Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sino a Suzanne Collins, yo solo los uso para mí diversión.

Summary: Luego de la rebelión, la chica en llamas pensó que hacía lo correcto escondiéndose en el lejano distrito 12 en compañía de Gale. Pero esto significo romperle el corazón a su chico del pan. Tres años después, cuando se tengan que reencontrar, se dará cuenta que quién tiene más roto el corazón, es ella.

Decisiones:Buenas o malas, pero decisiones.

Capitulo uno: Y si te vas.

A veces, el pasado tiene millones de formas de volver a encontrarte.

El agua atravesando mis dedos me hace sentir la paz que tanto anhelaba. La veo teñirse con la tierra en mis pies, y me detengo ahí. Mirando como el agua me abandona por la rendija de la cañería, deseando ser lo suficientemente pequeña para caer por ahí, y acompañar al agua en su largo camino.
Vivir en las alcantarillas no suena tentador, pero en mi situación actual prefería esconderme ahí abajo, por años hasta que todo pasara.

Siendo sincera estos días no han sido los mejores. Volver a repetir, lo que casi creía olvidado, resultaba doloroso, pero sobre todo abrumador.
Hasta Haymitch se había sentido aturdido y atormentado con lo que sucedía a nuestro alrededor, inclusive un día llego sin decir nada y esperó a que le sirviera una taza de café para desembriagarse, cuando lo logró, murmuro que se volvería loco y se marcho. No lo he vuelto a ver; Pero no me preocupa, mi contacto con él es casi nulo. A veces veo desde su ventana que se sienta a beber mirando hacía afuera, esperando algo -o a alguien- que obviamente no llegará.

Todo había comenzado hace un mes, era tarde, casi de noche y oí como tocaban la puerta. No tarde en abrir, a esa hora me encontraba leyendo un libro que había sacado de la biblioteca que venia con la casa -Obviamente era un libro solo permitido por el capitolio, nada de historia o alguna ideología subversiva- sentada en un sofá cercano a la entrada. Al abrir, un pequeño niño estaba ahí, era bajo y llevaba también una linterna protegiéndose de la oscuridad -Los apagones abundaban el distrito desde que comenzó la reconstrucción y el levantamiento de los antiguos edificios. Todo los habitantes ya íbamos haciéndonos la idea de salir con cosas luminosas si te pillaba la noche. - Me extendió una carta, y solo basto el echo de ver el sello del Distrito 13 para saber que no me iba a gustar. La tome temblando, le dí unas monedas y corrí hacia mi cuarto.

Barajé varías teorías mientras subí las escaleras. Quizás era un informativo sobre las reconstrucciones del distrito y no era lo única en recibirlo. Podía también ser Annie. O quizás mi terapeuta. Probablemente era para Haymitch y el chico se había confundido. Tal vez me exigirían que volviera, alguna aparición en público, alguna misión en otro distrito. Esta última hipótesis tensó mi cuerpo completo. ¿Volver a participar en algo? ¿Volver a las cámaras? No dejé más paso a cavilaciones y rompí el sello del distrito.

Parecía un chiste. Uno de muy mal gusto.

"A Tres años de la sucesión, Tenemos el agrado de invitarles a la "ceremonia por la remembranza". Donde nuestros más grandes personajes protagonicos participes de la rebelión serán homenajeados a los ojos de todo Panem. Es indispensable su presencia el día 19 del siguiente mes a las 18:00 horas en el palacio administrativo del país. Presentarse de manera formal y puntual."

Atentamente, Comandante Paylor.
Presidenta de Panem.

"En el palacio administrativo" casi rió con amargura. Una manera elegante y con aires democráticos para llamar a la antigua mansión de Snow. Habían sido meses de escuchar noticias sobre como el palacio estaba volviendo a tomar forma luego del bombardeo, y que luego sería el gran y esperado centro administrativo. Volver ahí iba a hacer un infierno, por que ahí... bueno, un infierno.

Lo que más hubiese querido para reponerme de esa noticia sería olvidar por unos días, hacer como si nada pasara, como si jamás hubiese recibido la carta. Pero no, comenzaron las llamadas. De pronto me dio la impresión que todos se acordaban del sinsajo, triste y abandonado pajarraco escondido y deprimido en el distrito 12. Diseñadores ofreciendo vestidos, estilistas no pidiendo nada a cambio, joyerías y todas esas cosas que encontraba que carecían de importancia. ¿Por que era un simple evento, no?

Tamaña equivocación la mía. Frente al edificio de Justicia del distrito se implantaron gigantescas pantallas para lo que sería la transmisión en vivo del evento junto con bancas, además de la publicidad que comenzó a verse en los cielos, en los techos de las casas, aparecían afiches por doquier. Y lo que más me sorprendía, era lo entusiasmada que se veía la gente. Era una fiesta, lo que para mí sería un calvario.


Salgo de la bañera cuando veo que mis manos se han arrugado, me cubro con una toalla pero vuelvo a detenerme frente al espejo. Sigo igual, mi reflejo sigue siendo el mismo. Porque es verdad, sigo igual como hace tres años, mi pelo tiene la misma forma, mis uñas desgastadas, las ojeras marcadas, mis implantes de piel siguen ahí, recordando el por qué de su existencia. Me pregunto si sería bueno esconderlas o mostrarlas hacía la gente, y me concentro en mirarlas, hasta que de pronto alguien más las mira desde la puerta.

- ¿Estás preocupada? - Está masticando una manzana roja, recargado sobre el marco. Su compañía me incomoda. Estar en esta situación me incomoda. Estoy desnuda, pero desearía no estarlo, algo tan sencillo como esto me debería no importar, pero si me importa. Vuelvo a acomodar la toalla sobre mis hombros, y doy media vuelta hacía a él.

- No. - Digo mientras camino hacía el armario de madera en la siguiente habitación. Nuestra habitación. Obtengo algunas prenda y comienzo a vestirme con ellas,aún sintiendo su mirada sobre mí.

- Hace días que siento que no es así. Estás distante, fría, mezquina. Si te preocupa quizás deberías hablar de ello.

No puedo soportar esto, me está superando. Me coloco mis botas rápidamente preparada para una escapada fugaz.

Me detengo para mirarlo directo a los ojos, su mirada preocupada me hace sentir culpable. - Enserio, no estoy preocupada. - Pero hasta yo me preocupo con el tono de mi voz. Últimamente nada me esta saliendo bien, aunque ya me han dicho que esto de mentir no se me da. No tengo tiempo de ver si me ha creído, porque salgo disparada por las escaleras. Creo que oigo su llamada, pero yo ya he atravesado la puerta de salida.


Aún llueve. He estado esperando todo el día que la lluvia se vuelva menos densa, pero al correr de las horas, ocurre lo contrarío. Vuelvo a tomar mi posición en el sofá, estudió la posibilidad de leer algún libro, pero nada me convence. Me siento atrapada, por el correr de los días, por la presión, por los anuncios, por la estúpida lluvia que no deja de caer. Hoy lo necesitaba. Correr de aquí, sentirme un poco libre, cazar algo, pasar horas esperando alguna presa que valiera la pena, es temporada de ciervos, quizás con un poco de suerte... Pero no, hoy es día de lluvia, no de suerte.

Vuelvo a sentir olor de sopa con especies. Se que proviene de la cocina, lleva más de un hora ahí, oigo sus pisoteadas, también los muebles. Pero no me atrevo a entrar ahí. Se que hoy estoy detestable, no podría soportar esas conversaciones que ya se han hecho costumbres. El mal humor me consume. Ahora si quiero entrar ahí, gritarle por lo que sea y herirlo. Pero me detengo al pensar en lo injusta que soy.

- ¡Katniss!

La casa hace un eco de su voz y esto vuelve rígido mi cuerpo. Su voz.

Salto del sofá sin pensarlo. Me estoy volviendo loca. Vuelvo a escuchar su voz susurrándome. Demasiado cerca de mí, demasiado.
Miro hacía todos los lados, buscándole, pero lo único que encuentro es su detestable olor a rosas y sangre.
Mis pies actúan solos y se mueven espantados. No vuelvo a conectar mi cabeza con la realidad hasta que las gotas inundan mi cara, mis manos, mis hombros, a mi por completo. Basta un solo minuto para que la lluvia me empape por completa. Y logro encontrar la paz que necesitaba.

Sin saber realmente porque lo hago, camino por la aldea de los vencedores, y termino abriendo la puerta de mi único vecino. Cuando me ve, pareciera haber estado esperándome, hay dos vasos servidos de whisky, el suyo a medio beber, y el otro lleno. Está agotado, lo sé por sus ojos cansados, y las enormes ojeras, como las mías. Hoy no se ha levantado, y quizás en toda la semana tampoco, pues sigue con alguna especie de pijama. No le hago esperar más, y tomo asiento a su lado, mientras me adueño del vaso que pienso ha sido servido para mí.

- Te daba más tiempo, preciosa.

El sonido de su voz me hace cavilar sobre el tiempo que ha pasado. Le he perdido el hilo a mi mentor, a veces siquiera me acuerdo que hay alguien más viviendo en la aldea, pero se que su vida no es muy diferente a la mía, el siempre ha necesitado escapar de sus demonios por el alcohol, mientras que yo, con el bosque, solo que su método siempre ha sido más efectivo o eso parece. Bebo de mi vaso tranquila, mirando hacía la ventana como él. Más tiempo. Si, yo también creí que podría mentirme a mi misma por más tiempo, estaba funcionando lo de decirme todas las mañana que todo iría bien para luego huir hacía al bosque y regresar por las tardes.

- Eres demasiado confiado - me atrevo a contestar, luego me llevo el vaso de nuevo a la boca.

La tarde pasa así, sentados, bebiendo y mirando la lluvia por su ventana. Acompañándonos mutuamente y mostrando el compañerismo necesario para rellenar el vaso del otro. Por hoy parece perfecto, me he calmado lo suficiente como para preguntar cuantos días faltan.

- No deberías olvidarlo tan fácilmente, será una fecha especial, el evento del año. En solo ocho días. - Y se hecha a reir como loco y se lo adjudico al alcohol, aunque no estoy del todo convencida.

Es solo un día más - murmuro para intentar calmar los nervios que siento que vuelven a aparecer. Sin embargo, fue lo suficientemente alto para que el ebrio de mi lado lo escuchara.

- No,no,no,no,no. - dice mientras niega con la cabeza descontroladamente. Su gesto tiene un tinte cómico. - Te equivocas preciosa. Será una fecha en la que nos homenajearan, ¿No leíste bien? - Se detiene a saborearse los labios - a todos los protagonistas. Todos estarán ahí, Todos. - Y entiendo a lo que se refiere. - Todos nos demostraran como se han convertido en los héroes que Panem esperaba, mientras que otros... - fija su mirada en mí y deja la frase inconclusa. Aunque estoy de acuerdo en lo que habla, no puedo evitar sentirme ofendida.

- ¿Y qué me dices de tí? - suelto esperando que mis palabras causen el mismo efecto que las suyas en mí. El asiente sin más.

- Pero eso, se puede remediar. - Rellena nuestros vasos, lo mejor que su embriagues se lo permite, aunque derrama un poco, logra completar su misión. - Verás como me convierten en la digna figura de un héroe luego de unos meses en el capitolio.

Medite sus palabras. Los encargados de mis boletos se encargaron de las fechas de mi estadía. Dos semanas. No la impuse yo, eran ellos, por lo tanto o Haymitch decidía quedarse por su cuenta, o yo no era muy bien recibida en el Capitolio. Pero, él hablaba de meses. La duda se debe haber reflejada en mi cara, porque comenzó a hablar otra vez, sin embargo, su voz pareció tomar otro tono, uno más seco.

- Si, dije meses. - Se tomó sus segundos volviendo a mirar por la ventana y luego retoma la conversación. - No volveré.

Siento como me vuelvo a sentir atrapada, como en la tarde, antes de escuchar la voz del difunto ex presidente de Panem. Pero esto era peor, porque jamás habría caído entre mis posibilidades que mi mentor intentaría abandonar el distrito, abandonarme a mí. Estaría sola, y sería la única que quedaría en el vacío existencial que dejó la guerra. Sería la única loca. Intenté unir cavos sueltos a lo que Haymitch me decía. ¿El en el capitolio? ¿Qué haría ahí?

- ¿Te lo han pedido los del trece?

Mi voz intranquila me delata. Es obvio que no lo estoy pasando bien. Mi acompañante se gira para mirarme. Por alguna extraña razón se me viene a la mente la idea de que disfruta con esto.

- No. Me lo ha ofrecido él.

Un escalofrió remueve mi cuerpo. Nadie en esto tres años se había atrevido siquiera hacer una referencia de él conmigo, salvo mi mentor por supuesto, pero nuestros escasos encuentros hacían que en el último tiempo no escuchara nada de él, salvo lo que había visto o leído por mi cuenta, pero nadie sabía de esto y la información era escasa. Había vuelto al capitolio, y de vez en cuando se le veía en alguna noticia referente a la rebelión. Salía de vez en cuando en los avisos oficiales. Una que otra foto. Nada que me diera alguna información más intima, más... personal.

- ¿Has hablado con él? ¿Te vino a ver?

La sola idea de que haya vuelto pisar la aldea...

- No, solo ha llamado.- Parece haber encontrado alguna especie de gracia en el tema, porque sostiene una gran sonrisa en su rostro- Todas las semanas llama. - agrega esto en un tono de picardía, y lo consigue, me siento extraña escuchando esto, tengo ganas de ahogarlo con lo que queda de whisky, pero al final me resisto de hacerlo al saber exactamente como se llama está sensación. - Y me ha terminado convenciendo.

Me entran ganas de llorar. De chillar como una niña. No solo es la sensación de abandono que me invade, es también el saber que Haymitch siempre ha mantenido contacto con él. Que mi mentor ha tenido la oportunidad de hablarle, de saber sobre su vida. Que ha estado preocupado por saber algo más de su mentor, pero que yo... Nunca he recibido una de sus llamadas.

¿Y qué más podía esperar? Tampoco me hubiese sentido capaz de contarle sobre mi vida, hacer como si nada. Pero lo que yo quería no era que supiera de mí, sino al revés, yo saber de su vida. ¿Habrá abierto una panadería como la que su familia tenía acá? ¿Habrá seguido con tratamientos? ¿Seguirá viéndome como un muto?

Fue un error visitar a Haymitch, lo peor de todo es que parecía disfrutar de todo esto. Claro, él se iría de acá. Haría una vida y olvidaría lo que pasó, y lo que simboliza este distrito.

- Me voy. - le anuncié molesta. Espere su respuesta, pero no fue ninguna; Por lo que solo reaccione a salir de su casa.


Hola, Mi nombre es Amie. Es mi primera historia de Los juegos del hambre, y al estar próximo el estreno de En llamas, me releí los libros y una cosa llevo a la otra, por lo que terminé escribiendo esto y un poco más. Espero que les guste :)