Y con este acaba el ciclo, espero que les guste.
Disclaimer: Nada me pertenece, los personajes utilizados son de Hajime Isayama y el fic es una traducción autorizada por just-quintessentially-me. Tan sólo me pertenece el esfuerzo por traducir.
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Hope
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El grupo de rescate regresó. Al menos, algunos de ellos lograron regresar. Levi ayudó a levantar los ascensores cuando los soldados demacrados fueron traídos hacia la muralla. Habían logrado recuperar a Jaeger, pero más de la mitad de sus soldados se habían perdido en la llanura.
Las estaciones médicas temporales estaban al tope. Todavía no se había informado a Levi de lo que había ocurrido más allá del muro, pero los soldados llenaban las pequeñas tiendas, sufriendo lesiones por los horrores que habían enfrentado en la misión de rescate.
Los cadetes del escuadrón 104 fueron sometidos. Mientras aseguraba los ascensores, Levi vio a un grupo de ellos sentados, recuperándose juntos. Arlert se frotó los ojos. Sus mejillas estaban rojizas y con lágrimas frescas. Springer se acurrucó, con las rodillas contra su pecho. La que se veía más joven de todos, Christa, se sentó junto a él. Con los ojos vacíos, ella volvió la mirada hacia la muralla, hacia atrás desde donde habían venido. Y Jaeger se sentó al borde del grupo. Con los ojos muy abiertos, observó cómo las tiendas médicas se llenaban de cada vez más con el horror.
Hanji no estaba solo en su culpa. Alguien tendría que hablar con Jaeger y el resto de los niños. Nunca llegarían a ninguna parte si continuaban culpándose a sí mismos por toda la mierda que pasó en la Legión de Reconocimiento. Aunque podía hablar con ellos, Levi dudaba de que fuera lo que necesitaban. Había intentado dar discursos de motivación antes. Rara vez alguien aparte de Hanji los entendía.
Con Hanji en su mente, Levi ató con destreza el ascensor y giró en dirección a su tienda. Con la gran cantidad de soldados heridos, es probable que también llenaran su pequeña tienda. Evidentemente estaba bien, pero Levi quería asegurarse de no había hecho algo tan estúpido como renunciar a su lugar de descanso. Aunque las heridas de Hanji eran lo suficientemente serias, ella se recuperaría. Pero eso no significaba que ella debía moverse más de lo necesario.
Mientras bordeaba las tiendas y eludía al personal médico, Levi se permitió un momento para pensar en el monstruoso enredo que había logrado crear horas antes. Él se había ido y, de todas las cosas, le confesó sus putos sentimientos.
Había terminado y estaba hecho. No es como si pudiera recuperarlo ahora. Pero aun así... joder.
No habían pasado más que unas pocas horas desde que la intromisión del pastor bastardo había forzado a Levi a confrontar sus sentimientos latentes. Y Levi, como todo un maldito perdedor, había ido con Hanji y se los reveló minutos después de su reunión. Debería haber hecho un mejor trabajo guardando su expresión. Ella siempre había sido capaz de leerlo como si fuera un libro.
Y luego estaba su respuesta a considerar. ¿Qué diablos se suponía que iba a hacer con eso?
"¿Por qué yo?"
¿Qué la haría hacer una pregunta cómo esa?
Y luego, "Levi, siempre he…"
¿Ella siempre qué? ¿Había valorado su amistad? ¿Sabía que era un idiota lunático? ¿Sospechaba que en secreto era un tonto emocional?
Levi suspiró, frustrado. Es por eso que no hizo mierdas como esta. Había una razón por la que tenía solo dos amigos. Él era jodidamente horrible en las relaciones de cualquier tipo.
Irritado, dio un golpe a la tapa de la carpa y se detuvo.
Escaneó las caras de los soldados en el suelo. Ninguno parecía herido de gravedad. Pero a la tienda le faltaba una cara muy importante.
—¿Dónde diablos está ella?
Los soldados lo miraron con los ojos muy abiertos y confundidos. Por fin, uno de los soldados habló:
— Um, señor Levi, ¿A quién esta exactamente…?
Levi no esperó a que terminara. Retorciendo la tela hacia atrás, Levi marchó hacía afuera. Dio vuelta, mirando a los rostros circundantes. Con las manos en los bolsillos, marchó entre tiendas. De vez en cuando se detenía para meter la cabeza en una tienda y fruncía el ceño. No estaba Hanji.
En un momento, uno de los miembros del personal médico sacó a colación la lesión en la pierna de Levi, y le sugirió que dejara de caminar. Levi lo fulminó con la mirada hasta que el hombre se retiró a una tienda cercana.
Levi estiró su cuello, mirando hacia arriba y hacia abajo del campamento. Estaban en una muralla de veinte pies de ancho. ¿A dónde mierda podría haberse ido? Además de aventarse de la muralla, no había a dónde ir, y aunque ella había sido conocida por ser una tonta impulsiva, incluso ella no era tan tonta como para hacer eso.
Cuando el pensamiento cruzó por su mente, la mirada de Levi se movió hacia el borde de la pared, y se congeló.
Hija de puta.
Ahí estaba ella. Parada justo en el maldito borde de la pared. Con la mano estirada, estaba ayudando a unos pocos soldados dispersos a subir.
Levi marchó hacia ella.
El último de los soldados había sido cargado desde el ascensor y Hanji se arrodilló junto al borde, asegurándolo. Las ráfagas de viento golpearon la pared. El ascensor se tambaleó, gimiendo. Apoyando una mano en contra de ella, el pelo de Hanji se alzó cuando la ráfaga se abrió paso.
Levi esquivó apresuradamente la última carpa que quedaba: si no había asegurado bien el ascensor, y el viento lo arrastraba, Hanji podría fácilmente caer de la muralla.
Levi estaba a medio camino de ella cuando el viento amainó. El ascensor se asentó, y Hanji, balanceándose cuidadosamente en el borde, terminó el nudo.
Sosteniendo una mano en su cabeza, respiró hondo y se levantó. Pálida, ella parpadeó dos veces. Y luego sus ojos se cerraron. Ella se tambaleó.
Levi empujó a un soldado fuera del camino y echó a correr. Ella iba a caerse.
Hanji se inclinó sobre sus talones y...
Levi puso su mano sobre la muñeca de ella y tiró.
Los ojos castaños se abrieron de golpe cuando cayó hacia adelante. Levi se tambaleó hacia atrás, y ella se desplomó en sus brazos abiertos.
Su pierna dio una punzada por los dos pasos rápidos que dio hacia atrás desde el borde. Sosteniéndola contra su pecho, se dejó caer tambaleante al suelo.
Alguien gritó:
—¡Cabo Ackerman! Esta todo…
—¡Está bien! ¡La tengo!
Murmurando una retahíla de maldiciones en voz baja, Levi se volvió para mirarla.
— Mierda. Puta mierda— sosteniendo a Hanji, Levi miró al borde de la pared—. Qué demonios. ¿En qué demonios estabas pensando?
Sosteniendo su brazo donde sus vendas se habían deshilachado, Hanji hizo una mueca.
—Estaba ayudando.
—¿Ayudando? ¿Cómo? ¿Casi cayendo hacía tu muerte? Quiero decir mierda. No estás usando ningún equipo. No estoy usando ningún equipo. Maria, Sina, y puta Rose, si hubieras caído entonces...
La voz de Levi se detuvo. Ni siquiera pudo terminar la oración. Hanji desvió la mirada. Ella tuvo la gracia de parecer culpable.
—La carpa estaba llena y me sentía mejor. El mareo me pilló desprevenida.
—¿Te pilló desprevenida? — Levi se detuvo, cerró los ojos y tomó aliento—. ¿Dónde coño está tu asistente? El pobre hijo de puta es aparentemente el noventa por ciento de tu control de los impulsos.
—Yo, eh, quería investigar el pueblo de Connie. Pero como yo estaba, ah, teniendo problemas para moverme, Moblit me hizo quedarme y fue él en mi lugar.
Levi miró al cielo. Él no tenía palabras para esto. Sin putas palabras. ¿Tendría que pedirle a Erwin que le diera un segundo asistente paranoico? Por Dios.
Hanji se aclaró la garganta.
—Gracias... Levi.
Sacudió la cabeza.
—Tienes mucha suerte de que ya te estuviera buscando— Hizo ademán de levantarse—. Vamos, volvamos a los médicos.
—Ah, ¿Levi?
Su voz era tan aguda que Levi se congeló, automáticamente mirando hacia abajo para ver si de alguna manera la había lastimado.
—Solo necesito un poco de tiempo. Solo un momento para respirar. Todavía estoy un poco mareada.
Arrastrándola aún más desde el borde, Levi la ayudó a ponerse de espaldas.
—No te muevas. Haré que alguien traiga una camilla.
—¡Levi!
Ella enganchó su manga. Él miró hacia abajo.
Ella miró hacia arriba, mirándolo con los ojos muy abiertos. Ella abrió la boca, vaciló y volvió a cerrarla. Con las cejas fruncidas, ella cerró los ojos.
Cuando los abrió, habló, con la voz baja, como si hubiera cambiado de opinión.
—Estoy planeando encontrarme con Moblit en el pueblo. Si te vas con Eren y los otros exploradores, es posible que no te vea hasta que regrese a la sede.
Levi había estado jugando con la idea de llevar a Eren y Christa (¿o era Historia ahora?) a algún lugar lejos, al menos hasta que se conocieran las ramificaciones de la traición de Bertholdt y Reiner. Si Hanji iba a la aldea e iba a hacer que los niños se instalaran en algún lugar fuera de la ciudad, no estaba seguro de cuándo volverían a verse. La idea lo hizo detenerse.
Ignorando el dolor en su pierna, Levi se agachó junto a ella. Se pasó la lengua por los labios y se obligó a preguntar:
—Cuatro ojos. Hace poco me preguntaste "¿Por qué yo?"— frunció el ceño—. ¿Por qué coño dirías eso?
Hanji se rió entre dientes sin alegría.
—No es una cosa muy caballeresca que hagas esto. Hacerle preguntas a una dama cuando está en un estado vulnerable.
Levi rozó sus dedos sobre su brazo envuelto en gasa y dijo:
—No soy un caballero— incluso mientras lo decía, se levantó—, no importa. Traeré esa camilla.
Su mano se envolvió alrededor de su muñeca.
Con la cabeza vuelta hacia él, ella miró fijamente la piedra lisa.
—Nunca he sido— dijo ella con voz vacilante—, la persona más fácil de agradar.
Levi sintió que lo habían rociado en agua con hielo.
—¿Quién dijo eso? — exigió. Se imaginó a un grupo de jóvenes soldados hablando y bromeando mientras limpiaban su equipo. Hanji los oyó por casualidad mientras pasaba por el pasillo…
—Nadie. Es algo bastante fácil de ver.
—Mentira— Levi la fulminó con la mirada—. Sí, puedes ser un dolor en el culo, y demasiado impulsivo para tu propio bien a veces— dijo Levi, frunciendo el ceño deliberadamente en el borde de la muralla en la que casi había caído—, pero me agradas— se aclaró la garganta—. Mucho.
—¿Te agrado mucho? — los labios de Hanji se curvaron en una sonrisa vacilante. Ella lo miró con cariño.
—Más que mucho— repitió, y entonces ella estaba realmente sonriendo.
—Cuidado, comenzaré a sonrojarme.
—Sabes que soy una mierda con las palabras.
Cuando ella respondió, su voz era amable.
—Lo sé— tomando aliento, ella hizo una mueca y se levantó. Apoyándose sobre los codos vendados, se encontró con sus ojos—. Levi yo…— ella habló, con voz áspera—. Siempre he…
Y aquí estaba. Levi escuchó, con el corazón latiendo más rápido de lo que este tenía derecho a hacerlo.
Hanji se detuvo. Lamiendo sus labios, ella comenzó de nuevo.
—Siempre he...— su voz se quebró y se detuvo una vez más. Ella dejó caer su cabeza hacia atrás con una maldición. Su cuello, desnudo y expuesto con quemaduras, se movió mientras ella trabajaba para hablar—. A veces, puedo ser una mierda con las palabras también.
Y sin duda era una señal de cuán desfasados estaban los dos, porque Levi era quien no sabía que decir, quién dijo todas las cosas equivocadas. Pero ahora, Hanji estaba luchando, sin palabras. Fue algo que simplemente no sucedía, y mucho menos en una conversación con él. Quería detener esto, salvarla, pero las palabras eran su reino, y Levi no sabía cómo ayudar.
Ella parpadeó, y de repente sus ojos estaban vidriosos. Ella pestañeó de nuevo y el agua brotó en las esquinas de esos grandes ojos marrones. Otro parpadeo, y las lágrimas rodaron deshonrosas pistas por sus sonrosadas mejillas. Ella inclinó la cabeza hacia atrás y murmuró un sincero:
—Mierda.
Y Levi sabía que debía ser el peor tipo de humano. Incluso frente a su dolor, las palabras correctas no llegarían a él. Sabía que las palabras existían, eso detendría sus lágrimas y haría que todo cambiará a mejor. Pero las buenas palabras, las amables palabras de bondad y aliento eran un lenguaje ajeno. Mientras crecía, había perdido las lecciones sobre su uso.
Dolorosamente consciente de su propio silencio, Levi buscó su cuello. Dedos firmes separaron el nudo de su corbata y desenrollaron el material. Dobló la tela blanca y cuidadosamente la levantó a su cara. Comenzando por su mandíbula, donde las lágrimas tuvieron la audacia de reunirse, Levi acarició suavemente el paño por un lado de su cara y luego por el otro.
Hanji no se movió, no respiró, mientras se secaba cuidadosamente la esquina de su ojo derecho y luego la izquierda. Levi no tenía las palabras. Él nunca tendría las palabras. Pero él podría, al menos, hacer esto.
Los ojos de Hanji, tan agudos, tan penetrantes, parecían mirar directamente a cualquier brizna ofensiva que Levi imaginara que permanecía en su alma. Él no se atrevió a mirar hacia otro lado.
Ella se levantó bruscamente, y antes de que él pudiera reaccionar, su mano estaba contra él, presionando firmemente contra su pecho. Silenciosa, con las cejas juntas y los labios formando una línea delgada y seria, extendió los dedos donde descansaba su palma, directamente sobre su corazón.
La mano se asentó firmemente contra él, ella levantó la mirada y se encontró con la suya.
Oh.
Ella siempre…
La mano sobre su corazón presionó, insistente.
Su corazón martilleó más rápido en su pecho y sus mejillas se calentaron. Él entendió.
La respuesta de Levi fue levantar su mano, para presionarla firmemente sobre la de ella. Él apretó y él podía sentir sus propios fuertes latidos de a través de su palma plana.
Hanji sonrió. Ella también entendió. Por supuesto que ella entendió.
El silencio finalmente se rompió por su risa tranquila y feliz.
—No es el mejor momento, pero me alegro de haberlo resuelto. Solo sé que no me imagino cambiando de opinión, Levi. No sobre esto. Me quedaré contigo todo el tiempo que quieras.
—Siempre— respondió, automático, como un tonto enamorado.
Pero ella no se rió. En cambio, parpadeó una vez, luego sonrió.
—Bien.
Levi la miró y se sintió ridículamente cálido y estúpido, y tal vez un poco mareado. Sintió cada pulgada de su ser como un completamente emocional, y dijo sin pensar:
—¿Fue esto una propuesta?
Y luego ella se estaba riendo. Mientras reía, se aferró a las vendas alrededor de su torso, y Hanji hizo una mueca e intentó respirar.
Avergonzado, se dio vuelta.
Ella agarró la parte delantera de su camisa.
—Espera, Levi. No me estoy riendo de ti. Es gracioso, no tengo idea sobre nada de esto. Es todo nuevo para mí. Para nosotros, esto puede haber sido tan bueno como una propuesta.
Levi asintió, pensando. Por su conocimiento limitado del tema, solo podía recordar algunas cosas vagas.
—¿Se supone que debería de haber anillos?
—Sí. Pero no necesitamos nada de eso.
Levi descubrió que estaba de acuerdo. Los anillos serían un símbolo para todos los demás. Ellos no necesitaban probar nada.
Y luego Hanji estaba hablando.
—A pesar de que nuestro amigo el pastor ha estado bromeando sobre el matrimonio, no estoy seguro de que sea algo que desee.
Levi no necesitaba, o necesariamente quería poner una pantalla así de todos modos. Se encogió de hombros,
—Mientras le des la noticia al pobre bastardo. Se obsesionó extrañamente por esto.
Hanji sonrió, triste.
—Ha perdido mucho. Una iglesia y una congregación, todo en un día. Creo que solo quería algo, ¿sabes?
Tenía... mucho sentido. Levi consideró las acciones del pastor Nick bajo una nueva luz. Se sintió como un idiota.
—Bueno, tal vez le permitamos realizar una ceremonia simbólica, o lo que sea. Nadie tiene que saberlo.
Hanji tarareaba de acuerdo. Ella rozó sus mejillas con los dedos.
Él cerró los ojos al tacto.
—Eres más amable de lo que todos creen.
Él exhaló un suspiro.
—Sí, sí. No vayas a hablar de mí.
Antes de que pudiera cambiar de opinión, Levi giró la cabeza y presionó un fugaz beso en la punta de sus dedos.
—Oh.
Ella lo miró, con las mejillas sonrojadas. Tomando aliento, ella reanudó la caricia en su mejilla. Envalentonado, sus dedos recorrieron su mandíbula, y luego retrocedieron. Rozando su oreja, ella los pasó por el pelo.
—Cuando te lleves a los niños— dijo sin preámbulos—, asegúrate de encontrar un lugar lejos de la ciudad. Después de todo lo que sucedió, estoy preocupada— ella lo miró, seria—. Y ten cuidado cuando regreses a la sede. Nos encontraremos allí tan pronto como termine mi investigación del pueblo de Connie.
—Cuida tu espalda por ahí. Hay algo malo allí por toda esta situación.
—Lo sé. Es casi como si...— Hanji se mordió el labio y negó con la cabeza—. Es extraño. Voy a llegar al fondo del asunto.
Si alguien podría, sería ella.
Levi alzó la vista al oír los pasos. Dos médicos pasaban con una camilla.
Agarrando su mano, Levi la apretó y la guió suavemente hacia su costado.
Levi se hizo a un lado mientras la cargaban en la camilla, silenciosamente regañándola por ignorar sus órdenes de descanso.
Mientras la levantaban, Levi extendió la mano, metiendo un cabello castaño errante detrás de su oreja. Fue un toque de despedida.
De pie en el borde de la pared, Levi la observó mientras caminaban de regreso al campamento. Los ascensores al otro lado de la pared ya estaban en uso, llevando soldados para preparar el viaje de regreso a la sede.
Levi necesitaría localizar a Eren y Christa, y tal vez a algunos de los otros niños también. Si él iba a esconderlos, tendrían que irse más temprano que tarde. Los instalaría en una casa segura y luego regresaría a la sede, donde, según la facilidad de su investigación, Hanji podría estar esperando.
Si el mundo fuera amable, tendría unas pocas semanas ininterrumpidas con ella, antes de que las misiones más allá del muro o la política en la capital exigieran su atención. Levi no era alguien que perdiera el tiempo esperando cosas infundadas. Tendrían tiempo o no lo tendrían. Levi rara vez tenía cosas que esperar, e imaginar largas tardes en su compañía parecía una esperanza absurdamente decadente.
Cerró los ojos y recordó la sensación de sus dedos recorriendo su mandíbula, la textura de su mano bajo sus labios.
Tener esperanzas era esperar la desilusión.
Sin embargo, tenía esperanza.
E aquí la parte final, más que divertido este capítulo fue más angustiante, sobretodo porque sabemos que es lo que pasará en los capítulos siguiente en el canon.
En fin, muchas gracias por leer y por los reviews en este y los one-shot anteriores. Nos vemos pronto :D
