Capitulo 1

Era un martes soleado de verano, sin duda perfecto para tener un día de campo en alguno de los hermosos parques de aquella gran ciudad…. ¡Pero definitivamente no lo era para cambiarse de casa! – Pensaba ella durante una pequeña pausa que hizo para tomar agua después de llevar toda la mañana descargando cajas de su pequeña camioneta mientras esperaba a que llegara el camión de la mudanza con el resto de sus pertenencias.

Había pasado toda la semana empacando en su antiguo departamento, el cual rentaba, para por fin cambiarse a aquella casa que con tanto esfuerzo había logrado comprar.

Su trabajo como Publicista FreeLancer iba en crecimiento y después de 3 años de dedicarse a ello, era ahora que recién comenzaba a disfrutar algo de las mieles del éxito y la satisfacción de tener ser auto empleada. Los años anteriores habían sido pesados y con bastante esfuerzo había logrado mantenerse a flote cubriendo apenas sus gastos, pero estar ahora de pie enfrente de lo que era SU casa, estaba totalmente segura de que todo lo que había padecido había valido la pena para encontrarse aquí.

Había sido el mismo éxito de su trabajo lo que la había llevado a tomar la decisión de cambiarse a esta ciudad; había pasado los últimos meses viajando a esta ciudad al menos una vez por semana ya que sus mejores clientes tenían su cede aquí, además de que sabía que estar aquí le abriría las puertas a posibilidades para atender clientes aún más grandes y continuar su crecimiento laboral, por lo que sin mas, un día tomo la decisión de cambiar y ahora, un par de semanas después de haber tomado una de las decisiones mas importantes de su vida, se encontraba contemplando la ardua tarea que tenia por delante: desempacar.

Tras un suspiro, sacó una caja más de su camioneta y la llevo al interior de la casa para apilarla con el resto. Pasó al menos una hora más descargando cajas y tratando de ubicarlas en el espacio al que pertenecían antes de que finalmente llegara la mudanza después de más de 6 horas de recorrido desde su ciudad natal hasta la capital del país, ciudad que esperaba llamar poder hogar en poco tiempo.

Eran aproximadamente las 4 de la tarde cuando terminó de despedir – y pagar – a las personas de la mudanza, ligeramente cansada por el largo viaje y la mañana tan pesada que había tenido, se encontraba recargada en el barandal de madera que rodeaba el porche de su casa, admirando la suntuosa construcción enfrente de su casa, era una inmensa residencia que abarcaba al menos la mitad de la calle de enfrente, con paredes en ladrillo color crema, rodeada por arbustos y pequeños pinos enmarcaban el camino de piedra que terminaba en la entrada de la casa. La propiedad estaba protegida por una reja de varas color negro, muy sencilla y elegante.

La suerte le había favorecido enormemente al haberse puesto en venta esta propiedad que se encontraba justo en frente de la casa donde vivía su mejor amigo - llámese casa a la inmensa propiedad que se encontraba admirando en ese momento – el antiguo dueño de su nueva casa, había fallecido hace un par de años o algo así y la familia no había decidido que hacer con ella hasta hace unos meses cuando por fin se decidieron a ponerla en venta. Su amigo inmediatamente le había avisado a los dueños que tenía un comprador y se encargó de mediar todo el trato para estar seguro que fuera ella quien consiguiera la casa y así fue.

Continuaba perdida en sus pensamientos, imaginando como sería tal lugar en el interior y que tipo de decoración tendría cuando una llamativa pick-up color rojo se detuvo fuera de su nueva casa bloqueando su visión. Reconociendo inmediatamente al conductor del vehículo, con los ojos brillantes de emoción corrió al encuentro de su mejor amigo, León: un hombre delgado y alto, de cabello rojizo y corto y en aquel momento portaba una cálida sonrisa de oreja a oreja enmarcando su pálido rostro – muy pálido para su gusto por cierto, continuamente le decía que no le vendría nada mal un bronceado pero obviamente a su amigo no le daba importancia a esas cosas –

Sin esperar a que su amigo terminara de bajar del vehículo, corrió a su encuentro; este la recibió gustoso, abrazándola fuertemente, dio un par de vueltas con ella en el aire para después depositarla nuevamente en el suelo y mirarla con autentico cariño reflejado en el rostro.

- ¡Bienvenida! ¡Que gran sorpresa me has dado! No te esperaba hasta la semana que entra, ¿que tal estuvo el viaje?

- ¡Lo se! Resulta que logré terminar todos los proyectos que tenía pendientes por entregar allá y decidí aprovechar el tiempo para iniciar con todo lo de la mudanza de una buena vez y poder extender un poco más mis vacaciones

- ¿Que no me habías dicho que te ibas a tomar todo un mes libre?

- Si pero en ese mes estaba incluyendo el tiempo de la mudanza y el acomodo de mi casa pero ahora, si todo sale como lo estoy planeando, tendré tiempo para la mudanza Y un mes de vacaciones… completito – Anunció orgullosa y un poco presumida. Anhelaba intensamente unas vacaciones, y es que trabajar de la manera en que ella lo hacía tenía tantas ventajas como desventajas, si bien era su propia jefa y podía trabajar desde casa, al no tener salario fijo no podía darse tampoco el lujo de rechazar ningún proyecto, lo que en muchas ocasiones no le permitía ni siquiera descansar los fines de semana y así llevaba ya al menos 3 años sin tomarse unas vacaciones de verdad hasta ahora… o bueno, hasta dentro de un par de semanas.

- ¡Disculpe usted! Olvidaba que estaba hablando con la señorita organización – se burló un poco de ella como siempre lo hacía, para su gusto era demasiado controladora pero bueno, la gente decía que él era demasiado desorganizado así que tal vez no era quien para juzgar.

Ella le miró con supuesto odio y el simplemente río y continuó

– No te preocupes, mira esto es lo que va a suceder: de aquí al viernes, te encargarás de arreglar lo mas indispensable, lo que necesites primero y a partir del viernes… soy todo tuyo! he pedido las próximas dos semanas libres únicamente para ayudarte y por supuesto, irnos a algún lado fuera de la ciudad ya que hayamos terminado – anuncio con una amplia sonrisa de satisfacción, él tenía también mucho tiempo sin tomar vacaciones y tener mas de un par de horas al mes con su amiga le vendría mas que bien.

- ¿¡En serio?! ¡León! ¡No tenías por qué hacer eso! Siento que voy a hacerte malgastar tus vacaciones trabajando – trataba de sentir un poco de culpa al respecto pero la verdad era que le encantaba la idea.

- Nada de eso – dijo quitándole importancia a su comentario – Y bueno, cambiando de tema, aprovechando que ya estás aquí y hoy salí temprano de trabajar, vendrás comer conmigo a la casa, yo cocino. – y antes de que su amiga le pudiera refutar agrego - Estoy seguro que no has comido nada en todo el día y no tienes ningún numero para pedir a domicilio, tómalo como parte de bienvenida, así que déjame estacionar la camioneta en lo que dejas todo en orden por aquí y paso por ti en 5 minutos –

- ¿Pasas por mi? – rio – León, pero si vives en frente de mi casa! –

- Eso no es importante, no sería correcto siendo el caballero que soy dejara que llegaras tu sola –

Una pequeña risa se escapo de ella al contemplar la solemnidad con la que su amigo le hacía esta declaración, le encantaba esa cualidad que tenía de no perder nunca sus modales por mas simple que fuera la situación.

- ¡De acuerdo! -

Dicho esto, León regreso a su camioneta y tal como le indicó, cinco minutos mas tarde ya estaba de vuelta por ella.

- ¿Lista? – Ella asintió – ¡Vámonos!

Después de admirar el ingreso de la propiedad con más detenimiento, la chica simplemente reafirmó en su mente: este lugar era simplemente maravilloso.

- ¡Es impresionante! – fueron las palabras que salieron de su boca al momento que puso un pie dentro de la inmensa casa, desde el amplio recibidor se podía apreciar la distribución de la residencia en su totalidad: cada espacio estaba exquisitamente amueblado con un estilo minimalista, todos los muebles eran ultramodernos y se podían apreciar diversas obras de arte por todas partes; al mirar hacía los extremos del lugar, se distinguían dos elegantes escaleras, una en cada extremo que llevaban cada una a largos pasillos protegidos por barandas de madera oscura y repletos de puertas, a simple vista había contado 5 puertas de cada lado y para finalizar toda la pared del fondo era completamente de cristal, por lo que se podía apreciar también desde el interior un gran jardín que concluía en algo que no podía definir si era terraza o kiosco y al parecer una gran piscina del lado izquierdo.

- Se, pero con el tiempo te acostumbras – replicó él sin dar importancia a su comentario – Tanto él como todos los que vivían ahí, estaban acostumbrados a la sorpresa de sus visitantes al conocer su hogar - Al fallecer sus padres, habían heredado la casa Dominic y su hermana menor, Mía: poco tiempo después se había mudado con ellos, Vince, amigo de la infancia de Dom (Como le llamaban todos), seguido de él mismo, quién inicialmente había aceptado el ofrecimiento de manera temporal en lo que buscaba su lugar propio pero al final le convencieron de quedarse. Por último se unió al grupo Bryan quién era ahora prometido de Mía.

Tras un breve recorrido finalmente llegaron a la cocina, León invitó a la chica a sentarse en el desayunador - Que era lo único que dividía la cocina del comedor – mientras tanto él sacó un par de copas de la alacena y una botella de vino tinto, después de servir una copa a cada uno, se dirigió esta vez al refrigerador para ver de qué ingredientes disponían para preparar

- Mira, te puedo ofrecer pasta al pesto, rib-eye, pescado o ensalada –

- Creo que el rib-eye es lo que mejor se llevará con nuestro vino –

- Excelente elección, ahora venga de este lado por favor que si quiere que comamos pronto, tendrá usted que ayudarme – Uno de los intereses que compartían era el gusto por cocinar, y le pareció una oportunidad perfecta ahora que no había nadie más en la casa para comer así que en realidad disponían de todo el tiempo y la privacidad del mundo.

- ¡De acuerdo! la verdad estaba un poco preocupada de tener que comer alguno otro de tus platillos excesivamente cargados de pimienta – rio

-Muy chistosa – le dijo sarcástico… UNA sola ocasión, por distracción había añadido un poco mas de pimienta que la requerida y ella se encargaba de recordárselo en cada ocasión – Mejor toma un delantal – dijo señalando un par de delantales colgados junto a la estufa – Que a ti mi querida amiga, que te toca picar las verduras! -

Y así ambos se pusieron manos a la obra, después de picar las verduras como le ordenó León, se dedico a preparar el puré de papas mientras que él se encargaba de marinar y cocinar los filetes y menos de una hora mas tarde, ya estaban terminando de poner la mesa para iniciar su comida.

- ¿Comida para dos? – preguntó Vince extrañado, entrando a la cocina, había escuchado que había visitas mas no se imaginaba que alguien tenía una cita romántica en la casa (todos los inquilinos, incluyendo a Mía y Bryan – preferían salir en sus citas en lugar de quedarse en casa)

- Vince! No sabía que también habías salido temprano hoy, gustas acompañarnos? –

- Si, no sé que le dio a Dom por dejarnos salir a todos a medio día, el también estaría aquí pero no se que cosas tenia que hacer… y no te molestes, no quisiera interrumpir su cita, tomo algo rápido y como en mi cuarto – le respondió un poco incomodo

- ¿En serio? Que raro de él pero bueno, no nos vamos a quejar! Además, esto no es una cita, nadie aquí tiene citas en casa – Repitió en voz alta la observación mental de Vince – Te presento a Elena, ella es nuestra nueva vecina y mi mejor amiga. Eli, te presento a Vince –

Terminadas las presentaciones, León se levantó de su asiento y colocó otro filete en la parrilla, sacó otra copa y le sirvió un poco de vino a su amigo mientras esperaban para poder comer todos juntos.

La cena se vio acompañada de una amena plática entre los tres comensales que giró en torno a la llegada de la chica y los preparativos para la fiesta sorpresa de Mía a finales de la semana entrante.

- Eli, para entonces ya debemos haber terminado con tu mudanza así que será la ocasión perfecta para celebrarlo también –

- Oh no para nada, creo que estaré demasiado cansada para poder venir, después de todo lo que hay que hacer –

- Ay mujer… ¿cuando entenderás? Sabes perfectamente que vendrás, conoces muy bien mis dotes de convencimiento – río

Elena no dijo nada más, tenia la certeza de que no le quedaría otra más que asistir a la dichosa fiesta. Estaba segura que estaría deshecha pero ni hablar, su amigo tenía razón, su poder de convencimiento con ella enorme – llámese poder de convencimiento a arrastrarla literalmente hasta la fiesta o llevarla cargando, todo dependía del humor en que ande -

Vince no entendió completamente la mirada de derrota en los ojos de Elena aunque conociendo a León, podría jurar que aquella frase llevaba una sutil amenaza oculta. Elena le había caído muy bien, se notaba que era una persona muy alegre y relajada que aunque de pocas palabras, notaba que poseía gran inteligencia.

- ¡Dios mío! donde tenias tantas cosas en un apartamento tan pequeño como el que tenías! – se quejo León, 2 días llevaban sacando cosas de cajas y acomodando todo en su lugar, Elena no estaba tan alejada de la realidad cuando le dijo que tardaría al menos dos semanas ella sola en acomodar todo!

- ¡Ya te lo dije! ¡La mayoría de los muebles para esta casa los compre allá y los mande! Claro que no tenía tantas cosas es mi antiguo apartamento, ¡seria imposible! – bueno la verdad si tenia la mayoría ahí, ni ella sabia de donde había salido tanto pero… él no tendría que enterarse de ese pequeño detalle.

- Bueno – dice exhalando después de depositar otra caja más en el jardín - Creo que por hoy hemos hecho suficiente así es que… - entró corriendo a la casa rumbo a la cocina y regreso unos segundos mas tarde con un six de cervezas que depositó en la recién instalada mesa del jardín, sacó una de las sillas para que Elena se sentara y repartió una cerveza para cada quien.

- Nada mejor que esto - refiriéndose a la bebida - para un buen domingo como este –

La verdad era que si habían avanzado ya bastante, en un par de días mas estaría todo listo por lo que Elena no veía razón para negarse a dejar el trabajo para otro día.

Ambos se encontraban tranquilamente relajándose y conversando sobre las opciones que tenían para su viaje cuando el sonido del timbre los interrumpió. Elena volteó a ver extrañada a León quien solo se encogió de hombros, nadie más sabía de su dirección por lo que no tenían idea de quien pudiera ser.

Al abrir la puerta vio a un hombre al que no conocía. Era muy alto, debía rondar el 1.90, tenía la cabeza rapada, la tez bronceada, era bastante musculoso y de buen porte… tal vez solo un poco mayor de edad que ella… y en ese momento portaba una miraba de exasperación y sorpresa.

- Buenas tardes – inició el hombre con voz pausada y aparentemente tranquila – Me comentaron que León se encuentra aquí, ¿es cierto? –

- ¿Quien lo busca? –

- Dominic –