OTRA HISTORIA SOBRE ELLO.

Las luces que no se apagan aun en la más profunda oscuridad, son las más bellas y preciadas.

-Smaug

Su dulce e inconfundible voz inundo sus oídos. Trato de ignorarla cerrando los ojos y volteando la cabeza

-¿Cuánto tiempo seguirás aquí?... Quiero que vuelvas, conmigo, a casa... háblame.

El hermoso susurro que de la dorada-anaranjada garganta brotaba estaba impregnado en dolor y desesperación, cosa que él nunca había soportado, ni antes ni ahora. Volteo a verla, los enormes orbes dorados se bañaron de su imagen.

-Sabes que no puedo volver, ya no soy uno de ustedes, Nitid.

-"Dragones, hadas que cayeron en el pecado, traidores a la sangre..." yo no lo creo, pero tu si, ese es el problema.

La joven hada se sentó sobre un pilar roto, dejando descansar sus delicados pies en las montañas de oro donde el dragón de piel marrón vivía hacia años.

-Sabes que no quería esto.

Smaug la miro con atención, la delgada figura, piel de un color dorado-anaranjado, cabellos hechos de fuego vivo centellante, el rubí que eternamente adornaba su frente y las largas cicatrices en su espalda. Un hada sin alas.

-No fue tu culpa.

Dijo ella como si supiera que veía. El temible dragón apretó fuertemente sus dientes. Por supuesto que había sido su culpa, si tan solo hubiera obedecido, si no lo hubiera hecho, Nitid estaría viva, no sería una simple alma en pena.

Acidas lagrimas se acumularon en los ojos de Smaug sin que pudiera pararlas. El antes tenía todo y lo dejo ir. De pronto en ese dolor sintió unas pequeñas manos abrazando su hocico. Nitid había descansado su frente en la escamosa piel.

-No llores, no me gusta que lo hagas. Siempre habías sido alguien alegre y amable. Vuelve, por favor vuelve.

-como dije, es imposible.

-no lo es y por eso te esperare, por siempre.

El hada sin alas, visible únicamente a los ojos del dragón se acurruco bajo el largo cuello. Una luz titilante y fría al lado de una ardiente sombra que consume todo. Era una ironía tan tonta, como una burla.

-el oro es tan frio.

-si hubieses sido el hada de las lágrimas seria lo que recolectaría, cada gota del mundo...Tu esencia esta en cada pieza de esto.

-Ya veo...

Nitid cerró los ojos y en ese silencio alcanzo a percibir voces, segundos después supo que se trataban de enanos buscando reclamar su reino, ella entendió que la era de Smaug se terminaba y callo lo que sabía, solo se apegó más a él y sonrió con lágrimas en los orbes.

-Dime Smaug, ¿Tú me amas?

-solo si el fuego quema y el agua humedece.

-...Gracias.

Dijo Nitid mientras desaparecía y un hobbit entraba en los territorios de las montañas de oro.

-Al despertar de tu siguiente sueño te espero en los bastos jardines azules. Tu reino te espera con los brazos abiertos.

-Nitid.

-Yo también te amo.

Las luces que no se apagan aun en la más profunda oscuridad, son las más bellas y preciadas, es la memoria.

Las sombras que pasan a ser luz aun después de todo lo que hicieron son las más duraderas, fuertes y hermosas, es el arrepentimiento.

Y cuando ambas se funden son eternas.