HOLA CHICAS Y CHICOS. Bueno, ¿de dónde surgió esta idea? La tengo desde hace mucho tiempo, simplemente que ya era hora de plasmarla xDDD hahaha. Voy a dar algunas aclaraciones aquí. La historia será escrita por mí, está basada en los juegos del hambre, sin embargo no es igual. Esta historia tendrá muchos cambios y cosas diferentes, no tomare ningún capítulo del libro y cambiare los nombres. Por eso puse "adaptación propia". Además, a pesar de que este capítulo (por ser la introducción) tiene más de 2.500 palabras, los demás no contaran con la misma suerte, ya que tendrán entre 1.000 y 1.500 palabras. Así podre actualizar con más regularidad. Espero que les guste la idea y me apoyen con un review y que sigan la historia. Hare lo posible por actualizar el dia de mañana o antes del sábado. ¡SIN MAS QUE DECIR, DISFRUTEN LA LECTURA!.

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Un sonido a mi lado logro que me despertara lentamente, los gemidos que salían de los labios de mi hermanita, Ino, lograron despertarme. Supe de inmediato que estaba en medio de una pesadilla. No por como apretaba los labios o como se movía de un lado a otro, sino porque hoy era el día de la cosecha. Hoy se decidiría quienes irían a los juegos del hambre, un espectáculo inmundo creado por el capitolio para someternos. Ella gimió nuevamente, causando en mí un sentimiento de dolor en el pecho, para así proceder a abrazarla contra mi pecho y acariciar su rubio cabello delicadamente. Ino ya tenía 12 años, la edad en la que su nombre ingresaría por primera vez en la cosecha, edad en la que ya ella, podría ser elegida para la matanza en los juegos.

Ella se alejó de mí, y me miro con lágrimas en los ojos.

-Sakura…tengo miedo…-intente sonreír lo más sinceramente posible, y le bese la frente.

-tranquila cerdita, todo estará bien-la alenté, ella sonrió y se levantó de la cama que compartíamos las dos para entrar en la cama de mi madre. Aproveche ello para levantarme yo y mirarlas, ambas rubias, ambas hermosas…era gracioso ver como ellas eran tan parecidas, con su cabello dorado, mientras yo había heredado un extraño cabello rosa. Suspire, para luego encaminarme a la puerta de nuestra pequeña casa asignada en la beta. Me calce mis botas de cuero y la chaqueta de mi padre, me colgué al hombro mi viejo bolso que ya estaba lleno de parches de diferentes colores, dándole un aspecto gracioso. Abrí la puerta y Salí.

Mientras caminaba hacia la alambrada me fui trenzando el cabello hacia un lado, algo simple y practico. Y al llegar a dicho lugar, guarde silencio, buscando el siseo de la electricidad recorrer los cables de metal, pero la no escucharlo, me escabullí por debajo y corrí para internarme al bosque. Al llegar, aspire profundamente, aquel aroma, el olor a naturaleza que tanto amaba, a frescura, a oxígeno puro. Una pequeña sonrisa se posó en mis labios, y mire a mí alrededor, caminando hasta tronco vacío para sacar de allí mi arco y mi carcaj con flechas, ambas cosas envueltas en cuero viejo, protegiéndolas de la humedad. Probé que el hilo estuviera tenso, y conté las siete flechas que siempre tuve, cuando me cerciore de aquello, inicie con la cacería.

Soy Sakura Haruno, vivo en Konoha, conocido como el distrito 12, el más pobre, el más sucio, el más deprimente y el más olvidado. Desde los 10 años soy el único sustento de mi hogar, solo yo puedo llevar alimento a la mesa a diario. Vivo con mi hermanita menor, Ino, y mi madre, Mebuki. Ambas son lo único que tengo, ambas son mi mundo desde la muerte de mi padre, Jiraiya…él fue el que me enseño la cacería, algo que es ilegal en el país del fuego, algo que hago a escondidas siempre que puedo, porque si me descubrieran, los estómagos de mi madre y mi hermana permanecerían vacíos por días, y yo…seria llevada al capitolio para ser una esclava muda, porque mi lengua seria cortada, siendo privada así de dar mi opinión o tan si quiera de quejarme.

Veo una presa, un hermoso venado joven que come tranquilamente pasto, ignorante de que estoy a unos metros de él apuntándolo con mi flecha…admiraría su majestuosidad, pero no puedo permitirme eso, así que sin dudarlo, tenso el nailon y la flecha sale disparada, atravesando su cabeza, el cae fulminante, y me permito observarlo con tristeza antes de sacar un cuchillo de mi carcaj y empezar a desmembrarlo, si pudiera, lo llevaría conmigo completo, pero una chica solamente no puede cargar con 20 kilos que pesa el animal y llevarlo consigo durante un tramo tan largo sin levantar sospechas, así que opto por quitar partes de él y meterlas en mi mochila, donde siempre llevo bolsas plásticas, para así envolver la carne sin que la sangre gotee.

Ver tanta sangre me resulta algo repulsivo, pero negarme a eso es negarle el alimento a mi estómago, por lo cual intento hacer todo lo más preciso posible, y al ver que ya e removido del animal todo lo que puedo cargar, me alejo de él, dejándolo ahí, esperando que algún otro animal salvaje devore los restos…así es como funciona la cadena alimenticia ¿no? Me encamino hacia un arbusto de fresas que tengo cercado, para que ningún animal lo arruine, y tomo muchas, ya que este está cargado de ellas debido a que hacía mucho no me acercaba a él para robar sus frutos, y todas las meto en una bolsa. Suspiro algo cansada y camino hasta sentarme sobre una gran roca, contemplando el paisaje mientras como algunas fresas y un pedazo duro de pan que había logrado comprar hacía ya tiempo y guardaba para comerlo específicamente ese día.

-já…felices juegos del hambre-dije en voz alta, de forma burletera mientras fruncía el entrecejo y apretaba el puño en el que tenía el pan, al cual le di un mordisco- y que la suerte, este siempre de su lado-gruñí, masticando el pedazo que tenía en la boca. Realmente odiaba ese día, odiaba tener que vivir bajo la tiranía del capitolio, odiaba todo aquello, y deseaba escapar…pero no podía, no podría sobrevivir con mi madre y Ino huyendo, yo podría hacerlo sola…pero no soportaría condenarlas a una vida de prófugas…ni mucho menos al peligro de ser encontraras y morir bajo las torturas del capitolio.

Me levante y me encamine de nuevo a Konoha, no sin antes matar una ardilla, el panadero me daría mucho por ella, ya que le encantaban. Camine hacia la plaza, donde vendí las presas más grandes del venado al carnicero que me dio varias monedas por él, satisfecha, voy hacia la panadería, donde camino hacia la puerta trasera y golpeo suavemente, un hombre de ojos y cabello negro como la noche me abre, y al verme sus ojos se iluminan inmediatamente, sonrió de la misma manera.

-Buenos días Sakura, ¿trajiste algunas ardillas para mí?-pregunta, mirándome con una sonrisa.

-Buenos días señor Fugaku, solo pude cazar una, están algo ariscas últimamente y ya están aprendiendo a evitarme-el ríe ante mi mal chiste, y llama a uno de sus hijos con una mano, un joven de largo cabello negro amarrado en una coleta baja a su espalda, muy parecido a su padre, se acerca a nosotros mientras se sacude las manos llenas de harina en su blanco delantal.

-Itachi, por favor tráeme algunas monedas de la caja, evita que tu madre se dé cuenta o se enojara-el chico me mira con sus orbes negros y me da una pequeña sonrisa, a lo que yo le correspondo con una similar, asiente y obedece la orden de su padre, caminando de nuevo para dentro de la tienda, saco de mi mochila la bolsa plástica con la ardilla y se la extiendo al panadero, el cual la recibe y sigue a su hijo dentro de la tienda, no sin antes pedirme que lo espere un minuto, así que obedezco y me quedo en el marco de la puerta de madera negra, mirando al interior de la panadería. A los pocos minutos el hijo mayor del panadero se acerca a mí y me dio cinco monedas, de las cuales solo acepte tres, no pensaba pedir tanto por una simple ardilla que fue tan fácil de matar. Era lo justo, así que luego de sonreírle le desee que tuviera un buen día.

-no es un buen día…hoy es la cosecha-me dijo sonriendo con tristeza, asentí.

-pero tengo entendido que usted tiene ya más de 18-el asintió lentamente, pero luego apretó con fuerza sus puños.

-lo sé, pero eso no quita el hecho de que es doloroso ver como sucede lo mismo año tras año-mire el suelo, entendía su dolor, ya que era el dolor de casi todas las personas en Konoha-además…mi hermano tiene 16, aun no puedo estar tranquilo, no por el-mire la interior de la panadería nuevamente, viendo la espalda de un chico de cabello negro alborotado, el cual amasaba con fuerza. Mire nuevamente al pelinegro frente a mí.

-bueno, le entiendo, yo también debo estar en la cosecha hoy, junto con mi hermana menor…es su primer año, pero he hecho lo posible porque ella no tenga que aceptar ninguna tesela…-las teselas eran pequeñas raciones de cereales y alimentos las cuales se les pedía al capitolio de manera gratuita, mas sin embargo, para ellas, había un costo peor que el dinero, y agregar una vez más tu nombre en la lista de candidatos. Mire a Itachi, y le asentí, con una sonrisa- mándele mis saludos al señor Fugaku, mañana traeré nuevamente una ardilla. Tengo fé de que no seré seleccionada tributo-el asintió, y me encamine al quemador, donde le vendí las partes sobrantes del venado a Anko, la cocinera que vendía sopas a bajo precio y con los ingredientes más raros que podrías imaginar. Con el dinero que conseguí, compre un poco de hilo para arreglar la ropa que estuviera rota y una liga para cabello nueva para Ino. Me encamine al palacio de justicia, donde el alcalde me compraba las fresas, las cuales, su hija, Hanabi, solía amar. Aquella chica era lo más cercano que tenia de una amiga.

Volví a mi casa para asearme, era una de las principales reglas para la cosecha, ir bien vestidos y arreglados, ya que todos saldríamos en cada televisor del país del fuego. Me fue dado con un viejo, pero muy hermoso vestido de mi madre para vestir, aquel color verde pálido a mi parecer, combinaba bien con mis ojos, y ella misma me hiso una linda trenza, más elaborada que las simples que yo misma solía hacerme. Le sonreí secamente, nuestra relación no era la mejor, no desde que casi nos deja morir a Ino y a mí.

-Saku…tengo miedo…¿y si salgo seleccionada como tributo?-Ino yacía sentada frente a mí, usando un viejo vestido mío color rosa, le quedaba perfecto y se veía tan hermosa como siempre, su rubio cabello estaba sujeto en una coleta alta con la liga que le regale. Le sonreí dulcemente.

-tranquila cerdita, es imposible que salgas seleccionada, es la primera vez que tu nombre aparecerá en la lista, así que no tienes de que preocuparte-la tome de la mano y me levante, caminando hasta la entrada junto con ella, le dedique una mirada a mi madre, a la cual reacciono y de inmediato camino junto a nosotras, saliendo de la pequeña choza de la beta. Las tres empezamos a caminar hasta la plaza, donde ya estaban todos los demás niños y adolescentes entre los 12 y los 18 años. Tome a Ino de la mano nuevamente y la lleve junto conmigo hacia las mesas donde tenían que pincharte un dedo y agregar tu nombre en papelillos para meterlos en una gran pecera, donde serían sorteados estos. Tuve que ir hacia otra fila, junto a las chicas de mi edad, mientras Ino caminaba hasta la fila junto a las chicas de su edad, no sin antes darme una mirada llena de temor a la cual respondí con una sonrisa intentando calmarla.

-buenos días, buenos días queridos habitantes del distrito 12-todos miramos hacia la tarima, donde yacía una mujer vestida con ropas extravagantes, típicas del capitolio. Aquella mujer, Tsunade, era quien anunciaba los tributos, la mayoría, como yo, la odiábamos, ya que el ver esa mujer, era el presagio de que perderíamos a dos de los nuestros- hoy, como sabrán, es el día de la cosecha, así que, damas, caballeros, niños y niñas, veremos un pequeño video como todos los años- anuncio feliz, obligándonos a ver hacia la pantalla gigante en la cual se proyectaba el mismo video de cada año, el cual nos mostraba la "misericordia" del capitolio y lo que pasaría si desobedecíamos, al terminar, la mujer tomo nuevamente el micrófono en sus manos- así que, ¡iniciemos!- rio, y camino hacia la primera pecera gigante, revolviendo los papeles. El silencio inundo la plaza donde yacíamos todos, se podría escuchar hasta un alfiler caer al suelo- empecemos con las chicas…y la tributo seleccionada es… ¡Ino Haruno!-aplaudió estúpidamente, mientras la sangre se iba totalmente a mis pies y mis ojos se nublaban- querida, ven- mire hacia donde Ino estaba, ella, miraba hacia el suelo mientras apretaba el vestido con sus pequeñas manitas, mi cuerpo empezó a temblar, pero no podía moverme, estaba en shock. Empezó a caminar lentamente hacia la tarima, ahí fue cuando mi cuerpo reacción nuevamente, y corrí hacia ella, abrazándola desesperadamente mientras lloraba. Los agentes de la paz me separaron de ella, patee y luche por volver a tomarla entre mis brazos, ella simplemente grito mientras lloraba, era arrastrada hacia la tarima.

-¡basta! ¡Basta!-grite, sentía las miradas de lastima sobre mí y Ino, ella intentaba zafarse para correr hacia mí, inhale la cantidad de aire más grande que pude y grite lo más fuerte que mis pulmones me permitieron- ¡me ofrezco como voluntaria! ¡Soy voluntaria! ¡Suéltenla!

-oh, tenemos una voluntaria ¡qué bien!-aplaudió nuevamente mientras todos miraban sorprendidos hacia mi dirección, me zafe de los agentes de la paz y camine hacia Ino, la abrace y le bese la frente, para luego soltarla y caminar hacia la tarima, intentando parecer firme. Escuche los gritos de Ino llamándome, y al subir a la tarima pude ver cómo era levantada en brazos por mi madre, que la alejaba de los agentes de la paz, también con lágrimas en los ojos. Fruncí el entrecejo y mire hacia el cielo mientras me paraba junto a Tsunade.

-¡ahora los chicos!-rio y corrió con cortos pasitos entaconados hacia la otra gran pecera, revolvió todos los papelillos y saco uno, se aclaró la garganta mientras volvía al micrófono- y el tributo masculino de este año será… ¡Sasuke Uchiha!-mire hacia el grupo de hombres, donde pude ver una cabellera negra salirse de la fila y caminar hacia la tarima, lo reconocí casi que inmediatamente. Era aquel chico de la panadería…ahogue un grito, y de inmediato mire a los espectadores que ya no podían estar en la cosecha, viendo así a la familia de panaderos, el señor Fugaku abrazaba a su esposa, la cual sollozaba contra su pecho, y Itachi miraba el suelo, recordé sus palabras, y supe que aquello era muy duro para ellos, vi a Sasuke subir a la tarima y ponerse a mi lado, no parecía asustado. Todo lo contrario, en sus ojos podía ver la rabia que tenía, y la vena palpitante de su cuello me confirmaba la teoría, su mandíbula estaba apretada y su entrecejo fruncido, pero a pesar de ello, miraba hacia el frente con la cabeza en alto, con orgullo- ¡y con esto concluimos la cosecha! ¡Tómense de las manos!- ambos nos giramos para quedar frente a frente, y sentí sus ojos perforarme. Eran tan negros como la noche, podría perderme en ellos, pero me limite a estrechar su mano fuertemente, tal y como lo hacía el…tal vez enviándonos ánimos mutuamente. Toda la audiencia presente beso tres dedos de su mano y los extendió hacia nosotros, aquella era una tradición, y aquella era la forma de despedir a los muertos del distrito 12 en todos los funerales…la gente no tenía esperanza de que volviéramos, y era lógico pensar aquello. Luego de oír el himno del país del fuego, toda la gente se dispersó, madre celebrando el que sus hijos no habían aparecido este año, e hijos felices por lo mismo. Sasuke y yo fuimos empujados hasta el interior del palacio de justicia para despedirnos de nuestros parientes.

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¿Y que les pareció? ¿Merezco sus reviews o sus tomatazos?.