Descargo de responsabilidad: Digimon Adventure pertenece a Hongo Akiyoshi y Toei Animations yo solo escribo este fict con fines recreativos y sin ánimo de lucro
Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.
George Sand
1. Ojos color sangre
Durante el día evito qué la gente me vea, especial aquella joven de ojos color sangre. Cada día es lo mismo: la espío durante la mañana, siempre guiado por su dulce aroma que hace agua mi boca y por las noches velo por su sueño.
«La tua cantante» (1) como nombran los grandes sabios a quienes nos hacen desear solamente su sangre y les doy toda la razón, ya que ese líquido que le da vida me llama cada día con mayor intensidad, pero prefiero no pensar ello, no me gusta la idea de acabar con su vida. Cada día veo a cuantos ella ama, cuantos la aman a ella y me pregunto si alguien le ama tanto como yo.
―Es imposible intentar evadir lo inevitable― dice mi hermano ―, somos lo que somos y hay que aceptarlo.
"Claro" pienso a su vez, "para ti es fácil, pues no has encontrado el amor en una de tus víctimas."
Un nuevo día, mi sed crece, pero soy incapaz de atacar a mi fijación, así que prefiero observar a quien me tiene en este estado desde las sombras: va a la escuela, sale con quien supongo yo es su novio; tiene a su familia y está con ellos la mayor parte del día.
―Vamos Yamato― se queja un amigo mío ―, solo haz lo que tienes que hacer.
―No es tan sencillo Ken ― le soy sincero ―, esto es aún peor que una simple sed.
―No la desperdicies amigo ― me sugiere ―, ella es un regalo. ― me recuerda antes de desaparecer en la noche para alimentarse.
"Si, uno inalcanzable." Pienso al verla desde el edificio que esta frente al suyo
―Sora, hija, ¿puedes ir por la leche para la cena? ― oigo a una su madre pedirle el favor
―Con gusto madre. ― responde ella y yo me convierto en su sombra por los tejados.
La sigo, la espero, la vigilo y la cuido en la noche, siempre atento para evitar que algo la dañe, sin embargo, cuando se dirige de regreso a su casa, puedo ver que alguien va tras ella, así que decido bajar y seguirla más de cerca, pero aun así llego tarde a su rescate, un tipo de mala pinta la ha acorralado en un callejón descuidado y muy sucio.
La rabia recorre mi cuerpo, esto era justamente lo que evitaba cada día: el dañarla; y al ver a un humano intentando dañar, no me importo que ella me descubriera, o peor aún, que supiera que soy, me lance directamente a su agresor, causando que ella cayera de espaldas al suelo y el tipo sacara su pistola para atacarme, pero fue en vano, ninguna bala me hizo daño causando que él saliera huyendo del lugar, decidido a no dejar esto así, tomo una profunda inspiración para seguir su efluvio pero un aroma aún más delicioso me detiene
"No la desperdicies" escucho la voz de Ken en mi cabeza.
"No evadas lo inevitable" la voz de mi hermano lo secunda.
Intento luchar contra mi naturaleza, pero al final es imposible, mi sed es mayor y voy directo a atacarla, pero hay algo que me detiene por un momento: el miedo en sus ojos es visible, en su mano veo un cristal que causo la fuente de mi desgracia, me acerco con la intención de revisar su mano, pero en cuanto saque el vidrio volvió a pegarme una nueva oleada de ese dulce aroma y, al estar tan cerca de ella, no lo puedo evitar y sin pensarlo más lleve su mano directo a mi boca para apaciguar mi sed.
En un momento que me pareció corto caí en cuenta, si la mataba por mi sed, nunca más la podría ver otra vez, que muchos sufriríamos y con toda mi fuerza de voluntad logre zafar su mano de mi boca, por el veneno que tengo para paralizar a mi víctima sé que no la puedo dejar aquí a su suerte, así que la tome entre mis brazos y la lleve hasta mi hogar.
Cuando llegue a mi casa agradecí que Ken todavía no llegara y que mi hermano llevara tiempo sin aparecer, por lo que recosté a Sora en un sillón y espere, espere. A los tres días ella abrió los ojos, no me encontraba cerca de ella por el miedo que me embriagaba, aun así, desde donde yo estaba la podía ver perfectamente
—¿Dónde estoy? — pregunto desorientada
—Tranquila, no te haré daño
—¿Dónde estoy? — volteo hacia donde se escuchaba mi voz antes de volver a preguntar.
—Estas lejos de tu casa — le dije sinceramente —, pero por favor, no regreses ahí.— conteste saliendo de mi escondite
—¿Por qué? — me cuestiono y decidí contarle toda la historia
—Ahora que sabes la verdad puedes decidir — comente viendo hacia otro lado —eres libre de decidir si te quieres quedar aquí o prefieres viajar por tu cuenta
Ella parecía estar asimilando todo lo que le había contado y tratando de ver que era lo mejor para ella así que decidí dejarla sola para que no se sintiera presionada, pero justo en el momento en el que yo me disponía a abandonar la sala de estar ella me habló
—¿No habrá problema si me quedo, verdad?
—Ninguno — respondí feliz —, a mi amigo le gustará hablar contigo, y estoy seguro que se llevaran bien. Y espero también conozcas a mi hermano
—Suena bien — me sonrió ella al tiempo que recostaba su cabeza en mi hombro y se acurrucaba en el como si buscara protección —. Por cierto, muchas gracias por lo del otro día
—Cuando quieras no importa que sea — musité dándole un beso en la coronilla, sabía perfectamente a lo que se refería, y el que ella lo tuviera presente pero no se fuera de mi lado solamente me hizo inmensamente feliz
(1) «La tua cantante» es la expresión en italiano que se utiliza en "Crepúsculo la saga: Luna Nueva" para denominar a una persona con una sangre dulce que hace que uno o más vampiros la desee. Su traducción es «Tu cantante»
