía que pensar, ¿Qué rayos podía hacer Bella en su hogar? ¿Quién la habría dejado salir? ¿Cómo supo donde estaba?
Y por otro lado, ¿Qué le sucedía a Hermione? ¿Por qué le había dicho algo como lo anterior? ¡Estaba loco y deliraba!
Continuó acercándose hacia Bellatrix para tratar de sustraer de sus manos a la pequeña, la mujer pareció sentirse alagada de verlo acercarse.
- Sí Severus, sabía que no me dejarías.
- Bien, ahora me darás a la bebé y hablaremos. No hay problema.
Se arrepintió de inmediato al decir aquello, ya se lo había dicho y con ello la había internado en el convento. Ella entonces, perdió la razón. Pansy gimió nerviosa ante la actitud de la mujer.
- ¡No! ¡Tú me entregaste, dejaste que esos desadaptados me encerraran! ¡Dejaste que ellos me inyectaran, que me electrocutaran! ¡Ahora yo reclamaré lo que es mío!
- Bellatrix, por favor.
- ¿O qué? ¿Esta criatura no vale todo lo que tú me has hecho? ¿Que te parece un trueque?
- ¿Trueque?
- Que la bebé pague todos tus errores; sería bastante justo.
- ¡Ya basta! ¡No estás en tus cabales y no le harás nada a mi hija!
Súbitamente se abalanzó sobre la mujer, pero en un forcejeo repentino; ella sacó un arma. Se veía que la había usado antes. Le disparó, Pansy se interpuso entre ellos y recibió el disparo en su pecho.
Ante aquello, la mujer soltó el arma y comenzó a murmurar palabras que él no entendía. Sin saber que hacer, decidió arrodillarse ante Pansy y tratar de restañar con sus dedos la herida.
- ¿Qué es lo que has hecho?- miró hacia Pansy que le miraba con dulzura.
- Salve a su hija señor Snape, yo estaré bien.
No quería dejarla allí, pero si no rescataba a la pequeña con prontitud; ella le haría daño. Con rapidez y vigor, cortó una amplia tira de su camisa y la amarró fuertemente circundando el pecho de la mujer moribunda. Bellatrix pareció perder el poco razocíneo que le quedaba.
- Nada va a pasarte Bella, pero tienes que devolverme a la bebé.
Ella pareció afirmar lentamente, se fue acercando una vez más; con mucha cautela. Llegó hasta ella y extendió sus brazos para que en ellos; Bellatrix colocase a la pequeña. Lo hizo al final de unos minutos, entonces; cayó al suelo y comenzó a tener un ataque convulsivo.
- Fuiste muy acertado Severus- escuchó detrás de él y era Hermione que con los brazos cruzados se detenía a observar la escena con serenidad- Tu asistente prefirió intercambiar su vida por la de un infante. Han pasado nueve meses, y aún así.
- ¿Quién demonios eres? ¿Dónde está mi esposa?
- Yo soy tú esposa, mírame.
- Ella está débil por el parto, ¡está durmiendo en la habitación!
- ¡Oh! error de cálculos.
Despertó nuevamente, aunque no supo cuando cerró los ojos. Cuando pudo concentrarse; estaba aún observando hacia la ventana. Pansy y Hermione le miraban con preocupación.
- ¿Sucede algo doctor? Está muy pálido.
- Sí Severus, ¿te sientes bien?
¿Eh? ¿Nada de lo que había estado viviendo había ocurrido? Miró hacia la ventana, pero no había nada abajo. Se creyó cansado y se apartó del alféizar.
- Aquí está la bebé señora, creo que debe alimentarla ahora. Si me permite la impertinencia; ¿cómo piensan llamarla?
- No es impertinencia Pansy, al contrario; nosotros te debemos mucho. Creo que, aún no lo hemos pensado, ¿No es así Severus?
Se acercó hasta la cama mientras Pansy le entregaba a la bebé. Hermione le admiró con dedicación mientras él se sentaba a su lado. La enfermera tomó algunas sábanas manchadas de sangre y se disponía a irse cuando Hermione exclamó.
- ¡Espera!, ¡tengo el nombre perfecto para esta dulce criatura!- tanto su esposo como la enfermera le miraron con atención- la llamaré Marian. ¿Les gusta?
- Me gustará cualquier nombre que desees.
- Suena muy bonito señora Snape.
Severus observó a su asistente mientras se alejaba, Hermione se sentó lentamente en la cama colocando a la bebé cerca de su pecho para alimentarla.
- ¿Te sientes bien? Hace un rato, parecía que algo te preocupaba.
- Estoy bien amor- le dijo sin pensar demasiado, sin preguntar- Todo está bien, te amo.
Hermione asintió como si aún dudara de ello. Suavemente Snape tomó su rostro y la besó por unos largos instantes.
- Yo también te amo- suspiró Hermione.
Se quedó allí tan sólo pensando, tan sólo deleitándose con la imagen que le brindaba su esposa al amamantar a su hija. Un desagradable sonido, empañó de pronto su visión y supo de qué se trataba.
- Lo siento señor, urgen en hablarle.
Tomó el teléfono de manos de su asistente y trancó la puerta tras de sí. Se sentó en el sofá y contestó la llamada.
- Señor Snape, La señora Minerva Mcgonagall le llama desde el convento. ¿Desea que le comunique?
¿Convento? ¿Un sueño distante, cerca de volverse realidad?
- Sí, comuníqueme por favor.
Del otro lado había mucho ruido, algo fuera de lo normal estaba ocurriendo. La voz llorosa de la mujer le confirmó que no se equivocaba en sus predicciones.
- ¡Oh señor Snape, es un alivio encontrarlo!- dijo, desesperada; él trató de no preocuparse por sus propios miedos.
- ¿Que sucede? Se oye, compungida. Dígame en que puedo servirle.
- ¡Ni se imagina!- ella inspiró y trató de continuar- Anoche, mientras les entregábamos la comida a los internos; fuimos a visitar a Bellatrix Lestrange.
Sus manos temblaron mientras sostenía el teléfono, la mujer continuó.
- Cuando entramos; ella estaba colgando del techo Señor Snape. Se había suicidado con unas sábanas.
Diferente final para su historia pasada. Igual, se sintió turbado ante la noticia. Ella, había sido su primer amor, habían compartido tiempo juntos.
- ¿Algún indicio del por qué?
- No, pero presumimos que ella asesinó al cardenal.
- ¿Qué?- se levantó, perplejo.
- Sí, de un disparo en la garganta murió el cardenal ayer por la noche. El arma está limpia y se encontraba sobre la mesa.
No podía creerlo, ¿Bellatrix? ¿Por qué querría ella asesinar al cardenal, si él había afirmado que se encontraba mejor?
- Entiendo.
- Sus cuerpos serán enterrados en una hora, como usted es el único allegado que tenía Bellatrix; pensé que querría venir a velar su cuerpo.
- Iré ahora mismo.
Y se cortó la comunicación. Por un momento creyó sentirse calmado y estable, pero había mucho más que dolor en él.
- ¿Doctor?- preguntó Pansy, lo encontró sentado; meditando ausente lo que acababa de suceder. Snape no levantó la vista ni le respondió- ¿Doctor, sucedió algo grave?
- El cardenal está muerto Pansy, Bellatrix también.
- ¡Dios mío!- se santiguó la mujer mientras Snape se levantaba. Miró hacia la habitación donde se encontraba Hermione y se volvió hacia ella.
- Avísale a mi esposa que me fui, dile cualquier cosa; pero no le hables de esto. No sé como pueda reaccionar.
Pansy asintió y lo siguió con la vista mientras él se perdía en una habitación. Luego, volvía a salir completamente cambiado y con sus cosas que; solía llevar en casos como ese.
Se sintió mal por él obviamente. Conoció a Bellatrix cuando ésta; era una muchacha. Sabía que Severus la amó cuanto pudo y le dio cuanto tuvo. Cosas del destino que ella le pagase terminando en un psiquiátrico.
- ¿Dónde está mi esposo Pansy?- le preguntó Hermione mientras ella colocaba a la bebé en su cuna con bordes de caoba y pequeños detalles de flores.
- Él ha tenido que irse señora, un paciente necesita de él urgentemente.
Afuera estaba lloviendo fuertemente, su auto patinó un poco por el suelo húmedo y le costó detenerse. Colocó el freno de mano y para cuando alzó la cabeza; observó la gran procesión que llevaban los ataúdes.
Se bajó del auto, sin importar siquiera que se estuviera mojando. Mientras observaba, un hombre de aspecto débil y sumiso le hacía señas con la mano para que se acercase. Entró entonces en la casa donde se encontraba el hombre.
- Severus- dijo, poniéndole una mano en el hombro. Snape se giró para mirarlo mientras se retiraba la ya emparamada bata de los hombros.
- Remus.
- Esto está muy mal, ha muerto una figura importantísima; ¡la iglesia nos comerá vivos!
- ¿Alguien ha dado con algo?
- No, la agencia revisó a la mujer; no estaba dopada ni había tenido actividad cerebral alguna. Aunque tú, sabes que no creo en esos loqueros que afirman poder "leer la mente"
Era Lupin, la persona menos crédula que conocía. Compañero de oficio, un cardiólogo renombrado que tenía problemas con la burocracia y una liquidez económica espeluznante. Pedías un diagrama de las cavidades de un corazón, y aquél hombre te lo describía con los ojos cerrados.
- Con nuestra tecnología es hasta comprensible que los animales sepan más de autopsias que nosotros.
- No estoy seguro de que- dijo tembloroso, algo habitual en él. ¿Mucho café tal vez?- desees ver aquello.
Señaló hacia el final de la habitación, en ella sólo habían tres personas mirando algo. Intuyó que se trataba de Bellatrix Lestrange ya que algunos le miraban con odio.
- Descuida, he visto cosas peores.
Se fue acercando con cautela, no se fijó en ninguno de los rostros que lo observaban y susurraban a su alrededor ¿Tan renombrado había sido su noviazgo con ella?
Levantó la cabeza y se frotó con dos dedos sus ojos. Comenzó a bajar la mirada con lentitud, esperando sentirse preparado.
Lucía triste, su rostro morado por la asfixia había sido maquillado en un intento de disimularlo. Sus ojos estaban cerrados con un esfuerzo excesivo y sus manos estaban juntas sobre su vientre aunque estaban cerradas con vigor.
La habían vestido con ese traje de seda rojo que a ella tanto le gustaba y que había adquirido en un viaje a París; no con él o lo hubiera recordado como algo agradable. Lo único que recordaba era el collar que llevaba, una fina pieza de oro que había sido su regalo.
- Lo siento- suspiró Lupin a su lado, igual él no lo oyó.
- ¿Por qué lo siente?- se quejó un hombre frente a ellos y captó toda su atención- ¡Esa mujer asesinó al cardenal!
- ¿Tiene pruebas?- le cortó Snape, el hombre se encogió de hombros e hizo una mueca de desdén.
- Tiene razón, esa pobre cabra loca; no pudo hacer una cosa tan inteligente.
Se sintió ofendido, por razones ajenas a su persona; trato de moverse. Lupin le retuvo.
- Déjalo, no tiene sentido.
Asintió, arreglándose las mangas. Lupin se volvió para mirar a la procesión que cargaba el ataúd con el cuerpo del cardenal.
- Terminarán pronto, nosotros tenemos que alcanzarlos en el cementerio.
El cementerio, una parte que no dejaba morir sólo por el hecho de tener a su madre en él. Iba cada vez que podía, a dejarle su flor favorita y a pasar con ella; el tiempo que no pudo en vida.
Lupin se acercó hasta la salida, había parado de llover y las nubes comenzaban a despejar. Tomó su saco y colocándoselo sin mucho esfuerzo; sacó de él un informe. Se lo otorgó a Snape.
- Los de la central de policía, dicen que el cardenal fue intoxicado primero antes de ser asesinado con el arma. Las sustancias revelaron astato y residuos de sustancias bencénicas.
- ¿Astato? ¿Benceno?
- Normalmente, una persona muere ante la exposición prolongada Los investigadores concluyeron que el cardenal fue expuesto a dosis que común mente se pueden hallar en un área de trabajo particular. Las fuentes en las cuales puede encontrarse el astato y el benceno; están siendo investigadas.
Otra vez, algo sin sentido en su vida. ¿Cuando se iban a meter en cintura los habitantes de ese pueblo?
- El análisis profundo también reveló que dentro del cardenal había un objeto metálico. Lo extrajeron y encontraron esto.
Lupin sacó una pequeña bolsa de su bolsillo, Snape no podía creer lo que veía frente a él.
- Una cruz de oro, no me figuro como llegó hasta allí; pero quien lo hizo tiene un motivo muy fuerte.
Esa cruz, recordaba habérsela visto el mismo día que él lo visitó para preguntarle algo que todavía no atinaba a recordar.
Por fin la procesión iba directamente hacia el cementerio. Lupin y Snape abordaron el auto de éste último y rodearon la plaza para alcanzarlos.
Los encargados, bajaron el féretro y se reunieron con la gente que entre sollozos; daba el último adiós. Snape y Lupin se confundieron con la multitud.
- Hemos de encontrarnos aquí queridos pastores de dios por una razón- el cura de la iglesia cercana, el mismo del quien fue alumno; presidía la oración final- para despedir a este ciervo de dios que tanto ha hecho por su pueblo y por su prójimo.
La ceremonia duró aproximadamente una hora, Lupin y Snape decidieron esperar hasta encontrarse a solas para hacer las primeras experticias.
- Señor Snape, le repito que yo no sé nada. Sé que se siente tan mal como yo; pero le ruego que deje de perturbarme y perturbar su memoria.
- No tengo opción padre, si así fuera; todo aquí sería un caos. Tenemos que resolver los casos.
- Les pido que no satanicen su nombre; bastante tengo con esos endemoniados policías del gobierno.
- Yo no soy ni la sombra de ellos- dijo él y Lupin negó- ¿Notó algo sospechoso mientras entregaba las misiones al cardenal?
- Dicho así, suena como si nos enriqueciésemos con el dinero de las ofrendas. Pero no, sólo vi al cardenal en la tarde de ayer. Un poco nervioso, pero nada fuera de lo común.
- ¿Nervioso?- preguntó Lupin.
- Sí, pero me aseguró que se trataba sobre una audiencia que tendría con el Vaticano, nada anormal en él.
- Entiendo, ¿El Vaticano entonces, envió comunicado?
- No, en realidad; jamás llegó el aviso.
Snape asintió, dejó a Lupin encargado del interrogatorio y se decidió a pasearse por los alrededores. Llevaba consigo margaritas, las flores que amaba su madre y gardenias; las flores favoritas de Bellatrix.
- Descansa querida Bella- le dijo, encorvado sobre su lápida- de ahora en adelante, yo vendré a verte. Lo prometo.
- Buenos días señor Severus.
Se volvió, era Dumbledore el administrador del cementerio. Un anciano jovial, tranquilo y alegre.
- Buenos días Albus, ¿Cómo has estado?
- Oh, mucho mejor que algunos. Supe que Bella murió, cuanto lo siento. Por otro lado, supe que te casaste y que tienes una hija.
- Sí, no hicimos algo muy ostentoso; la iglesia del pueblo vino muy bien.
- Así es, tienes una esposa muy hermosa según sé. Ansío conocerla alguna vez.
- Puedes pasar cuando lo desees, a ella le encantará conocerte.
- ¿Estás investigando?
- Sí, como siempre.
Dumbledore sonrió y admiró el camposanto donde trabajaba con ahínco, luego se dirigió hacia Snape con una sonrisa.
- Limpié ayer la tumba de tu madre y le construí un depósito para las flores, el que tenía estaba por derrumbarse.
- Muchas gracias, pasaré más adelante.
Se giró para divisar la lápida y divisó una enorme, con un ángel sobre ella; como si la vigilase. Nunca se había fijado en ella
- ¿Quién es?
- ¿Qué?
Señaló en dirección de la lápida, Dumbledore sonrió.
- Es un trabajo muy hermoso y meticuloso, en ella está enterrada una mujer. No sé quien es, pero todos los días le dejan unas rosas rojas muy hermosa. Nunca he sabido quien y el cuidador Flich tampoco.
Snape decidió acercarse, no estaba lejos de la de su madre. El nombre estaba tapado por algunas ramas secas, las apartó y leyó atentamente.
Narcisa Ryddle. ¿Dónde había oído eso?
TBC.
Espero les guste, muchos besos.
