HOLA. SOLO DECIR QUE LOS PERSONAJES PERTENECEN A STEPHENIE MEYER, AUNQUE HAY ALGUNOS PERSONAJES Y TRAMAS QUE ME PERTENECEN A MI.

DICHO ESTO, ESPERO QUE OS GUSTE, AL MENOS UN POQUITO.

YA SE QUE NO SOY UNA GRAN ESCRITORA, PERO QUERÍA PLASMAR MI IDEA, ASI QUE, POR FAVOR, NO MIREIS MUCHO LOS DETALLES. SOLO QUIERO QUE LO PASEIS BIEN LEYENDO.

Había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que se vieron. Por lo menos hacía 40 años. 40 años que había pasado demasiado deprisa. Aunque eso es lo que pasa cuando uno es un vampiro. El tiempo no tiene importancia.

Cuando Jackson, mirando sus fotografías, vio la imagen de Carlisle, un cúmulo de recuerdos se arremolinaron en su cabeza. Recordaba sus últimas palabras como si se las hubiera dicho esa misma mañana: " Vete, haz como si nunca nos hubiéramos conocido. Empieza una nueva vida. Se feliz". Pero Jackson no podía olvidarlo. Influyó mucho en su vida, le ayudó mucho.

Decidió salir a dar una vuelta en coche. Eso seguro que le despejaría, por lo menos pensaría en otra cosa que no fuera cierta familia de vampiros vegetarianos.

Sin darse apenas cuenta, llegó a la ciudad. Decidió darse una vuelta por allí. Aparcó el coche y se fue a comprar algo de ropa nueva, ya que pensaba marcharse de allí. Empezaría una nueva vida, y no podía irse a Washington con ropa de playa. Así seguro que llamaría la atención, y eso era lo último que pretendía.

Cuando hubo comprado suficiente para unos meses, cogió el coche y se fue directo al aeropuerto. Por suerte, ya había hecho las maletas esa misma mañana y ya las había metido en el coche.

Por desgracia, su vuelo iba con una hora de retraso. Decidió matar el tiempo en la sala de juegos del aeropuerto.

Una vez en el avión, fingió dormirse, ya que viajaba en un vuelo nocturno y daría un poco el cante si no se ponía a dormir, como todo el mundo.

En cuanto bajó del avión fue directo hacia el concesionario a comprarse un coche nuevo. Lo necesitaría para comenzar su nueva vida. Para ir al instituto, por ejemplo.

En cuanto tubo el coche, se fue directo a su nueva casa, dejó las maletas por el suelo, metió la ropa en el armario, colocó un par de cosas y se marchó directamente al instituto.

Su primer día. Todo el mundo lo miraba, como si fuera un bicho raro. O tal vez fuera solo porque era el chico nuevo.

De repente alguien apareció por detrás de Jackson, interponiéndose en su camino.

Hola! Soy Aaron. Soy el delegado de curso.

Hola. Yo soy Jackson. Soy el chico nuevo. – dijo mientras estrechaba la mano de su nuevo compañero.

Vaya! Que mano más fría. Bueno, soy el encargado de enseñarte todo esto.

Gracias, pero… la verdad es que prefiero ir descubriendo todo esto por mi mismo.

Ya, pero es que…

Lo siento. No es por nada pero… bueno, nos vemos luego en clase, no? – preguntó Jackson esperando que su negativa no hubiera herido los sentimiento del muchacho.

Claro. Luego nos vemos en clase. Ahora aprovecharé para estudiar. Esta tarde tengo un examen.

Pero si hoy es el primer día. – dijo Jackson sorprendido.

Es de recuperación, tranquilo. – dijo a la vez que se marchaba saludando con la mano.

Vaya un tipo más curioso, pensó Jackson, sonriendo.

Se marchó a la secretaría del instituto a buscar sus horarios.

A ver cuál será mi primera clase… - pensó en voz alta.

Las cosas iban mejor de lo que esperaba. Había tenido a ese muchacho cerca y no había tenido tentaciones, había podido con ello. Igual que en el avión. Toda esa gente y lo había soportado. Las cosas iban mejorando.

La primera clase que tenía ese día era la de español.

Genial – pensó Jackson en voz alta. – una clase fácil.

Jackson había vivido unos años en España y lo dominaba bastante bien, aunque hacía más de treinta años que lo hablaba. Recordaba perfectamente aquella época. Fue la época en que conoció a James, el rastreador. Había oído que habían acabado con él unos 20 años atrás, más o menos. Los mismos que le rechazaron a él, mataron a uno de sus mejores amigos. Los buenos tiempos, al menos así era como pensaba antes. Estaba equivocado.

Sonó el timbre y despertó de su sueño. La clase había terminado. Nadie había reparado en él, por suerte.

Hey chico. – dijo una voz tras él. Se dio la vuelta y vio que era el profesor quien le hablaba.

Dígame señor Díaz.

Ha estado un poco distraído. No he querido llamarle la atención por ser éste su primer día. Pero en la próxima clase procure estar un poco más atento.

Claro! Lo siento. Todavía me siento un poco perdido. No volverá a pasar. – dijo Jackson fingiendo arrepentimiento.

El señor Díaz pareció satisfecho con las palabras de arrepentimiento de Jackson.

Señor Mason – Jackson se dio la vuelta – bienvenido al instituto de Forks.

Gracias.

Ambos salieron del aula. El profesor se marchó hacia la sala de profesores y Jackson se dirigió hacia el comedor. Era la hora del desayuno.

A fingir otra vez.

Cogió un par de piezas de fruta y fue a sentarse en una mesa apartada del resto, solo. Aunque la soledad no le duró mucho. Aaron, el chico que había ido a su encuentro esa misma mañana. Se sentó con él.

Aaron no iba solo. Con él iban dos chicas.

Podemos sentarnos? Preguntó la chica de los ojos azules. Obviamente era la hermana de Aaron, se parecían mucho.

Claro, sentaos. – respondió Jackson a desgana.

Las chicas sonrieron y se sentaron.

Como ha ido tu primera clase? – preguntó Aaron a la vez que empezaba a comerse un sándwich de atún y huevo.

Genial, no me e enterado de nada.. – respondió Jackson con una sonrisa.

Las chicas sonrieron.

Jackson no prestaba mucha atención a lo que sucedía a su alrededor. Estaba demasiado ocupado manteniendo a raya sus instintos. Esa quemazón en la garganta…es hambre voraz…. No podía soportarlo más.

Disculpadme, pero debo irme. – dijo levantándose con tal fuerza que tiró la silla al suelo.

Sus tres compañeros se quedaron sorprendidos, mirándolo.

Jackson cogió su mochila y se marchó a paso ligero, mientras los demas susurraban a sus espaldas.