Cuando Satoru faltó a clases el día siguiente a la tarde de la competencia, ya hecha la promesa de verlos y contarles como había salido todo con Misato, Kenya simplemente supo que algo había salido mal.
Kenya miró el asiento vacío de aquel a quién había empezado a considerar como su mejor amigo, antes de dirigir sus observadores ojos a la figura del maestro. Notó con un nudo en la garganta como Gaku Yashiro directamente omitió el nombre de Satoru al anotar los presentes, fijando a la vez su mirada intensa en la de Kenya por menos de un segundo.
Kenya supo que, definitivamente, algo no andaba bien. Compartió una mirada preocupada con Hiromi, antes de prestar atención al maestro e intentar seguir la clase el resto del día.
Hubo algo en la presencia, o en la cara, o los ojos- o en vaya uno a saber qué- de Yashiro que a Kenya le hizo ruido en su sexto sentido durante todo el día. Desde muy chico había aprendido a obedecer a su intuición y, aunque estaba ansioso por saber qué le había pasado a su amigo, algo dentro suyo desconfío profundamente del docente.
"Estoy siendo ridículo" pensó.
Pero, de todas formas, ese día no participó en clase y, cuando la campana sonó para irse a casa, compartió una mirada con sus amigos antes de salir corriendo- Hiromi pisándole los talones.
-"Por ahí está enfermo y su mamá avisó a la escuela y por eso el maestro ya sabía que no iba a venir"- dijo Hiromi, intentando calmar su propia ansiedad.
-"Puede ser"- comentó Kenya, los dos corriendo con el corazón en la boca en dirección a la casa de los Fujinuma- "pero siento que pasó algo, algo importante y no del todo bueno"
Nunca antes Kenya había deseado tanto el haberse equivocado porque, cuando llegaron sin aliento a la casa en cuestión, la encontraron llena de autos de policía y varias personas uniformadas. Los dos chicos se quedaron duros como piedra y se miraron una última vez antes de acercarse tímidamente a la escena.
Dentro de la casa se encontraron con Sachiko Fujinuma y, cuando vieron los ojos oscuros, que usualmente permanecían calmados y cálidos, llenos de lágrimas, supieron que lo peor había pasado. Antes de que la mamá de su mejor amigo pudiera decir algo, Kenya se acercó- al principio un poco inseguro- y la abrazó.
Sintió los ojos tristes de Hiromi en su espalda y el cuerpo tenso de Sachiko que, lentamente, se fue soltando hasta que le devolvió el abrazo agachándose hasta quedar a su altura. Hundió su cara en el cuello del chico y cuando Kenya sintió el cuerpo de esa mujer, que tanto respetaba y había aprendido a querer, temblar, la abrazó lo más fuerte que pudo.
En ese momento él, qué tan solo era un chico de primaria; él, que hacía poco había descubierto que sí podía ser algo más aparte de un mero observador; él, que se apoyaba siempre en el valor ajeno, encontró un propósito, un motivo, un coraje propio.
Iba a ayudar a esta mujer. Iba a proteger a sus amigos. Iba a descubrir lo que había pasado con Satoru no importaba lo que hubiera sido, lo iba a encontrar e iba a estar para él como él había estado con todos ellos, con el mismo Kenya.
Iba a encontrar a ese criminal y lo iba a hacer pagar.
Terminé de ver por segunda vez esta obra maestra. Si alguien tiene para recomendar otra serie que sea del estilo es bienvenida la recomendación!Satoru es brillante y Kenya es de mis preferidos. La trama y los personajes, todo es excelente.Los comentarios son más que bienvenidos!! :)
