-Hala, ya estáis servidos: una peli, palomitas y un sofá. Ahora, el que se acerque a mi habitación morirá. ¿Está claro?

-Sí, Anna -recitaron con voz monótona Yoh y Horo Horo.

-Buenas noches -dijo la sacerdotisa desapareciendo escaleras arriba, donde Pilika y Tamao esperaban con sendas sonrisitas bobas en la cara.

Los dos shamanes suspiraron y se metieron en la sala de estar, se echaron en el sofá y se quedaron un rato mirando la pantalla negra del televisor. El primero en hablar fue Yoh.

-Recuérdame por qué nos vamos a aburrir toda la noche...

-Porque mi querida hermanita tuvo la genial idea de hacer una fiesta de pijamas... Pero qué tontería, si dormimos todos juntos casi cada semana... -contestó el shaman del norte echando mano de las palomitas.

-Vale, ahora recuérdame por qué te dejé escoger la película -masculló mientras miraba la portada de "Rambo Cuatrocientos Once: El Re-re-re-re-re- re-re-regreso".

-Porque te gané a "pares o nones".

-Ah, cierto.

Mientras tanto, en la habitación de arriba, las chicas se dedicaban a probarse modelitos... o más bien dos de ellas vaciaban el armario mientras la tercera intentaba desatarse.

-¡Dejadme en paz! ¡Yo duermo en yukata! ¡Siempre he dormido así y no pienso cambiar! ¡Soltadme! -chillaba Anna.

-¡Calla, tonta! Ya verás qué guapa te ponemos -decía Pilika rebuscando entre un montón de ropa interior- Vaya, no sabía que usabas tanga...

-¡Y no uso! -gritó muerta de vergüenza- ¡Es un regalo de cumpleaños!

-¿De quién? ¿De Yoh? -insinuó pícaramente la hermana de Horo Horo.

-¿Pero qué demonios hacen esas allá arriba que arman tanto escándalo? -se quejó Yoh parando por enésima vez el vídeo y mirando al techo como en busca de una respuesta al terrible grito que instantes antes se había escuchado por toda la casa- ¡Eh, no te lo comas todo, Horo!

-¡¡¡¡NO PIENSO PONERME ESO!!!! ¡¡¡¡TAMAO!!!! -gritaba Anna histérica mientras daba patadas a diestro y siniestro.

-Oh, vamos, señorita Anna, ya verá cómo le queda muy bien -sonrió la susodicha, acercándose lentamente a ella junto con Pilika.

-¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!

-¿¡Pero qué leches harán esas tres locas!? -berreó Horo Horo disgustado.

-No quieras saberlo... -murmuró Yoh medio dormido. El shaman de pelo azul intentó despertarle (más que nada porque se le estaba cayendo encima), pero sus esfuerzos fueron en vano y al cabo de un rato acabó frito él también.

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Pilika y Tamao sonrieron satisfechas. Un trabajo perfecto, una Anna peinada y arregladita como para su noche de bodas. Sus sonrisas se ensancharon.

-¿Puedo quitarme ésto ya? -gruñó la itako sonrojada.

-¡Por supuesto que no! ¡Lo tienes que llevar toda la noche! -exclamaron las dos a la vez, y luego Pilika añadió por lo bajo "a no ser que suba quien yo me sé".

Anna suspiró con fastidio. Si ya se mostraba reticente a celebrar la fiestecita de marras, no quería imaginarse ahora que lo peor estaba por llegar. Porque que aquellas dos no se iban a detener ahí lo tenía claro... La voz de Tamao indicándole que iban a comenzar un juego la despabiló completamente. Ya sabía a qué se jugaba en esos casos y dio gracias al cielo por haber sólo chicas en aquella reunión.

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Yoh estaba incómodo, muy incómodo. Quizás la razón era que un elefante le estaba pisando el estómago. O quizás era el hecho de que tenía las piernas en un charco de agua caliente. "Sueñecito raro" pensó. Abrió los ojos adormilado para encontrarse con su amigo durmiendo sobre él... y un río de babas cayendo desde su boca a sus rodillas.

-¡¡HORO HORO!!

El mencionado shaman despertó de golpe y cayó del sofá asustado, balbuceando algo parecido a "Pilika, te juro que las encontré tiradas, esas revistas no son mías...". Yoh aprovechó su confusión para limpiarse en él disimuladamente.

Cuando Horo Horo despertó completamente, aparte de preguntarse por qué tenía una mancha húmeda en la parte de atrás de la camiseta, se dio cuenta de que la peli había terminado y no se habían enterado de nada, y así se lo hizo notar a su compañero.

-Bueno, pues entonces... Yo qué sé, ¿jugamos al parchís? -propuso.

-¡Ja! No.

-¿Pues llamamos a algún amigo para que venga?

Al oír esto a Horo Horo se le encendió la bombilla: se subió al sofá y se colocó a gatas sobre Yoh, mirándolo seductoramente.

-¿Para qué, si podemos pasarlo muy bien los dos solos? -susurró en su oído, esperando su reacción. Lo que oyó le sorprendió.

-Como quieras, Horo-chan -ronroneó el shaman, empujándole e invirtiendo la situación.

-¡Eh, oye oye oye oye! ¡Para, tío, que era coña! -gritó nervioso debajo de él.

-Ya lo sé, yo también bromeaba. Tonto -rió, le sacó la lengua.

-Llama a alguien. Rápido.

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-¡Es tu turno, Anna! ¿Verdad o castigo? -preguntó Pilika divertida. En lo que iba de noche, había tirado sus braguitas por la ventana, ido a buscar comida a la cocina en ropa interior (por suerte los chicos no la habían visto) y tomado una ducha fría. Tamao había tenido que beberse un vaso de ketchup, además de contestar unas cuantas preguntas embarazosas. Y Anna había terminado desquiciada de todas las preguntas comprometidas que le hacían.

-Verdad... -masculló con voz átona.

Sosa Pensó la joven del norte.

-Vale, pues... ¿qué te gustaría hacer con tu prometido? -preguntó finalmente.

-¡No vale mentir! -añadió Tamao, algo acalorada.

La sacerdotisa comenzó a hiperventilar. ¿Y ahora qué les decía? ¿La verdad?

¡Nonononononono, ni loca!

¿Entonces qué? ¿Una trola? ¿Se la tragarían?

-Eeeeeh... ¡No pienso contestar a eso! -soltó. Tamao y Pilika suspiraron desilusionadas.

-Jo... Bueno, entonces... ¡Tienes que hacer una prueba! -sonrió la joven del pelo rosa.

Ya me lo esperaba v_vU

-A ver, ¿qué?

Tamao y Pilika se miraron pensativas. En ese momento sonó el timbre de la puerta. Inmediatamente una idea se les vino a la cabeza.

-Tienes que...

-...Esperar a que uno de los chicos abra la puerta...

-...Bajar como estás vestida...

-.¡..Y meterle la mano en el pantalón!

-¿¡CÓMO DICEEEEEEEEEEES!?

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-¡Ya voy!

El shaman abandonó su asiento a regañadientes, dirigiéndose a la entrada. Al pasar por delante de las escaleras oyó unas risitas y un pequeño forcejeo, pero no le dio mayor importancia y continuó andando. Pero cuando estaba abriendo la puerta notó unos brazos temblorosos pasando por su cintura, por debajo de la camiseta, y unos labios fríos besándole la nuca. Dio un respingo.

-¿¡Anna?

-Ho-hola... Yoh...

CONTINUARÁ XDDDD

N. de la A: Buuuuuuf, qué tontería de fic XDDD ¿Alguien se ha escandalizado demasiado? Ahm... reviews, plis!

ANNA: Me vengaré de ti... ¬¬~

RALLY: :S Socorro...